jueves, 31 de enero de 2019

¿Cuales la Música Actual que nos Hace Reflexionar nosotros mismos de la vida?

La música no están solo para escucharse, es para cuando el mundo necesita reflexionar un poco durante un día laborar, una vida social o cuando necesita de corregir un error aqui nosotros te mostramos las categorías  para que puedas escucharlas en Spotify o comprarla y descargar en Google Play Store. 


Canciones de los Errores de la Vida Cotidiana

1-. Laura Pausini - Un Error de los Grandes 
2-. La Ley           -  Mentira
3-. Sasha Pieterse - I Cant Fix You 
4-. Hilary Duff     -  Comen Clean 
5-. Alejandra Guzman - Mentiras Piadosas
6-. Fey                          -  Azúcar Amargo
7-. Laura Pausini         -   La Solución (ft. Carlos Rivera)

Canciones para Necesidad de Alguien especial de tu Vida.

1-. Laura Pausini -  Entre tú y mil Mares
2-. First Aid Kit  -   Rebel Heart
3-. Twiggy          -    Necesito un Amigo 
4-. Selena Gomez - Only You
5-. Sasha Shokol -  Rueda Mi Mente 
6-.  Lynda            -  Corazon 
7-.  Fey                - Media Naranja 
8-. Lord Huron    - The Night Wet Met 
9-. Jesse & Joy  -  Ecos de Amor
10-. El Objetivo de Birmania - Los Amigos de Mis Amigos
11-. First Aid Kit - Firework

Canciones para Necesidad de Ser Aceptados por El Mundo Entero. 

1-. Tylor Swift  -     Delicate
2-. Laura Puasini -  Alzando Nuestros Brazos
3-. Fey                 -  Mujer Contra Mujer
4-. Mecano          -  Stereosexual
5-. Ariana Grande - Break Free (feat. Zedd)
6-. Julie e Os Fantasmas - Invisível

miércoles, 30 de enero de 2019

¿Qué influencia tiene la música en las personas?

La música es un lenguaje universal capaz de despertar emociones y sensaciones únicas. A veces escuchas cantar a alguien en un idioma desconocido, pero logras sentir lo que quiere transmitir, aunque no sepas específicamente qué dice la letra. Lo que sí sabes es que está expresando algo alegre, o triste, o dramático, etc.

La música es como el chocolate, le gusta a casi todo el mundo. Esto sucede desde tiempos inmemoriales. Desde que existe la cultura misma, también existe un lugar para esos sonidos rítmicos que comunican sentimientos. En todos los tiempos y en todas las civilizaciones ha existido esta forma tan particular de expresión, tan rica en estilos.

Sin darnos cuenta, a veces acudimos a la música buscando un contenedor para sentimientos que nos abruman, un lugar donde puedan desbordarse libremente sin dañar a nadie. Otras veces nos reunimos para bailar y hacer que los ritmos musicales marquen el de la fiesta. También buscamos las melodías para tranquilizarnos, o para estudiar o trabajar. Pero, ¿cuál es realmente la influencia de la música en nuestra mente?

Un experimento en torno a la música

Este experimento se llevó a cabo en la facultad de psicología de la BUAP, en México. Lo dirigió el profesor Roberto Valderrama Hernández. Su propósito era averiguar cuál era el efecto de una melodía “fuerte” en la ansiedad. Por melodía “fuerte” se entiende aquella que tiene un ritmo irregular, marcado, rápido y escuchada a un volumen alto. Básicamente corresponde al “metal pesado” o “heavy metal”.

Para el estudio se eligió a 137 sujetos. Entre ellos, 31 eran hombres y 106 mujeres. La edad promedio era de 20 años y todos eran estudiantes de psicología. Primero se les practicó un test para medir su estado de ansiedad. Después se les hizo escuchar fragmentos de heavy metal de 5 minutos cada uno. En total, cada investigado completó una escucha de 47 minutos.

El investigador pudo observar que durante los lapsos de escucha, los participantes incrementaban el nerviosismo. Se mostraban inquietos y lo expresaban cambiando constantemente de posición y con movimientos erráticos de las manos y los pies.

Valderrama pudo concluir que este tipo de melodías excitantes incrementaban el nivel de ansiedad. La explicación radica en que esta clase de ritmos estimulan intensamente el sistema simpático y esto aumenta la tensión física y psicológica. Si esta no se libera a través de movimientos como bailar o saltar, la energía se acumula y da lugar a síntomas propios de la ansiedad.

El efecto positivo de la música

Que las notas musicales “generen” energía no es un problema. El problema viene cuando esta energía no puede gastarse realizando actividad física. En ese sentido, la “música fuerte” es magnífica para situaciones que exijan conductas enérgicas o competitivas.

Asimismo, las notas musicales tienen la capacidad para relajarnos. Se logra con aquellos géneros que tienen ritmos más regulares, lentos y el volumen no es tan alto. Algunas piezas de música clásica, instrumental o pop suave contribuyen a tranquilizarnos. Se emplean incluso en salas donde se llevan a cabo radioterapias o tratamientos médicos agresivos.

La ciencia ha podido establecer que los ritmos musicales estimulan diferentes áreas del cerebro. De hecho, una investigación de la Universidad de La Florida sugiere que los ritmos musicales ofrecen más activación cerebral que cualquier otro estímulo conocido. Dentro de los principales efectos positivos están los siguientes:

  • Fortalece el aprendizaje y la memoria.
  • Regula las hormonas relacionadas con el estrés.
  • Permite evocar experiencias y recuerdos.
  • Incide sobre los latidos, la presión arterial y el pulso.
  • Modula la velocidad de las ondas cerebrales.
Se ha comprobado también que la buena música fortalece el sistema inmunológico y se traduce en mejor salud. No por nada las vacas dan más leche cuando se les ponen las sonatas de Mozart. Tampoco es azaroso el hecho de que las plantas florezcan más cuando hay música de fondo. La clave está en encontrar el ritmo que nos pueda favorecer en cada situación específica, de manera que podamos sacarle todo el partido a nuestro favor.

martes, 29 de enero de 2019

¿Cómo influye la música en la interiorización de mensajes?

La interiorización de mensajes es posible a través de numerosos medios. La música, como elemento muy importante en nuestra cultura y en nuestra vida diaria, es uno de ellos. Son muchos los estilos que pueden encajar o influir en nuestro estado de ánimo y nuestra personalidad. En este sentido, hay canciones que incluso se consideran un estilo de poesía moderna.

La letra en la música permite que esta sea un medio para trasmitir mensajes. Mensajes que, de una u otra forma, cuando una canción tiene éxito hacen como una especie de eco en la sociedad, influyendo, por ejemplo, en cómo nos sentimos parte de ella.

¿Cómo actúa la música en nuestro organismo?

La música puede tener una gran influencia en nuestro desarrollo cognitivo. Ya desde la Edad Antigua, se empleaba como instrumento de relajación. Pero, ¿cómo influye la música en nosotros?

Las emociones se encuentran reguladas, en buena parte, por lo que se considera nuestro “cerebro emocional”, compuesto por la amígadala, el hipotálamo, el hipocampo y el tálamo. Conocido como “sistema límbico”, esta parte cerebral es la encargada de regular todas las emociones que emitimos como respuesta a diversos estímulos del entorno: miedo, asco, alegría, pena, euforia, tristeza, etc.

Al escuchar música, se activan diferentes sustancias químicas a nivel del Sistema Nervioso Central. Estas producen la liberación de diferentes neurotransmisores, como la dopamina o endorfinas, que nos provocan una sensación de bienestar y alegría.

Lo cierto es que hay canciones que son capaces de generar, prácticamente de manera universal, emociones. De esta forma, que persona que empatice con un determinado mensaje melódico, que lo haya suyo, puede sentir como se activa de manera muy intensa su sistema límbico.

La música en la interiorización de mensajes

Como hemos visto, la música puede ser un estímulo inductor de emociones y facilitador de la interiorización de mensajes. Por ejemplo, en una situación de elección o de razonamiento, puede reducir la cantidad de energía necesaria que necesitemos para tomar una decisión. En parte, los mensajes transmitidos a través de la música pueden funcionar como orientadores de la conducta.

A nivel social, las melodías tienen el poder de generar lazos de unión entre diferentes personas o colectivos. Así, la sensación de pertenencia a un grupo puede verse reforzada cuando se cantan canciones muy identificativas de ese colectivo. Es lo que consiguen, por ejemplo, muchos himnos. Al final, una melodía y una letra dan unidad al grupo, constituyéndolo como un elemento simbólico que los representa y los define.

Algún ejemplo de género musical: el estilo RAC

El estilo RAC (Rock Against Communism) surge cerca de los años 80 como una variente de género de la música rock, asociada al movimiento skinheads. Por aquel entonces se organizaron conciertos en contra del racismo, para lidiar contra el auge de los movimientos separatistas. Por contra posición, diferentes partidos políticos de ideología nacionalista y ultraderechista adaptó el estilo de música punk para sus fines políticos.

El RAC tiene un contenido fundamentado en el racismo y la xenofobia, principalmente. La problemática surge, como ya hemos dejado entrever, en el momento en que nosotros como espectadores podemos llegar a hacer nuestro su mensaje. La idealización del grupo o del cantante, puede llevarnos a justificar y a materializar lo que canta.

Después, los prejuicios que se desarrollan con este tipo de canciones pueden orientar nuestro comportamiento. Se emplean sobre todo como respuestas y argumentos rápidos ante situaciones que requieren una mayor complejidad cognitiva. De esta forma, nos permite crearnos (y creernos) una idea prefijada sobre algo o alguien sin haber contrastado previamente la veracidad de sus argumentos.

El RAC en España

En España se crearon algunos grupos de este género de música. Se popularizaron bastante durante los primeros años del 2000, aunque después, algunos fueron condenados por un delito de odio. El discurso que manifiestan en sus letras roza en ocasiones el límite entre la infracción penal y la libertad de expresión, amparada en nuestra Constitución como derecho fundamental. Sin embargo, en ocasiones resulta difícil distinguir entre uno y otro.

Los beneficios de la música se han ratificado en numerosos experimentos a nivel cerebral y corporal. Igualmente, la música forma parte de nuestra cultura, llegando a definirse a través de la misma.

No podemos obviar el hecho de que las canciones forman un importante medio de aprendizaje y que a través de sus letras puede darse una interiorización de mensajes. Por ello, de alguna manera estamos obligados a prestar atención a lo que escuchamos y a lo que nos está transmitiendo, pues puede que esté influyendo en la formación de nuestros pensamientos.

lunes, 28 de enero de 2019

¿Por qué nos gusta la música triste?

¿Por qué nos gusta la música triste? Hay algo magnético y atrayente en canciones como Tears in Heaven de Eric Clapton o en el  Hallelujah de Leonard Cohen. Se trata de una emoción musical que lejos de abrumarnos o causarnos malestar, despierta nuestros sentimientos más profundos logrando que el mundo se detenga, que naveguemos en la introspección de nuestro propio ser…

No nos equivocamos si decimos que en las listas de las canciones de mayor éxito siempre hay alguna de tintes melancólicos. Un ejemplo tan distintivo como llamativo es el de la cantante británica Adele. Su carrera musical se basa en esa quintaesencia, la de la tristeza, la de ese perfume permanente donde la decepción, las rupturas, la angustia y la soledad impregnan letras como las contenidas en la archiconocida Hello.

¿Somos masoquistas? ¿Por qué nos deleitamos tanto con el Everybody Hurts de REM y con todos esos títulos que llegamos a escuchar en bucle aún pasando nosotros mismos por un mal momento? El propio Aristóteles ya dijo en su día que la música tiene el don de “purgar”. En esa primera idea ya avanzaba lo que hoy conocemos como “catarsis emocional”, ese mecanismo mediante el cual nos permitimos liberar sentimientos, sensaciones y emociones complejas.

Nadie es inmune al efecto de la música. Al cerebro le fascina, es más, estudios como el llevado a cabo en la Universidad McGill, en Quebec y dirigido por la neuropsicóloga Valorie Sampoor, nos explican que la actividad neuronal en áreas como el núcleo accumbens (relacionada con las recompensas) demostraría que la música es tan importante para el ser humano como lo puede ser el alimento o las relaciones sociales.

Nos gusta la música triste porque nuestro cerebro la necesita

Dicen los entendidos en música triste que una de las canciones que mayor impacto causó en la historia fue Nothing compares 2 U, interpretada por Sinead O’Connor y escrita por Prince en 1985. La música, la letra y un rostro femenino llorando en primer plano se introducen casi al instante en lo más profundo de nuestro cerebro emocional. Es casi imposible no quedar imantado por toda un sinfín de sensaciones, sentimientos que arrastran consigo recuerdos nuestros del pasado, secuencias con las que sentirnos identificados.

Resulta casi contradictorio el hecho de que podamos “disfrutar” sintiendo precisamente emociones tristes. Esta premisa o esa duda fue la que les llevó a un equipo de psicólogos, músicos, filósofos y neurólogos de la Universidad de Tokio a realizar una serie de estudios. Los datos fueron publicados en la revista Frontiers in Psychology y no pudieron ser más interesantes. Veámoslos a continuación.

Las canciones tristes nos producen “emociones positivas”

A la mayoría nos gusta la música triste, lo sabemos. Sin embargo, hay algo que todos hemos podido comprobar: después de escuchar esa lista de reproducción no nos sentimos mal, al contrario. Es decir, no quedamos contagiados de esos malestares, esas pérdidas, ese dolor por una ruptura, por un desengaño. Lo que experimentamos después curiosamente es bienestar, alivio, tranquilidad.

Así, una de las investigadoras de este trabajo, la doctora Ai Kawakami, experta en música y emociones, nos señala que es necesario diferenciar la emoción sentida de la emoción percibida o indirecta. La música, tiene la cualidad de hacernos percibir emociones de este último tipo: conectamos con ellas pero “no las sufrimos”. Es decir, no las sentimos con la misma intensidad que cuando la propia vida nos golpea con un revés, con algo inesperado y desolador.

Las canciones tristes tienen la curiosa cualidad de conectarnos con las emociones más profundas para después salir indemnes de ellas. Y no solo eso, emergemos con una sensación de bienestar.

Las canciones tristes son “vacunas” para la vida

Decía Leonard Cohen que cada vez que interpretaba la canción Hallelujah de Jeff Buckley sentía algo especial. Era como hallar el equilibrio en un mundo en caos, como buscar la reconciliación en todo conflicto. Así, una de las razones porque las que nos gusta la música triste es porque nos inocula un poco de paz, unas gotas de introspección y unas pinceladas de catarsis emocional.

Este tipo de música es una vacuna para las dificultades de la vida. De hecho, acudimos a ellas como lo hacemos con los libros que nos cuentan historias dramáticas, como cuando elegimos ver esas películas de triste desenlace pero que nos dejan siempre una enseñanza. La magia de esas emociones indirectas que nos generan este tipo de dimensiones son algo genuino e increíblemente útil.

Este tipo de experiencias artísticas nos descalzan de las emociones reales, esas más crudas y dolorosas que tan a menudo nos paralizan en estados nada agradables. Nos gusta la música triste porque nos permite tomar contacto con nuestro yo emocional de un modo más seguro, y por su puesto hermoso. Podemos trasladarnos con esas letras a momentos de nuestro propio pasado, llorarlo, desahogarlo y volver sin rasguños.

Podemos incluso dejarnos llevar por la belleza de la música y la letra para empatizar con el artista, disfrutando de un instante de intimidad donde caminar también por ese universo ajeno lleno de profundas tristezas. Sea como sea, siempre salimos reconfortados, listos para encarar nuestras jornadas con mayor templanza…

martes, 22 de enero de 2019

Autocontrol, habilidad que puedes reforzar

Autocontrol, esa habilidad de asir las riendas de nuestras emociones, en especial de las fuertes como la ira. Apelamos a nuestra capacidad de autocontrol por ejemplo, cuando nos enfocamos en una tarea que debemos realizar sin distraernos. ¿Pero qué sucede cuando nos sentimos desbordados frecuentemente? ¿Cómo se puede reforzar? ¿Qué aspectos destacan de su trabajo en terapia?

Hoy daremos respuesta a todas estas preguntas y haremos un pequeño viaje sobre esta habilidad, el autocontrol, que siempre podemos mejorar. Porque aunque pensemos que el control de nuestros estallidos emocionales no está en nuestras manos, hoy descubriremos que esto no es así.

El autocontrol y la ira

Al igual que otras emociones, la ira nos ayuda a responder adecuadamente según nuestra cultura, a lo que sucede en el entorno. Sin embargo, cuando la experimentamos durante un tiempo prolongado y simplemente la seguimos, nos lleva a realizar actos de los que nos arrepentimos, afectando nuestra autoestima y convirtiéndose en un obstáculo para alcanzar metas. De ahí la importancia de pensarla, atrevernos a cuestionarla y a enfrentar sus respuestas.

La ira que aparece súbitamente ante un hecho que nos frustra, nos impide distinguir y pensar las cosas con claridad. Suele relacionarse con agresiones recibidas reales o no, limitaciones a nuestros deseos y/o derechos. Si dedicamos el tiempo suficiente para ver con cuidado en nuestro interior, notaremos que muchas veces encubre otras emociones, como tristeza por sentirnos decepcionados, e incluso miedo de salir muy perjudicados.

La palabra autocontrol, suele ser equiparada sólo con limitación de conductas inconvenientes. Sin embargo, trabajar esta habilidad tiene que ver con incorporar conductas que influyan en la probabilidad y manera en que sucedan otras.

En terapia se aborda también la capacidad de observar la propia conducta, de modo de reconocer y comprender aspectos problemáticos, así como las características de las situaciones en las que afloran. Nuestro papel en el proceso de cambio y aprendizaje, se alía con la motivación y las ventajas de reforzar el autocontrol.

Al aceptar que ese comportamiento que no nos gusta es parte de nosotros, reconociéndonos como responsables de nuestras propias acciones, sin justificarlas ni culparnos o culpar a los demás, al reconocer que podemos decidir, ganamos en tranquilidad y ya no va siendo tan fácil que nos desbordemos. Para hablar de autocontrol, los nuevos patrones que ponemos en marcha no deben responder a presiones exteriores.

Ejercicio eficaz para el autocontrol

Vamos a poner en práctica un ejercicio fácil que podemos realizar ahora mismo. Para ello, cogeremos una hoja de papel y anotaremos 2 o 3 situaciones relativamente recientes, en las que experimentaras una fuerte emoción. Incluiremos al menos una en la que consideremos que comunicamos nuestros sentimientos de forma adecuada, y otra en la que no. ¿Qué diferencias vemos?

Una vez hemos analizado lo que hemos escrito, es el momento de saber cómo reaccionar si creemos que el autocontrol se nos escapa de las manos ante una situación nueva o inesperada. ¿Qué podemos hacer?

  • Al estar en un entorno estresante, podemos contar hasta 10 antes de responderle a alguien.
  • Pensemos en cómo nos gustaría que se comportaran contigo si estuviéramos en su lugar.
  • Si estamos muy cansados, mejor intentamos posponer la conversación. Algunas personas creen que es más eficiente continuar y atender todo aún cuando están exhaustas, sin embargo en algunas ocasiones menos es más.
  • Los ejercicios de relajación añadidos a la rutina diaria, son una herramienta más que útil.
Al trabajar sentimientos como la ira, se logran modificaciones sustanciales en situaciones problemáticas presentes, incorporándose otras formas de conducirse. Reforzar la habilidad de autocontrol, es un camino de comprensión y conexión con nuestra forma de entender el mundo, nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.


lunes, 21 de enero de 2019

Los 5 secretos del autocontrol, según el budismo tibetano

Los secretos del autocontrol en realidad no tienen ningún misterio. Se trata simplemente de aplicar el sentido común, para llevar una vida en la que la mente y el corazón no estén constantemente estimulados y exaltados.

A pesar de que a todos nos gusta mantener la calma en momentos difíciles y sortear los problemas con serenidad, no siempre lo logramos. A veces ese estado de tranquilidad no acude a nuestro llamada. Otras veces, no hemos desarrollado las herramientas para detener impulsos, o quizás no conocemos las estrategias para conseguirlo. De ahí, que los secretos del autocontrol según el budismo tibetano puedan ser de gran ayuda en este tipo de circunstancias.

Nuestro instinto nos lleva a reaccionar impulsivamente cuando nos sentimos amenazados. En principio, si esperamos aproximadamente 10 minutos antes de reaccionar, multiplicamos por 10 las posibilidades de ofrecer una respuesta acertada a la situación. Este sería el primero de los secretos del autocontrol, pero es más occidental que tibetano.

El budismo tibetano tiene unos caminos muy dotados de sentido común para llegar a ese equilibrio interno. Tienen que ver con una preparación previa y con un estilo de vida que lo haga posible. A continuación, te presentamos cinco de esos secretos del autocontrol que nos han regalado los orientales.

1. Meditar

No se puede vivir de una forma azarosa y esperar que ese estilo de vida nos conduzca a la templanza. Uno de los objetivos de la meditación es precisamente ir moldeando la mente para que sea más resistente y eficaz ante los embates de las tormentas emocionales.

Para los budistas tibetanos, uno de los secretos del autocontrol se encuentra en la meditación. No tienes que convertirte en un monje, ni nada por el estilo. Basta con reservar 5 minutos al día para concentrarte en tu respiración y en tus sentidos. Esto aumenta la conciencia sobre uno mismo y quita fuerza a esos impulsos que aparecen de repente.

2. Comer, uno de los secretos del autocontrol

Seguramente muchos se mostrarán sorprendidos por el hecho de que comer sea uno de los secretos del autocontrol. Sin embargo, así es. Cuando el cerebro no tiene suficientes reservas de glucosa es más proclive a pensar con menor claridad. De igual modo, mantener el control es un ejercicio fuerte, que exige muchas reservas de glucosa.

Se ha comprobado que quienes tienen niveles de azúcar bajos en la sangre son más propensos a tener conductas compulsivas. La solución no está en comer azúcar, pues esta produce un mini-shock glucémico que puede ser contraproducente. Lo más adecuado es comer alguna proteína como carne o frutos secos y no pasar largos tiempos sin comer.

3. Cabalgar las olas

Las emociones humanas no son estáticas, sino que están cambiando continuamente. Si fuera posible graficar su dinámica, diríamos que se comportan como las olas del mar: comienzan a subir, llegan a una cúspide y luego van decreciendo, poco a poco, hasta desaparecer.

Es importante ser conscientes de esto, ya que en momentos en que se apodere de nosotros una emoción muy fuerte, probablemente lo más adecuado no es reprimirla, sino dejarla que cumpla su ciclo. Lo aconsejable son 10 minutos de quietud para que la ira, el miedo, o lo que sea, tenga tiempo de llegar a su cúspide y comenzar a decrecer.

4. Hacer ejercicio

Otro de los secretos del autocontrol es hacer ejercicio. La actividad física es positiva en todos los sentidos, ya que contribuye a mantener la buena salud del cuerpo y la mente. También nos ayuda a eliminar el estrés y favorece que experimentemos una sensación de bienestar.

El ejercicio permite que se libere un neurotransmisor llamado GABA. El efecto de este es generar una sensación de serenidad. Por eso, no es mala idea que si te sientes muy airado, o con una emoción invasiva en tu mente, salgas a dar un paseo. Lo recomendable es hacer 10 minutos diarios de ejercicio.

5. Dormir

En el acto de dormir se encuentran muchas de las claves para tener una buena salud mental. La fatiga, por sí sola, genera una sensación de irritación y de intolerancia que es difícil de obviar. Una persona que no ha dormido bien es significativamente más propensa a dejarse llevar por emociones negativas sin control.

Así mismo, no dormir reduce los niveles de glucosa a su más mínima expresión. Esa es la razón para que alguien insomne o trasnochado busque, particularmente, elementos azucarados. Aún así, nada sustituye el efecto de un sueño profundo y reparador. Se podría decir que es la base de nuestra salud mental.

Los secretos del autocontrol son tips que no sirven de nada si no se ponen en práctica. Perder el control no es sinónimo de franqueza, ni de carácter, sino todo lo contrario. Casi siempre lo único que conseguimos con ello es decir o hacer tonterías de las que luego nos arrepentimos.




domingo, 20 de enero de 2019

Manipulación emocional: el juego de hacer sentir culpable

La manipulación emocional hace estragos en la integridad psicológica. Pocas prácticas hacen un uso tan afinado del abuso, de la distorsión mental y la vulneración de las autoestimas como ese ejercicio tan característico del ser humano. Madres, padres, hermanos, parejas, hijos e incluso nosotros mismos… Todos somos susceptibles de ejecutar este tipo de dinámica en la que predomina el juego de hacer sentir culpable.

Algo que todos sabemos es que la convivencia en sociedad tiene una base biológica que se centra en un aspecto muy concreto. Las personas necesitamos experimentar seguridad y sensación de supervivencia en cada uno de nuestros entornos junto a nuestros respectivos congéneres. En el momento en que sentimos cómo se nos ataca en algún aspecto, se rompe ese vínculo esencial: el del altruismo, la cooperación mutua y la confianza.

Si nos preguntamos ahora en qué contexto es donde más suele darse la manipulación emocional cabe decir que, tal y como podríamos sospechar se da sin duda en el seno de las relaciones de pareja. No obstante, un contexto también recurrente y que no debemos descuidar es el relativo a las organizaciones y empresas. De hecho, la doctora Diana Krause, de la Universidad de Klagenfurt, de Austria, realizó un interesante estudio donde revelar todas esas artimañas que suelen darse en los trabajos para manipular a empleados o compañeros de trabajo.

Como curiosidad, y en este mismo contexto, basta solo con dar un ligero vistazo a nuestra historia para descubrir que la manipulación ha sido uno de los pilares sobre los que se ha asentado el dominio de cualquier imperio. La manipulación es “el pan de cada día” de la sociedad en la que vivimos. Ninguna persona se libra de haber ejercido o padecido la manipulación a lo largo de su existencia.

Aprender a detectar la manipulación emocional es poder evitarla y para ello primero se debe saber en qué consiste, cómo se manifiesta, cómo se enmascara y cómo se utiliza. Profundicemos.

¿Te han hecho sentir culpable? Detecta la manipulación emocional

La manipulación emocional se reviste a menudo de buenas intenciones. Viene de la mano de un mejor amigo, la persona que dice amarnos o el compañero de trabajo con el que llevamos un proyecto en común. Nosotros confiamos y ellos se valen de esa alianza para obtener un secreto beneficio. A veces es por el simple placer del control, otra para reforzar la propia autoestima, obtener algo a cambio o simplemente, hacer daño.

Por otro lado, además de preguntarnos por la razón que lleva a una persona a ejercer la manipulación emocional, no podemos dejar de lado un aspecto igual de interesante: la personalidad. Tal y como deducimos no todas las personas ejercen este tipo de artimañas ni argucias mentales para someter a otros a su voluntad.

La Universidad de Michigan, por ejemplo, realizó un estudio sobre la manipulación emocional en el contexto de la pareja donde reveló que por término medio, suelen evidenciar unos mismos patrones psicológicos: inestabilidad emocional, baja responsabilidad, habilidades de seducción, baja autoconciencia y apertura social.

Veamos a continuación cuáles son las estrategias más comunes que suelen utilizarse a la hora de ejercer la manipulación emocional.

“Haz lo que quieras”

Cuando se da una situación de poder entre dos personas, esa en la que el individuo que manipula ostenta la opción más ventajosa, se puede amenazar a la persona manipulada con perder determinadas ventajas en el caso de no obedecerla.

Su manifestación más sutil se da cuando un familiar o amigo da a entender que si no se hace algo en concreto, la relación se resentirá como consecuencia de ello.

“Si no lo haces yo tampoco”

Detrás de esta tierna declaración de buenas intenciones se encuentra velada una manipulación feroz en la que quien manipula apela a la capacidad de empatía del otro para hacer sentir culpable. En su traducción más extrema, este “autocastigo” puede llegar incluso a significar la autolesión por parte del manipulador.

Por eso es importante saber reconocer cuándo se trata de un simple chantaje, cuándo la intención es hacer sentir culpable y cuándo esta frase no significa una cesión, sino más bien lo contrario, y no dejarse arrastrar.

“No me pasa nada”

Después de esto le sigue un prolongado silencio y, normalmente, un lenguaje no verbal que acompaña el enfado. Dar a entender con el comportamiento una cosa y con las palabras otra es una técnica de manipulación muy recurrente para hacer sentir culpable.

“Lo que yo hice por ti”

Es la manipulación por excelencia y la que ejerce gran parte de la sociedad. Estar unidos por ese “dar para recibir” es una de las formas de hacer sentir culpable más utilizadas a todos los niveles.

Así, es más que común vernos en esas encrucijadas emocionales donde la pareja, una madre o un mejor amigo nos echa en cara las cosas que han hecho por nosotros con el fin de boicotear nuestra autoestima y ejercer el control. Debemos ir con cuidado con estas prácticas.

“Sin ti no soy nada”

El victimismo es una manera muy básica de hacer sentir culpable, pero aún así altamente eficiente. Quien la escucha puede llegar a temer que el otro cometa algún acto imprudente, apareciendo así, de nuevo, la amenaza del autocastigo.

Para concluir, si hay algo que sabemos por experiencia propia es que la manipulación emocional es ese eterno leivmotiv que surge en casi cualquier contexto y vínculo. Debemos esta preparados para ver llegar estas prácticas y detenerlas lo antes posibles. Poner límites es un ejercicio de saneamiento personal y relacional que nos permitirá crear vínculos más auténticos (y con menos sufrimiento).

sábado, 19 de enero de 2019

Las 10 estrategias de manipulación masiva, según Noam Chomsky

Noam Chomsky es uno de los intelectuales más respetados en el mundo. Este pensador estadounidense ha sido considerado el más importante de la edad contemporánea por The New York Times. Uno de sus principales aportes es haber propuesto y analizado las estrategias de manipulación masiva que existen en el mundo de hoy.

Noam Chomsky se dio a conocer como lingüista, pero también es filósofo y politólogo. Al mismo tiempo, se ha convertido en uno de los principales activistas de las causas libertarias. Sus escritos han circulado por todo el mundo y no dejan de sorprender a los lectores.

Chomsky elaboró un texto didáctico en el que sintetiza las estrategias de manipulación masiva. Sus reflexiones al respecto son profundas y complejas. Sin embargo, para efectos didácticos, lo resumió todo en principios sencillos y accesibles a todos.

1. La distracción una de las estrategias de manipulación masiva

Según Chomsky, la más recurrente de las estrategias de manipulación masiva es la distracción. Consiste, básicamente, en orientar la atención del público hacia temas irrelevantes o banales. De este modo, mantienen ocupada la mente de las personas.

Para distraer a la gente se le atiborra de información. Se le da excesiva importancia, por ejemplo, a los eventos deportivos. También a la farándula, a las curiosidades, etc. Esto hace que la gente pierda de vista cuáles son sus problemas reales.

Una vez que se consigue darle importancia a temas más banales, se logra convencer a la población que su mirada y pensamiento debe estar centrado en ello. Es decir, todo aquello que se salga de lo común, de lo “normal”, será visto como extraño. De esta forma, la misma sociedad nos empujará en una misma (y errónea) dirección.

2. Problema-Reacción-Solución

A veces el poder, deliberadamente, deja de atender o atiende en forma deficiente ciertas realidades. Hacen ver esto a los ciudadanos como un problema que demanda una solución externa. Ellos mismos proponen la solución.

Esta es una de las estrategias de manipulación masiva para tomar decisiones que son impopulares. Por ejemplo, cuando quieren privatizar una empresa pública e intencionalmente desmejoran su servicio. Al final, esto justifica la venta.

3. La gradualidad

Esta es otra de esas estrategias de manipulación masiva para introducir medidas que usualmente la gente no aceptaría. Consiste en aplicarlas poco a poco, de tal manera que resulten prácticamente imperceptibles.

Es lo que ha pasado, por ejemplo, con la reducción de los derechos laborales. En diferentes sociedades han ido implementando medidas, o formas de trabajo, que terminan haciendo ver como normal el hecho de que un empleado no tenga ninguna garantía de seguridad social.

Esta gradualidad podemos observarla más claramente cuando comparamos dos situaciones en diferentes momentos temporales. De este modo, podremos ver de forma sencilla y esclarecedora la gran diferente que hay entre un antes y un después. Uno de los ejemplos más evidentes es la diferencia con el tiempo de la palabra “mileurista”. Hace unos años quien cobraba mil euros se le llamaba “mileurista” de forma un tanto peyorativa, en referencia a su bajo sueldo. En el presente, cobrar mil euros para muchos es algo difícil de alcanzar.

4. Diferir

Esta estrategia consiste en hacer pensar a los ciudadanos que se toma una medida que temporalmente resulta perjudicial, pero que hacia el futuro puede traerle grandes beneficios a toda la sociedad y, por supuesto, a los individuos.

El objetivo es que la gente se acostumbre a la medida y no la rechace, pensando en el supuesto bien que traerá en el mañana. Llegado el momento, el efecto de “normalización” ya ha operado y la gente no protesta porque no llegan los beneficios prometidos.

5. Infantilizar al público

Muchos de los mensajes televisados, especialmente de la publicidad, tienden a hablar al público como si fueran niños. Emplean gestos, palabras y actitudes que son conciliatorios y que están impregnados de un cierto halo de ingenuidad.

El objetivo es vencer las resistencias de la gente. Es una de las estrategias de manipulación masiva que busca neutralizar el sentido crítico de las personas. Los políticos también emplean estas tácticas, mostrándose a veces como figuras paternales.

6. Acudir a las emociones

Los mensajes que se diseñan desde el poder no tienen como objetivo la mente reflexiva de las personas. Lo que buscan principalmente es generar emociones y alcanzar el inconsciente de los individuos. De ahí que muchos de esos mensajes estén llenos de emotividad.

El propósito de esto es crear una especie de “corto circuito” con el área más racional de la gente. Con las emociones se capta el contenido global del mensaje, no sus elementos específicos. De este modo, se neutraliza la capacidad crítica.

7. Crear públicos ignorantes

Mantener a las personas en la ignorancia es uno de los propósitos del poder. Ignorancia significa no otorgar a la gente las herramientas para que puedan analizar la realidad por sí mismos. Contarle los datos anecdóticos, pero no darle a conocer las estructuras internas de los hechos.

Mantener en la ignorancia también es no poner énfasis en la educación. Promover una amplia brecha entre la calidad de la educación privada y de la educación pública. Adormecer la curiosidad por el conocimiento y darle poco valor a los productos de la inteligencia.

8. Promover públicos complacientes

La mayoría de las modas y tendencias no se crean espontáneamente. Casi siempre se inducen y promueven desde algún centro de poder que ejerce su influencia para crear oleadas masivas de gustos, intereses u opiniones.

Los medios de comunicación habitualmente promueven ciertas modas y tendencias, la mayoría de ellas alrededor de estilos de vida tontos, superfluos o hasta ridículos. Convencen a la gente de que comportarse así es “lo que está de moda”.

El problema de este punto, es que mucha gente cree que piensa por sí misma cuando sólo repite. Sin embargo, no son conscientes de que sus pensamientos son infundados. Repiten, consciente o inconscientemente, aquello que ven y creen que ha sido fruto de un proceso propio de pensamiento. “Me voy a comprar estos zapatos porque me gustan”, piensa mucha gente.

En realidad, esos zapatos posiblemente hace unos años no gustaban tanto pero ahora sí. Y como ahora están de moda, ahora sí gustan, pero no somos consciente de que nos gustan porque se han puesto de moda. Nos moldean y manipulan para que nos agraden unas cosas u otras.

9. Refuerzo de la autoculpabilidad

Otra de las estrategias de manipulación masiva es hacer creer a las personas que ellos, y solo ellos, son los culpables de sus problemas. Cualquier cosa negativa que les suceda, solo depende de sí mismos. De este modo se les hace creer que el entorno es perfecto y que si se presenta una falla es responsabilidad del individuo.

Por lo tanto, las personas terminan tratando de encajar en su entorno y sintiéndose también culpables por no lograrlo del todo. Desplazan la indignación que podría provocarles el sistema, hacia una permanente culpabilización de sí mismos.

10. Conocimiento minucioso del ser humano

Durante las últimas décadas, la ciencia ha logrado recopilar una impresionante cantidad de conocimientos acerca de la biología y la psicología de los seres humanos. Sin embargo, todo ese acervo no está al alcance de la mayoría de las personas.

Al público solo llega una mínima cantidad de información al respecto. Entre tanto, las élites disponen de todo ese saber y lo usan a conveniencia. Nuevamente se hace patente que la ignorancia facilita la acción del poder sobre la sociedad.

Todas estas estrategias de manipulación masiva tienen por objeto mantener el mundo tal y como le conviene a los más poderosos. Bloquear la capacidad crítica y la autonomía de la mayoría de las personas. Sin embargo, también de nosotros depende dejarnos manejar pasivamente, u ofrecer resistencia hasta donde sea posible.

viernes, 18 de enero de 2019

Técnica del pie en la puerta

La técnica del pie en la puerta es una de las técnicas de manipulación social más conocidas. En muchas ocasiones hemos sido víctimas de ella sin percatarnos. Así pues, ¿en qué consiste esta técnica?

Llaman a la puerta de casa para pedirnos un donativo destinado a una asociación benéfica que lucha contra una enfermedad rara. Quizás digamos que en ese momento no tenemos dinero. Ahora imaginemos que llama de nuevo la misma asociación para regalarnos un pin. Nos piden que llevemos ese pin durante una semana para concienciar a la sociedad de la importancia de conseguir fondos para luchar contra la enfermedad. A las dos semanas vuelven y nos piden un donativo. Existe una gran probabilidad de que lo demos. Nos acaban de aplicar la técnica del pie en la puerta.

Existen muchas técnicas psicosociales para manipularnos sin que seamos conscientes de ello. De hecho, el trabajo de algunas personas es el de diseñar tácticas para obtener un beneficio concreto sin que nos demos cuenta. La técnica del pie en la puerta es una de las más conocidas y más estudiadas en psicología social.

La técnica del pie en la puerta

El equipo de Beaman (1983) define el pie en la puerta como una técnica que consiste en pedir un pequeño favor a la persona de quien pretendemos obtener algo. Según Beaman, “comienza con una conducta poco costosa y en un contexto de libre elección (asegurándonos de esta manera su respuesta afirmativa) y posteriormente solicitarle un favor relacionado, de mayor magnitud, que es el que realmente nos interesa conseguir”.

Los factores subyacentes que provocan la conducta posterior de mayor magnitud son el compromiso y la coherencia. Las personas que han accedido a llevar a cabo una conducta de forma voluntaria, aceptan con mayor facilidad una petición posterior que vaya en la misma dirección aunque sea más costosa (siempre que hayan aceptado la anterior).

Por ejemplo, si nos hemos posicionado a favor de algún tipo de pensamiento, será más fácil que nos comprometamos con conductas afines a dicho pensamiento. De esta forma, mantenemos una coherencia interna y externa, es decir, de cara a los demás. Además, la eficacia de esta técnica es mayor cuando: el compromiso es público, la persona lo ha elegido públicamente o el primer compromiso asumido ha sido costoso.

Experimento de Feedman y Fraser

Feedman y Fraser (1966) pidieron a cierto número de personas que colocaran en su jardín un cartel bastante feo y grande en el que se podía leer: “Conduzca con cuidado”. Solo accedió a ponerlo el 17%. A otro grupo de personas les pidieron que firmasen primero un documento a favor de la seguridad vial. Al tratarse de una petición que implicaba poco compromiso, la mayoría firmó. Al poco tiempo, les pidieron a estas personas que colocasen el cartel grande y feo en su jardín. ¿Qué ocurrió? Que accedió el 55%.

La técnica del pie en la puerta y las sectas

¿Qué relación puede existir entre esta técnica y las sectas? No olvidemos que se trata de una técnica de persuasión. El primer contacto con las sextas suele ser la asistencia a pequeñas reuniones. Posteriormente se pide alguna pequeña donación. Una vez dados los primeros pasos, somos más propensos a comprometernos con conductas posteriores.

Conductas que pueden incluir: dedicar horas semanales a la secta, donaciones cada vez mayores de dinero u otros bienes. En casos más extremos, también se han documentado adeptos que han sido obligados a realizar servicios sexuales e incluso a participar en suicidios colectivos bajo un aparente espejismo de voluntariedad.

Reflexión final

A pesar de pasar desapercibidas, estas técnicas son utilizadas para conseguir algo de todos nosotros. Cuando nos llaman por teléfono y nos preguntan si tenemos internet, nuestra respuesta suele ser afirmativa. De esta forma nos predisponen a seguir escuchando. La siguiente pregunta suele ser si nos gustaría pagar menos. Nuestra respuesta vuelve a ser afirmativa. ¡Ya nos tienen pillados!

Otro aspecto importante en algunos casos, es la falta de tiempo para pensar. Si nos fijamos, las ofertas que nos ofrecen son de tiempo limitado: “mañana ya no estará disponible este precio”. De esta forma la presión que ejercen sobre nosotros es tal que respondemos muchas veces que sí sin haber procesado la información.

Sin duda, aprender a decir que no y detectar todas estas técnicas de manipulación es importante para evitar que obtengan de nosotros algo que no estábamos dispuestos a ofrecer. Un pequeño “sí”, puede convertirse en un mal trago cuando tengamos que rechazar una petición posterior. Así pues, la próxima vez que digamos un “sí”, seguro que nos lo pensaremos mejor.

jueves, 17 de enero de 2019

El silencio es indispensable para regenerar el cerebro

El silencio ha sido fuente de muchas reflexiones a lo largo de todas las épocas. Al mismo tiempo, hemos saturado los sitios en los que vivimos con tantos ruidos que cada vez es más complicado encontrarlo. Esto hace que cada vez sean más las personas que al no escuchar ruidos experimentan un abismo dentro de ellas mismas.

Tenemos un oído que actualmente está hiperestimulado. Lo más grave es que casi todos esos estímulos auditivos que recibimos del exterior son más o menos alarmantes. Rugidos de coches, bullicio, músicas estridentes, pitos, timbres… en fin… nada que inspire tranquilidad.

Experimentando con el silencio

Más allá de que estos estímulos incidan en nuestro estado emocional, la ciencia también ha comprobado que afecta el cerebro. Según un estudio llevado a cabo en Alemania por el  Research Center for Regenerative Therapies Dresden, hay procesos cerebrales que solo se pueden llevar a cabo en silencio.


Hasta hace poco se pensaba que las neuronas eran incapaces de regenerarse. Sin embargo, con el desarrollo de la neurogénesis se ha comprobado que esto es un error. Todavía no está muy claro qué es exactamente lo que promueve la regeneración neuronal y cerebral. Pero ya hay pistas valiosas al respecto, y una de ellas es el silencio.

Los investigadores alemanes hicieron en principio un experimento con un grupo de ratones. El estudio consistía en dejarlos en completo silencio durante dos horas al día. Al mismo tiempo se haría una observación de sus cerebros para ver si esto originaba algún cambio.

El resultado fue contundente. Tras un tiempo de estar sometidos a esta rutina, pudo observarse que en todos los ratones estudiados se había producido un crecimiento del número de células dentro del hipocampo. Esta es la región del cerebro que regula las emociones, la memoria y el aprendizaje.

Los expertos también constataron que las nuevas células nerviosas se integraban progresivamente en el sistema nervioso central y que luego se especializaban en diferentes funciones. En conclusión, el silencio había producido un cambio muy positivo en el cerebro de los animales.

El silencio ayuda a estructurar la información

El cerebro nunca descansa, incluso cuando en un estado de calma estamos completamente quietos o dormimos. Este maravilloso órgano sigue funcionando, pero de una manera diferente. Cuando el cuerpo descansa comienzan a desarrollarse otros procesos que complementan los que se realizan cuando estamos activos.

Lo que sucede básicamente es que se produce una especie de depuración. El cerebro evalúa la información y las experiencias a las que hemos estado expuestos a lo largo del día. Luego organiza e integra la información relevante y desecha lo que no es importante.

Este proceso es completamente inconsciente, pero produce efectos conscientes. Por eso sucede que a veces encontramos respuestas durante el sueño. O logramos ver las cosas desde un nuevo punto de vista, después de haber descansado algunas horas.

Lo interesante de todo esto es que un proceso similar también se produce cuando estamos en silencio. La ausencia de estímulos auditivos tiene casi el mismo efecto que el descanso. El silencio, por lo general, lleva a que pensemos en nosotros mismos y esto depura las emociones y reafirma la identidad.

Los importantes efectos sobre el estrés

El silencio no solamente nos vuelve más inteligentes, creativos y seguros. El silencio también tiene efectos muy positivos sobre los estados de angustia. Los seres humanos somos muy sensibles al ruido. Tanto, que muchas veces despertamos sobresaltados por un objeto que cayó o por un sonido extraño.

Una investigación que se realizó en la Universidad de Cornell encontró que los niños que viven cerca de los aeropuertos mantienen un elevado nivel de estrés. Y no solo esto. También tienen una presión arterial más alta y presentan altos índices de cortisol, la hormona del estrés.

Por fortuna, también ocurre lo contrario. Y esto lo evidenció un estudio de la Universidad de Pavia, en el que se verificó que tan solo dos minutos de silencio absoluto son más enriquecedores que escuchar música relajante. De hecho, se evidenció que la presión sanguínea disminuía y que las personas lograban sentirse más despiertas y tranquilas después de este pequeño baño de silencio.

Como se observa, el silencio produce grandes beneficios tanto intelectuales como emocionales. Podríamos afirmar que mantenerte en silencio, al menos por pequeños lapsos al día, es un factor determinante en la salud cerebral. Y con ello, un elemento decisivo para mejorar nuestro estado emocional, salud y calidad de vida.

miércoles, 16 de enero de 2019

Interpretar los silencios, un arte que casi nadie conoce

Para interpretar los silencios adecuadamente, es importante sintonizarnos más con la lógica del otro, que con nuestros temores y fantasías. El silencio siempre dice algo, pero en situaciones conflictivas es más saludable acudir a la palabra.

Interpretar silencios no es nada fácil; no siempre tienen un significado y, cuando lo tienen, encontrarlo requiere de seguridad en uno mismo y conocimiento del otro. Por eso, en realidad, es un verdadero arte que pone a prueba nuestras inseguridades, complejos y deseos explícitos o implícitos.

Partamos de que no todo puede ser dicho. Hay sentimientos o experiencias que escapan a las palabras. No encuentran un camino de expresión y, por eso, se convierten en una especie de silencio “lleno” de contenido. No es a ese tipo de silencios al que nos vamos a referir, pues corresponden simplemente a la imposibilidad de comunicarlo todo.

El tipo de silencio del que vamos a hablar es el deliberado. Aquel en el que una persona demanda una respuesta de otra y no la obtiene. Interpretar los silencios de alguien que no quiere hablar se convierte entonces en otra cosa. Callar es una forma de decir, sin decir. El problema es: ¿decir qué? Veamos esto con mayor detalle.

Interpretar los silencios de alguien que no quiere hablar

Para conocer el arte de interpretar los silencios, lo primero que queremos remarcar es que estos dan lugar a una situación asimétrica. En un extremo de la comunicación está alguien que demanda una expresión, una respuesta o un decir. En el otro polo está quien calla y tiene la potestad de responder o no a esa expectativa. Esto, por supuesto, le otorga un poder sobre el otro.

Ahora bien, la intención del silencio a veces es positiva y a veces no lo es. Es positiva cuando callar es una forma de tomarse un momento para reflexionar o cuando pretende evitar una situación embarazosa, por ejemplo. No lo es si la intención es pasar por alto las necesidades del otro o deleitarse con la cuota de poder que esto genera, o, quizás ocultar algo.

Para quien espera la comunicación nunca es fácil interpretar los silencios. En esos casos es muy fácil que salgan a flote los temores, las inseguridades y los deseos insatisfechos. El que teme ser rechazado, por ejemplo, podría interpretar el silencio como señal de rechazo. O el que desea fervientemente ser amado, quizás piense que ese silencio encierra una extraña manera de corresponder a sus afectos. Es fácil engañarnos cuando el otro calla.

El silencio como expresión de desconcierto

Con frecuencia, lo que un silencio expresa es confusión. Se demanda una respuesta o un decir que el otro no tiene. No sabe cómo contestar y por eso evita que sus palabras lo comprometan en algo que quizás no sea exactamente lo que quiere decir.

En ese caso, lo que prima es la inseguridad y la duda en el otro. No es raro que esto corresponda a una forma de no “dar la cara”; de no responder por los actos. En quien calla hay dualidades que le impiden construir un mensaje coherente que pueda comunicar.

Callar en señal de rechazo

También están esos silencios que tienen un componente de rechazo. Lo que el silencio expresa en estos casos es que una de las partes no quiere sostener comunicación con la otra. No responde, porque no hay interés en mantener una cadena comunicativa con quien demanda la respuesta o la expresión.

Sucede con frecuencia cuando alguien quiere establecer o mantener una relación amorosa con otro, pero este último no desea lo mismo. Callar es una forma de cortar con esa línea de comunicación que conduce a un encuentro amoroso. También ocurre en todos aquellos casos en los que hay una demanda que el otro no puede satisfacer.

Decir y no decir

Interpretar los silencios se convierte en un arma de doble filo cuando dejamos que esos silencios se pueblen de fantasmas. Para hacerlo correctamente, necesitamos empatía. Mirar al otro desde su propio contexto, ponernos en su lugar y aproximarnos a lo que quiere expresar cuando calla. Nunca tendremos una respuesta exacta, pero sí es posible comprender la idea general.

Cada quien tiene derecho a hablar o a callar si así lo desea. Es importante comprender esto. También es importante saber que hablar es siempre saludable, particularmente en las situaciones que entrañan una semilla de conflicto.

Frente a situaciones problemáticas, resulta mucho más válido buscar y encontrar las palabras que mejor expresen lo que sentimos y pensamos. Asumir posiciones, tan claras como sea posible, y comunicarlas. Lo más saludable es que, si no tenemos una respuesta para el otro, igualmente se lo hagamos saber.

martes, 15 de enero de 2019

Los mejores consejos para aumentar tu autoestima

El respeto a uno mismo es la base de la autoestima. En este artículo te contamos cómo puedes fortalecer esta valoración y la percepción que tienes sobre ti mismo

Querernos es la tarea pendiente de la mayoría de nosotros. Apreciar quienes somos y qué hacemos, valorar todo lo conseguido y lo que se quedó por el camino -desde una perspectiva de crecimiento- es fundamental, aunque no suele ser sencillo. Y eso que el amor propio es la columna vertebral de nuestro bienestar. Ahora bien, ¿qué podemos hacer? ¿cómo aumentar la autoestima para sentirnos mejor?

Antes de nada es importante tener en cuenta que hace falta mucha fuerza de voluntad, además de persistencia para recorrer el camino del amor propio. Querernos sanamente no es cuestión de momentos, sino un proceso que comienza por un frente a frente con nosotros mismos para sincerarnos, ese en el que descubrir no solo nuestras fortalezas sino también nuestros demonios. No obstante, merece la pena. Porque no hay nada como abrazarse y ejercer como sostén cuando llegan las tormentas. 

Además, si no nos queremos a nosotros mismos, si no nos respetamos y valoramos, difícilmente lo haremos con los demás o, al menos, no tanto como se merecen. No olvidemos que el amor propio es el alimento que nutre para tratar bien a los demás y a nosotros mismos.

A continuación facilitamos una serie de claves y estrategias para aumentar la autoestima. Profundicemos.

21 claves para aumentar tu autoestima

  • Háblate con cariño. Utiliza un lenguaje positivo en lugar de uno culpabilizante y crítico. ¿De qué te sirve castigarte tanto? Aún cuando hayas cometido un error, siempre puedes dar una vuelta a lo sucedido para sacar un aprendizaje. De hecho, según el experto en neurociencia cognitiva Luis Castellanos, el lenguaje positivo no solo nos ayuda a mejorar la comunicación, las relaciones con nosotros mismos y con los demás, sino que también está relacionado con la felicidad y la longevidad.
  • No te compares con otras personas, ni te sientas inferior a nadie. Eres edición limitada, imperfecta, pero valiosa por el hecho de ser tú. Ahí está tu magia. Además, no olvides que cuando te comparas con los demás, te estás tratando injustamente porque cada persona tiene su historia y ha vivido una serie de experiencias que la han llevado hasta la situación en la que se encuentra ahora.
  • No confundas autoestima con arrogancia. Quiérete por como eres, pero no por ser mejor o superior a los demás. Valórate por tus avances, por tu crecimiento personal pero nunca por creer estar en una posición más alta que los demás. Eso es ser arrogante y la arrogancia solo lleva al malestar.
  • Procura proponerte metas que puedas alcanzar. Fijar objetivos y metas que puedas alcanzar es clave, de lo contrario experimentarás una gran frustración. Por lo tanto, chequea tus capacidades, y el esfuerzo que puedes invertir para conseguir tu sueño. Planifica, organiza y busca alternativas, pero siempre con los pies en el suelo.
  • Trata de reconocer tanto tus fortalezas como tus debilidades. ¿Alguna vez has pensado en qué es lo que se te da bien o te hace destacar? ¿cuáles son tus puntos fuertes? Es importante conocerse para crecer a nivel personal. Por esta razón también es fundamental descubrir cuáles son tus vulnerabilidades. De esta forma será más fácil protegerte y estar alerta. Y por supuesto, no temas pedir ayuda si la llegar a necesitar. No es ningún signo de debilidad, sino de fortaleza y valentía.
  • Practica el optimismo en su justa medida. Focaliza tu atención en los aspectos positivos de todo aquello cuanto te rodea. Encuentra una oportunidad en cada fracaso, sé sincero contigo mismo pero sin tratarte mal, disfruta del presente y motívate. Ser optimista no significa evitar los problemas sino afrontarlos con una actitud adaptativa.
  • No dejes que la envidia y los celos se adueñen de tu vida. Cada persona tiene una manera de ser y de sentir, por lo tanto no hay que envidiar la vida ni la manera de ser de quienes están a nuestro alrededor. A menudo estas sentimientos lo único que indican es inseguridad.
  • Es importante que recibas de manera sencilla y amable los elogios que te hagan, seguramente son muy bien merecidos.
  • Realiza ejercicio físico con regularidad. Hacer ejercicio mejora la imagen que tienes de ti y la forma de valorarte. Además, verte mejor físicamente hará que te sientas mejor.
  • Trata de dedicar al menos una hora al día a reflexionar o meditar. Estas prácticas son muy útiles para evitar desconectar de nosotros mismos así como para saber cómo estamos y en qué momento nos encontramos. De esta forma, podremos solucionar esos asuntos que a veces, tanto nos preocupan.
  • Procura dormir las horas necesarias para tener un buen desempeño y una vida más saludable.
  • Así como dedicas el tiempo necesario al trabajo y a las labores del hogar, es importante que dediques un tiempo para salir a divertirte o para hacer todo aquello que te apasiona. No te olvides de ti.
  • Gestiona tus sentimientos negativos. Esto no quiere decir que no puedas sentirte frustrado, enfadado o irritado en algún momento, sino que cuando experimentes este tipo de sentimientos los aceptes para luego controlarlos. De nada vale dejarte llevar por el impulso inicial. Calma tu mente para comprender qué te sucede en esos momentos.
  • Trata de mantener una buena relación con las personas de tu entorno. Sé amable, servicial, empático, es decir, trata a los demás como quieras que te traten a ti.
  • Come saludablemente. Una dieta equilibrada es esencial para el buen funcionamiento tanto del cuerpo como de la mente.
  • Aléjate de las personas que tratan de hacerte sentir que vales poco, no son una adecuada compañía. Poner límites en nuestras relaciones es fundamental, sobre todo cuando en lugar de sumar, restan.
  • Siempre que tengas oportunidad, acércate a un parque o a cualquier otro lugar en el que puedas disfrutar de la naturaleza.
  • Siempre que algo te salga bien, reconócelo y dale el valor que se merece. Es importante que seas consciente de todo aquello cuanto consigues y de lo que puedes lograr. 
  • Aprende a reconocer tus errores, buscar alternativas para corregirlos o hacer las cosas de otra manera y por supuesto, extrae el aprendizaje de cada uno de ellos. Quien comete errores, adquiere experiencia.
  • Quiérete como realmente eres, no trates de disfrazar tus sentimientos ni tu forma de ser..
  • Deja de recrearte en el pasado, en aquello que fue y vive el presente, el aquí y ahora, porque es lo único que existe. Por la misma razón, olvida el futuro y en fantasear con lo que será. El momento de actuar es ahora.
  • No responsabilices a nadie de tus errores, acéptalos y trata de remediarlos, es mucho mas sano que echarle la culpa a alguien que en realidad no tiene nada que ver.
Como vemos, quererse requiere esfuerzo y dedicación porque implica no solo conocerse, sino aceptarse, respetarse y aprender a gestionar muchos aspectos de nuestra vida. Ahora bien, el resultado no tiene precio. Por lo tanto, para mejorar tu autoestima, trátate bien, valora todo aquello que has conseguido y cuida de ti. No te olvides.

lunes, 14 de enero de 2019

Las cosas buenas le llegan a quien sabe esperar

Las cosas buenas le llegan a aquellos que saben esperar,  que conocen el valor de la paciencia, que tiñen sus frutos de esmero, de esfuerzo y de aguante. Y es que todo aquello que nos exige templanza erige a nuestro alrededor un halo de entusiasmo e ilusión.

Me encantan esas personas que saben que entre “plantar y cosechar” existe un “regar y esperar”. Porque es vital reconducirse ante la desesperación, no confundirnos cuando nos topamos con la incertidumbre de no saber cuándo llegará todo aquello que deseamos.

Recuerda que la primavera siempre vuelve

Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vio desolado que al tronco marchito de ese árbol le brotaron nuevas ramitas. Mi padre dijo:

– Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el invierno. Pero se ve que hacía tanto frío que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco.

Y volviéndose hacia mí, me aconsejó:

– Nunca olvides esta lección. Jamás cortes un árbol en invierno. Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes decisiones importantes cuando estés en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá.

Todo pasa, todo llega, todo se transforma

Toda recompensa llegará, pues el tiempo se encarga de entornar las puertas de lo indeseable, de ayudarnos a combatir la angustia y de despertar nuestra esperanza. Por eso llegará el momento en el que al despertar ganarán nuestros deseos y llegará lo bueno a nuestra vida.

Seguro que has oído más de una vez aquello de “no cometas el error de tomar decisiones permanentes por culpa de emociones temporales”. Esta frase encierra el gran valor de la paciencia, de la capacidad de serenarnos y de tomar perspectiva

Porque si actuamos sin esperar al mejor momento probablemente nos estemos echando piedras sobre nuestro propio tejado, lo cual hará que nuestro techo se hunda y nos cueste encontrar la esperanza entre nuestros propios escombros emocionales.

Trabajar la paciencia de conocerse a uno mismo

Saber esperar requiere primeramente de la paciencia de conocerse a uno mismo, de pararse a reflexionar y de sentirnos seguros con nosotros mismos. Esta son las características que debemos potenciar para contemplar el mundo con mayor entendimiento y sensatez.

Así, la paciencia es don que requiere del conocimiento de la impulsividad y de la irreflexión. Solo a través de ella alcanzaremos aquello que anhelamos sin pagar por ello un precio desorbitado. Pero, ¿qué podemos hacer para cultivar nuestra paciencia, hacernos más prudentes y saber esperar?

Respirar

Respirar de manera profunda siempre es un buen recurso para reflexionar. Digamos que, de alguna manera le estamos ofreciendo una pausa a nuestro diálogo interno.

Descubre la razón de tu prisa e impaciencia

Piensa sobre las razones que te llevan a actuar de manera impulsiva a impaciente. Organiza tus tiempos y replantea tus prioridades. Esto te ayudará a conocerte y a calmarte en los momentos intensos.

Identifica qué cosas o personas intensifican tu impaciencia

A veces las personas o las situaciones de nuestro entorno generan en nosotros un conflicto que nos fuerza a actuar sin pensar. Piensa sobre esto e intenta zanjarlo o tenerlo en cuenta.

¿Es útil tu impaciencia? ¿Está justificada?

Responde a estas dos preguntas de manera totalmente sincera y busca con calma aquellos patrones de comportamiento que se repitan y que te estén imposibilitando hacerlo bien.

Tómate tu tiempo y espera lo inesperado

Hay unas palabras de Jeff Foster que resumen a la perfección esta cuestión: “Independientemente de lo ‘mal’ que se tornen las historias, siempre estás siendo invitado a bajar tu ritmo, a respirar, a dejar de intentar resolverlo todo, a salir de tus propias conclusiones, a respirar de nuevo…”

Cultivar el don de la paciencia requiere templanza como cualquier otro aprendizaje. Por eso hay que practicar la tolerancia en el “darse cuenta”, la capacidad para leer el libro de nuestra vida, de escribirlo y reescribirlo y de disfrutar de cada borrón y cada sonrisa nueva