jueves, 30 de abril de 2020

¿Cómo salir airosos de los monólogos narcisistas?

¿Has sido víctima de esos monólogos narcisistas que no parecen tener fin? ¿Te has sentido alguna vez superado por ellos y no has sabido cómo pararlos? En este artículo identificaremos estrategias efectivas para terminar con ellos.

Todos hemos experimentado personas insensibles que dominan las conversaciones con charla excesiva y poca escucha. Pero si te tratan con inclinación agresiva disfrazada de «conversación» es posible que estés lidiando con la intimidación verbal de los monólogos narcisistas.

No todos los narcisistas participan en un dominio verbal abierto, pero los que lo hacen pueden ser implacables en su insistencia en ser escuchados con poca o ninguna reciprocidad.

Los monólogos narcisistas pueden abarcar desde una comedia encantadora hasta conferencias de profesores, pasando por historias interminables sobre personas que nunca has conocido y lugares en los que nunca has estado.

Sea cual sea el tema y el estilo personal del narcisista, la conversación se convierte rápidamente en un espectáculo de una boca abierta, aliñada con aburrimiento o irritación cuando intentas hablar.

Monólogos narcisistas: límites violados

Cuando se violan nuestras expectativas de respeto y reciprocidad es posible que nos esforcemos más por crear una buena relación, forzando la risa cuando un comentario en realidad no nos divierte o asintiendo cuando no estamos de acuerdo.

Después, podemos sentirnos borrosos y devaluados y preguntarnos por qué. Culpándonos a nosotros mismos por no ser lo suficientemente interesantes o contundentes como para mantenernos firmes en la conversación.

Podemos sentirnos humillados o enojados, como si hubiéramos luchado contra el suelo con un calcetín en la boca cuando pensábamos que estábamos conversando con un colega, amigo, padre o pareja.

Los monólogos narcisistas nos utilizan como un espejo para actuar y un objeto para dominar, no como alguien con quien establecer una conexión.

¿Por qué usan monólogos narcisistas?

Los narcisistas que hablan en grande saben lo que están haciendo y continuarán exigiendo toda tu atención y aquiescencia mientras les dejes. Lo hacen porque:
  • Quieren control.
  • Necesitan atención.
  • Se ven a sí mismos como autoridades expertas.
  • Sienten mayor derecho a hablar. No les importa lo que tengas que decir a menos que te relaciones con ellos.
  • Creen que están por encima de los códigos de equidad y reciprocidad.
  • Se sienten poderosos al hacerte sentir invisible.


Cómo manejar los monólogos narcisistas

Probablemente no conseguirás que el narcisista de tu vida te escuche. La capacidad de compartir y preocuparse por los demás es un hito que se pierde o no se alcanza en el marco de la personalidad narcisista dominante. Por norma, las personas narcisistas son personas a evitar.

Si él o ella es alguien cercano a ti, puede ser el momento de considerar si la relación vale la pena. Repetir la experiencia invalidante de ser acosado rutinariamente en sumisión silenciosa. Evítalo y, si no puedes, pasa a la siguiente fase.

El sesgo confirmatorio de los narcisistas

En un determinado momento, todos podemos sumergirnos o ser protagonistas de un monólogo narcisista -puede ser una tentación muy grande cuando dominamos el tema que hay de fondo en la conversación-.

De hecho, como señala acertadamente el psicólogo Craig Malkin, una pizca de narcisismo es prácticamente inevitable en una autoestima saludable. Sin embargo, la atención se centra en las personas que van hasta el final: los narcisistas absolutos.

El sesgo de confirmación, el impulso universal de aceptar solo lo que nos afirma y descartar todo lo que nos desafía es un problema que todos debemos aprender a manejar. Los narcisistas absolutos, en cambio, tratan el sesgo de confirmación como la solución a todos sus problemas.

Practicar el narcisismo de manera habitual requiere una disciplina, vamos a decir, peculiar. Para ser un narcisista absoluto, uno no necesita saber nada más que actuar como un sabelotodo absoluto. Así, no es de extrañar que haya sido una opción tan tentadora a lo largo de los siglos.

¿Cómo cortar monólogos narcisistas?

El desafío que ha eludido a la humanidad todo el tiempo es este: ¿cómo se detiene el narcisismo absoluto? ¿Cómo se detienen las personas y los movimientos cuyo único objetivo sigue siendo imbatible? Aquí hay algunas sugerencias.

  • No intentes persuadir a un narcisista absoluto. La estrategia de cortar su hilo de discurso suele tener más éxito.
  • El narcisista absoluto tomará represalias. Sé implacable y no caigas en ninguna de las distracciones que arrojan como su cortina de humo. No les importa el debate sustantivo, excepto como excusa para pretender que todo aquel que lo desafía mantiene una posición equivocada.
  • Deja de lado tu moralidad subjetiva sobre lo que piensas de él. En realidad, solo hay un problema moral y es universal: nadie supera la realidad. La realidad es que a los narcisistas la realidad les importa poco, así protegerán su posición como una manera de protegerse a sí mismos.
  • No hay necesidad de defenderte. Los narcisistas absolutos intentarán atraparte en tus propias dudas morales, fingiendo que les importan normas morales que en realidad no les importan. Operan con una lógica predeterminada.
  • Si pueden encontrar alguna fallo en ti no te dejes atrapar. Siéntete orgulloso de tu falibilidad humana y avergüénzalos por pretender ser sobrehumanamente infalible.
  • Al narcisista absoluto no le importan los insultos ni la mezquindad. Fingen que les importa cuando les ayuda a pretender que son eternamente correctos y justos. Así que no entres en el terreno del insulto.
  • Mantén la calma, incluso amigable, con la persona que se esconde dentro de su capa de infalibilidad falsa. Mantente ligero, incluso humorístico. No es nada personal.
  • Cuando acabe la conversación, tu buena defensa en calma y no tu ataque hará que la realidad esté clara. A él no le importa, pero a muchos sí.

Impide que el narcisista convierta el debate en una batalla en la que el reconocimiento de errores o la falta de seguridad sobre algún tema o hipótesis sean oportunidades o lugares para el ataque.

Puedes evitar esto si tratas de distanciarte emocionalmente del debate. En cualquier caso, neutralizar a un narcisista, que lleva años practicando, requiere de grande dosis de inteligencia y paciencia.

miércoles, 29 de abril de 2020

La importancia de la familia extensa

Mantener una buena relación con la familia extensa es gozar del regalo de pertenecer a un grupo en el que ocupas un lugar insustituible.

Como seres sociales, los humanos necesitamos establecer conexiones profundas y significativas con los demás para garantizar nuestro bienestar. Necesitamos del soporte emocional y logístico de otras personas. Por ello la familia extensa puede jugar un papel tan importante en nuestras vidas.

Si observamos la pirámide de Maslow, comprobaremos que, tras cubrir las necesidades básicas fisiológicas y de seguridad, las personas anhelamos pertenecer. Deseamos trascender nuestra individualidad y formar parte de un colectivo mayor. Estas relaciones aportan sentido a nuestra existencia y favorecen nuestra salud.

Se ha demostrado que contar con una red social de apoyo mejora nuestro sistema inmunológico, nos ayuda a combatir el estrés y a superar las enfermedades de un modo más rápido y eficaz. En suma, para sentirnos plenos necesitamos experimentar el afecto correspondido.

Cuando somos niños, la tarea de cubrir esta necesidad recae principalmente en nuestro núcleo familiar (padres y hermanos). A medida que crecemos, añadimos a estas relaciones amigos, compañeros del colegio o del trabajo, parejas y diversos colectivos.

No obstante, hay un grupo de especial relevancia por la continuidad, la estabilidad y lo genuino del amor que nos aporta: nuestra familia extensa.

La familia extensa

La familia extensa está compuesta por todas aquellas personas con las que estamos emparentados y que no forman parte de nuestra familia nuclear. Hablamos entonces de tíos, abuelos, primos y otros parientes con los que no convivimos a diario, pero que, sin duda, ocupan un lugar muy relevante en nuestra vida.

Cada caso es único y, desafortunadamente, algunas veces la familia puede resultar dañina. En esta situación, estamos en todo nuestro derecho de poner límites y cortar relaciones. Pues, no hemos de olvidar que lo principal es nuestro bienestar.

Compartir lazos de sangre no te obliga a permanecer vinculado a alguien que te daña. Sin embargo, quienes tienen la fortuna de mantener una buena relación con su familia extensa cuentan con una gran ventaja.

¿Qué nos aporta la familia extensa?

Estabilidad

La vida es cambiante e impredecible, y a través de sus vaivenes podemos experimentar la decepción, el desencanto y la ruptura de varias relaciones. No obstante, la familia es ese núcleo sólido que permanece en el tiempo. Un grupo al que pertenecemos desde nuestro nacimiento y en el que ocupamos un lugar insustituible.

Nuestros parientes nos han visto nacer, crecer y desarrollarnos. Han presenciado los momentos más importantes de nuestra vida, acompañándonos a lo largo de nuestros éxitos y fracasos. Son testigos de nuestra evolución personal y constituyen un refugio y una fuente segura de amor.

Tal vez no los veamos con demasiada frecuencia, pero podemos estar seguros de que están ahí. Una llamada, una visita, una reunión familiar, bastarán para poder obtener ese afecto y apoyo genuinos.

Perspectiva

Uno de los mayores beneficios de la familia extensa es que nos permite estar en contacto con las perspectivas de personas muy diferentes. Hablar con los mayores puede ayudarte a mirar tu situación desde un prisma más amplio. Indudablemente su experiencia vital les aporta una sabiduría de la que quizá los más jóvenes carecemos.

Del mismo modo, las nuevas generaciones pueden ayudar a agitar conciencias, a remover patrones de pensamiento obsoletos. A traer la frescura y la vitalidad al árbol familiar. Pueden acercar a sus parientes a las nuevas tecnologías y los nuevos ideales que mueven la sociedad. Se trata de un enriquecimiento recíproco que difícilmente lograríamos de no contar con nuestra familia.

Soporte

El apoyo que proporciona la familia extensa en numerosas situaciones vitales es indiscutible. En momentos de crisis o enfermedad, incluso en la crianza de nuestros hijos, son un sostén imprescindible tanto a nivel logístico como emocional. Nos cuidan física y emocionalmente.

A pesar de que puedan surgir discrepancias, de no siempre estar de acuerdo, el amor mutuo termina prevaleciendo. Tu familia puede juzgar tus acciones, puede tener expectativas diferentes en cuanto a la forma en la que debes conducir tu vida. No obstante, finalmente estarán a tu lado, tratando de comprender, de apoyar y de sostener.

Mantener una buena relación familiar no siempre es sencillo, requiere grandes dosis de paciencia, tolerancia y comprensión. Pues, como antes comentábamos, se trata de un grupo amplio y heterogéneo, con diversas mentalidades. Sin embargo, si logramos apreciarlo desde su lado más amable, comprobaremos el valor de pertenecer a una familia extensa.

martes, 28 de abril de 2020

El dilema de los mensajes contradictorios

El resultado más probable, cuando enviamos dos mensajes que se contradicen, es que ni el emisor ni el receptor se sientan bien. Por eso, y por lo frecuentes que son, en este artículo queremos hablar de los mensajes contradictorios.

¿Alguna vez has pensado en la diferencia que puede existir entre lo que haces y dices con palabras? ¿Por qué una persona parece estar afirmando algo, pero en realidad no lo sentimos así? Hay mensajes contradictorios que nos confunden, hoy hablaremos de ello, desde una perspectiva psicológica.

Pensemos, ¿qué es un mensaje contradictorio? A continuación, te presentamos algunas claves para entender este tipo de comunicación incluyendo ejemplos. Además, veremos algunas investigaciones actuales, centrándonos en la figura del científico social Gregory Bateson. ¡Acompáñanos!

¿De qué se tratan los mensajes contradictorios?

Cuando hablamos de mensajes contradictorios nos referimos a aquellos que trasmiten información disonante y proceden de una misma fuente. Es decir, hablamos de esos momentos en los que utilizamos o los demás utilizan mensajes antagónicos. Entonces, pueden resultar en un asunto paradójico. Este, ha sido revisado por diversos autores y corrientes:

  • Los psicoanalistas. Trabajan haciendo hincapié en la lógica de lo contradictorio, ya que, ven los enunciados que operan de forma antagónica u ambivalente, algunos inconscientes y otros no.
  • La escuela de Palo Alto. Según Watzlawick, se elaboró el concepto de doble vínculo por primera vez en esta escuela, como pauta de comunicación que provoca un comportamiento específico en la esquizofrenia.
  • Anzieu. Propuso que las paradojas pueden incrementar la pulsión de autodestrucción del destinatario, además que, van a favorecer la desconfianza y a subvertir el sentido de la verdad y del ser del sujeto según el Dr. Miguel Cherro Aguerre (p. 195).

Gregory Bateson, antropólogo y lingüista del Reino Unido, habló de mensajes contradictorios, centrándose en el modelo sistémico. Mencionó la teoría del doble vínculo, haciendo énfasis en la asociación entre los miembros de un sistema, y la desarrolló para explicar las causas psicológicas de la esquizofrenia. Una afectación que asociaba con patrones de comunicación.

Los dobles vínculos son dilemas en la comunicación que se originan a partir del antagonismo entre el contenido de diferentes mensajes con la misma fuente. Así, producen desconcierto en aquellos que los reciben.

Ahora bien, actualmente, esta teoría ha sido revisada y ampliada, superando los límites de la esquizofrenia. Se ha aplicado en otros contextos y se sugiere, por ejemplo, que los dobles vínculos son utilizados por algunos como medio de control o manipulación.

Características de los mensajes contradictorios

En los mensajes contradictorios, el emisor puede hacer referencia a un castigo que ocurrirá si el receptor no realiza una conducta determinada. También, da ordenes abstractas que se contradicen con ese mandato. Veamos más características de este tipo de mensajes:

  • Interacción. Puede producirse a través de la comunicación verbal u otro tipo de comunicación.
  • Patrón recurrente. No se trata de un patrón puntual, sino de uno repetitivo.
  • Uno o más mensajes. Aunque suelan ser dos mensajes lo que de alguna manera se enfrentan, lo cierto es que pueden ser más.
  • Poder. En la mayoría de las ocasiones, sucede entre una persona que representa autoridad y otra que no.
  • Confusión. La persona que recibe los mensajes contradictorios se puede llegar a sentir confundida, incluso bloqueada.
Los patrones de comunicación -tanto los que practicamos como los que practican otros con nosotros- influyen en nuestra salud. Hay investigadores que afirman incluso que pueden encontrarse en el origen de algunas patologías. Con esto no queremos decir que sean la causa, pero si uno de los factores que la propician o precipitan (desencadenantes o disparadores).

Actualmente, hay diversas investigaciones en este marco. Por ejemplo, Rodríguez-Zoya, L.G & Rodríguez Zoya, P.G., en su artículo publicado en la Revista Palabra clave, muestran cómo los procesos de comunicación e interacción social pueden distorsionar o dificultar las representaciones sociales y la comunicación social a la luz de la teoría del doble vínculo.

También, hay otro tipo de exploraciones. Por ejemplo, las centradas en propuestas de intervención en las situaciones de doble vínculo en las interacciones entre el profesor y alumno. Esta idea la presentan García-Castro, Saneleuterio y García Ramos en la Revista Psicología y Educación: Presente y Futuro, de Alicante.

Consecuencias de los mensajes contradictorios

Los mensajes contradictorios pueden darse hacia los demás y hacia nosotros. Suelen resultar bastante tóxicos; recordemos que no se trata de una situación puntual, sino de mensajes que se dan de manera recurrente. Al ser repetitivos, y estar implícitos contenidos que nos confunden y nos bloquean, pueden generar:

  • Inseguridad. La confusión, causa que las personas nunca sepan qué hacer, ya que, se ven divididas entre dos mensajes.
  • Culpa. Por sentir no haber hecho lo correcto.
  • Ansiedad. Por no saber lo que se debe hacer y anticiparse al futuro.
  • Relaciones tóxicas. Tras actuar de manera pasiva ante la situación de poder, y no darse cuenta de que se está alimentando un doble vínculo.
Las personas que generan este tipo de mensajes también sufren, pues con frecuencia sus deseos no van a ser satisfechos o sus necesidades cubiertas. Por otro lado, para que se del doble vínculo la relación debe ser significativa, porque la decepción ante el incumplimiento de las expectativas puede ser más profunda.

Un ejemplo de este tipo de mensajes lo vemos cuando una madre le comunica a su hijo que le quiere, al mismo tiempo que con su mímica muestra rechazo. Otro, cuando uno de los miembros de la pareja transmite al otro «eres libre, no te preocupes si lloro» o cuando decimos que confiamos en el otro, manteniendo en todo momento una actitud de vigilancia.

En resumen, en estas situaciones la propia exigencia que se manifiesta en el mensaje hace imposible su cumplimiento. Entonces, los mensajes contradictorios van a causar malestar en ambas partes; por un lado, en quién envía los mensajes, porque va a ser muy complicado que reciba la respuesta que desea, y también en quien lo recibe, porque en muchas ocasiones no va a saber qué hacer.

lunes, 27 de abril de 2020

La culpa del superviviente por COVID-19, una nueva realidad

¿Por qué yo he superado el coronavirus y mi familiar no? ¿Por qué en mi caso apenas he tenido síntomas y otros están graves? Son muchas las personas que están empezando a sufrir el síndrome del superviviente asociado a la actual pandemia.

Los fenómenos en el campo de la salud mental relacionados con el actual contexto no dejan de aparecer. Ni siquiera desde el campo de la psicología puede preverse con exactitud qué efectos podrán vivirse en los próximos días. Van apareciendo poco a poco, día a día, y uno de ellos, uno que empieza a ser tristemente habitual, es la culpa del superviviente pro COVID-19.

Puede que esto le sorprenda a más de uno. Cada vez que sabemos de alguien que ha superado el coronavirus experimentamos gran alegría y sensación de esperanza. No hace mucho supimos, por ejemplo, del caso de Alberto Belluci, el hombre italiano de 101 años que salió de cuidados intensivos para reunirse nuevamente con su familia. Él se siente afortunado y su familia feliz.

Sin embargo, no todos experimentan esa sensación. En muchas mentes se está instalando la idea de ¿y por qué yo estoy vivo y mi padre no? ¿por qué me he salvado y mi hermano ha perdido la vida? ¿qué explica que yo no haya experimentado esta enfermedad de manera grave y otras personas estén luchando ahora con un respirador? Una vez más, como sucede en todo acontecimiento de crisis, cada persona vive ese hecho de un modo particular.

Debemos ser sensibles ante este tipo de realidades. Aún más, en caso de que nosotros mismos estemos pasando por esta situación no debemos dudar en solicitar ayuda. Lo primero es entender que estamos ante un hecho muy habitual en contextos semejantes: se trata del síndrome del superviviente.

La culpa del superviviente por COVID-19 ¿en qué consiste?

No nos equivocamos si decimos que en medio de estas circunstancias que nos envuelven, la ansiedad es el magma que subyace bajo nosotros de manera casi constante. Sin embargo, no todos la sienten y manifiestan de igual manera.

Hay quien apenas puede dormir por la noche. Hay quien pasa el día tumbado, hibernando casi y reduciendo al mínimo cualquier actividad más allá de ver series, de comer o enviar mensajes.

Otros en cambio, muestran una hiperactividad exacerbada. Lo importante es hacer cosas para no pensar, y cuantas más mejor. Están obviamente, quienes ya padecían ansiedad previamente y lidian como pueden ante una situación increíblemente compleja.

Ahora bien, entre todas estas manifestaciones está apareciendo ya con frecuencia los que sufren la culpa del superviviente por COVID-19. Veamos por tanto en qué consiste.

¿Por qué yo? El dolor por las situaciones ajenas

A medida que pasan los días descubrimos historias que quedarán esculpidas en la memoria personal y también en la colectiva. Porque este sufrimiento es de todos, porque una pandemia no sabe de fronteras, nacionalidades o clases sociales. Se ha instalado en nuestras vidas y selecciona personas, la mayoría de edades más avanzadas, muchos con patologías previas. Otros sanos y con la vida por delante.

Sea como sea, todos somos valiosos y necesarios. Todos hacemos falta. Así, las personas que sufren la culpa del superviviente manifiestan este sufrimiento a raíz de varios detonantes. El más duro, perder a un ser querido. Un ejemplo, hay matrimonios en los que solo uno ha logrado vencer el coronavirus. Hay hijos que han perdido a los padres y padres que han perdido a los hijos.

Ante estas situaciones, es común experimentar extrañeza, rabia, incomprensión y culpa. ¿Por qué yo no y ellos sí? Se preguntan de manera constante. Por otro lado, también hay quien padece por esos compañeros de trabajo enfermos o por quien, sencillamente, ha perdido su trabajo y afronta un futuro incierto.

También está quien, sin haber perdido a nadie cercano pero habiendo superado el coronavirus, se siente atrapado por la contradicción. Por un vacío existencial donde surgen las preguntas y la sensación de irrealidad al ver a personas enfermar y fallecer mientras uno, tiene de nuevo la vida por delante…

El síndrome del superviviente, una reformulación en tiempos de pandemia

Viendo este tipo de realidades estamos casi obligados a dar paso a una nueva visión del síndrome del superviviente.

Esta condición surge tras la vivencia de un hecho traumático. Realidades tan adversas como una agresión, una guerra, un desastre natural, accidente de tráfico, etc, sume a muchas personas en un estado de culpa, sufrimiento y estrés persistente. Por término medio experimentan los siguientes síntomas:
  • Irritación, mal humor.
  • Insomnio.
  • Baja motivación.
  • Trastornos psicosomáticos como cefaleas, dolores musculares, etc.
  • Sensación de estar desconectado de la realidad.
  • Flashbacks, recuerdos del hecho traumático.
En el caso de la culpa del superviviente por COVID-19, las manifestaciones pueden ser las mismas. Lo más complicado quizá es que los eventos con el coronavirus siguen sucediéndose, de manera que ese malestar puede seguir retroalimentándose.


¿Qué puedo hacer si experimento sensación de culpa por haber superado la enfermedad?

Lo primero que debemos saber es que experimentar esta realidad emocional es completamente normal. Más aún si hemos perdido a alguien cercano. Tener este tipo de pensamientos es comprensible. El paso más decisivo que tenemos por delante es hacer el duelo por esa pérdida, aceptando emociones, favoreciendo el desahogo y sirviéndonos (en la medida que sea posible) del apoyo de los nuestros.

Aceptar la realidad de lo sucedido sin dar poder a la culpa es esencial. Por otro lado, un modo de reducir la contradicción y la sensación de vacío o irrealidad, es atendernos y conectarnos con los demás para crear un refugio. Debemos alinearnos nuevamente con nuestros valores, significados y prioridades. Cuidar a quien tenemos cerca, apoyar a amigos o familiares que están lejos a través de mensajes y videollamadas también puede ayudarnos.

Establecer rutinas, transitar con nuestras emociones y situar nuevas metas en nuestro horizonte nos permitirá amarrarnos nuevamente a nuestra vida. Entender que hay cosas que escapan a nuestro control y que como tal hay que aceptarlas, es clave de bienestar. Pongámoslo en práctica.

domingo, 26 de abril de 2020

7 psicotrampas del pensamiento

Las psicotrampas del pensamiento son una construcción teórica del psicólogo Giorgio Nardone que se refiere a equívocos o sesgos que conducen a razonamientos ilusorios. En muchos casos sirven para que algunas personas intente aumentar su grado de control sobre las circunstancias, cuando su efecto es precisamente el contrario.

La palabra psicotrampa es un término inventado por el psicólogo y psicoterapeuta italiano Giorgio Nardone. También es el título de uno de sus libros que, dicho sea de paso, tuvo mucho éxito. Las psicotrampas del pensamiento, en particular, son una modalidad de estas expresiones en el área cognitiva.

Las psicotrampas del pensamiento tienen que ver con razonamientos equivocados, que conducen a una visión distorsionada de la realidad. Tales razonamientos cumplen con la función de crear una ilusión de control, calmar la ansiedad o simplificar la realidad para hacerla más asimilable.

Lo más paradójico es que, al final del día, todas estas psicotrampas del pensamiento llevan precisamente a obtener resultados opuestos a los que se buscaban. En lugar de transferir control, contribuyen a que alguien lo pierda. En vez de calmar la ansiedad, la incrementan. Y en lugar de hacer más simples las cosas, las vuelven innecesariamente complejas. Algunas de esas psicotrampas son las siguientes.

1. Expectativas engañosas

En principio, las expectativas se refieren a lo que se espera del futuro, tomando como base un análisis de las probabilidades. Sin embargo, lo que ocurre muchas veces es que tal análisis no se lleva a cabo tomando como base lo probable, sino en lo deseado. Esa es una de las psicotrampas del pensamiento.

Esto no es grave si tiene que ver con asuntos menores. Sin embargo, si está vinculado a decisiones trascendentales, o incluso a todo un proyecto de vida, los resultados pueden ser desalentadores. Esperar lo imposible no es ser optimista, sino engañarse a uno mismo.

2. Ilusión de la respuesta absoluta

Esta es una de las psicotrampas del pensamiento que surge del anhelo de certidumbres, en el marco de una realidad que siempre tiene algún grado de incertidumbre. Tiene que ver con la idea de que hay una fuente de verdades absolutas o que existen respuestas universales.

Esto lleva a que la persona busque continuamente acceder a esa fuente, con el fin de que resuelva los grandes enigmas de algo en particular, o de su vida en general. Al no encontrar esa respuesta absoluta, siente frustración y probablemente acuda a otra fuente, con iguales resultados. Cree que su problema es no encontrar esa respuesta absoluta, cuando el problema es no reconocer que la misma no existe.

3. El engaño del razonamiento perfecto

Es una psicotrampa del pensamiento similar a la anterior. Supone la idea de que el pensamiento debe ser cien por ciento coherente, para que sea real y válido. Esto es también una ilusión, ya que no existe algo semejante en el mundo de lo humano.

Todas las personas, incluso en la ciencia, incurrimos en contradicciones y paradojas frecuentemente. Eso no está bien o mal, sino que simplemente es inevitable. Son muchas las variables que operan en el razonamiento humano y, por lo mismo, este nunca llega a ser completamente coherente y radicalmente sólido.

4. Sentimiento interior y existencia exterior

Algunas personas incurren en el equívoco de asumir una división entre su mundo interno y externo, como si fuesen dos realidades separadas de manera tajante, cuando no es así. Por la misma vía, separan intenciones y acciones, así como propósitos y hechos.

Lo que sucede entonces es que se instalan en una continua paradoja, en la cual contraponen lo que desean y a lo que están obligados; o lo que sueñan y lo que pueden hacer realidad. De este modo, impiden que su pensamiento se traduzca en actos y viceversa.

5. El pensamiento positivo, otra de las psicotrampas del pensamiento

El optimismo es una gran virtud, siempre y cuando no se lleve al punto de convertirlo en un idealismo ingenuo. Algunas de las filosofías de lo que se ha dado en llamar “pensamiento positivo” inducen a que algunas personas lleguen a ese extremo.

Es una de las psicotrampas del pensamiento porque se basa en la idea de que todo es bueno, cuando no es así. Hay muchas situaciones negativas que se deben reconocer para poder superarlas y aprender de ellas. Autosugestionarse con la idea de que todo está bien y va a estar bien puede llevar a graves errores.

6. La coherencia absoluta

Hay quienes desean ver el mundo, la vida y a sí mismos como si fueran un rompecabezas en el que todas las piezas encajan. La realidad es muy diferente. Justamente, si algo define todo lo humano es precisamente el hecho de que siempre falta al menos una de las piezas para que las realidades sean completas.

Esto no es una deficiencia, sino una realidad. La falta nos habita y habita todas las situaciones en las que estamos involucrados. Por lo mismo, no existe coherencia absoluta, ni en nosotros mismos, ni en los demás, ni en la sociedad. Desde siempre y para siempre estará presente esa falta y las contradicciones que ello implica.

7. La infravaloración y la sobrevaloración

Aunque no lo parezca a primera vista, las tendencia a sobrevalorar o a infravalorar casi siempre van juntas. Esta psicotramapa de nuestro pensamiento se apoya en el predominio de las emociones a la hora de evaluar una persona, una situación o a uno mismo.

Se trata de una visión de la realidad en perspectiva lineal y vertical, cuando en la práctica no es así. La realidad es mucho más compleja y por eso no siempre las cosas están por encima o por debajo de algo, sino que tienen un comportamiento dinámico, inestable y, por tanto, cambiante.

Las psicotrampas del pensamiento no permiten percibir la realidad plenamente. Introducen sesgos importantes que impiden acciones más certeras y puntuales en los pequeños y grandes episodios de la vida. Son una forma de autoengaño y, con frecuencia, traen consigo problemas o sufrimientos innecesarios.

sábado, 25 de abril de 2020

Las personas estamos hechas de valentía y esperanza

Al final llega un momento en que lo descubres. No solo estás hecho de sueños e infinitas preguntas. En ti hay grandes dosis de valentía que te has visto obligado a demostrar en más de un momento, porque eres luz y eres esperanza. Te quedan grandes cosas por vivir.

Dicen los científicos que el 99 % del cuerpo humano está hecho de cuatro elementos químicos: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Señalan también que el 73 % de nuestros átomos provienen de la explosión de estrellas masivas. Asimismo, faltarían dos componentes más, porque si hay algo que nos enseña la vida es que las personas estamos hechas de valentía y esperanza.

Somos seres extraordinarios. Criaturas que, como bien decía Stephen Hawking, habitamos en un planeta menor en una estrella promedio. Sin embargo, aun así, podemos entender el universo y escribir nuestras propias historias con grandes dosis de coraje e ingenio. Aunque, a veces se nos olvida y descuidamos nuestras fortalezas psicológicas, perdiendo ese brillo original que las estrellas dejaron en nuestro ADN.

No obstante, que ocurra esto es normal y hasta permisible. Uno no puede ser héroe cada día, es imposible ser fuerte en cada circunstancia vital. Tenemos pleno derecho a caer, a acurrucarnos en las grietas de nuestros fracasos y a cobijarnos en los abismos de nuestras pérdidas durante un tiempo. Hay experiencias que requieren de un periodo de necesitada hibernación.

Los mejores héroes, al fin y al cabo, no son los que llevan armaduras brillantes o capas de relucientes de colores. Los verdaderos héroes son de carne y hueso y están hechos de cicatrices, de historias tristes y de una piel curtida en mil experiencias. Somos seres cabezotas que rara vez dejan de alimentar la esperanza. Y eso, nos hace únicos.

Las personas estamos hechas de valentía y esperanza, no lo olvides

No dejes que este mensaje se diluya en el olvido: las personas estamos hechas de valentía y esperanza. Somos pedacitos de coraje entremezclado con rincones donde se contienen las ilusiones y los sueños.

A menudo, protestones porque el mundo no siempre se ajusta a nuestros deseos y expectativas. Persistentes a la hora de trabajar por nuestras metas y olvidadizos a veces, cuando nos descuidamos un poco entre tantas presiones, tareas y obligaciones.

Señala Howard Gardner, psicólogo y profesor de la Universidad de Harvard, que uno de nuestros mayores defectos es nuestra dificultad para afrontar los cambios. Son esos momentos cuando más nos infravaloramos.

Somos seres inteligentes, pero nos cuesta renunciar a ciertos favores o circunstancias, a nuestra estabilidad, a esas rutinas donde determinadas actividades, ocupaciones y personas llenaban nuestros días.

Se nos olvida, quizá, que todo ciclo vital no es más que un proceso constante de transformación. Hay pérdidas y hay ganancias. Hay puertas que se cierran y ventanas que se abren.

Un cambio suscita miedo y nos decimos una y otra vez que no estamos preparados para algo así. Sin embargo, como bien señalaba Kakuzo Okakura, filósofo japonés del siglo XIX, el arte de la vida no es más que un constante reajuste a un entorno cambiante.

Ante el cambio que asusta: ¡coraje!

Hace dos años, la Universidad de Alabama, Estados Unidos, llevó a cabo un interesante estudio para entender mejor qué era el coraje. Los responsables de este trabajo, el doctor Mark Howell y Elaine Coshgell analizaron a un amplio grupo de personas que habían hecho frente a situaciones complejas, a cambios traumáticos a lo largo de su ciclo vital.

De este modo, pudieron definir que la personalidad dotada de este tipo de valentía se define por los siguientes rasgos:
  • Las personas valientes aprenden a ser decididas y proactivas.
  • Tienen unos objetivos vitales y los recuerdan a diario.
  • Cuando tienen un problema, no se quedan estancadas. Buscan estrategias para resolverlas.
  • Son hombres y mujeres apasionados.
  • Saben pedir ayuda, saben comunicar sus miedos y preocupaciones con otras personas para hallar apoyo, para abrirse a otros puntos de vista.
  • El coraje es una cualidad interna. Se relaciona con la resiliencia y es, al fin y al cabo, una respuesta de nuestro cerebro para favorecer la supervivencia.

Las personas estamos hechas de valentía y esperanza: un mecanismo que activar en días de tormenta

Algo que nos puede inspirar es descubrir que el coraje es un mecanismo interno que todos tenemos. Las personas estamos hechas de valentía y esperanza porque gracias a estos enfoques y engranajes, avanzamos. Con estas fuerzas psicológicas garantizamos nuestra supervivencia, sobreponiéndonos, alzando el rostro, activando mente, corazón y voluntades para dejar de temer el cambio.

No es fácil, es cierto. Y como bien señalábamos al inicio, quizás no todos los días contemos con la energía necesaria para vencer nuestros miedos. Sin embargo, nuestro cerebro está dotado de fascinantes habilidades que nos guían en ese necesario ejercicio de superación.

La inteligencia y la creatividad nos instan a los resolver problemas de la manera más original. La persistencia nos dota de un motor donde no quepan la rendición.

Tampoco podemos olvidarnos de nuestras emociones. Como bien señala Antonio Damasio, buscan favorecer nuestra homeostasis para permitirnos actuar, sobrevivir, adaptarnos y reaccionar. Las personas estamos hechas de valentía, esperanza y sueños. No lo olvidemos. Somos seres que tienen en su ADN la materia de esas estrellas que nos dio la vida. Estamos hechos para brillar en los días más oscuros.

viernes, 24 de abril de 2020

Claves para el autocuidado emocional durante la crisis del coronavirus

Durante la actual crisis es más importante que nunca atender nuestro autocuidado emocional. Es momento para hacer de las emociones nuestras mejores aliadas y lograr así, transitar con mayor calma y aplomo por esta realidad tan compleja.

Cada persona está afrontando como puede el contexto actual. No todos tenemos una misma realidad, unos mismos medios o una buena red de apoyo. Es esencial por tanto que aprendamos a desarrollar ciertas habilidades psicológicas para manejar mejor factores como el confinamiento y la incertidumbre. En este caso, nos puede venir bien aplicar una serie de claves para el autocuidado emocional durante el coronavirus.

En los últimos días. abundan mensajes bienintencionados en los que se nos recuerda que es momento de estar unidos, de pensar en un mismo objetivo. Sin embargo, desde el campo de la psicología sabemos que esta realidad está siendo dura para una buena parte de la población. En los muros de cada hogar puede habitar desde la soledad, la ansiedad, el dolor de la pérdida, los problemas de pareja y esa sombra conocida: el miedo.

A veces, no basta con mantener unas rutinas, con hacer ejercicio o realizar videollamadas con la familia o los amigos. Nos sigue faltando algo. Esto provoca que quedemos suspendidos en una especie de noria emocional. Hay instantes en que nos sentimos mentalmente fuertes y al poco llaman a la puerta la frustración o incluso las ganas de llorar. Todo esto, entra también dentro de la normalidad.

Ahora bien, lo importante es no quedar atrapados por estados negativos de forma permanente. Estas realidades emocionales deben ser como nubes pasajeras: sentimientos que se observan, se aceptan y se dejan ir para que seguidamente, vuelva esa luz que nos permita ver lo que nos rodea con claridad y con adecuada calma interna.

Aprendamos por tanto una serie de estrategias para mejorar nuestra solvencia en materia de autocuidado emocional.

Claves para el autocuidado emocional durante la pandemia

Señalaba Daniel Goleman en su ya célebre libro Inteligencia emocional, que las personas, a veces, nos confundimos cuando se habla de la necesidad de controlar las emociones. Las emociones son parte de la vida y como tal « control» nunca será sinónimo de bloqueo o negación en nuestro día a día.

Se trataría más bien, de modulación, de reducir el efecto disruptor que puedan tener ciertas emociones sin dejar de entender su mensaje y su finalidad adaptativa. Un ejemplo, si me siento frustrado y percibo incluso el pinchazo de la rabia por permanecer tanto tiempo en casa, de nada me va servir negar o intentar olvidar ese estado interno.

Se trataría simplemente de canalizar. De buscar una actividad que me permita «liberar» esa emoción. Las claves del autocuidado emocional durante la pandemia requieren un compromiso constante con nosotros mismos. Estas serían por tanto las pautas para empezar a aplicarlas.

Verifica tu estado anímico a lo largo del día

No hay realidad más paradójica que un confinamiento obligado en un contexto de pandemia. Más que angustia, reina la incerteza. Y cuando esta sensación se hace presente, nuestra mente se llena de dudas: ¿cuánto durará esto? ¿qué pasa si me contagio? ¿Y si se contagia alguien de mi familia, qué haré? ¿qué pasará dentro de una semana?…

Esas dudas persistentes incrementan el malestar emocional casi sin darnos cuenta. Entramos en un estado de hipervigilancia y todo empieza a complicarse, a parecer más difícil. Es de vital importancia que a lo largo del día seamos conscientes de cuál es nuestro estado anímico y cuáles son las emociones que nos están dominando. Debemos darles nombre. Ese chequeo nos ayudará a tomar decisiones.

Acepto mis emociones, me doy lo que necesito

Entre las claves para el autocuidado emocional durante el coronavirus está, por encima de todo, la aceptación. ¿Qué significa esto? Implica básicamente, no invalidar ningún pensamiento, sensación o emoción. Es normal sentirnos preocupados, experimentar angustia e incluso incomprensión en algún momento.

Al fin y al cabo, cada persona sobrelleva de un modo este contexto y a veces nos puede sorprender la positividad de otros o esa visión más relajada e incluso festiva de la actual realidad que mantienen muchos.

Cada cual, lo afronta como puede y sabe. A veces, el humor no es más que un buen mecanismo de defensa. Se trata de aceptar a los demás y de aceptar a su vez nuestras realidades internas.

Tras monitorizar nuestras emociones e identificarlas debemos darnos lo que necesitamos. La angustia necesita amarre. Hay que centrarse en el momento presenta a través de una conversación con alguien querido, a través de una actividad que nos genere paz.

La frustración, la inquietud y la ansiedad necesitan canales de expresión. Y la tristeza, el refugio de la calma, el mundo de un libro, el equilibrio de la música…

¿Quién deseas ser durante esta crisis? Pon las emociones a tu favor

Lo creas o no todos cumplimos un papel durante la actual crisis. Todos somos protagonistas en este escenario de emergencia. Y todos debemos ser responsables. Por ello, una de las claves para el autocuidado emocional durante el coronavirus es tener claro quién quieres ser.

Podemos elegir convertirnos en esas personas que se dejan llevar por pensamientos irracionales y por el pánico. Personas que hacen compras compulsivas, que quedan cautivas por emociones como la rabia y el enfado complicando la convivencia con los suyos. No es lo adecuado.

En ti hay recursos y potencial para ser alguien excepcional. Para actuar con equilibrio, serenidad y confianza para afrontar con mayor aplomo estos días. Medita, racionaliza pensamientos. Identifica estresores, situaciones que incrementan tu preocupación. Céntrate en el momento presente, no anticipes.

Concéntrate en lo que puedes controlar

Un hecho innegable sobre el COVID-19 es que se alza como un enemigo desconocido. Tener que hacer frente a algo nuevo genera ansiedad y nos puede sumir sin duda en estados de gran incertidumbre. Por ello, una de las claves para el autocuidado emocional durante el coronavirus es centrarnos en aquello que sí podemos controlar.

Para ello, es adecuado coger papel y lápiz y hacer dos columnas. En una escribiremos aquello que sí podemos controlar sobre esta situación (medias de protección frente al contagio, atender a los nuestros, cuidar de nuestra salud física y emocional, crear estrategias para sentirme mejor, etc).

En la otra columna escribiremos aquello que queda fuera de nuestro control, como por ejemplo, saber la duración de esta crisis. Al terminar este ejercicio, reflexionaremos sobre él para darnos cuenta que a pesar de todo, controlamos cosas importantes. Cosas que pueden favorecer nuestra calma, nuestra manera de afrontar el momento presente.

No dejemos por tanto de atender ese universo esencial y primario, como son nuestras emociones.

jueves, 23 de abril de 2020

Curiosidad: ¿por qué nos fascina lo desconocido?

¿Dónde nace la curiosidad? ¿Por qué ha sobrevivido a la evolución si el refrán dice que mató al gato? Intentaremos responder a estas y otras curiosas preguntas.

La existencia de la curiosidad es contraintuitiva a la teoría evolutiva: los más curiosos entre nosotros deberían haber sido eliminados antes de tener la oportunidad de reproducirse, con el rasgo perdido por selección natural. Realmente no necesitamos hacer crucigramas o descubrir exactamente qué hay dentro de una cueva oscura. Sin embargo, muchos y en muchas ocasiones tenemos el impulso de hacerlo.

Esta extraña motivación para explorar nuestro mundo más allá de lo que necesitamos para sobrevivir nos ha llevado a la luna, ha expandido nuestro dominio de la medicina y hasta nos ha permitido comprender mejor nuestros genes.

Al mismo tiempo, sin embargo, no entendemos completamente el vehículo que nos ha permitido llegar a tales avances. Hasta hoy, exactamente donde se origina la curiosidad continúa confundiendo a la ciencia. La gran pregunta permanece. ¿Viene de nuestro interior o es una respuesta a nuestro mundo exterior?

Teorías de la curiosidad: impulso e incongruencia

Una corriente amplia de la psicología cree que la curiosidad es un impulso interno que se origina al igual que el hambre o la sed.

La teoría del impulso ayuda a explicar el comportamiento de búsqueda. Nos muestra por qué buscamos activamente y participamos en crucigramas o tocamos un instrumento musical. Estas actividades no solo son inherentemente superfluas, sino que también contienen el riesgo de fracaso. Sin embargo, vistas como alimento para nuestra curiosidad, tienen mucho más sentido.

La teoría de la incongruencia se basa en la idea de que nuestra curiosidad aparece cuando identificamos una diferencia entre lo esperado y lo que en realidad sucede. Tendemos a ver el universo como predecible y ordenado. Bajo la teoría de la incongruencia, cuando se desafía este orden, se despierta nuestra curiosidad.

Ni la teoría del impulso ni la teoría de la incongruencia pueden explicar completamente la curiosidad. Cada una tiene problemas para explicar completamente un aspecto u otro, lo que significa sigue siendo un misterio para nosotros.

Curiosidad como estado o rasgo

La idea de que la curiosidad se origina dentro o fuera de nosotros ha llevado a dos clasificaciones distintas de tipos de curiosidad: estado y rasgo. Estos dos términos describen la forma en que los humanos participan (o no participan) en comportamientos curiosos.

La fugaz excitación como reacción se conoce como estado de curiosidad. En general, se basa en una situación externa y puede ser tan mundana como preguntarnos qué hace un camión haciendo entregas en un negocio cercano a las 2:00 de la madrugada.

Si todos los humanos son curiosos por naturaleza, entonces la curiosidad como estado parece ser el mejor descriptor de este aspecto de nosotros mismos. La curiosidad estado tiende a estar relacionada con altos niveles de recompensa.

La curiosidad como rasgo se relaciona con un interés de por el aprendizaje, actuando como refuerzo el simple hecho de aprender. A lo largo de su estudio, la curiosidad rasgo se ha relacionado con todo tipo de comportamiento, desde la experimentación con drogas e incendios provocados hasta el alto intelecto y la intrepidez. Sin embargo, en general es una característica positiva.

Como rasgo, manifiestan un interés por resolver interrogantes aquellos que trascienden la ansiedad o el miedo que pueden inspirar el daño, el dolor o el fracaso de ir más allá de lo conocido o dominado.

En este sentido, trascienden la posibilidad de no llegar a dominar el instrumento musical que han decidido aprender, la frustración por no encontrar las palabras para terminar el crucigrama o ser heridos buceando.

Las recompensas

Una de las implicaciones subyacentes de la curiosidad es lo que se deriva de ella. De niños, aumentamos nuestra comprensión del mundo al experimentar con él, obtenemos un conocimiento que nos será muy útil. Pero, ¿qué recompensa hay por aprender mucho sobre otros planetas si su trabajo diario es en contabilidad? ¿Qué sentido tiene aprender otro idioma si no existe la oportunidad o la inquietud por viajar?

La respuesta es que nuestras mentes anhelan la distracción. Esta idea está respaldada por estudios de privación sensorial realizados en los años 50 y 60. La investigación ha demostrado que aquellos que tienen privación sensorial, que se mantienen en habitaciones sin luz ni sonido durante períodos prolongados, anhelan cualquier tipo de entrada de información.

Ayuda para la construcción de la identidad

También podemos obtener otras recompensas por curiosidad, además de un medio para evitar el aburrimiento. Los psicólogos cognitivos proponen que formamos nuestras identidades en parte a través de la información y las actitudes que obtenemos de la curiosidad.

Según esta visión, la curiosidad es como un vehículo que utilizamos para expandirnos. También parece que las personas curiosas se sienten atraídas por personas igualmente curiosas.

Por otro lado, la falta de curiosidad se ha relacionado con las emociones negativas. Los estudios han encontrado que los participantes deprimidos temporalmente muestran una falta de curiosidad como estado. Datos parecidos recogen los estudios que se han realizado utilizando de muestra a pacientes con alzhéimer.

Biología y curiosidad

La psicología ha inspirado la búsqueda de factores biológicos. Así, por ejemplo, el hecho de que la curiosidad se asociara negativamente con el miedo, sirvió como guía para otra disciplina científica, la genética.

En 2007, un equipo de investigadores del Instituto Max Planck descubrió lo que denominaron un «gen de curiosidad» en el pájaro cantor del carbonero común.

Este gen, el gen Drd4, es responsable de crear receptores para el neurotransmisor dopamina. Las aves que muestran una variación común en el gen mostraron una mayor propensión a visitar nuevas áreas y explorar objetos desconocidos colocados en sus jaulas.

Además del sistema de recompensas, otras áreas del cerebro también juegan un papel importante. Parece que las regiones dedicadas a la memoria de trabajo en la corteza prefrontal nos permiten distinguir entre estímulos nuevos y previamente experimentados.

Por otro lado, parece que el centro fisiológico que tiene una mayor responsabilidad en nuestro sentido de curiosidad es la circunvolución dentada, una parte del hipocampo.

Otros aspectos siguen siendo un misterio. Un misterio que despierta la curiosidad de muchos investigadores…

miércoles, 22 de abril de 2020

¿Existe causalidad mental en los trastornos psicológicos?

¿Cuál es el origen de la ansiedad o la depresión? ¿Podemos decir que está en la mente? ¿Qué es exactamente la mente? ¿Dónde se encuentra? Un tema complejo sobre el que intentaremos arrojar un poco de luz.

Al hablar de causalidad mental, diferentes preguntas aparecen en el horizonte: ¿qué es la mente? ¿Cómo la definiríamos? Pero siguen siendo muchas las dudas respecto a su forma, función o localización. No es conducta ni tampoco cerebro.

Si consideramos que es el resultado de la interacción entre lo que el cerebro «dicta» y lo que hacemos (conducta), lo más parecido sería lo que denominamos «cognición». Por tanto, no deja de ser una constructo que nosotros mismos creamos para explicar algo que no terminamos de entender. Complejo punto de partida.

La mente enfrenta a conductistas radicales, psicoanalistas y neurocientíficos. Así que todo lo haga referencia concreta  a la «causalidad mental» está sujeto a debate. Teniendo en cuenta esto, sabemos ya lo difícil de hablar de la mente como una identidad real. Diagnosticar una enfermedad mental no es como diagnosticar otras enfermedades físicas.

La enfermedad cardíaca se identifica con la ayuda de análisis de sangre y electrocardiogramas, pero clasificar la enfermedad mental es un esfuerzo más subjetivo. No existe un análisis de sangre para la depresión; ninguna radiografía puede identificar a un niño en riesgo de desarrollar trastorno bipolar. Al menos no todavía.

Qué dice la neuroimagen de la «causalidad mental» sobre los trastornos psicológicos

Gracias a las nuevas herramientas en genética y neuroimagen, los científicos están progresando para descifrar detalles de la biología subyacente de los trastornos mentales. Sin embargo, los expertos no están de acuerdo sobre hasta qué punto podemos impulsar este modelo biológico.

¿Son las enfermedades mentales simplemente enfermedades físicas que golpean el cerebro o estos trastornos pertenecen a una clase con entidad propia? ¿Es la causalidad mental la base de los trastornos psicológicos?

Eric Kandel, MD, galardonado con el Premio Nobel y profesor de ciencias del cerebro en la Universidad de Columbia, cree que todo se trata de biología. «Todos los procesos mentales son procesos cerebrales y, por lo tanto, todos los trastornos del funcionamiento mental son enfermedades biológicas«, dice.

«El cerebro es el órgano de la mente. ¿Dónde más podría estar la causa y la enfermedad mental misma si no fuera en el cerebro?»

Nuevos avances, nuevas conclusiones sobre la mente

En la mayoría de las áreas de la medicina, ahora tenemos un conjunto completo de herramientas para ayudarnos a saber qué está pasando, desde el nivel de comportamiento hasta el nivel molecular. Eso realmente ha llevado a enormes cambios en la mayoría de las áreas de la medicina.

En los últimos años, los científicos han hecho muchos descubrimientos interesantes sobre la función y la disfunción del cerebro humano. Identificaron genes relacionados con la esquizofrenia y descubrieron que ciertas anormalidades cerebrales aumentan el riesgo de una persona de desarrollar un trastorno de estrés postraumático después de un evento angustiante.

Otros se han centrado en las anomalías asociadas con el autismo, incluido el crecimiento cerebral anormal y la baja conectividad entre las regiones del cerebro.

Causas de la depresión desde un punto de vista orgánico

Los investigadores también han comenzado a desarrollar una explicación fisiológica para la depresión. Helen Mayberg, MD, profesora de psiquiatría y neurología en la Universidad de Emory, ha participado activamente en una investigación que destacó una región del cerebro, el área 25 de Brodmann, que es hiperactiva en personas con depresión.

Los mapas de los circuitos neuronales de la depresión, dice Mayberg, pueden eventualmente servir como una herramienta tanto para el diagnóstico como para el tratamiento. La comprensión de la biología subyacente, agrega, podría ayudar a los terapeutas a decidir qué pacientes se beneficiarían de una terapia más intensiva y cuáles no mejorarían sin medicación.

Sin embargo, a pesar del progreso y la promesa de su investigación, Mayberg no está lista para admitir que todas las enfermedades mentales algún día se describirán en términos puramente biológicos. Uno de los mayores problemas, dice, es que los diagnósticos de enfermedades mentales a menudo son categorías generales que incluyen muchas disfunciones subyacentes diferentes.

Diferenciación de la importancia de la causalidad mental en distintos trastornos

Cuando se trata de enfermedades mentales, no se aplica un enfoque único para todos. Algunas enfermedades pueden ser de naturaleza más puramente fisiológica.

Ciertos trastornos como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y el autismo se ajustan al modelo biológico en un sentido muy claro. En estas enfermedades, las anormalidades estructurales y funcionales son evidentes en los escáneres de imágenes o durante la disección postmortem.

Sin embargo, para otras afecciones, como la depresión o la ansiedad, la base biológica no ofrece un correlato tan claro. A menudo, señala McNally, es probable que las enfermedades mentales tengan múltiples causas, incluidos factores genéticos, biológicos y ambientales.

Por supuesto, eso es cierto para muchas enfermedades crónicas, enfermedades cardíacas y diabetes incluidas. Pero para las enfermedades mentales, estamos muy lejos de comprender la interacción entre esos factores.

Matizando conceptos en la causalidad mental de los trastornos

Mientras tanto, el área emergente de la epigenética podría enriquecer lo que sabemos del vínculo entre las causas biológicas y otras causas de enfermedad mental.

La investigación en epigenética examina cómo los factores ambientales cambian el modo en el que los genes se expresan. Ciertos genes se activan o desactivan, expresados ​​o no expresados, dependiendo de las circunstancias.

Las diferencias podrían atribuirse a marcadores epigenéticos, etiquetas químicas que se adhieren a hebras de ADN y, en el proceso, activan y desactivan varios genes. Sin embargo, esas etiquetas no solo afectan a las personas durante su vida. Como el ADN, los marcadores epigenéticos se pueden pasar de generación en generación.

Más recientemente, el equipo de McGill estudió los cerebros de las personas que se suicidaron y descubrió que aquellos que habían sido abusados ​​en la infancia tenían patrones únicos de etiquetas epigenéticas en sus cerebros. «El estrés se mete debajo de la piel, por así decirlo«.

Lugar para la esperanza en la investigación

En opinión de McNally, el peligro de que los profesionales de la salud mental olviden la importancia de los factores ambientales para el desarrollo de enfermedades mentales no es grande. Estaríamos lejos de perder perspectiva.

Hay buenas razones para mantener la esperanza. «Creo que, cada vez más, entenderemos mejor el comportamiento a muchos niveles, y uno de ellos será fisiológico«, dice Insel.  Ciertamente, agrega Kandel, los factores sociales y ambientales son importantes para comprender la salud mental. «Pero no actúan en el vacío, actúan en el cerebro«.

Es demasiado pronto para decir si algún día nos haremos un análisis de sangre para detectar esquizofrenia o una técnica de escaneo cerebral que identifique la depresión, haciendo más pequeño el espacio para la duda. Pero los científicos y los pacientes están de acuerdo: cuanto más comprendamos sobre nuestro cerebro y nuestro comportamiento, mejor.

martes, 21 de abril de 2020

Criticones, quejosos y rumiantes: ver la paja en el propio ojo y la viga en el ajeno

Hay personas que critican, rumian o se quejan como estilo de vida. Ahora bien, ¿por qué lo hacen? ¿qué hay detrás de esas conductas? El psicólogo Marcelo Ceberio nos habla sobre ello.

Es bastante frecuente que a las personas les resulte más sencillo quejarse y criticar las acciones de los demás que las suyas propias. Ahora bien, ¿de qué se quejan? ¿a qué o quienes critican? ¿para qué critican?, ¿cuál es la finalidad?

Las tendencias de criticar y quejarse suelen ser componentes de una inercia totalmente estructurada que forma parte de un estilo de vida en el que podemos distinguir diferentes variantes:

  • Los criticones son una raza especial de humanos que tienen sistematizado señalar lo que falta tanto de los demás como de uno mismo.
  • Los quejosos son primos hermanos de los criticones y en general se combinan y se potencian entre sí.
  • Por último, los rumiantes vuelven una y otra vez a sus pensamientos, pensando y repensando las mismas imágenes o ideas. Algunos de ellos son explicitados como quejas y otros quedan afincados en la mente.

En general, estas actitudes son síntomas que surgen de forma espontánea y con los que la persona se halla tan consustanciada y acostumbrado que no tiene consciencia de que tal sistematización ha conformado un estilo personal.

De hecho, parte de su forma de pensar son un buen ejemplo de las profecías autocumplidas, ya que tanta queja provoca la adopción de una actitud negativa frente a la vida que termina construyendo situaciones en las que se confirman sus ideas negativas.

Por ejemplo, si yo pienso y pienso rumiantemente que cuando realice mi entrevista de trabajo voy a fracasar y que el evaluador pensará que no soy apto para ese cargo, entraré en escena tan tensionado y ansioso, mostrando tanta inseguridad, que lo más seguro es que finalmente no sea elegido. Y no solo eso, sino que tendré otra justificación más para quejarme, más allá de confirmar lo que suponía inicialmente.

Además, si un perfil de esta trilogía -criticones, quejosos y rumiantes- acompaña a algún trastorno, tendrá consecuencias negativas, ya que incrementará el malestar.

Así, si tengo gripe, dolor de cabeza, angustia, pánico, trastorno alimentario o espasmos gastrointestinales, desde el más simple hasta el más complejo, puede resultar un buen aval para quejarme y de esa manera incrementar mi malestar.   

Construir libretos para quejarse

Los tres estilos -criticones, quejosos y rumiantes- tienen que tener un libreto, es decir, un prototipo de situaciones fallidas o que causen cierto malestar para rumiar, quejarse o criticar.

De hecho, a muchos de los sujetos de esta fauna les cuesta resolver el libreto porque se quedan sin texto para desarrollar cualquiera de las tres actitudes. Entonces, se resisten a modificar las situaciones problemáticas porque ¿qué harían si no pudiesen criticar o quejarse? De esta forma, perpetúan sus problemas para mantener su actitud. 

Ahora bien, existen una serie de diferencias entre las quejas, las críticas y las rumiaciones que merece la pena tener en cuenta para su identificación:

  • Mientras que las quejas y las críticas son explícitas, es decir, en voz alta; las rumias son mentales, esto es, se mastican en nuestra mente, y si se llegan a explicitar se transforman en quejas o críticas.
  • Las quejas son más impersonales, si alguien se queja suele ser de sus propios defectos, y las críticas son más interactivas, se dirigen a otros, aunque también están aquellas que se dirigen a uno mismo y se conocen como autocríticas. No obstante, los tres aspectos se centran en aspectos negativos -los defectos- tanto propios como ajenos.
Como vemos, los criticones, quejosos y rumiantes suelen ser hábiles a la hora de identificar defectos por mínimos que sean y poseen un radar interno para ver la paja en el ojo ajeno, como dice el dicho popular; sobre todo, los criticones que no se conforman y ven hasta el tronco en el ojo ajeno.

Las personas hiperexigentes, que son expertos en señalar lo que falta, tienen un excelente libreto para quejarse o criticar, ya que cuando lo hacen matan dos pájaros de un tiro: ejercitan su sobrexigencia y aprovechan para quejarse. 

Un detalle importante tiene que ver con la tendencia a la envidia por parte de los criticones. La envidia es un sentimiento oscuro y descalificante que opera a través de la crítica desmereciendo cualquier adelanto o logro del interlocutor, el cual es considerado como un enemigo al que hay que destruir con cara de mejor amigo.

Los criticones, quejosos y rumiantes, ante la opción de observar un vaso medio lleno o medio vacío, se especializan en identificar la parte que falta. Algo que resulta increíble, ya que teniendo la oportunidad de connotar de forma positiva la vida, se refugian en actitudes de crítica y queja con el objetivo de remarcar las cosas que se podrían haber hecho y no las que se llegaron a realizar, además de envidiar en lugar de admirar.

Sin embargo, no se trata de no observar lo negativo o lo que falta. Señalarlo posibilita también pulir acciones, rectificar errores y mejorar nuestros resultados. Nos referimos, en especial, a señalar lo negativo mediante el predominio de la queja y la crítica y crear así una forma de ver y construir la realidad que bloquea el cambio. 

Quejarse o criticar bloquea la acción

La queja es un mecanismo que obtura la posibilidad de desarrollar una modificación en la acción. Mientras que las personas se quejan y critican, se posicionan mirando el problema y estancándose en él. De esta forma, incrementan la protesta inicial y se alejan cada vez más del camino hacia la solución.

Además, el siempre marcar lo que falta, lleva inevitablemente a la frustración: por más que se haga lo que se haga, se podría haber hecho un poco más o mejor.

Dicho de otra manera, un factor asociado a la queja es la inacción, puesto que mientras el quejoso o el criticón expresan su mantra quejoso, las acciones son suplidas por el lamento. Y así, al no llevarse a acciones concretas que se traduzcan en soluciones, se produce un bloqueo que favorece el continuar quejándose, formándose un círculo vicioso eterno. 

Como vemos, las críticas y las quejas son descalificantes, razón por la cual se encuentran en el extremo opuesto a la buena autoestima. Además, suelen generar repulsa por parte del entorno, ya que a nadie le gusta rodearse con gente que señala de forma permanente lo que no se hizo, no se tiene, lo que falta o el error. 

Por otro lado, es cierto que es muy difícil hacer una crítica constructiva, ya que la crítica es crítica, marca lo que falta y descalifica. Porque no solo es importante el contenido de la crítica sino también la forma en la que se enuncia: su tonalidad, la cadencia, la expresividad del rostro, el movimiento de las manos y la expresión del cuerpo en general.

Unidos contenido y forma hacen una sinergia de la emisión quejosa o criticona que logra su objetivo: el rechazo (tanto a sí mismo como a los demás). Aunque muchos criticones utilizan la crítica para descalificar al otro y colocarse en un lugar de superioridad, para no sentirse tan patitos feos en las relaciones, ya que en la comparación siempre salen en desventaja, siempre se sienten menos.  

Transformar la crítica en pedido

Muchas críticas, principalmente las que se dan en marcos afectivos como las relaciones de pareja o materno o paterno filiales, encubren pedidos. Es decir, se critica, pero en la esencia de la crítica se encuentra un pedido tácito.

Si el hijo adolescente grita a su madre: «¡Nunca estás conmigo siempre estas ocupándote de otras cosas y no me escuchas!». En realidad está diciendo: «Mamá te quiero y necesito que estés mas conmigo». O si el marido critica a su mujer: «¡Siempre te acuestas temprano y no compartes nada conmigo!», la traducción sería: «Me encantaría que estuvieras más conmigo un rato y pudiésemos conversar».

Así, cuando se pide, se tienen que tener en cuenta las posibilidades y los recursos del otro, porque sino las peticiones estarán destinadas al fracaso. Al igual que no podemos pedir sandías a una lechuga o que un chico moreno y bajito sea rubio y alto, los pedidos deben estar basados en condiciones y posibilidades reales. De lo contrario, caemos en una trampa porque criticamos al otro cuando se realizan pedidos imposibles.

Por último, cuando critica, el criticón-quejoso, se coloca en una posición por arriba, ya que siempre emite la crítica desde una postura de perfección desde la que evalúa y juzga los actos de los demás. Esto hace sentir rabia al interlocutor.

Diferente resulta el acto de pedir, donde uno se ubica par y par al otro, inclusive a veces relacionalmente por debajo. Cuando uno pide valoriza al otro, lo hace sentir afectivamente importante. En la crítica se pasa factura, se descalifica al otro. Entonces más vale pedir que criticar…

lunes, 20 de abril de 2020

¿Tienes calidad de vida laboral?

La calidad de vida laboral es un factor fundamental para tener un equilibrio adecuado en nuestras vidas en general. Esa calidad depende tanto de la organización, como del trabajador mismo. Te damos algunos parámetros para que evalúes si estás en un ámbito laboral con suficiente calidad.

La mayoría de nosotros pasamos buena parte de nuestra vida trabajando, pero no siempre nos detenemos a pensar si en realidad tenemos una buena calidad de vida laboral o no. Aunque estamos en pleno siglo XXI, sigue muy extendida la idea de que el trabajo necesariamente genera sacrificios e incluso sufrimientos.

La principal fuente de ingresos para la mayor parte de los habitantes del planeta es el trabajo. Por eso, la motivación fundamental para muchos es simplemente tener los recursos necesarios para subsistir y satisfacer sus necesidades de consumo. Sin importar si esto es o no así, lo cierto es que todos tenemos el derecho y el deber de tener una buena calidad de vida laboral.

Una parte de esa calidad de vida laboral la aporta el empleador; otra, está a cargo de los compañeros de trabajo. Así mismo, la actividad y las condiciones en las que se realiza, tienen que ver con esto; finalmente, nosotros mismos enriquecemos o no ese ámbito del trabajo.

¿Qué es la calidad de vida laboral?

No es fácil definir el concepto de calidad de vida laboral, ya que son muchos los factores involucrados en esto y varios de ellos son estrictamente subjetivos. En términos generales, podríamos decir que la calidad de vida laboral existe cuando un trabajador experimenta básicamente sentimientos positivos hacia la labor que realiza y hacia la organización en donde la lleva a cabo.

Hay que decir que esos sentimientos positivos nacen de muchos factores, que no solo dependen del trabajador, sino también de la organización. Implica la existencia de unas condiciones objetivas y subjetivas, que en conjunto lleven al trabajador a hacer y sentir su balance como positivo.

Hay algunos conocedores del tema que no ponen tanto énfasis en el aspecto emocional, sino que se remiten a otros parámetros para definir la calidad de vida laboral. Desde esa perspectiva, dicha calidad tiene que ver con las posibilidades que ofrece el trabajo para que una persona pueda y quiera desarrollar sus potencialidades en todas las dimensiones de su vida.

Los factores objetivos de la calidad de vida laboral
Para que haya calidad de vida laboral se deben reunir unas condiciones objetivas mínimas. Estas son las que generan, en principio, el sentimiento positivo en el trabajador y la percepción de estar en un proceso de crecimiento a partir de su trabajo.

Los factores objetivos más destacables son los siguientes:

  • Medio ambiente físico. Se refiere a las instalaciones en las que el trabajador lleva a cabo sus tareas. Incluyen aspectos como ergonomía del puesto de trabajo, luz, temperatura, espacio personal, distancia al sitio de vivienda, etc.
  • Medio ambiente tecnológico. Tiene que ver con los equipos que emplea el trabajador para realizar su labor y la eficiencia o funcionalidad de estos.
  • Medio ambiente contractual. Básicamente incluye dos componentes que son definitivos en el sentimiento de satisfacción del trabajador. Uno es el salario y otro es la estabilidad laboral.
  • Medio ambiente productivo. Se refiere al volumen de labores que debe realizar un trabajador y a los horarios en que debe llevarlas a cabo. También incluye un elemento crucial que es la posibilidad de ascenso o promoción.
Los factores subjetivos

Para que haya una buena calidad de vida laboral también hay todo un conjunto de factores subjetivos, que inciden en la satisfacción y bienestar del trabajador. Son subjetivos porque dependen más de la percepción personal que de datos medibles. Los factores subjetivos son:

  • Actividad profesional. Este factor está relacionado con el grado de satisfacción que la labor le proporciona a cada trabajador.
  • Relaciones entre el equipo de trabajo. Hace referencia a la calidad de los vínculos que se establecen con los compañeros de trabajo y con los directivos.
  • Percepción del liderazgo. Una persona se siente mejor en su trabajo cuando percibe que quien dirige su labor es una persona valiosa y muestra dotes para el liderazgo.
  • Esfera privada. Cuando hay problemas en la vida personal, lo más habitual es que la calidad de vida laboral se vea deteriorada.
  • Esperanza. Hace alusión a la forma en la que el trabajador imagina su situación dentro de la organización, en tiempo futuro. Entre más esperanzador sea ese futuro, más satisfacción habrá.
  • La calidad de vida laboral es fundamental para el equilibrio personal. También es un factor determinante para la buena marcha de una organización y está probado que incide en su productividad. Así mismo, a largo plazo le genera mejor reputación a una empresa, reduce el absentismo y promueve la creatividad.

domingo, 19 de abril de 2020

¿Qué es el Business to Business?

El Business to Business ha crecido ligado al desarrollo de las redes de comunicación, y especialmente de Internet. La génesis se encuentra en el comercio electrónico; es decir, tanto la venta, compra y prestación de servicios en línea.

El B2B (Business to Business) es un concepto que se refiere a la colaboración de dos empresas en sus transacciones de bienes o en la demanda de sus servicios. Es decir, como la propia expresión explica, se trata de una forma de trabajo “de negocio a negocio”.

Que dos empresas trabajen juntas es un hecho que puede parecer poco común. Sin embargo, es un modelo de negocio que en la actualidad cada vez es más utilizado en el mundo empresarial. Sobre todo, este tipo de modelo empresarial se utiliza con mayor frecuencia en el sector mayorista.

También cabe mencionar que, normalmente, no existe una dependencia del cliente cuando hablamos del modelo Business to Business. Esto es porque la colaboración se realiza siempre entre empresas. A continuación, ahondamos en el concepto y explicamos su utilidad en el mundo empresarial.

¿Cómo se usa el Business to Business?

En primer lugar, es importante entender que el Business to Business ha crecido ligado al desarrollo de las redes de comunicación y especialmente a Internet. La génesis se encuentra en el comercio electrónico; es decir, tanto en la venta, compra y prestación de servicios en línea.

En este sentido, ¿por qué se ha popularizado el B2B? El principal motivo es el auge de la compra de productor y el uso que tiene Internet dentro del sector empresarial, una herramienta que, con el paso de los años, se ha vuelto fundamental para el éxito de cualquier empresa.

En concreto, ¿cuál son las ventajas que presenta el B2B?

  • Rapidez. En un mundo donde el tiempo cada vez es más valioso, este tipo de modelo empresarial permite agilizar trámites que antiguamente eran más largos. B2B nos permite realizar operaciones comerciales de manera veloz y segura sin la necesidad de intermediarios.
  • Aumento de las transacciones. Si realizar estas operaciones se ha vuelto en un proceso rápido, la consecuencia es que dichas operaciones aumenten el número de transacciones comerciales.
  • Disminución de los costes. El B2B favorece el aumento de las transacciones debido a su rapidez, reduciendo los costes en gestión. Esto, a su vez, mejora el beneficio en transacciones.

¿Qué es necesario para poner en marcha un B2B?

Hay algunos requisitos que no son obligatorios, pero sí se recomienda que tenga la empresa para llevar a cabo un modelo B2B.

En primer lugar, es importante tener claro el ámbito en el que se desarrolla la actividad de la empresa y, sobre todo, saber si las condiciones son óptimas para poner en marcha este modelo de negocio.

También hay que tener en cuenta toda la red, la infraestructura interna de la empresa; es decir, si se cumplen los requisitos necesarios para que el plan B2B se realiza de manera satisfactoria.

Por otro lado, hay ciertos aspectos que se deben abordar a la hora de poner en marcha este modelo de negocio. Con la evolución de Internet, existen diferentes maneras de llegar a puestos altos o técnicas de posicionamiento que se están volviendo en un instrumento atractivo para las empresas. En este caso, otro enfoque es esencial para que dichas técnicas de posicionamiento sean efectivas.

Lo primero de todo es considerar cuáles son los propósitos u objetivos de nuestra empresa y el target profesional al que nos queremos dirigir.

Tras este primer punto, tenemos que poner encima de la mesa las técnicas que vamos a utilizar de posicionamiento, es decir, por ejemplo, si vamos a centrarnos solo en Google o en redes sociales. Para ello, se recomienda tener un experto de esta área, cosa que facilitará este proceso que puede llegar a ser tedioso.

Otro aspecto importante es la búsqueda de la fidelización del cliente. Este aspecto es complejo, ya que la fidelización a una marca o una empresa es algo complicado de conseguir, pero una vez conseguido es fundamental para el desarrollo de la empresa.

Este modelo, al no estar enfocado al cliente, es crucial que consiga adeptos porque, en el caso de no captar clientes fieles, el modelo se tambalea.

Lo más normal es buscar ayuda a la hora de conseguir la fidelización de los clientes. Para conseguir este objetivo, normalmente se apoyan en plataformas digitales; las mismas que ayudan o facilitan las relaciones comerciales.

Por ello, B2B es un modelo de negocio que puede atraer a aquellas empresas que comienzan a dar sus primeros pasos en el comercio digital. Sin embargo, es necesario que cumplan una serie de requisitos y conseguir relaciones fuertes entre empresas para que su intento no se convierta en un fracaso.