domingo, 31 de octubre de 2021

La generosidad emocional: compartir emociones para sanar

La persona emocionalmente generosa es aquella que brinda su apoyo con valentía y honestidad.

La generosidad emocional es capaz de cambiar el mundo. Es la voluntad auténtica y desinteresada por brindar apoyo, bienestar, positividad, cercanía y esperanza. En la actualidad, ser generosos es un acto casi revolucionario.

Aunque nos resulte llamativo, no es fácil llevar a cabo esta conducta. Si bien es cierto que todos conocemos sus beneficios y ensalzamos a la generosidad como una de las virtudes más encomiables, llevarla a cabo requiere esfuerzo. Nos hemos habituado a reforzar la idea de que si hacemos algo por alguien, este debe devolvernos el favor en algún momento.

Lo más curioso de todo es que la generosidad ha sido decisiva en nuestra historia evolutiva. Ser emocionalmente disponible también revierte en el bienestar de la comunidad, y esto es algo que deberíamos tener más presente.

¿Qué es la generosidad emocional?

La generosidad emocional es un acto de proactividad social con el que mejorar la realidad de otra persona a través de las propias emociones. ¿Qué significa esto? Por ejemplo, implica que si alguien está preocupado no va a querer escuchar frases como “es que eres un exagerado, es que tú te preocupas por nada o si hubieras hecho esto no te habría pasado aquello”.

Asimismo, esta conducta que combina lo conductual y lo emocional es el pilar más poderoso para construir relaciones felices. En un mundo en el que es habitual que muchas personas se sientan solas e incomprendidas, la generosidad emocional es una garantía de presencia, confianza y conexión. Tres elementos tan necesarios como sanadores.

Además, según un estudio de la Universidad de Lübeck (Alemania) publicado en la revista Nature: ser generosos también revierte en nosotros porque nos hace más felices.

Aunque obviamente, hay que dar el paso y algo así requiere compromiso, voluntad y difuminar de nuestra mente la idea de “si tú no haces algo por mí yo no lo hago por ti”.

Formas en que actúan las personas emocionalmente generosas

La generosidad emocional nos viene de “fábrica”. Sin embargo, al madurar, al dejarnos envolver en nuestras pieles de adultos responsables, con sus obligaciones y metas particulares, descuidamos este aspecto.

Trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad de Stanford, nos recuerdan algo muy importante. La conducta altruista y prosocial ya aparece de manera instintiva en los niños de 4 años. Es necesario favorecerla, potenciarla, tenerla presente cada día en muchas de nuestras actitudes.

Analicemos a continuación cómo son esas personas emocionalmente generosas a las que deberíamos imitar.

Comunicación honesta

La comunicación honesta ni juzga ni infantiliza. Se trata de un tipo de comunicación en la que jamás se culpa a nadie de lo que le sucede y tampoco cae en el error de prometerle a la otra persona que “todo va a ir bien, que eso que teme va a salir fenomenal o que la vida le va a dar todo lo que desee”.

La generosidad emocional brilla cuando la persona es capaz de ofrecer apoyo y cercanía de una manera honesta. Es saber estar para ofrecer a la persona lo que necesite en cada momento.

La disponibilidad emocional

Todos conocemos a esas personas definidas por una clara frialdad emocional. Son figuras no disponibles, muros en los que nos golpeamos porque ni nos ven ni quieren vernos.

Este tipo de relaciones duelen y refuerzan el sentimiento de soledad. Por ello, la generosidad emocional integra en su esencia esa apertura constante, el hecho de ser ese refugio cotidiano al que siempre se puede acudir.

Generosidad emocional: hacer fácil lo difícil

Ser calma en un mundo caótico. Ver mil soluciones ante un solo problema. Mirar las cosas con esperanza y no con catastrofismo… La generosidad emocional facilita la convivencia porque transmite serenidad, optimismo, resiliencia y humildad.

No esperar nada a cambio, el simple hecho de conferir bienestar ya les enriquece

La piedra angular de la generosidad emocional integra un principio: no esperar nada a cambio más que el mero placer de hacer el bien. Esa es la auténtica recompensa y no otra, saber que aquello que se lleva a cabo mejora la vida de alguien y, en consecuencia, la de nosotros mismos.

Lejos de instrumentalizar el altruismo, la bondad o el respeto al otro al esperar beneficio por ello, ser generosos nos hace libres. La generosidad nos libera de resentimientos al no esperar nada. Nos convierte en seres más dignos y felices al traer bienestar a un mundo que espera lo mejor de cada individuo.

sábado, 30 de octubre de 2021

Bulimia nerviosa: síntomas, causas y tratamiento

La bulimia nerviosa tiene una prevalencia anual del 1-1,5% en mujeres jóvenes, aunque los hombres también pueden sufrir este trastorno de la conducta alimentaria.

La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que según el DSM-5 (APA, 2013) tiene una prevalencia a 12 meses de entre el 1 % y el 1,5 % en mujeres jóvenes. La prevalencia más alta se da en las últimas etapas de la adolescencia o en adultos jóvenes.

Suele iniciarse entre los 18 y los 25 años, siendo el inicio antes de la pubertad o después de los 40 años es poco común. Normalmente, los atracones que caracterizan el trastorno empiezan durante o después de un episodio de dieta para perder peso.

¿Qué más sabemos sobre este trastorno? ¿Cuáles son los síntomas, las causas y las intervenciones con las que hemos obtenido resultados más prometedores?

Bulimia nerviosa: definición y síntomas

La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) que afecta sobre todo a mujeres, en una proporción aproximada de 10 mujeres por cada hombre que lo sufre. Los criterios diagnósticos (síntomas) de la bulimia propuestos en el DSM-5 (APA, 2013) son los siguientes:

Presencia de atracones

El paciente muestra episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por lo siguiente:

  • Comer en un período corto de tiempo (por ejemplo, dentro de un período de dos horas) una cantidad de comida que es definida como superior a la que la mayoría de los individuos podrían comer en un período de tiempo similar bajo circunstancias similares.
  • Sensación de ausencia de control sobre la comida durante el episodio (por ejemplo, un sentimiento de que no se puede parar de comer o controlar qué o cómo se está comiendo).
Conductas compensatorias y distorsión de la imagen corporal

Otro de los síntomas de la bulimia son las conductas compensatorias recurrentes e inapropiadas, dirigidas a prevenir la ganancia de peso, tales como: vómitos autoinducidos, uso de laxantes, diuréticos u otras medicaciones, ayuno o ejercicio excesivo. Los atracones y las conductas compensatorias tienen lugar una vez a la semana durante tres meses en promedio.

La autoevaluación está muy condicionada a lo que la persona piensa de su constitución corporal. Existe una alteración o distorsión de la imagen y la silueta corporales.

La persona está encerrada en una especie de bucle distorsionador del pensamiento que le lleva a “poner una lupa” de muchos aumentos sobre aquellas partes de su cuerpo que no les gustan. En sus pensamientos, la parte “que amputarían” se convierte en un todo, generando un malestar muy intenso.

Destacar que para poder hablar de bulimia, los síntomas anteriores no pueden deberse exclusivamente a episodios de anorexia nerviosa.

Causas de la bulimia

Los factores de riesgo y el pronóstico de la bulimia tienen que ver con el temperamento de la persona, el ambiente y los factores genéticos y fisiológicos.

Factores temperamentales

Entre las posibles causas de la bulimia relacionadas con factores temperamentales, encontramos: preocupaciones acerca del peso, baja autoestima, síntomas depresivos, ansiedad social u otros trastornos de ansiedad en la infancia. Estos factores podrían incrementar el riesgo de desarrollar el trastorno.

Factores ambientales

A nivel ambiental, también encontramos posibles causas del trastorno. Una de ellas es la interiorización de un cuerpo “ideal”, que se identifica como uno de los principales factores de riesgo asociados al trastorno.

Por otro lado, aquellas personas que experimentan abusos físicos o sexuales en la infancia también incrementan el riesgo de desarrollar bulimia nerviosa.

Genética y fisiología

La obesidad en la infancia y en la pubertad incrementan el riesgo de una bulimia nerviosa. Puede haber transmisión familiar de la bulimia, así como marcadores genéticos de vulnerabilidad para el desarrollo de la misma.

Tratamientos (intervención)

A nivel psicológico, existen diferentes modalidades o tipos de tratamiento para la bulimia. Encontramos: los tratamientos conductuales, los cognitivo-conductuales y la terapia interpersonal.

Tratamientos conductuales

Los tratamientos conductuales son los más utilizados. Dentro de ellos encontramos los siguientes:

  • Información y educación (psicoeducación): sobre la enfermedad y las consecuencias físicas y psicológicas de las conductas purgativas.
  • Control de estímulos: para evitar los atracones.
  • Exposición con prevención de repuesta (EPR): para la reducción de atracones y vómitos (en anorexia subtipo bulímico).
  • Programas de refuerzo: se refuerzan los objetivos que se van cumpliendo.
  • Técnicas de exposición y prevención de respuesta: para el afrontamiento de la urgencia de vomitar.
Tratamientos cognitivo-conductuales

La terapia de Fairburn, Marcus y WIlson (1993), que aún se emplea en la actualidad. Según esta terapia, el eje central del trastorno lo constituyen las ideas disfuncionales que el paciente tiene respecto a la comida y a su propio cuerpo.

Fairburn indica que determinadas características cognitivas, como la tendencia a autovalorarse en función de la figura y el peso, la baja autoestima, el elevado perfeccionismo y la presencia de pensamiento dicotómico, son factores que favorecen el miedo a engordar.

El programa que plantea con sus colaboradores se estructura como un manual-guía para su utilización por parte de los clínicos. Su duración es de 20 sesiones, repartidas en tres fases:

  • Fase 1: presentación del modelo cognitivo de la bulimia nerviosa. En esta fase se utilizan técnicas cognitivo-conductuales (autorregistros, control de estímulos…), para reemplazar los atracones por unos patrones más estables y adecuados de alimentación.
  • Fase 2: se trabajan los pensamientos, creencias y valores que mantienen el problema.
  • Fase 3: se mantienen los cambios logrados y se previenen recaídas.
Terapia interpersonal

El objetivo de este tratamiento se focaliza en el estrés personal y las relaciones interpersonales, más que en la dieta, el peso o la imagen corporal.

Las dianas de intervención son la baja autoestima y los sentimientos de ineficacia, cuya mejora provocará la reducción de la sintomatología alimentaria.

La bulimia nerviosa es un trastorno grave con un amplio rango de comorbilidad con otros trastornos: depresión, ansiedad, consumo de alcohol o estimulantes… Se caracteriza por atracones, conductas compensatorias para perder peso y una distorsión de la imagen corporal.

Afortunadamente, la bulimia es un trastorno que tiene cura, y que conviene abordar a nivel médico y psicológico.

viernes, 29 de octubre de 2021

Adicción a las compras online: síntomas, causas y tratamiento

Las compras online no siempre se llevan a cabo por necesidad. Muchas de ellas se efectúan motivadas por nuestras emociones e incluso por el aburrimiento. Asimismo, los anuncios en línea de los portales y redes sociales también potencian estas realidades.

La adicción a las compras online ha aumentado de manera notable en los últimos años. Adquirir todo tipo de productos en el momento que deseemos y de la manera que queramos es una ventaja indiscutible. Sin embargo, la posibilidad de comprar online también son una trampa peligrosa cuando nos dejamos llevar por el impulso, la ansiedad o el aburrimiento.

Uno está sentado en el sofá de su casa viendo la televisión y de pronto le asalta un deseo: “estaría bien comprar unas zapatillas nuevas, tal vez así me anime a correr”. Enseguida accede a su teléfono móvil, realiza una rápida búsqueda y al encontrar las que más le atraen, ese portal de compra le sugiere que tal vez le interese también otro producto.

Después de media hora incluye en el carrito no uno, sino 5 productos. Esta situación puede sernos muy familiar y no supondría ningún problema si esta conducta fuera algo aislado y puntual en el tiempo. Lo complejo es que son miles las personas que ya no tienen control alguno sobre su conducta de compra.

Adicción a las compras online: definición y cómo se manifiesta

La necesidad compulsiva de comprar por internet define un tipo de adicción comportamental. El simple hecho de no tener que salir de la propia casa para adquirir lo que necesitamos/queremos ha agravado una realidad que aparece desde mediados del siglo XX y que definió en su día el psiquiatra Emil Kraepelin.

A pesar de ello, cabe decir que el concepto de “adicciones comportamentales” como la propia adicción a las compras no fue incluida en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V) hasta el 2013. Hasta ese momento, todo lo adictivo se relacionaba solo con el consumo de sustancias.

Ahora mismo, y desde un punto de vista clínico, sabemos que estas conductas pueden llevar a las personas a situaciones muy graves y no solo desde un punto de vista financiero.

¿Cuáles son los síntomas?

En el 2015, se publicó en la revista científica Frontiers in Psychology la escala para detectar la adicción a las compras online. Desde entonces, entidades como la Universidad de Beijing, en China y la de Ámsterdam en Alemania desarrollaron un nuevo estudio para actualizar este instrumento dada la necesidad a la hora hacer un diagnóstico eficaz.

Las dimensiones que deberíamos atender para saber si alguien presenta este tipo de adicción comportamental son las siguientes:

  • La adicción a las compras en línea se manifiesta sobre todo por el impulso abrumador y obsesivo de comprar, ya que este acto genera bienestar. Sin embargo, el 95 % de las veces no se necesita aquello que se adquiere y esto deriva en sufrimiento y arrepentimiento. Pero al poco la persona disuade ese sentimiento pensando en algo nuevo que puede adquirir.
  • La persona no puede dejar pasar un día sin hacer una compra online.
  • Otro factor es pasar largas horas conectado a Internet haciendo búsquedas, mirando productos en diferentes tiendas. A veces, se olvidan de comer y llegan a pasar incluso toda la noche conectados.
  • Esa conducta ocasiona no solo problemas económicos. Además, se originan discusiones, peleas y grandes problemas a nivel familiar, de pareja, etc.
  • El simple hecho de no poder en un momento dado, conectarse a Internet para comprar, genera una gran irritabilidad y frustración.
  • A medida que esa adicción se hace más intensa, se dejan de lado las relaciones sociales y el rendimiento en el trabajo o los estudios se reduce.

¿Cuál es la causa de la adicción a las compras online?

La adicción a las compras online no es un fenómeno nuevo, pero se ha intensificado en el último año. El caleidoscopio de causas y desencadenantes de este comportamiento es múltiple y bien conocido.

La Universidad Duisburg-Essen (Alemania) realizó una investigación muy interesante para comprenderlo. Lo analizamos.

Del estrés a la ansiedad, pasando por el aburrimiento y la incertidumbre

Las compras a través de estos portales digitales suelen ser atractivas. No solo resultan un buen modo de “pasar” el tiempo, sino que además son una gratificación emocional constante. Nos pasamos horas mirando productos, soñando cómo nos quedará esa camiseta, lo bien que escucharemos música en esos auriculares…

Durante una fracción amplia de tiempo, nos escapamos, huimos y fantaseamos en realidades alternativas a la nuestra y eso reduce por un breve instante el malestar, la ansiedad e incluso la incertidumbre que nos rodea.

El problema, es que esas sensaciones son muy breves. Porque una vez dejamos el móvil o el ordenador la vida en toda su realidad cae de nuevo sobre nosotros y entonces… nos damos cuenta de que acabamos de hacer un nuevo cargo en la tarjeta de crédito.

Disponibilidad constante de artículos y algoritmos que nos seducen /manipulan

La adicción a las compras online viene mediada también por todo un universo digital orientado, precisamente, a que caigamos en esa conducta. No solo la publicidad que nos llega a cada instante en nuestros dispositivos es cada vez más invasiva, sino que además, está personalizada. Porque hay algoritmos que conocen  todos nuestros hábitos, gustos y búsquedas online.

También porque las grandes tecnológicas diseñan sus programas para que no dejen de seducirnos con los más increíbles productos. Las tiendas en línea nunca bajan las persianas con un objetivo muy claro, que compremos.

La adicción a las compras online y la ansiedad social

Una parte de las personas que sufren adicción a las compras online también evidencian ansiedad social. Son personalidades que prefieren este tipo de compras en la tranquilidad de su hogar porque así, evitan el contacto con las personas. Esa necesidad de aislamiento motiva muchas veces esa tendencia a hacer del mundo digital su refugio y su catarsis, y en ocasiones, hasta su adicción.

¿Cómo se tratan este tipo de adicciones?

El tratamiento para las adicciones a las compras online pasa siempre por terapia psicológica. Enfoques como la terapia cognitivo-conductual y la modificación de conducta, por ejemplo, son especialmente útiles y eficaces. En muchos casos, también es necesario realizar intervenciones en el núcleo familiar dado el impacto psicológico, relacional y financiero que suelen ocasionar este tipo de situaciones personales tan delicadas.



jueves, 28 de octubre de 2021

Poleo menta: propiedades y beneficios

Te vamos a contar cuáles son los principales beneficios del poleo menta para la salud. Eso sí, recuerda que esta infusión se ha de consumir siempre sin azúcar.

El poleo menta es una infusión de características organolépticas muy particulares. Cuenta con un sabor que agrada a casi todo el mundo. No obstante, mucha gente le añade grandes cantidades de azúcar. Esto es un error, lo mejor es consumirla al natural.

Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las infusiones elaboradas a partir de plantas cuentan con beneficios para la salud. Eso sí, es preciso introducirlas en el contexto de una dieta equilibrada y variada, promocionando otros buenos hábitos como la práctica de ejercicio de forma regular.

Propiedades y beneficios del poleo menta

Vamos a comentar a continuación cuáles son las principales propiedades y beneficios del poleo menta. Ten en cuenta que si te encuentras bajo el consumo de fármacos será importante que consultes antes con el médico si puedes consumir dicha infusión.

Alivia problemas digestivos

El poleo menta puede ayudar a facilitar la digestión y a limitar la producción de gas a nivel intestinal. De este modo, se reducen las dolencias asociadas a las comidas pesadas o copiosas. Por este motivo, se dice que se trata de una infusión carminativa. En este sentido, comparte ciertas características con la manzanilla.

Mejora el estado de hidratación

Una de las cosas que tienen en común casi todas las infusiones es que están elaboradas con agua en cantidades abundantes. Por lo tanto, se asegura un consumo elevado de líquido. Gracias a esto se mejora el estado de hidratación, evitando problemas como los golpes de calor en verano. Incluso se le puede añadir hielo al poleo menta para conseguir que sea refrescante.

Es antioxidante

La oxidación es un proceso fisiológico natural y necesario. Sin embargo, cuando se promociona en exceso puede generar problemas de salud a medio plazo. Los radicales libres se acumulan en los tejidos, provocando ineficiencias que desarrollan patologías.

El poleo menta, gracias a sus fitonutrientes, puede neutralizar la formación de estas especies reactivas de oxígeno, controlando la oxidación. Así lo evidencia un estudio publicado en la revista Antioxidants.

Mejora el descanso

Muchas de las infusiones que se consumen calientes cuentan con propiedades relajantes. El poleo menta es una de ellas.

Esta infusión puede ayudar a aliviar el estrés y a favorecer un buen descanso nocturno. De este modo, se garantiza que todos los mecanismos de reparación que tienen lugar durante el sueño se desarrollarán de forma óptima.

Modula la inflamación

Los compuestos fenólicos encontrados en el poleo menta cuentan con capacidad antiinflamatoria. Podrían ser realmente eficaces para el tratamiento de patologías intestinales, como el síndrome del colon irritable. De acuerdo con una investigación publicada en la revista Biomedicine & Pharmacotherapy, esta estrategia resulta útil en roedores. Hay que comprobar si también en humanos.

Ayuda a despejar las vías respiratorias

Cuando se experimentan patologías respiratorias, como los catarros o las gripes, es posible que se instaure la congestión nasal. Con el objetivo de evitar este problema se puede consumir poleo menta, ya que contribuye a limitar la producción de moco y la inflamación de los bronquios, facilitando la respiración.

Puede contribuir a perder peso

El poleo menta como tal no provoca una mayor movilización u oxidación de las grasas. Sin embargo, es una de las infusiones con menos calorías. Si se consume sin azúcar puede estimular la sensación de saciedad, lo que permite una menor ingesta de alimentos posterior. Esto repercute positivamente en la confección de una dieta hipocalórica que permita perder peso.

Reduce los dolores menstruales

Del mismo modo que otras muchas infusiones, el poleo menta puede resultar de utilidad para combatir los dolores menstruales. Gracias a los fitoquímicos que contiene se genera un ligero efecto antiinflamatorio que alivia dicha dolencia.

Mejora la salud de la piel

La infusión de poleo menta se ingiere, pero también se utiliza la planta como remedio de uso tópico. Cuenta con propiedades cicatrizantes y antimicrobianas que podrían facilitar la curación de cortes y de heridas superficiales.

Incluye poleo menta en la dieta

Según lo comentado, el consumo regular de poleo menta cuenta con varios beneficios para la salud. Eso sí, es importante evitar añadirle azúcar e introducir la infusión en el contexto de una dieta variada. De este modo, se podrán evitar y mejorar dolencias, así como promover un estado de relajación óptimo para el organismo.

miércoles, 27 de octubre de 2021

¿Cómo encuentro el equilibro entre ingenuidad y desconfianza?

Movernos en la dicotomía de ingenuidad y desconfianza puede ser agotador. Aquí tienes las claves para encontrar el punto medio.

Ingenuidad y desconfianza son dos tendencias innatas que despiertan en las personas a la hora de relacionarse. Cuando este eje se polariza, el individuo se vuelve demasiado confiado o suspicaz, pueden surgir problemas en la interacción y la vida social.

Algunos de estos problemas son fáciles de reconocer: conflictos interpersonales, aislamiento e incluso abuso en casos extremos. Si echas la vista atrás, seguro que conoces a alguien extremadamente confiado del que se han aprovechado. O, por el lado contrario, alguien cuya suspicacia le haya hecho perder amistades.

Encontrar el equilibrio entre ambas tendencias parece ser la clave para minimizar estas desventajas. Pero, ¿cómo conseguirlo? En este artículo tienes algunas de las claves para ello.

¿Qué implican estos dos rasgos?

Cuando se habla de rasgos de personalidad, ingenuidad y desconfianza son polos opuestos que entran en juego a la hora de juzgar el comportamiento de los demás. A su vez, estos juicios determinan el patrón de respuesta de cada persona. Cada una de estas tendencias tiene sus propias características:

  • Las personas ingenuas tienden a ver bondad en el prójimo de forma natural. No suelen atribuir malas intenciones a los demás, incluso cuando los demás sí lo hacen. Suelen sufrir situaciones en las que otros se aprovechan de ellas.
  • Las personas desconfiadas suelen atribuir intenciones maliciosas a los demás, lo que lleva a rechazar favores y adulaciones. Esto suele llevar a la soledad y a un estilo de pensamiento pesimista.
La mayoría de estudiosos de la psicología de la personalidad afirman que la confianza o el recelo son tendencias que están presentes desde el nacimiento. Por ejemplo, Silvan Tomkins diferenciaba entre dos arquetipos innatos de persona:

  • Humanistas: suelen pensar que los demás buscan lo mismo que ellos, es decir, que no creen que vayan a engañarles o a parasitarles, sino que comparten el mismo objetivo.
  • Normativos: estas personas tienden al otro extremo, a ver a los demás como enemigos potenciales. No suelen percibir que los demás quieran recorrer el mismo camino, sino que esperan en la meta para quedarse con el premio.

No obstante, la tendencia a desconfiar o ser ingenuo, aunque innata, no está sujeta a factores como sexo, edad o capacidad cognitiva. Tampoco se subyuga al inmovilismo, sino que puede cambiar a través de la experiencia. Nadie está condenado a alguno de los dos extremos por su temperamento.

¿Cómo encuentro el equilibro entre ingenuidad y desconfianza?

Evitar polarizarse en el eje de ingenuidad y desconfianza requiere modular el comportamiento y aprender a leer las situaciones sociales de una manera más amplia. Además, las personas con las que interaccionas también son capaces de identificar si alguien es desconfiado o ingenuo y responderán bajo sus propias tendencias: aprovecharse, alejarse, defenderse, etc.

Cambiar todo esto es una carrera de fondo, pero es posible. Si estás planteándote empezar a cambiar tu ingenuidad o desconfianza, aquí tienes algunos consejos:

  • Pregunta a los demás sobre tu ingenuidad y desconfianza: como se decía más arriba, la percepción de los demás juega un papel fundamental en la dinámica que genera situaciones incómodas. Pide opinión a tus personas de confianza, pues esto te ayudará a perfilar tu autoconcepto y tener una idea clara de por dónde empezar a modularte.
  • Párate a analizar: es importante que dediques tiempo a analizar las situaciones que te hacen sentir mal. Trata de interpretarlas de la forma más objetiva posible para que tus expectativas no nublen tu juicio. Necesitas información clara y objetiva sobre los factores que te han llevado a esta situación.
  • Aprovecha tu experiencia: analiza lo que te ha pasado y úsalo para prevenir futuros errores. Si tiendes a la ingenuidad, por ejemplo, seguro que acabas identificando patrones de comportamiento en los demás que te ayudar a saber cuando alguien se quieren aprovecharse de ti.
  • Mantén la mente abierta: abrirte a cambiar tu propia percepción puede ser complicado, pues son patrones inconscientes la mayor parte del tiempo. Intenta atenerte a los hechos que has vivido y analízalos de forma honesta, pues es mejor dar con una solución que llevar la razón.
  • Evita pensamientos extremistas: nada es blanco o negro, y tampoco existen los villanos puros ni los santos. Es más útil marcar límites a la hora de relacionarte que categorizar a las personas con términos absolutos. Esto, además, favorece la flexibilidad en el comportamiento y los juicios.

El equilibrio es la clave para la mayoría de problemas que se polarizan en una dicotomía. Nunca se pueden evitar los errores y los disgustos en su totalidad, pero mantenerse atento al entorno y fiel a uno mismo suele ser la clave para minimizarlos. El pragmatismo será tu mayor aliado.



martes, 26 de octubre de 2021

Mi pareja me echa la culpa de todo ¿qué puedo hacer?

Si tu pareja te culpa de todo de manera constante, está ejerciendo una forma de abuso emocional. Con ello, se libera de toda responsabilidad y logra una posición de poder al recortar tu autoestima poco a poco.

“Mi pareja me echa la culpa de todo. No importa lo que pase, al final cada cosa que sucede es responsabilidad mía“. Son algunas de las expresiones que más se escuchan en terapia de pareja y en ocasiones un motivo de sufrimiento lo bastante grave como para pensar en una ruptura.

El célebre psicólogo John Gottman identifica a las críticas negativas y la proyección de la culpa como los principales motivos que dan pie a las separaciones. De algún modo, sentir de pronto en piel propia ese sentimiento por parte de la pareja es todo un atentado a la confianza, el compromiso y el lazo afectivo.

Por otro lado, no hay que perder de vista un hecho. La persona que proyecta sobre los demás la responsabilidad de todo problema, desafío e incluso de su propia infelicidad evidencia una personalidad problemática. Asimismo, hay que tener presente que esta conducta traza una forma de abuso emocional.

Quien hace uso constante de la proyección de la culpa intenta, por encima de todo, distorsionar nuestra realidad.

¿Por qué razón mi pareja me echa la culpa de todo?

Según una investigación de la Universidad de Londres, las personas que han tenido parejas que usan el sentimiento de culpa como manipulación siempre sufren secuelas. Incluso, pueden llegar a dudar de sí mismas.

El desgaste ejercido a raíz de la proyección de la culpa mina la autoestima y el autoconcepto. Es decisivo saber reaccionar ante estas dinámicas lo antes posible.

Ahora bien, cuando iniciamos una relación y al poco aparece esta conducta, es común preguntarse: “¿por qué mi pareja me echa la culpa de todo?, ¿a qué se debe este comportamiento?, ¿qué debería hacer ante estas circunstancias?”.  A continuación, analizamos las causas.

Culpar al otro es una forma de inacción y de evasión de la responsabilidad

Culpar a otra persona de lo ocurrido implica una evasión de la propia responsabilidad porque todo queda sobre sus hombros. Se trata de una estrategia que indica la existencia de inmadurez psicológica y cierto narcisismo.

Mala comunicación emocional

Hay personas habituadas a expresar quejas como “es que tú no me escuchas, es que tú siempre priorizas tus necesidades, no te fijas en cómo me encuentro…”. Se trata de personalidades con una habilidades de comunicación deficientes que usan la proyección de la culpa en lugar de la asertividad. 

Por ejemplo, antes de decirle a la otra persona “es que tú nunca me escuchas” es más adecuado comunicarle algo como “me gustaría que me tuvieras más en cuenta. Necesito poder hablar contigo con naturalidad y escuchándonos el uno al otro”.

¿Por qué mi pareja me echa la culpa de todo? La manipulación narcisista

Cuando una persona se pregunta: “¿por qué mi pareja me echa la culpa de todo?”, cabe la posibilidad de que conviva con una personalidad narcisista. Trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad de Wollongong (Australia), afirman que el impacto interpersonal de tener una relación con un narcisista puede ser inmenso.

Los narcisistas suelen ser vengativos. Ante cualquier pequeña frustración, desavenencia o enfado, este tipo de personalidades no dudarán en encontrar cualquier excusa para culpar al otro de toda insignificancia. Esa conducta les resulta catártica. Además, el uso de la culpa es una forma de manipulación que puede destruir la autoestima y facilitar el control del otro.

¿Cómo actuar ante estas circunstancias?

Tal y como señala el doctor Johnn Gottman en su obra Principia Amoris (2014), el amor auténtico, el que da forma a las relaciones felices y duraderas, se basa en la cultura del respeto y no en la tiranía de la proyección de la culpa.

Entonces, ¿qué hacer si en estos momentos nos vemos en esta tesitura personal?
  • El primer paso es evidente: es necesario indicar con asertividad a la otra persona cómo nos hace sentir ese comportamiento. Sentir en piel propia el resentimiento del otro y percibir cómo nos responsabiliza de casi todo es una forma de abuso psicológico.
  • Si tras esa conversación no se aprecian cambios ni voluntad evidente de mejora, hay algo que está claro. Nuestra pareja nos está usando como saco de boxeo emocional. Proyecta sobre nosotros sus frustraciones como mecanismo catártico, como forma de manipulación. Ese comportamiento coercitivo no es lícito ni permisible.
En las situaciones en las que el maltrato es más que evidente solo queda una opción y es la distancia. Salvaguardar la propia integridad es prioritario en todos los casos. Los traficantes de culpa no cambian tan fácilmente y, por tanto, no hay que dar segundas oportunidades a quien nunca mereció ni la primera. Reflexionemos en ello.

lunes, 25 de octubre de 2021

Zygmunt Bauman: Facebook y las trampas de las redes sociales

Zygmunt Bauman es un sociólogo polaco que adquirió fama y reconocimiento gracias a una de sus obras, La modernidad líquida. En ella, denuncia que la postmodernidad trajo consigo el derrumbe de “lo sólido”. Ya no hay solidez en nada. Todo es temporal, pasajero y mutante.

La juventud de Zygmunt Bauman no estuvo exenta de dificultades. Tuvo que huir de su propio país, perseguido por el régimen nazi. Finalmente logró establecerse en Israel y desde los años setenta comenzó a sorprender al mundo con sus tesis. Esto le ha valido varios premios de gran relevancia, como el “Príncipe de Asturias”, en 2010.

Zygmunt Bauman ha analizado el mundo contemporáneo de forma descarnada. Uno de los temas que ha ocupado sus reflexiones más recientes es Internet y las redes sociales. No ve grandes virtudes en ellos. Más bien los define como trampas contemporáneas, en las que la gente cae y se siente feliz por ello.

Zygmunt Bauman y Facebook

Una de las frases de Zygmunt Bauman nos llama poderosamente la atención. Dice lo siguiente: “El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, ha ganado 50,000,000,000$ con su empresa, centrándose en nuestro miedo a la soledad, eso es Facebook”. En realidad, no solo se refiere a Facebook, sino a todas las redes sociales.

El sociólogo ha hecho hincapié en que el gran mérito de Mark Zuckerberg fue darse cuenta de hasta dónde llega el deseo humano de no estar solo. En una red social, la soledad aparentemente no existe. Las 24 horas del día y los 7 días de la semana hay alguien “ahí”, dispuesto a leer cualquiera de nuestras inquietudes y a reforzar el hecho de que la compartamos, a dar un “like” solitario.

Las personas ahora parecen dispuestas a formar parte de conversaciones totalmente intrascendentes. Todo con tal de mantenerse “conectados”. Ya no pasan los días acompañados por personas. En su día a día, el compañero es un ordenador o un teléfono inteligente.

La ausencia de diálogo y de comunidad

La obra de este sociólogo habla de las nuevas dependencias tecnológicas. Para él fuerzas arrasadoras, a las que casi nadie puede resistir. Tienen un poder de congregación impresionante. Nunca antes en la historia había existido algo así. Y, sin embargo, Zygmunt Bauman piensa que tampoco antes se había visto tanta comunicación que no desemboca en diálogo, que no de fruto.

Dice Zygmunt Bauman que en Facebook, y redes similares, lo que hace la gente es una especie de eco. Escucha solo lo que quiere escuchar. Se lo dice solo a quienes piensan lo mismo. Las redes, entonces, son como una inmensa casa de los espejos. Propician encuentro, pero no diálogo.

Establecer o eliminar un contacto en una red social es extremadamente fácil. En la vida real no lo es tanto. Hay que dar la cara por cada uno de nuestros actos. En Internet no. Hay intercambio de mensajes, pero no diálogo. Diferencias, pero no debate constructivo. De todos modos, se crea la ilusión de estar conectados con los demás.

El reino del “yo público”

Las redes sociales invitan a exponerse. A mostrar, y demostrar, quién es uno. Por supuesto, elegimos solo lo más presentable para mostrar. Formamos pequeñas comunidades que manejamos a nuestro antojo. Somos pequeños dictadores en el reino de nuestra cuenta. Decidimos quién está y quién no. Las ausencias y las presencias no terminan de afectarnos del todo.

El yo ocupa un lugar decisivo en las redes sociales. Sin darnos cuenta, nos volvemos dependientes de esa exposición pública en las redes. Queremos ser identificados y reconocidos de una forma determinada, e incluso podemos llegar a sentirnos frustrados si no lo logramos.

Zygmunt Bauman ve en las redes sociales una trampa para el ser humano. Piensa que este tipo de espacios inciden decisivamente en lo que él llama “la cultura líquida”. En ella priman los vínculos humanos precarios. Amores sin rostro y sin compromiso. Oleadas de sentimientos y de ideas que hoy están y mañana desaparecen. Gente que permanece entretenida, mientras el poder, político y económico, cada vez los controla más y mejor.

Para Zygmunt Bauman el panorama no es alentador. De tanta información que circula, nos estamos convirtiendo en gente desinformada. Nunca sabemos en qué creer. De tanta comunicación nos estamos quedando cada vez más en un monólogo. Hay tanta globalización que el individualismo se ha tornado cada vez más agresivo. Aparentemente tanta libertad nos ha vuelto más dóciles que nunca a las imposiciones de quienes deciden nuestros modos de vida.


domingo, 24 de octubre de 2021

Ozark, cuando una familia se ve envuelta en el mundo criminal

Un personaje muy inteligente, el caramelo de la ambición, la pérdida de principios, la familia o la adaptación a un entorno muy peculiar son ingredientes que la encumbran como, quizás, la mejor serie del género en activo.

Todos podemos vernos implicados en situaciones inverosímiles e inesperadas. Así sucede en la serie Ozark, cuando una familia se ve inmersa en un mundo que hasta ese momento no era el suyo. Pero, ¿su nueva vida es realmente rentable para ellos?

Netflix ha logrado captar la atención de la cultura seriéfila con una temática convencional con algunas chispas de originalidad. Las series sobre corrupción, policías y narcotraficantes son recurrentes; sin embargo, hay pocos precedentes en los que una familia entera termine sumergiéndose en ese mundo. Quizás, en este sentido, Ozark nos recuerde un tanto a la icónica Breaking Bad, pero con una atmósfera completamente distinta.

Ozark: un argumento sólido y atractivo

Tal y como hemos señalado, Ozark sigue las aventuras y desventuras de la familia Byrde. En un principio, residen en la ciudad de Chicago. Sin embargo, no tardarán en mudarse a la comunidad veraniega de Ozarks (Missouri). En este lugar comenzarán una nueva etapa en la que todos tendrán la oportunidad de crecer, tomando decisiones que son capaces de cambiarlo todo.

Marty y Wendy se verán obligados a blanquear el capital de un cartel mexicano como forma de pagar una deuda. Para ello tendrán que integrarse en una comunidad muy particular, donde existe una jerarquía muy marcada. Esta es la clave de Ozark.

En este entorno, la familia irá trazando estrategias de supervivencia. Con ellas, podrán conservar la vida y, en muchos casos, ir ampliando su poder. La habilidad de él, la de ella y la de sus aliados serán en última instancia su pasaporte al siguiente desafío.

La calma, la templanza y el sentido común

Marty se consolida como el fiel ejemplo de la tranquilidad. En pocos momentos pierde la calma, una habilidad que le permite conjugar su inteligencia con acierto. Por eso, merece la pena que indaguemos un poco más sobre las virtudes de este personaje:

  • Para él no existe pánico o ansiedad, sino todo lo contrario. Su punto más fuerte es la capacidad de estar tranquilo para pensar y encontrar soluciones. Según el psicólogo Daniel Kahneman, tendemos a sobrevalorar los acontecimientos trágicos, algo que no nos permite pensar con coherencia.
  • Del mismo modo, al ver la serie, y concretamente el comportamiento de este hombre, se entiende la teoría de la psicóloga Patricia Ramírez, quien defiende la idea de que anticiparse a todo aquello que pueda salir bien ayuda a que una crisis no sea gravosa y nos enfocamos, por tanto, en los aspectos positivos.
  • En el fondo, resulta sorprendente la personalidad de Marty desde el punto de vista emocional. Es capaz de estar tranquilo en momentos de máxima tensión. Tiene una cualidad esencial para la vida: capacidad resolutiva y de reacción ante situaciones conflictivas sabiendo controlar los impulsos.

La ambición, el siguiente paso

La familia Byrde se plantea en más de una ocasión recuperar lo que han dejado atrás. El hecho de que vivan al borde del precipicio es sin duda muy atractivo para el espectador, pero en muchas ocasiones poco agradable para ellos. Disfrutan en muchos casos del poder que están ganando, del status que están adquiriendo, pero también sufren bajo la presión de tener enemigos muy poderosos.

Este panorama encaja muy bien con las palabras del psicólogo Erich Fromm: “un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable para satisfacer la necesidad sin alcanzar nunca la satisfacción“. Probablemente, esa frase resume el sentimiento del matrimonio Byrde.

Ellos tienen muchas ganas de bajar de la altura a la que han subido, pero al mismo tiempo ese logro despierta en ellos cierto orgullo. La adrenalina que les hace sufrir, pasa a ser la misma que les mantiene despiertos.

En definitiva, Ozark es una serie que no dejará a nadie indiferente. La atmósfera es increíblemente atractiva, y la narración tiene la virtud de acertar de lleno con el ritmo -el espectador siempre tiene la sospecha de que puede ocurrir algo que lo cambie todo, como, de hecho, muchas veces pasa-.

sábado, 23 de octubre de 2021

Diferencias entre consciente, preconsciente y subconsciente

Consciente, preconsciente y subconsciente son palabras comunes en el lenguaje coloquial. Ahora bien, ¿qué significan y que opina la neurociencia sobre ellas?

La mente sigue siendo un misterio fascinante. Muchos han sido los que han tratado de hacer su propia disección en diferentes planos, en especial en lo que se refiere a lo consciente. A raíz de esto, Sigmund Freud fue uno de los primeros en diferenciar consciente, preconsciente e subconsciente (primera tópica).

En el lenguaje coloquial, muchas veces se usan las tres términos de forma indistinta. Sin embargo, antes de ser adjetivos para acciones que se hacen sin darse cuenta, fueron una división de la mente en función de la profundidad de los pensamientos.

En este artículo podrás conocer la diferencia entre estos tres términos y su significado. Si te interesa conocer cómo las personas tratan de clasificar y explorar las partes más ocultas de su mente, has llegado al lugar indicado.

La división freudiana de la consciencia

Freud, debido a su contexto histórico, no disponía de los medios necesarios para estudiar el funcionamiento cerebral. Es por ello que su teoría, aunque intuitiva y sencilla para la didáctica, difiere de los hallazgos que la neurociencia hizo más adelante.

El subconsciente del que hablaba Freud se componía de recuerdos, percepciones y sentimientos que, debido a su naturaleza problemática para la mente consciente, se vuelven inaccesibles para el sujeto. Esta definición es problemática a nivel científico, pues sería muy difícil evidenciar la existencia de esa parte de la mente.

Definición de consciente, preconsciente e subconsciente

En su teoría, Freud dividió la mente en tres capas, según el nivel de consciencia por parte del sujeto, funcionalidad y profundidad: consciente, preconsciente e subconsciente. Para hablar con propiedad de cada uno de estos términos, es mejor abordarlos por separado.

Consciente

El consciente es el nivel donde se percibe, se analiza y se procesa la realidad. Tiene gran relación con la memoria episódica, pues con el conjunto de vivencias -tanto externas como internas- se toman decisiones y se razona.

Es la capa más superficial de la mente y en la que se produce gran parte de la actividad que solemos entender como pensamiento. Además, recuperar la información que se encuentra en este nivel es, en principio, una tarea sencilla.

Preconsciente

El preconsciente es la capa inferior, que alberga las vivencias, los sentimientos, ls ideas y las fantasías que se almacenan en la memoria, pero de los que no se tiene consciencia a cada momento. Esta información es accesible, pero al contrario de lo que sucede con aquella que está en la parte consciente, suele ser un estímulo externo el que activa, por ejemplo, el recuerdo. De esta manera, sería una gran ayuda en el reconocimiento.

Al igual que el contenido consciente, el contenido que está en este nivel respeta las leyes lógicas y cronológicas de la temporalidad. Esto significa que están ajustadas a la realidad y al momento presente.

Subconsciente

Es el nivel menos accesible de la mente. En él se encuentran sentimientos, recuerdos o fantasías que no son accesibles, al menos directamente, para la consciencia. Actúa por debajo de la superficie e influye en procesos automáticos, como es la respiración o el latido del corazón.

Desde el psicoanálisis, varios autores ha defendido que en este nivel se encuentra el asiento de muchas de nuestras emociones negativas; esas que en algún momento “no quisimos” tratar y que desterramos fuera de la conciencia en lo que se ha entendido como un mecanismo de defensa. Aunque no podríamos acceder a estos contenidos de forma voluntaria, sí podrían manifestarse a través de los sueños, lapsus o enfermedades psicosomáticas.

Diferencias entre consciente, preconsciente e subconsciente

Lo mejor para ilustrar las diferencias es utilizar un ejemplo: piensa en el acto de orinar. No se puede controlar cuándo vas a tener la necesidad de hacerlo -subconsciente-, pero sabes que no es de buena educación hacerlo en público -preconsciente-, así que lo reprimes hasta llegar a un baño -conscientemente-.

La neurociencia ha evidenciado que tanto consciente como subconsciente tienen un correlato a nivel cerebral y una función adaptativa en el funcionamiento de la mente. La aplicación de estos estudios se ha realizado en campos como la psicología social, la memoria y el aprendizaje.

Por otro lado, estamos asistiendo a cómo las teorías modernas abandonan los mecanismos motivacionales de Freud para centrarse en el pragmatismo biológico: el subconsciente no es una cárcel para los pensamientos maliciosos y turbios, sino la vertiente más subconsciente del pensamiento que nos facilita la vida por debajo de la propia consciencia.


viernes, 22 de octubre de 2021

Relaciones afectivas en las personas emocionalmente intensas y sensibles

Las personas emocionalmente intensas y sensibles son apasionadas, intuitivas y enérgicas. Si hay algo que les cuesta, es encontrar a alguien que sea compatible con ellas.

Las relaciones afectivas en las personas emocionalmente intensas y sensibles están llenas de desafíos. No es fácil construir un vínculo de pareja cuando la vida se siente con tanta profundidad, cuando las inquietudes son múltiples y los deseos por hacer cosas, aprender y experimentar se acumulan de manera constante.

Estas personas lo primero que sienten es que el ser amado no “vibra” a su mismo nivel. A menudo, se percibe que el otro no siente, disfruta o conecta con las cosas de la misma manera. Esa pequeña desarmonía puede ser aceptada al principio, pero poco a poco puede convertirse en una brecha por donde se escapa la complicidad.

La realidad para la figura emocionalmente intensa discurre muy deprisa. Los anhelos son muchos y, tarde o temprano, se da cuenta de que va a una velocidad diferente respecto a su pareja. Los obstáculos que suelen aparecer en estos lazos relacionales son muchos, pero siempre hay posibilidades de solucionarlos si hay voluntad por ambas partes.

¿Cómo son las relaciones afectivas en las personas emocionalmente intensas y sensibles?

“Demasiado intensos, exagerados, cambiantes, apasionados…”. Las relaciones afectivas en las personas emocionalmente intensas y sensibles se llenan a menudo de epítetos a los que acaban acostumbrándose. Saben que comparados con los demás, procesan la realidad de otra manera y esto ocasiona disonancias. Familia, amigos, compañeros de trabajo… Todos les han comentado alguna vez lo singulares que resultan.

Por ello, cuando inician un vínculo de pareja es común que estas particularidades en su personalidad se hagan más palpables. Asimismo, es importante señalar que este perfil está más presente de lo que pensamos en nuestra población. Trabajos de investigación, como los llevados a cabo en la Universidad de Vanderbitt (Tennessee) y el hospital de Massachusetts nos señalan algo importante.

Disponemos de escalas para su detección y sabemos, por ejemplo, que es un tipo de personalidad en la que se combina la extroversión y el neuroticismo. Por tanto, pueden ir de la efusividad más alegre a las crisis experienciales e incluso la depresión.

Veamos cómo son las relaciones afectivas en las personas emocionalmente intensas y sensibles.

Les encontrar a alguien emocional e intelectualmente compatible

¿Quién no sueña con encontrar a alguien que conecte con nosotros tanto en lo emocional como en lo intelectual? De algún modo, todos aspiramos a esto. Sin embargo, la personalidad intensa y sensible lo necesita en mayor grado:

  • Son personas muy románticas que sienten el amor con gran efusividad. Para ellas cualquier instante compartido con el ser amado es trascendente. Por eso necesitan a alguien que esté al mismo nivel, que sienta y viva las cosas de igual modo.
  • Las personas emocionalmente intensas y sensible son muy curiosas y ávidas de conocimiento. Son inquietas y muy dinámicas, anhelan aprender y descubrir cosas nuevas. Necesitan personas que estén al mismo nivel intelectual, que tengan la misma avidez por el conocimiento.

Se aburren con facilidad si no tienen a su lado a alguien similar

Las relaciones afectivas en las personas emocionalmente intensas y sensibles son complicadas por un hecho muy concreto. Quieren sentir la vida siempre con gran intensidad y que todo sea significativo, mágico, trascendente… No les agrada la rutina ni esa cotidianidad a nivel relacional en la que a veces se da todo por sentado y surge la monotonía. 

Necesitan que todo sea efusivo, intenso, auténtico y vívido. Esto hace que, a veces, cuando la pareja no responde a sus necesidades busquen la compañía de sus amistades. Poco a poco, al descubrir que el ser amado no está en esa sincronía energética, emocional y experiencial, surge la decepción.

Su pareja no entiende sus particularidades y sus altibajos emocionales

A este tipo de personalidades les molestan los sonidos, luces y olores fuertes. Los pequeños enfados y hasta determinados gestos de la pareja les duelen de manera intensa. Tienes dolores físicos con frecuencia, migrañas, malestares digestivos por la clásica somatización emocional… Todo ello son realidades que su pareja no entiende.

Buscan profundidad en un mundo superficial

Resulta difícil amar de manera profunda en un mundo demasiado superficial. Por ello, suelen sentirse incomprendidos y raros a los ojos de los demás.

El peso de ser una esponja emocional: las decepciones que abocan a la depresión y las crisis existenciales

Trabajos de investigación, como los realizados por la doctora Elaine Aron en el departamento de ciencias psicológicas y cerebrales de la Universidad de California, hablan de esa vulnerabilidad del cerebro en las personas muy emocionales. El mundo se procesa de manera intensa, en especial, cuando no saben ni pueden poner límites y toda emoción ajena impacta en ellos de manera profunda.

Toda palabra, gesto o actitud de la pareja es leída de manera milimétrica y esto siempre ocasiona sufrimiento. Las peleas duelen de manera devastadora, al igual que las decepciones continuadas. Todas estas realidades les abocan a menudo a sufrir profundas crisis existenciales que terminan a veces en trastornos depresivos.

Las relaciones afectivas en las personas emocionalmente intensas y sensibles son complejas. Es común llegar a pensar que eso llamado “amor” no es para ellas, que enamorarse es sinónimo de sufrimiento. Sin embargo, poco a poco van teniendo claro dónde están los límites y qué tipo de perfil es el más idóneo para ellas.

jueves, 21 de octubre de 2021

Micromanipulaciones, la estrategia favorita de los narcisistas

La micromanipulación narcisista está en la cumbre del arte de la manipulación, de la vulneración emocional y del control sobre la otra persona.

Las micromanipulaciones son como el aguijón de un insecto inoculando su veneno. Al principio no las percibimos, porque llegan con la anestesia de las buenas intenciones, del amor camuflado, de la amistad preocupada, del amor más reluciente… Ahora bien, tarde o temprano, aparece la impronta del dolor, momento en el que empezamos a cuestionarnos esa relación.

Este tipo de tácticas son frecuentes en la personalidad narcisista. Los traficantes de manipulación emocional son muy hábiles y astutos a la hora de ejercer esta forma maltrato sutil, inapreciable al principio, pero muy dañino al final. El victimismo, las demandas continuadas, el arte de tergiversar la realidad o la proyección de la culpa son ejercicios comunes en este tipo de perfil.

Las formas en las que determinadas personas pueden socavar nuestra felicidad sin darnos cuenta son inmensas. Es importante conocer esas sibilinas artesanías de las que se vale la personalidad narcisista.

¿Qué son las micromanipulaciones?

Podemos definir las micromanipulaciones como conductas intencionales orientadas a alterar el equilibrio emocional de una persona para tener el control sobre ella. Esta estrategia se vale de una dimensión básica y esencial: la empatía. Así, mientras de manera popular se asume que figuras como los narcisistas carecen de esta área psicológica, la realidad es otra.

Las personas con un trastorno de la personalidad narcisista presentan una empatía instrumental: buscan conectar con los demás para obtener algo a cambio. Por ello, su primer canal de entrada es siempre facilitar esa conexión con la víctima para hacerle creer que es entendida y que están en completa sintonía, para después sacar beneficio.

Como curiosidad, un estudio realizado en la Universidad de Louisiana en Monroe (Estados Unidos) demostró algo que debemos tener presente. Las personas definidas por la llamada tríada oscura, es decir, aquellos que apuntan rasgos psicópatas, narcisistas y maquiavélicos pueden mostrar comportamientos prosociales. Es decir, pueden conectar y construir relaciones, pero lo harán siempre que ganen algo con ello.

¿Cómo se llevan a cabo en el ámbito relacional?

Las micromanipulaciones son la herramienta preferida del narcisista. Son estrategias muy efectivas a la hora de controlar, agredir y sumir a las víctimas en una red de vulneración continuada y de desgaste psicológico. Lo analizamos.

Te hacen sentir la persona más especial del mundo

Para ejercer el control sobre ti, el narcisista tiene que ganarse primero tu confianza. Para ello, su principal estrategia es cautivarte, hacerte sentir la persona más especial del mundo. Esta es una de las micromanipulaciones primarias. Es de hecho la más decisiva.

Has hecho “esto y lo otro”, pero te perdono (el peso de la culpa cotidiana)

El narcisista, como buen malabarista de las emociones y arquitecto de la proyección de la culpa, te hará creer que le haces daño y no te das cuenta de ello. Te olvidas de cosas, lo dejas en evidencia ante los demás, descuidas sus necesidades… Su estrategia es sencilla: primero te echa en cara tus fallos para después, perdonarte por ellos.

El victimismo, el hilo que siempre te trae de vuelta a casa

“Yo haría esto por ti… Si no quieres hacer esto por mí está claro que no me quieres o te gusta verme sufrir”. “Con el daño que me has hecho y aún tienes ganas de salir con tus amigos”. “Llevo varias semanas pasándolo mal y tú ni siquiera te das cuenta”.

Las micromanipulaciones se vuelven constantes en el día a día con el narcisista. Una de las formas más comunes de manifestarlas es a través de ese victimismo que, de algún modo, siempre obliga a la víctima a tener que ceder.

Micromanipulaciones en los mensajes de WhatsApp

Los narcisistas se valen ahora de las nuevas tecnologías. Son un medio más de comunicación entre las personas y, por tanto, es común que las micromanipulaciones estén a la orden del día también en estos medios. Su objetivo no es otro que el de destabilizar emocionalmente a la víctima, hacerle dudar, preocuparse, etc.

Por término medio, se valen de las siguientes estrategias:

  • Envían un mensaje para después disculparse y decir que no era para nosotros, que se han equivocado.
  • Pueden enviar varios mensajes y después, borrarlos. Con lo que al ver “este mensaje fue eliminado”, es inevitable que se active en nosotros la inquietud y el desconcierto ante esta práctica.
  • Por otro lado, cuando se enfadan por cualquier causa trivial suelen recurrir al bloqueo en las redes sociales.
Todo ello no son más que comportamientos dañinos que buscan llamar la atención, preocuparnos y así tener el control emocional sobre nosotros.

La envidia, te instan a no destacar para no dejarles en evidencia

Muchas veces los micromanipuladores narcisistas aparecen ante nosotros como figuras humildes y muy sencillas. Nos cautivan por esa narrativa aparentemente encantadora con la que es muy fácil empatizar. Sin embargo, poco a poco descubrimos que bajo esa capa de falsa humildad hay resentimiento. No soportan que existan personas más hábiles, resueltas y competentes que ellas.

De este modo, una de las micromanipulaciones más comunes es la que tiene como objetivo que no destaques. Para ello, los manipuladores evidencian comportamientos infantiles, lanzando indirectas que hacen de lastre para tu motivación. En caso de hacerlo y ceder a sus demandas, acabarás poniéndote a su nivel y bajo su control absoluto.

Para concluir, los artificios, triquiñuelas y estrategias sutiles que aplican los narcisistas en el día a día son muchas veces tan sofisticadas que no caemos en ellas. No lo hacemos porque, al principio, los vemos desde el filtro del cariño. Aunque poco a poco ese velo acaba cayendo y al final tomamos plena conciencia de ante quien estamos. Ese será el momento de tomar una decisión al respecto…

miércoles, 20 de octubre de 2021

¿Por qué nos gusta sufrir?

Quizás has entrado en este artículo negando la mayor. Si a mí no me gusta sufrir... Sin embargo, puede que cuando termines de leerlo, descubras lo contrario.

Si hacemos una encuesta rápida a pie de calle y le preguntamos a las personas que pasan si quieren sufrir, podemos anticipar que nos encontraremos con una abrumadora colección de respuestas negativas. Sin embargo, si algo sabemos hoy es que no siempre nos mueven las motivaciones que pensamos. Así, ¿por qué nos gusta sufrir?

La semántica muchas veces es muy reveladora en este sentido. Por ejemplo, pensemos en el concepto de amor. ¿Cuántas veces nos hemos referido a él como locura? ¿Qué pensamos de la persona que empieza una relación después de terminar otra? Así, asociamos al sufrimiento, por canales paradójicos, con el acto de querer, e incluso lo podemos emplear para utilizar o valorar o cuantificar la calidad de este sentimiento.

Sucede un hecho curioso y es que muchas personas llegan a consulta diciendo que se sienten mal porque no se sienten mal. Porque tienen la sensación de que han rehecho muy rápido sus vidas después de perder, por ejemplo, a un ser querido. En sus esquemas aparece con nitidez la imagen de la persona que se deshace en lágrimas después de haber perdido aquello que tanto querían.

¿Nos gusta sufrir?

En inglés, enamorarse va con el verbo fall, cuya traducción más común es ‘caer’. De hecho, puede que nos sea fácil comparar el acto de enamorarnos con una sensación parecida a la que podemos sentir cuando nos dejamos caer por un tobogán muy alto o nos tiramos en paracaídas. Es la respuesta emocional a una suerte de entrega a la voluntad del azar.

De manera especial, en la juventud solemos manejar un concepto de amor muy separado de otras palabras como estabilidad, rutina o voluntad; mucho más cercano a otros, como espontaneidad, locura, entrega o ceguera. Según Iñaki Piñuel, autor del libro Las 5 trampas del amor, el deseo humano se refuerza si encuentra oposición o dificultad y se debilita tras su satisfacción.

De hecho, no son pocas las personas que se cuestionan la existencia del amor cuando llevan semanas sin sentir esa sensación de mariposas en el estómago. Echan de menos la dinámica de subir muy alto y de bajar muy bajo; de reír a carcajadas y de que la cara se llene de lágrimas. Queremos sufrir, en este sentido, porque deseamos lo que para nosotros significa.

Esta es una de las muchas razones por la que algunas personas no quieren dejar esa relación tóxica que tanto dolor les causa. Ellas mismas confiesan que las mantienen en “un sin vivir”, pero al mismo tiempo encuentran en ellas emociones muy intensas (señal de que están muy vivas).

El sufrimiento como reforzador secundario

Pero, bueno, si nos queremos poner sentimentales, podemos volver la cabeza hacia el trabajo. ¿Cuál es el mensaje de la meritocracia imperante? Esfuérzate y… conseguirás lo que quieras. Es la vela del sueño norteamericano, buena parte del aquello que nos devuelve la ilusión de control sobre el mundo que nos rodea. Si la cantidad de esfuerzo que invertimos en un objetivo no está asociada con el resultado, ¿qué nos queda? ¿Por qué levantarnos por la mañana? ¿Con qué información contar para anticiparnos a lo que sucederá?

Muchos trabajadores sienten que, si no tienen la percepción de haberse esforzado mucho, no merecen una mejora salarial, un reconocimiento público o la mejora de otras condiciones laborales. Es ese pensamiento el que no le permite disfrutar de su nueva posición, celebrar el mérito; los regalos no se celebran -si acaso se disfrutan-, porque solo merece una fiesta aquello que nos ha hecho sufrir.

De esta manera, llegamos al sufrimiento como reforzador. Un peaje que algunas personas no temen pagar porque a cambio reciben elementos de los que disfrutan, como puede ser el cariño o el cuidado de otros. Se niegan a quitarse la camiseta que las identifica como víctimas porque es esta la que hace que los demás estén pendientes de sus necesidades hasta un grado del que verdaderamente disfrutan. Así, temen que, si dejan de sufrir, terminen también estas atenciones.

Por otro lado, si dejan de sufrir, tendrían que enfrentarse a una disonancia aunque las atenciones siguieran. Entonces tendrían que preguntarse si están actuando de manera egoísta, si son egoístas. Un adjetivo que nadie quiere para su autoconcepto. Además, la cardióloga Georgia Sarquella Brugada afirma que “el límite entre el placer y el dolor no está muy claro y el terror genera adrenalina, endorfinas, epinefrina y dopamina, no tanto por los sustos, sino por el estado de suspense, ese estar en vilo sin saber qué sucederá”. Esta es otra razón por la que nos gusta sufrir.

Otro beneficio secundario del sufrimiento es la sensación de ser útil a los demás. En este caso el sufrimiento constituye la prueba de que le estamos entregando un recurso de valor a los demás, siendo capaces de ser útiles para ellos, y en última instancia merecedores de consideración.

Nos gusta sufrir haciendo deporte

Además, muchas personas buscan el sufrimiento haciendo deporte -y su consecuente liberación hormonal-. Buscan ese punto en el que el cuerpo empieza a sufrir, ya sea por estar corriendo muy rápido o por subir una rampa con mucha pendiente. Son miles los ciclistas aficionados que a lo largo del año suben los puertos más duros y exigentes de las principales vueltas. Buscan a la naturaleza, al paisaje, pero también al placer que supone enfrentarse cara a cara con sus propias limitaciones, en un sitio en el que no pasa nada por no lograrlo, como si puede suceder en otros entornos, como el laboral.

Al poner nuestro cuerpo al límite, este reacciona liberando endorfinas para protegernos frente al dolor. Seguro que todos hemos escuchado aquello de “lo que me cuesta ir al gimnasio, pero lo bien que me siento cuando vuelvo“. Claro, porque en ese momento estamos paladeando a nivel mental una concentración alta de endorfinas en el espacio intersináptico.




martes, 19 de octubre de 2021

Curiosidades de las redes sociales

Las curiosidades de las redes sociales nos hablan de un mundo que ha aprendido a comunicarse a nivel planetario desde lo virtual. Estos espacios se han convertido en parte de la vida cotidiana de millones de personas en el mundo.

Hay varias curiosidades de las redes sociales que muchas personas no conocen. Por ejemplo que en la actualidad hay alrededor de 4 140 millones de usuarios activos en ellas. Se espera que aumenten con el tiempo, ya que estos espacios virtuales se han convertido en un escaparate particular y en una fuente de información para buena parte de la población del planeta. Sin embargo, no deja de ser otra curiosidad de las redes sociales el hecho de que alrededor de la mitad de la población no tenga una cuenta en ellas.

Aunque muchos piensen que la historia de estos espacios comenzó en el siglo XXI, la verdad es que la primera red social apareció en 1997. Fue creada por SixDgrees y ofrecía creación de perfiles individuales y creación de listas de amigos. Sin embargo, no cosechó demasiado éxito. Veamos otras curiosidades de las redes sociales.

Curiosidades de las redes sociales: Facebook

Facebook es la red social con más usuarios en todo el mundo. La razón por la que todo allí es de color azul no es muy conocida: Mark Zuckerberg, su fundador, es daltónico. Confunde el verde y el rojo. El azul es el color que mejor domina y por eso es el tono oficial de esta red.

Varias de las curiosidades de las redes sociales tienen que ver con Facebook. Veamos algunas:

  • En la actualidad, Facebook tiene más de 2 740 millones de usuarios en Internet.
  • Si esta red social fuera un país, sería el tercero más poblado del planeta después de China e India.
  • Se crean alrededor de 500 nuevas cuentas cada minuto en esta red social.
  • No existe la posibilidad de bloquear o denunciar a Mark Zuckerberg: la ley es para todos, menos uno.
  • Cerca de 30 millones de cuentas de Facebook pertenecen a personas que han fallecido.
  • Cada día se suben alrededor de 350 millones de fotografías a Facebook. Se le considera el banco de imágenes más grande del planeta.
  • La mayoría de los usuarios de Facebook están en Asia y África.
Durante la llamada “primavera árabe”, Facebook cumplió un papel crucial dentro de las luchas locales. En homenaje a ello, un manifestante egipcio bautizó a su hija con este nombre: “Facebook Jamal Ibrahim”.

Otros datos curiosos: Twitter

Otra de las curiosidades de las redes sociales es que si bien Twitter no está dentro de las que más usuarios tienen, sí es una de las que mayor impacto genera. Es mucho más rápida que Facebook y muchos de los hechos políticos tienen allí su espacio de debate. De hecho, esta red social ha originado hechos políticos por sí misma.

Ejemplo de ello es el cierre temporal de la cuenta de Donald Trump después de los desórdenes en el Capitolio durante 2020. Así mismo, un trino de Álvaro Uribe Vélez fue retirado de esta red por petición masiva de los usuarios. Veamos otros datos llamativos:

  • Twitter es una plataforma preferida por los hombres: el 68 % de los usuarios son de sexo masculino.
  • Tanto en hombres como en mujeres, el segmento etario que más emplea esta red social es el comprendido entre los 35 y los 49 años.
  • La cuenta con más seguidores es la del expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Tiene 130 millones de fans.
  • Algunos piensan que Twitter es más adictiva que el alcohol y el trabajo. Aún no hay acuerdo sobre si esto es un trastorno o un mal hábito.
Una de las cuentas más interesantes de Twitter es la de @RealTimeWWII. En ella, día a día, cuenta la historia de la Segunda Guerra Mundial como si ocurriera en tiempo real. Fabulosa para los aficionados a la historia.

Otras curiosidades de las redes sociales

En esta selección de curiosidades de las redes sociales no podían faltar datos sobre YouTube, la segunda con más seguidores en el mundo. Tiene más de 2 000 millones de usuarios. Se estima que el 90 % de los usuarios de Internet está suscrito a esta red.

YouTube es quizás la red social más diversa en materia de edad. El 84 % de los niños entre los 11 y los 15 años la usan; a su vez, son usuarios el 51 % de las personas mayores de 75 años. Se estima que a diario se crean unas 30.000 horas de video, por cada hora de tiempo real.

En la actualidad, los usuarios acceden a todas las redes sociales, en su mayoría, a través de los teléfonos móviles. Esos espacios llegaron para quedarse y, de seguro, seguirán dando sorpresas y creando nuevos hábitos en los próximos años.

lunes, 18 de octubre de 2021

La resistencia a la persuasión, o cómo evitar las manipulaciones

La resistencia a la persuasión es una actitud que se desarrolla mediante ciertas disciplinas de pensamiento. Su principal aporte es que ayuda a evitar que seamos engañados o manipulados por mentiras o falsos profetas.

La resistencia a la persuasión es una actitud destinada a impedir que una persona sea víctima del engaño o la manipulación. Este concepto ha tomado relevancia en el mundo debido a la gran cantidad de información que recibe una persona, mucha de la cual carece de validez o pretende moldear una conciencia falsa de la realidad.

Casi todas las personas se han visto expuestas alguna vez a noticias o informaciones que han creído ciertas, sin serlo. Ideas sobre las que puede llegar a asentar uno o varios esquemas de los que después no se va a desprender con facilidad; por norma, va a ser necesaria una buena cantidad de evidencia en contra para que los deseche.

Esas informaciones falsas, y en especial las estructuras informativas falsas, no son un juego. Su efecto no solo es el de creer en datos falsos, sino que pueden ocasionar serias distorsiones en la percepción de lo que sucede, lo que existe y lo que no existe. Ahí es donde cobra importancia la resistencia a la persuasión.

La resistencia a la persuasión

Las personas son muy vulnerables a la influencia por diversas razones. Hay una serie de sesgos cognitivos y uno de ellos se manifiesta en el llamado “efecto de tercera persona”. Este hace que la mayoría de personas piensen que otras son influenciables, pero no ellas -fenómeno que se da con la mayoría de características que consideramos un defecto-.

En otras palabras, se confía demasiado en la propia autonomía de pensamiento. Sin embargo, buena parte de lo que las personas creen no ha salido de su propio análisis y verificación, sino a partir de la transmisión de otros. Muchas veces esos otros no son la fuente más confiable.

Es claro que resulta imposible verificar toda información que llegue a nosotros. Sin embargo, esta limitación tampoco debe llevar al extremo opuesto: creer en cualquier cosa que se diga porque muchos lo dicen, o porque lo dice alguien que aparentemente tiene autoridad, o por razones similares. La resistencia a la persuasión es esa actitud que permite hacer filtros necesarios en todo esto.

Los mecanismos de la resistencia a la persuasión

En términos generales, cuanto más conocimiento sobre un tema tenga una persona, menos manipulable es en esa área. Por lo tanto, una primera vía de la resistencia a la persuasión es la de documentarse, ilustrarse sobre un tema, a ser posible desde varias perspectivas.

De manera adicional, existen otros mecanismos que permiten desarrollar esa resistencia a la persuasión. Los siguientes son tres de ellos.

Contrastar la información

Este mecanismo se basa en algo que se ha dado en llamar “teoría de la inoculación”. Esta fue propuesta por McGuire y compara la información falsa con un virus y la resistencia a la persuasión con una vacuna. Como se sabe, una vacuna tradicional introduce el mismo virus que daña, pero muy limitado en su capacidad de hacer daño.

A su vez, lo que hace la vacuna es preparar al sistema inmunitario para que combata el virus. Trasladando esto al terreno de la información y de las creencias, McGuire propone que la visión propia debe “exponerse” o confrontarse.

Esto es, no perder oportunidad para llevar lo que se piensa o se cree al terreno del debate abierto con otras ideas y creencias. Si ese cuerpo de ideas, que vendría a ser el sistema inmunitario prueba ser sólido, significa que hay inmunidad. Si no la tiene, la exposición al virus, es decir a la información falsa, operará como una manera de inmunizarse.

Estar atentos a los factores de distracción

La distracción suele venir envuelta en un empaque muy atractivo. Lo que delata el hecho de que no se trata de algo relevante, sino accesorio, cuando no de una cortina de humo, es la potencia de su efecto y los argumentos que lo sustentan.

Respecto al efecto, la pregunta es: ¿qué consecuencias observables tiene esto para mí o para la sociedad? Unas consecuencias triviales hablan de un efecto de distracción. Unas consecuencias poco comunes y muy impactantes sugieren una mentira.

En cuanto a los argumentos que sustentan una información, lo que se debe evaluar es el grado de coherencia que tienen en sí mismos. También se debe revisar la coherencia que guarda con lo que ya se sabe o se ha establecido. Una baja consistencia, en ambos casos, nos habla de distracciones o mentiras.

Activar la prevención

Por regla general, es recomendable estar atentos frente a informaciones que cambian de forma radical la manera de ver la realidad. Que sean muy disruptivas no quiere decir que sean falsas, pero sí existe la tendencia a mentir a través de versiones exóticas o bizarras de la realidad.

Lo novedoso viene acompañado de dudas, pero también de evidencias y un mínimo nivel de consenso. Una teoría que ningún científico respalda siempre será sospechosa. También aquellas que están suscritas por el nombre de un científico sin trayectoria en el tema.

La resistencia a la persuasión es una manera de defender la autonomía frente a los intentos de manipulación de la conciencia, que en la actualidad son muchos. Se trata de una actitud sana que, además, hace que barajemos ideas más sólidas.

domingo, 17 de octubre de 2021

¿Por qué tu cerebro está programado para enfocarse en lo negativo?

Las fórmulas fáciles para ser felices no funcionan por una razón muy concreta: nuestro cerebro está programado para focalizarse más en las amenazas del entorno y en recordar los hechos negativos. Es de ese modo como hemos sobrevivido como especie.

Ver más los problemas que los soluciones, recordar más los hechos traumáticos que los instantes agradables, focalizarse más en las amenazas que en las oportunidades… El cerebro está programado para enfocarse en lo negativo y esto explica por qué nos cuesta tanto alcanzar el bienestar o ser “un poco más felices”. No es sencillo ir en contra de las bases neurológicas ni de miles de años de evolución.

Las raíces neurológicas de la negatividad existen y todos las tenemos por una razón concreta: para permitirnos sobrevivir. Es una evidencia, es una realidad y una necesidad básica que nos ha ayudado a llegar hasta donde estamos. Si el ser humano no hubiera orientado su mente a detectar peligros y amenazas del entorno, lo más probable es que otra especie nos hubiera sustituido en algún momento.

A la clásica premisa evolucionista de que solo los más fuertes sobreviven, podríamos añadir quizá que solo los que hacen caso a su instinto del miedo y saben reaccionar de manera flexible para adaptarse al entorno alcanzan el éxito. Ese sesgo de negatividad, no busca bloquearnos o inmovilizarnos, si no lograr que emitamos una respuesta y un plan de acción ante cada desafío.

Razones de por qué tu cerebro está programado para enfocarse en lo negativo

Nos encantaría que comentarios como “focalízate más en lo positivo o deja ya de pensar en las cosas tristes” nos funcionaran. Sería maravilloso, sin duda, que después de vivir un hecho adverso nuestra mirada siguiera atendiendo solo las cosas amables y esperanzadoras del día a día. Sin embargo, el cerebro no sigue esta norma, porque a él no le importa si somos o no felices, solo quiere que sobrevivamos.

Pongamos un ejemplo: salimos con nuestro coche una mañana a trabajar y, de pronto, en un cruce aparece otro automóvil de improviso realizando una mala maniobra que está a punto de ocasionar un serio accidente. No sucede nada, sin embargo, esa experiencia se quedará grabada en nuestra mente. Esto hace que cada día intentemos ser más prudentes y estar pendientes de los riesgos.

Trabajos de investigación como los realizados en la Universidad Estatal de Ohio hablan también de otra situación. Si nos enseñan una foto con dos personas besándose y otra con esa misma pareja herida y en malas condiciones, recordaremos más esta última. El cerebro registra una mayor actividad eléctrica ante los eventos negativos y esto tiene además a tener un mayor impacto en nuestra memoria.

Centrarse en lo negativo para aprender

Las personas aprendemos de las buenas experiencias, pero es de las negativas de donde obtenemos mayores aprendizajes. Si algo nos causa dolor, lo evitamos en cualquier circunstancia. Si una experiencia resultó traernos más costes que beneficios, integramos esa enseñanza. De algún modo, los hechos negativos son dimensiones que debemos atender a la fuerza para orientar mejor nuestra conducta y nuestras decisiones.

Si el cerebro está programado para enfocarse en lo negativo es porque busca por encima de todo que nos adaptemos a un entorno cada vez más complejo. Es un instinto heredado de nuestros antepasados que, como bien sabemos, tuvieron que hacer frente a un gran número de estímulos aversivos.

Del instinto de supervivencia al sesgo de la negatividad

La universidad de Pensilvania realizó un interesante estudio a principios del año 2000. Algo que demostró es que ese instinto que en el pasado garantizó nuestra supervivencia a día de hoy no cumplía de manera tan efectiva su finalidad. En la actualidad, nuestro entorno no tiene tantos peligros como en el pasado. Sin embargo, el cerebro actúa del mismo modo.

Lo que señalan los expertos es que ese instinto de supervivencia ha pasado ahora a ser un sesgo de negatividad. Disponemos de un entramado cerebral supersensible que hace que a menudo veamos riesgos y amenazas donde no los hay. La mente ya no discrimina entre estímulos neutros y peligrosos, de manera que es muy fácil caer en la preocupación excesiva, en los estados de estrés y ansiedad.

Tu cerebro está programado para enfocarse en lo negativo por qué así lo orquesta la amígdala

La maquinaria que regula buena parte de las emociones y las motivaciones parte de una pequeña región llamada amígdala. El neuropsicólogo Rick Hanson de la Universidad de California indica que esta estructura usa cerca de dos tercios de neuronas para detectar negatividad y después poder almacenarla rápidamente en la memoria a largo plazo.

La energía, los recursos y las estructuras que usa el cerebro para procesar los estímulos y las experiencias negativas es, por tanto, muy destacable.

¿Cómo podemos desactivar el sesgo de la negatividad?

Sabemos que el cerebro está programado para enfocarse en lo negativo. ¿Es posible desactivar o disuadirlo para que deje de poner la mirada en todo estímulo adverso real o irracional? Porque lo cierto es que somos auténticas fábricas de pensamientos catastróficos sobre cosas que no han sucedido. Esas que alimentan la ansiedad y el estrés.

La respuesta a esta pregunta es complicada. Para empezar, el sesgo de negatividad cumple una función concreta y es facilitar la supervivencia. Tanto si lo queremos como si no, es necesario detectar riesgos en nuestro día a día para prepararnos y adecuados mecanismos de acción con los que adaptarnos a todo lo que nos llega.

La clave está en el equilibrio. En no vivir situando la mirada solo en el miedo, en lo que puede o no puede pasar. Lo ideal es desarrollar un poco más esa atención que también se focaliza en lo positivo y disfrutar de ello. Es detectar pensamientos poco útiles y no dejarnos llevar por ellos, transformarlos en ideas más saludables.

Algo así requiere un compromiso firme en cuidar de cada cosa que acontece y pasa por nuestra mente…

sábado, 16 de octubre de 2021

Siento que hay algo mal en mí: ¿qué puedo hacer?

Hay épocas en las que sientes que debe haber algo mal en ti. Tus relaciones afectivas se rompen, todos te decepcionan, cada cosa que te propones se queda en nada y no hay manera de poder sentirte bien, de experimentar unos días de calma y felicidad. ¿A qué se debe?

“Mis relaciones de pareja suelen ser traumáticas. Me preocupo por todo. Buena parte de las cosas que me propongo fracasan. Me decepciono con frecuencia, me cuesta ser feliz… La verdad es que siento que hay algo mal en mí“. Son muchas las personas que tienen este sentimiento, esta percepción existencial que alimenta el malestar sin saber realmente qué lo causa.

Es un totum revolutum en el que cuesta bastante separar unas cosas de las otras. En la mente solo habita la negatividad y la percepción de ineficacia, todo ello canalizado por un diálogo interno que no se calla y que nos repite a cada instante ese mensaje. ¿Es esto quizá el preludio de una depresión? ¿Hay algo que realmente no va bien en mí? ¿Qué debería hacer?

Pocas experiencias internas son más invalidantes y requieren a su vez de nuestra atención. Lo analizamos.

¿Por qué siento que hay algo mal en mí?

Más allá de la causa que esté alimentando esa idea, existen estrategias para sentirnos mejor. Hay enfoques que pueden permitirnos desarrollar una mentalidad más compasiva con nosotros mismos para potenciar la autoeficacia y la autoestima. Sin embargo, eso sí, hay que empezar dando espacio a ese pensamiento, a esa sensación de que “hay algo en mí”.

Lejos de dejarla a un lado, lo ideal es explorar dicho razonamiento, saber de qué está hecho para actuar de la mejor manera. De nada nos va a servir reprimir o desplazar la negatividad cuando se refleja en una autoevaluación tan concreta. Pensar que hay algo que no va bien en uno mismo puede deberse a varias causas que vale la pena comprender. Las analizamos.

La baja autoestima, el prisma psicológico que todo lo altera

La baja autoestima es un filtro que emborrona valías, que destruye la seguridad personal y difumina la sensación de autoeficacia. Nada crece en la mente que no confía en sí misma, que se percibe de manera inferior y que se invalida mediante la crítica. Estudios, como los realizados en la Universidad de California, indican que hay un vínculo directo entre la baja autoestima y los trastornos del estado del ánimo.

Hay una línea muy fina entre esta dimensión psicológica y los trastornos de ansiedad y la depresión. Pensar o decirnos de manera constante “que hay algo mal en mí” puede ser el reflejo de alguna de estas condiciones.

Traumas psicológicos y la autopercepción sesgada

Los traumas psicológicos deforman por completo la forma en que nos vemos a nosotros mismos. La percepción que tenemos de nosotros no solo es negativa, sino también invalidante. Así, cuando hablamos de traumas esas vivencias pueden tener el origen en una infancia de maltratos o de abandono, la pérdida de un ser querido, haber sido víctima de una agresión, etc.

Asimismo, haber tenido una relación con una personalidad narcisista también deja secuelas. Esos años de manipulación, humillación y desgaste provocan que muchas personas se digan aquello de “hay algo mal en mí” para que me haya pasado esto, algo no va bien en mi mente después de haber pasado por dicha experiencia…

La soledad y sentir que hay algo mal en mí

Uno puede tener mucha gente a su alrededor y sentirse solo. A veces, ni los amigos ni la familia se sienten cerca, no nutren ni nos validan y eso refuerza el malestar, el desaliento, la tristeza…

Cuando no logramos vínculos sociales enriquecedores pensamos que hay algo mal en nosotros. Cuando la realidad es que aún no hemos encontrado a personas que realmente saben estar, saben querer y respetar.

¿Qué puedo hacer para tener una mejor visión de mí mismo?

Cuando pienso que hay algo que va mal en mí asumo que hay realidades de mi persona que no me agradan. Tal vez me falte más autoestima, sanar heridas del ayer y darme nuevas oportunidades. Puede que me esté tratando con excesiva rudeza… En estos casos, siempre es adecuado consultar con los buenos profesionales para hacer un viaje de crecimiento, para detectar quizá, indicios de depresión o ansiedad. Sea como sea, nos puede venir bien tener en cuenta una serie de aspectos.

Conéctate con esa parte “defectuosa” de ti y pregúntate qué necesitas

Toma contacto con ese algo que, según tú, está mal en ti. Sintoniza con esas emociones y deja que fluyan, permítete comprender a qué se debe ese sentimiento. Indaga en las causas, comprende y sintoniza con tus necesidades.

Hazte amigo de tu diálogo interno

Llevas mucho tiempo juzgándote, tratándote mal, descuidándote… Es momento de trabajar un diálogo interno más compasivo y amable, una voz que te aprecie y que cada día te repita que cree en ti. Eres mejor de lo que crees, pero tu charla interna te machaca y te enturbia apagando todo potencial. Desactívala.

Contrarresta esos pensamientos de vergüenza y negatividad

Cuando pienso que hay algo mal en mí, me avergüenzo de lo que soy. No me gusto, me escondo, me inhibo… Todas esas ideas y emociones deben contrarrestarse por otras más constructivas y amables. Son esquemas irracionales que debemos tratar.

Cuando pienso que hay algo mal en mí debo recordar cuáles son mis valías

En ti hay defectos, pero también virtudes. Tu personalidad tiene puntos débiles, pero también potenciales. Focalizarte solo en lo perdido, lo no logrado, en los errores, las decepciones y las áreas grises de la vida te supedita solo al sufrimiento. Es como anudarse un ancla a los pies para dejar de avanzar en el viaje de la vida. No es lógico ni aún menos saludable.

Es necesario entrenar un enfoque mental para recordar que también somos capaces de generar cambios. Debemos tener en cuenta que en nosotros hay recursos que podemos aprender y desarrollar y que nos permitirán mejorar la autoeficacia y fortalecer esa complicidad con uno mismo para ser nuestros aliados, no nuestros enemigos.

No hay nada malo en uno, solo hay épocas complicadas que podemos sortear con determinación y autoconfianza.