sábado, 30 de abril de 2022

Personas que se cierran al diálogo, ¿por qué?

Las personas que se cierran al diálogo pierden una valiosa oportunidad de alcanzar el entendimiento, en particular si hay una situación conflictiva de por medio. ¿Por qué lo hacen? De eso hablaremos.

La mayoría de las personas estarían de acuerdo en que la mejor manera de solucionar dificultades es con una conversación sincera. Sin embargo, también hay personas que se cierran al diálogo de una forma radical. En muchos casos, no es que digan “no quiero hablar”, sino que entorpecen las conversaciones, las tergiversan, las evaden o las cortan.

Es el tipo de personas con las que suele decirse: “contigo no se puede hablar”. Aunque es cierto que todos alguna vez no hemos estado preparados para hablar sobre un asunto tenso en un momento dado. Sin embargo, lo habitual y sano es que en otra oportunidad estemos más abiertos e incluso busquemos nosotros la conversación. Con las personas que se cierran al diálogo esto no ocurre.

Hay varias maneras de bloquear conversaciones. También hay muchos motivos por los que algunas personas se cierran al diálogo. En general, tiene que ver con que hay otro problema de fondo y esto bloquea la comunicación.

¿Cómo se cierran al diálogo?

Las personas que se cierran al diálogo emplean diversos medios para evadir la conversación. Rara vez tienen tiempo, a pesar de que el asunto a tratar sea urgente. Otras veces adoptan una actitud completamente pasiva, escuchando al otro sin hacerlo realmente y dándole la razón solo de manera externa.

También existen aquellos casos en los que las personas pierden el control de las formas en cuanto se inicia una conversación sobre algún aspecto tenso o conflictivo; no son asertivos, sino avasalladores e intimidantes. Lo hacen una y otra vez, de tal modo que incluso llega a edificarse una aprehensión natural. Muchos prefieren dar por sentado o no probar a conversar sobre temas que pueden ser conflictivos con ese tipo de personas.

Así mismo, se da el caso de quienes intentan terminar este tipo de conversaciones anticipando conclusiones. Emplean frases hechas como “ya sé que siempre la culpa es mía”. O “a mí nadie me comprende, así que no vale la pena hablar”. Son sentencias que actúan como un obstáculo para una conversación abierta y honesta.

¿Por qué se cierran al diálogo?

La pregunta que surge en todos estos casos es por qué esas personas se cierran al diálogo. Qué hay en este como para que sientan que deben rehuirle o impedirlo. Qué es eso que les impide ser sinceros o que no quieren reconocer.

Las principales razones por las que las personas se cierran al diálogo son las siguientes.

1. Miedo

En ocasiones, la persona teme quedar expuesta o vulnerable ante los posibles ataques que pueda realizar el otro. Por eso, evade el diálogo sincero, ya que sabe que a través de este saldrán a relucir esos aspectos que quiere mantener ocultos. Más que evitar la conversación con otro, lo que estas personas hacen es evitar un encuentro consigo mismas.

2. Enfado

El enfado impide que haya una comunicación sana. Quienes se cierran al diálogo, muchas veces lo hacen porque sienten ira, pero no han encontrado la manera de expresarla o no creen que sea conveniente hacerlo. De una u otra manera se sienten lastimados y esa negativa a hablar es una forma de hacerlo ver, pero al mismo tiempo de no enfrentarlo.

3. Emociones no atendidas

Los diálogos que se evitan son aquellos que tienen relevancia. Si no la tuvieran, no habría problema en sostenerlos. A veces, una persona no se siente motivada a dialogar e incluso le fastidia la idea. Sin embargo, no sabe exactamente por qué. Esto casi siempre tiene que ver con emociones que están reprimidas y que tampoco se quieren encarar.

4. Deseo de manipular

A veces no se quiere dar solución a un problema porque este genera algún tipo de beneficio para uno de los involucrados. Suele suceder con las personas que se victimizan y luego se cierran al diálogo. Detectan un sentimiento de culpa en el otro y no quieren que este desaparezca. Por eso impiden que haya una solución razonable.

¿Se puede hacer algo?

No es nada fácil lidiar con las personas que se cierran al diálogo, ya que este existe precisamente para sortear desacuerdos, malentendidos o tensiones. Si no es a través de la palabra que se encuentran soluciones, ¿de qué otra manera?

En estos casos vale la pena que te preguntes si has hecho algo por lo que la otra persona puede estar dolida o resentida. A veces solo es necesaria una disculpa sincera, antes de hablar, para que se atenúe el dolor o el enfado que siente el otro.

Si de forma sincera sabes que no has hecho daño al otro ni has generado situaciones que bloqueen la comunicación, tal vez debas dejar que esa persona actúe como sienta que debe hacerlo. Que resuelva lo que le impide hablar. Solo recuérdale que estás disponible para hablar cuando esté listo.

viernes, 29 de abril de 2022

Amor y adicción: características conductuales

Podrá parecerte extraño, pero el caso es que el amor y la adicción, al menos a la cocaína, comparten este síndrome de abstinencia. En el caso de romper una relación, se produce un síndrome de abstinencia en relación a la persona amada.

Todos, de alguna manera, estamos familiarizadas con el amor. Dependiendo de la cultura, este se entiende de una manera o de otra. El sistema neural del placer es fundamental para dicha experiencia. Sin embargo, al contrario de lo que se piensa, el amor está ligado más con el sistema motivacional que con las emociones (1). Así, ¿qué tienen en común amor y adicción?

Las conductas que se llevan a cabo en el amor y la adicción pueden ser explicadas por la neuroquímica del cerebro. Así, el amor está relacionado con ciertas funciones del sistema nervioso central, con núcleos y neurotransmisores determinados. Estos poseen como única finalidad el apego a la pareja para la reproducción y el cuidado de las crías (2).

Amor y adicción: Comunes en el cerebro

La química del amor romántico

Cuando nos atrae una persona, en muchos casos lo primero que ocurre en nuestro cerebro es una especie de necesidad de ser gratificados sexualmente. En este proceso influyen las hormonas (claro), siendo concretamente los estrógenos y los andrógenos los que se ocupan de ello.

Después se da paso al amor romántico. Este proceso puede definirse como el proceso de atención a una pareja en particular para el apareamiento. A ello se suma también la necesidad de unión sentimental con dicha pareja (1). En esta etapa ocurre:
  • Un aumento de dopamina y norepinerfrina.
  • Disminución de la serotonina.
Por último, existe una etapa de apego de pareja con el fin de cuidar las crías. En esta etapa ocurre una unión sentimental importante, así como un sentimiento de comodidad. Influyen en esta conducta los siguientes neuropéptidos:
  • Oxitocina.
  • Vasopresina.
Conductas durante el enamoramiento

Algunas de las conductas que se pueden observar en el enamoramiento son las siguientes (1):
  • Dependencia emocional.
  • Temor al rechazo.
  • Ansiedad por separación.
  • Empatía.
  • Reordenación de prioridades diarias para estar disponible para esa persona.
  • Deseo sexual por esa persona.
  • Deseo de unión emocional.
  • Pasión.
Todas estas conductas pueden ser explicadas por la neuroquímica. Veamos qué ocurre:
  • Cuando aumenta la dopamina, aumenta la atención y con ello la tendencia a considerar única a la persona amada. Ello puede provocar:
  • Euforia.
  • Pérdida del apetito y sueño.
  • Temblor.
  • Palpitaciones.
  • Aumento de la frecuencia respiratoria.
  • Ansiedad.
  • Pánico.
  • Temor.
  • Cambios de humor.
  • Desesperación si se rompe la relación.
Pues bien, al parecer todas esas conductas pueden darse también en la dependencia a las drogas, como la cocaína o las anfetaminas.
  • Cuando aumenta la norepinefrina, se produce una fijación en las cualidades positivas de la persona amada. Con ello, se desestiman las cualidades negativas.
  • La disminución de la serotonina genera pensamientos obsesivos hacia la persona que queremos. Así, casualmente, esto también ocurre en los trastornos obsesivos.
El común entre amor y adicción: síndrome de abstinencia a la cocaína y enamoramiento

El síndrome de abstinencia está dado por dos tipos de dependencias (1):
  • Una dependencia física, esta se genera por un estado de adaptación del organismo que se traduce en la presencia de alteraciones físicas cuando se suprime la administración de cocaína.
  • Una dependencia psíquica, generada por un estado de satisfacción y bienestar motivado por el consumo de cocaína y que induce al individuo a repetir su administración para continuar en ese estado o evitar la aparición de los síntomas de abstinencia.
Los autores Glawin y Kleber (1986) establecieron tres fases en el síndrome de abstinencia por cocaína:
  • Fase 1. Crash. De nueve horas a cuatro días. Se trata de un estado de gran abatimiento que cursa con depresión, anhedonia, insomnio, irritabilidad, ansiedad y deseo imperioso de volver a consumir.
  • Fase 2. Abstinencia. De una a diez semanas. Se inicia a partir del 5º día después del último consumo de cocaína. Cursa con anhedonia, disforia, ansiedad, irritabilidad, sensación de intenso aburrimiento y craving.
  • Fase 3. Extinción. De duración indeterminada. Se recupera el estado afectivo de base con una respuesta anhedónica normalizada.
Podría parecerte extraño, pero el caso es que el amor y la adicción, al menos a la cocaína, comparten este síndrome de abstinencia. En el caso de romper una relación, se produce un síndrome de abstinencia en relación a la persona amada.

Así, parece que las etapas del amor pueden compararse con las etapas en una adicción. Ocurre que nuestras conductas en las adicciones y en el amor son bastante similares, hasta el punto de presentar unas mismas bases neuroquímicas y mismas conductas. El síndrome de abstinencia a la cocaína es el que más se parece a la pérdida de una pareja. Así, existe una base científica que respalda la hipótesis de que el amor se asemeja a una adicción.

jueves, 28 de abril de 2022

7 formas sencillas y eficaces de mejorar tu atención

La atención es la clave para poder registrar la información de nuestro entorno y almacenarla. Es el paso anterior al almacenamiento y, por otro lado, piensa que si somos incapaces de atender, nuestra capacidad de generar recuerdos se verá comprometida. De ahí la importancia de mejorar tu atención.

Existen varias enfermedades que están relacionadas con el déficit atencional. Entre ellas, la que está más directamente relacionada sería el trastorno de hiperactividad y déficit de atención. Pero existen otras enfermedades como la esquizofrenia, el alzheimer, la depresión, entre otras, que pueden afectar al estado de alerta.

Muchas veces nuestra capacidad para atender a los estímulos se ve mermada por diferentes circunstancias como el estrés, el cansancio o la ansiedad. A continuación, se exponen diferentes claves para mejorar tu atención y así poder ser más eficaz en el desarrollo de las tareas diarias.

1. Para mejorar tu atención, haz ejercicio físico

Practicar deporte se ha revelado como una de los mejores hábitos, ya que es un factor protector contra diversas enfermedades. Además, el ejercicio es un poderoso enemigo del estrés e incluso es útil para afianzar conocimientos y mejorar nuestra memoria.
En una revisión sistemática publicada en la Revista de Neurología encontraron que un mayor índice de actividad física se relaciona con menor deterioro cognitivo, tanto en ancianos con deterioro como en sujetos normales.

Otro artículo publicado en Current Biology demostró que hacer ejercicio mejora la consolidación de lo aprendido, el grupo experimental que practicaba deporte 4 horas después de realizar un aprendizaje, al cabo de 2 días, recordaban mejor la información que el resto.

En cuanto a la atención, en un estudio llevado a cabo en la universidad de Kansas, observaron que al aumentar en los sujetos la capacidad cardiorrespiratoria también aumenta la capacidad de concentración. Aunque no sería suficiente con hacer deporte, este repercutiría positivamente en nuestras funciones cognitivas.

2. Elimina distractores

Es importante que en tu lugar de trabajo o estudio no existan muchos estímulos que puedan distraerte. Es recomendable que no estén a tu alcance distractores como el teléfono móvil. Una buena solución podría ser apagarlo o ponerlo en “modo avión” mientras estás realizando una tarea concreta.

Tampoco es recomendable estar revisando cada poco tiempo la bandeja de entrada de nuestro correo o lo que sucede en las diferentes redes sociales. Para ello, podrías restringir el uso de dichos elementos hasta conseguir terminar la tarea prevista.

En el caso de la música, puede funcionar tanto como distractor o como pontenciador de la atención. Algunos tipos de música, como la música clásica se han identificado como facilitadores de la atención y de la concentración. Se pueden encontrar diversas listas de reproducción destinadas a mejorar la concentración.

3. Realiza descansos periódicos

Las personas no tenemos la capacidad de focalizar nuestra atención durante 8 horas seguidas, es imposible, aunque el tiempo de rendimiento optimo puede variar de unas personas a otras. El experto en productividad Ron Fiedeman recomienda 2 pausas de 15 minutos durante la jornada laboral.

Aunque cada uno tiene que ver cuándo necesita un descanso para “recargar pilas”. Estos descansos sirven para que tu cerebro desconecte y pueda, tras la pausa, aumentar el rendimiento y la concentración.

La mejor manera de realizar los descansos es programándolos en tu agenda como una tarea más. Es importante tomarlos en serio y no realizar ninguna tarea durante estos descansos, ni siquiera revisar tu e-mail. Aprovecha para ir al baño, a por un café o charlar con tus compañeros.

Pero es importante no sobrepasar el tiempo de descanso, ya que puede ser contraproducente para mantener un rendimiento optimo, aplazar constantemente una tarea poco apetecible la vuelve aún menos si la aplazamos. Con el tiempo sobredimensionamos sus características negativas y minimizamos las positivas.

4. Cambia de tarea

En ocasiones perdemos la atención y el interés por lo que estamos haciendo por lo monótono y repetitivo de la tarea. Por esta razón, es aconsejable programar el día de trabajo intercalando tareas diferentes para no acabar realizando las tareas de manera automática.  Así no disminuye el interés y podrás mejorar tu atención.

Cuando prestamos atención a una misma tarea o mismo estímulo por un tiempo prolongado nos aburrimos y el rendimiento baja. Por eso, hay ciertos trabajos que son muy repetitivos en los que el rendimiento disminuye con el tiempo, planteándose como solución rotar en los puestos para realizar trabajos diversos.

5. Duerme bien

El sueño es muy importante para el correcto funcionamiento de nuestro cerebro, influyendo en el desempeño en nuestra tareas durante el día. La atención se puede ver afectada por una noche de pocas horas de sueño o de un sueño de mala calidad.

La revista Respirology  publicó un estudio realizado en sujetos que sufrían apnea del sueño. Encontraron que el grupo que la padecía, respecto al grupo control, tenía a su vez un déficit en la atención sostenida y en la vigilancia, encontrando incluso fallos en la memoria a largo plazo visual y verbal.

Es importante tener en cuenta el concepto higiene del sueño. Se trata de optimizar la forma en la que nos acostamos para conciliar el sueño y obtener un descanso reparador. Por ejemplo, utilizar la cama solo para dormir y no para ver la televisión, no acostarse con el estómago vacío, practicar ejercicios de relajación antes de acostarse, etc.

6. Focaliza tu atención

Estar centrado en una tarea y no realizar varias a la vez es mejor para mejorar el rendimiento. Programa las tareas del día, estimando el tiempo que te va a llevar cada una de ellas e intentando cumplirlo.

Una buena costumbre es que todos los días, antes de comenzar a trabajar, escribas en un papel todo lo que tienes que hacer y el tiempo estimado que te va a llevar hacerlo. Así, aunque no sigas a rajatabla el horario, no comiences la siguiente tarea sin haber terminado la anterior, de esta manera consigues mejorar tu atención.

7. Entrena tus capacidades cognitivas

La atención es una de las funciones cognitivas que se pueden entrenar mediante ejercicios diseñados para este fin. Se pueden realizar ejercicios de atención dividida, sostenida o selectiva.

Por ejemplo, tareas tan simples como la de encontrar las 7 diferencias entre dos imágenes, localizar una letra determinada entre muchas letras, intentar atender a dos estímulos auditivos al mismo tiempo o leer cifras numéricas e intentar decirlas en el orden inverso son buenas tareas de entrenamiento para mejorar tu atención.

Este tipo de tareas se utiliza en la prevención de deterioro cognitivo en personas mayores, y pueden ayudar a aumentar la reserva cognitiva y protegernos de padecer demencias. El cerebro es el músculo más importante del cuerpo y debemos cuidarlo y ejercitarlo.

miércoles, 27 de abril de 2022

Sueño profundo: curiosidades sobre esta etapa

El sueño es una de las funciones vitales más importantes del ser humano. ¿Sabías que nos pasamos un tercio de la vida durmiendo? ¿te has parado alguna vez a pensar cómo lo haces?

El sueño profundo ayuda a la recuperación física y a algunos aspectos de la memoria y el aprendizaje. Si un día te despiertas más renovado que de costumbre, puede que hayas estado un buen rato en esta fase. ¡Conoce los beneficios de esta etapa del sueño!

Dormir es una de las funciones fisiológicas vitales y básicas del ser humano. De hecho, las personas pasamos durmiendo cerca de un tercio de nuestra vida, porque durante el sueño se producen una gran cantidad de procesos celulares esenciales para reparar el organismo.

La importancia de dormir

Entre estos procesos se encuentran la reparación, la regeneración y la oxigenación celular. También la eliminación de radicales libres que han sido acumulados durante el día, la regulación metabólica y endocrina o la consolidación de la memoria. Como vemos, el buen descanso tiene una importancia trascendental si queremos mantener la salud íntegra.

No obstante, las personas no dormimos igual todos los días. Dependiendo de múltiples factores internos y externos, podemos tener más o menos pesadillas, despertarnos antes de tiempo o simplemente notar que no hemos descansado profundamente.

Dos grandes ciclos: REM y NREM

A lo largo de una noche de descanso pasamos por diferentes fases del sueño en las que van teniendo lugar distintos procesos. Concretamente, existen dos grandes ciclos que seguramente te sonarán: el sueño REM (Rapid Eyes Movement) y el NREM (No Rapid Eyes Movement).

En 1959, los científicos Kleitman y Dement descubrieron que ambas fases eran de naturaleza cíclica, es decir, que se repetían varias veces a lo largo de una noche. Igualmente, afirmaron que la fase REM duraba menos que la NREM. En concreto, descubrieron que la fase REM abarcaba entre un 20 % y un 25 % del tiempo total de sueño, mientras que la NREM, el 75 % u 80 % restante.

La fase NREM

Dentro del sueño NREM, actualmente se considera que existen a su vez 3 fases, divididas en 4 etapas, dentro de las cuales se encuentra el sueño profundo:
  • Fase 1 (etapa 1): sueño superficial, en el que va descendiendo paulatinamente el tono muscular.
  • Fase 2 (etapa 2): sueño intermedio, protagonista del 50% total.
  • Fase 3 (etapas 3 y 4): sueño profundo o de ondas lentas (delta).
La fase de sueño profundo es la más importante de todas, puesto que va a determinar la calidad del descanso. Por eso, si al despertarte por la mañana te sientes mejor descansado que otros días, seguramente sea porque has pasado más tiempo que otros días en esta fase.

Esta etapa de ondas lentas está relaciona con el descanso y la reparación y recuperación corporales. ¿Quieres conocer algunas de sus curiosidades?

Curiosidades del sueño profundo

Respecto a su duración, esta etapa de sueño profundo suele ocupar alrededor del 20 % del total del ciclo del sueño. Mientras que los períodos de sueño REM son más prolongados según va avanzando la noche, los de sueño profundo suelen durar más al principio de la noche. Al mismo tiempo, cada fase del ciclo NREM va siendo progresivamente más profunda.

Durante esta fase es difícil despertarnos, porque el ritmo respiratorio es muy bajo y se produce hipotonía en los músculos respiratorios. La presión arterial también disminuye, concretamente entre un 10 y un 30 %.

La función cardíaca también se ve alterada, ya que disminuye drásticamente la contracción cardíaca y se produce vasodilatación. Esa vasodilatación provoca que disminuya la temperatura corporal en 1 o 2 grados, ya que hay una menor producción de calor.

Los autores identifican el sueño profundo con una mayor fijación de la memoria, debido a que en esta fase hay mayor metabolismo en estructuras subcorticales como regiones del hipocampo. Igualmente, la ciencia indica que la actividad tónica muscular, la cual está muy relacionada con los procesos atencionales, así como la excitabilidad refleja menguan de forma progresiva.

En lo relativo al sistema autónomo, el tono parasimpático aumenta durante el sueño NREM. Por contra, el simpático es más bajo que en otras fases. Ocurre lo contrario en el ciclo REM. El sistema adrenérgico (adrenalina) está menos activo en la fase NREM, si bien el consumo de CO2 durante este sueño es máximo. Por último, a diferencia del sueño REM, durante el sueño profundo se produce un incremento de la hormona de crecimiento y de la prolactina.

Conocer la calidad del sueño puede ayudarnos a dormir mejor. Por eso, si tienes problemas para conciliarlo o te despiertas en mitad de la noche y no eres capaz de volver a dormirte o amaneces más temprano de lo normal, consulta a un especialista.

martes, 26 de abril de 2022

Estadística inferencial en psicología

La estadística inferencial se ocupa de extrapolar datos de una población. Esto es, por así decirlo, como hacer generalizaciones sobre ésta.

Cuando queremos estudiar una población pueden ocurrir dos cosas. Lo más habitual es que no conozcamos el modelo teórico del mismo. Sin embargo, seguramente podremos observarlo, tomar una muestra y describirla. Y la pregunta es, utilizando la información obtenida de una pequeña parte de la población, ¿se puede inferir el comportamiento de toda ella? De esto se encarga la estadística inferencial.

Así, la estadística inferencial en psicología permite validar o refutar las conjeturas de la estadística descriptiva. Esto es, tanto validar un posible modelo para la población, como estimar parámetros de ese modelo.

De esta manera, podríamos decir que la estadística inferencial es la parte de la estadística que se ocupa de generalizar resultados a partir de los resultados obtenidos en una muestra. Para ello se basa en distribuciones de probabilidad y facilita un error, que podemos interpretar como una medida de confianza, asociado a los resultados.

El objetivo de la estadística inferencial no es otro que generar modelos y predicciones asociadas a los fenómenos teniendo en cuenta que las observaciones son aleatorias. Su uso se centra en crear patrones sobre los datos, por un lado, y por el otro extraer inferencias a cerca de la población estudiada.

Estas inferencias pueden tomar varias formas:
  • Forma de respuestas sí/no (prueba de hipótesis).
  • Estimaciones de unas características numéricas (estimación).
  • Pronósticos de futuras observaciones.
  • Descripciones de asociación (correlación).
  • Modelamiento de relaciones entre variables de Sam (análisis de regresión).
Características de la estadística inferencial

Extrapolación y generalización

La estadística inferencial se ocupa de extrapolar datos de una población. Esto es, por así decirlo, como hacer generalizaciones sobre esta. Su método de actuación consiste en tomar datos sobre una muestra de una población (normalmente porque el coste de tomar datos de toda la población sería muy alto). El problema es en ese paso de la muestra a la población aparece el error.

Así pues, la estadística inferencial establece conclusiones sobre las que podemos confiar hasta un cierto punto en relación a la población a la que pertenece dicha muestra. Se trata de conclusiones asociadas a un margen de confianza. Este margen dependerá de diferentes variables, como la relación que exista entre tamaño de muestra y de población o la variabilidad que exista en la población de las variables estudiadas.

Validez y realismo en las observaciones

Se considera el tipo de estadística más válido y realista para el intercambio de información entre investigadores.

Partes de la estadística inferencial

Como hemos introducido antes, la estadística inferencial actúa mediante la estimación de parámetros y el contraste de hipótesis.

La estimación de parámetros

La estimación de parámetros consiste en buscar los valores más probables de un parámetro en la población (por ejemplo, la media). Al no conocer la población en su totalidad, tampoco puede precisarse un valor más allá de un intervalo (intervalo de confianza).

Este intervalo irá acompañado de la probabilidad de que el parámetro esté en él, es decir, el nivel de confianza. O bien, su complementaria (probabilidad de error). Además, dentro de este intervalo de confianza uno de los valores se considera como estimación óptima. Esto es, la mejor estimación posible.

Pongamos que queremos estimar la media de la población en una variable como por ejemplo, la masa corporal. Obtenemos una muestra de la población en la que el valor será parecido al de la muestra. Sin embargo, cuanto mayor haya sido la muestra que hayamos obtenido de la población, más seguro es que el valor obtenido se parezca al de la población.

Así, si de una población de 100000 habitantes obtenemos una muestra de 500 personas, obtendremos una media de la masa corporal que se acercará más a la media de la población que si obtuvieramos una muestra de 200 personas (Ley de los grandes números). Además, es curioso que es igual de probable que el valor de la población sea mayor o menor que el de la muestra. Esto es así porque consideramos que la variable se dibuja a lo largo del continuo “masa corporal” siguiendo una distribución normal.

¿Cómo respondemos a la pregunta de cuál es el valor de un parámetro?

Para estimar cuál es el valor de, por ejemplo, la media en una población, en la estadística descriptiva se definirá un solo número. Sin embargo, la estadística inferencial utilizará tres números. Estos son:
  • La estimación óptima.
  • El error de estimación.
  • El nivel de confianza (o la probabilidad de error):
Estos tres números formarán el intervalo de confianza. Se trata de un intervalo en el que tenemos cierto nivel de seguridad (“nivel de confianza”) de que esté incluido el valor real de la población. Sus límites superior e inferior se obtienen, cuando nos referimos ala media, sumando y restando al valor de la estimación óptima el error de estimación. 

El contraste de hipótesis

La segunda parte de la estadística inferencial consiste en el contraste de hipótesis. Esto es, determinar si una afirmación es cierta o no en la población, en términos probabilísticos. Los tipos de contrastes más frecuentes son:

  • Comparación de muestras. Ej: nuestra hipótesis puede ser que las personas altas tienen una menor índice de masa corporal que las personas bajas.
  • Asociación entre variables. Ej: nuestra hipótesis puede ser que el índice de masa corporal y la altura son dos variables relacionadas.
Así pues, parece obvia la necesidad de la estadística inferencial en el campo de la psicología (en los ejemplos, podemos cambiar la masa corporal por la inteligencia, la memoria, la atención…). Al realizar inferencias estimamos cómo serán en general las características de una población. Esto permite a los investigadores alcanzar conclusiones sobre las poblaciones, lo que puede ser muy importante, por ejemplo, para determinar qué medidas tomar a nivel social.

lunes, 25 de abril de 2022

La sensación de "no estar haciendo lo suficiente" (productividad tóxica)

La sensación de no estar haciendo lo suficiente, a pesar de nuestros esfuerzos, se llama síndrome de productividad tóxica. Define un tipo de emoción invalidante mediada por nuestra autoexigencia desadaptativa.

¿Sientes a menudo la sensación de “no estar haciendo lo suficiente”? Es como vivir con una lista de cosas por hacer integrada en la mente. Además, a ese listado se le añade una voz interna que, como Torquemada en la Edad Media, nos tortura con el clásico diálogo de los “debería”. “Debería estar haciendo esto y lo otro, debería haber terminado aquello y haber empezado lo de más allá…”.

Bien es cierto que vivimos en una sociedad muy competitiva, en la que nos inculcan pronto que las personas productivas nunca se detienen y que descansar o simplemente no hacer nada son sinónimos de vagancia y pérdida de tiempo. Porque recordemos, el tiempo (lejos de ser vida) es oro y hay que saber aprovecharlo y rentabilizarlo.

Esto provoca que nos convirtamos en personas atrapadas por el estrés crónico y la insatisfacción permanente. No importa cuánto hagas, cuánto produzcas o cuántas horas le eches a los días. Nunca será suficiente para ese inquisidor interno que te juzga a cada instante y que no te deja pasar ni un segundo de descanso.

El síndrome de la productividad tóxica o la sensación de “no estar haciendo lo suficiente”

Trabajo, casa, familia… El día tiene 24 horas, pero aun así siempre nos falta tiempo, siempre queda ese vacío angustiante, esa sensación de no estar haciendo lo suficiente. Por contra, quienes están desempleados tampoco se libran. Es común que arrastren consigo esa carga, la de no estar enviando los suficientes currículums o aplicando a suficientes ofertas de trabajo.

Sabemos que ese tipo de pensamiento, el de no ser lo bastante productivos, es una trampa mental. Ya nos lo dijo Albert Ellis en su día. Pocos pensamientos orquestan tanto sufrimiento como los debo o tengo que. Son recursos mentales absolutistas que atacan nuestra infelicidad. Además, asientan la base de los trastornos de ansiedad y de depresión. Pocas cosas son tan abrumadoras como el sentimiento de no ser lo bastante bueno o estar haciendo lo suficiente.

El síndrome de productividad tóxica ha llegado para quedarse

La productividad tóxica es un nuevo término que define una realidad que se incrementa cada vez más. La sensación de no estar haciendo lo suficiente se ha intensificado de manera exponencial.

Nos convertimos en mártires del trabajo virtual. Nos obligamos a aprender nuevas competencias: idiomas, recetas de cocina, cursos… Pocos llenaron ese tiempo para descansar y reiniciarse mentalmente.

Ahora bien, este enfoque mental no es nuevo, ya estaba latente en los sótanos de nuestra autoconciencia. Lo único que en un contexto de cambios e incertidumbre nuestra autoexigencia es mayor. Hay que trabajar más para no perder el empleo, estudiar más para ser competitivos… Y a mayor esfuerzo, mayor sensación de no estar haciendo lo suficiente.

¿Por qué tenemos la constante sensación de “no estar haciendo lo suficiente”?

La sensación de no estar haciendo lo suficiente es un producto cultural que internalizamos desde edades tempranas. Cada cual vale en función de lo que haga y cuánto tiempo ocupe haciéndolo. Seguimos asumiendo que es más productivo quien más horas invierte. También que es más brillante y capacitado quien más títulos acumule.

La sensación de tener siempre más de lo que debemos es el resultado de la educación, el contexto social e incluso de las redes sociales. Quien más publica, mayor visibilidad tiene, quien logra la mejor foto y usa el mejor filtro más likes obtiene, por tanto, hay que esforzarse mucho más en casi cualquier empresa.

Detrás de la productividad tóxica están la autoexigencia y el perfeccionismo. Y no lo olvidemos, porque estas dos dimensiones suelen ser familia de los trastornos de ansiedad y la depresión. Trabajos de investigación como los realizados en la Universidad de Utah y en la de Saint Louis destacan el efecto de ese perfeccionismo desadaptativo: la aparición de los problemas mentales.

¿Cómo actuar ante la sensación de que nada de lo que hacemos es suficiente?

Permitirnos no hacer nada durante algunas horas ya es hacer mucho: cuidar de nuestra salud física y psicológica. Ahora bien, no es fácil cambiar este tipo narrativas instaladas en nuestra mente. Las distorsiones cognitivas son como el cobalto o el tungsteno de nuestros móviles, siempre están ahí, forman parte de ellos.

Luchar contra el síndrome de la productividad tóxica (o la sensación de que no estamos haciendo lo suficiente) requiere no solo dejar de sentirnos culpables cuando nos relajamos. Demanda sobre todo reducir la inercia de los “debería y tengo que”. Romper esa espiral de autodestrucción y sufrimiento requiere ser conscientes de nuestros pensamientos, actitudes y diálogo interno.

Planificar tiempos de descanso, ponernos objetivos menos exigentes y permitirnos “ser y estar” en lugar de presionarnos a “alcanzar” lo inalcanzable es sin duda un buen inicio.

domingo, 24 de abril de 2022

¿Cómo ayudar a mi pareja a superar un duelo? 5 claves

El duelo genera sufrimiento. Se produce una herida, por la pérdida, que necesita curar. La buena noticia es que nosotros podemos ayudar en este proceso cuando es nuestra pareja quien la sufro.

Ayudar a alguien a superar un duelo no es un objetivo sencillo, pero vale la pena intentarlo, porque aunque a veces no lo creamos, podemos hacer mucho. Si tu pareja está atravesando por uno de estos momentos, es probable que quieras ayudarla. En este artículo, aprenderás cómo hacerlo, pero antes queremos explicarte de manera muy breve que es un duelo y cómo puede manifestarse.

El duelo es la reacción emotiva y natural ante la pérdida de una persona, animal u objeto significativo. Es un comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción producto de la ruptura de un vínculo afectivo. Esta reacción incluye componentes psicológicos, físicos y sociales con una intensidad y duración proporcionales al significado de la pérdida (Dávalos et al., 2008).

Esta reacción puede manifestarse a través de sensaciones físicas, pensamientos, emociones y comportamientos que permiten que la persona tramite o exprese el dolor y la aflicción que está experimentando.

  • En las sensaciones físicas puedes encontrar síntomas como vacío en el estómago, presión en el pecho y garganta, hipersensibilidad al ruido, despersonalización, falta de aire, debilidad muscular, falta de energía, sequedad en la boca (Worden, 2004).
  • Las emociones son las protagonistas de todo duelo, como habrás notado en tu pareja. Entre ellas puedes encontrar depresión, rabia, angustia, soledad, alivio, nostalgia, celos e impotencia (Muñiz, 2010). También se puede experimentar culpa o desamparo ante la perdida.
  • Los pensamientos también desempeñan un papel central durante el duelo, pues pueden incrementar la intensidad de las emociones. Aquí puedes hallar pensamientos obsesivos sobre el suceso, pesadillas y búsqueda activa de estrategias para evitar pensar en lo sucedido (Casado et al., 2001).
  • Por último, a nivel conductual puedes encontrar las siguientes manifestaciones: suspiros, llanto, alteraciones del sueño o la alimentación, híper o hipoactividad, aislamiento social y conducta distraída (Worden, 2004).
Claves para ayudar a tu pareja a superar un duelo

Para ayudar a tu pareja a superar un duelo, debes intentar antes que nada comprenderla y conocer su experiencia poniéndote en su lugar. Es decir, empatiza con tu pareja. La empatía te ayudará a conectar con lo que está sintiendo y a acercarte de manera genuina a su dolor.

1. Ayúdale a que acepte la pérdida

La sensación de irrealidad ante una muerte o perdida es muy común. En muchos de estos casos, la persona opta por la negación. Opera como si en realidad la pérdida no hubiera ocurrido. Esta es solo una estrategia mental para asimilarla de manera gradual, intentando amortiguar el impacto emocional que supondría un reconocimiento total e instantáneo.

No es recomendable que tú también te alinees con esa ficción, pero tampoco que enfrentes a la persona que ha sufrido la pérdida con la realidad. Dale espacio.

En cualquier caso, si la negación se mantiene en el tiempo, consulta con un profesional. No intentes por iniciativa propia enfrentarla a la realidad, ya que no solo puedes causar un dolor enorme, sino que también puedes hacer que esa persona se aleje y ya no la puedas ayudar.

2. Mantente presente

Estar presente en el dolor de tu pareja la ayudará también a superar el duelo. Que él o ella sienta que no está atravesando ese desierto de dolor en soledad le reconfortará un poco.

Procura estar disponible en cualquier momento en caso de que necesite hablar. Un abrazo, un “aquí estoy para ti” puede marcar una diferencia abismal en esos momentos.

3. Ayúdale a vivir sus emociones

Par ayudar a superar un duelo a tu pareja es importante que no caigas en la tentación de invalidar sus emociones. Un trozo de papel para ti no puede significar nada, pero sí para otra persona. Un comentario puede parecerte muy tonto, pero al otro hacerle mucho daño. Es importante que nosotros reconozcamos su derecho a sentirse así.

Por otro lado, expresar las emociones no quiere decir que debas dejar que rompa objetos o que se haga daño a sí misma o a los demás. Una cosa es el sentimiento y otra el comportamiento. Aceptar sus emociones y su dolor no implica que debas aceptar o permitir que actúe de manera destructiva.

4. Cuida a tu pareja

En medio del dolor del duelo es normal que las personas se descuiden un poco. Por eso, es fundamental que seas capaz de prestar apoyo a tu pareja, de manera que el proceso avance, mientras permites que vaya recuperando totalmente su autonomía.

Cuando nos duele el alama, tendemos a abandonar determinadas costumbres de autocuidado. Dejamos de ir a la peluquería, nos afeitamos de manera más espaciada, decimos que no a muchos planes, de esos que al principio no apetecen nada, pero que terminan dando lugar a ratos inolvidables. Esos que nos sacan de nuestra zona de confort y que de alguna manera nos recuerdan que seguimos vivos. En este sentido, nosotros podemos jugar un papel facilitador muy importante.

5. Permítele vivir su duelo

Para superar un duelo es necesario vivirlo. No se puede superar aquello que no se ha vivido. Por eso, permítele a tu pareja sentir su dolor y que atraviese las distintas etapas del duelo. Intenta no empujar, intenta no presionar, únicamente intenta acompañar y ser un sostén emocional.

El duelo es un proceso normal, aunque a veces puede volverse patológico. Cuando este se complica es pertinente que la persona acuda a un profesional de la salud para que le proporcione la ayuda necesaria.

Superar un duelo requiere tiempo y disposición para seguir adelante. En este proceso es importante el acompañamiento que puedes darle a tu pareja para continuar con su vida. El apoyo social es siempre un buen sostén para estos momentos. Luchar contra las aflicciones y la tristeza es un combate difícil que en compañía de los seres queridos siempre es más llevadero.

sábado, 23 de abril de 2022

¿Por qué es difícil perder peso después de tomar antidepresivos?

Un efecto secundario muy común que se puede presentar tras tomar antidepresivos es la dificultad para perder peso. ¿Por qué ocurre esto?

Las reacciones adversas a los medicamentos antidepresivos ocurren con las dosis habituales que se emplean para el tratamiento de la depresión. Estas reacciones o efectos secundarios varían de acuerdo con el tratamiento farmacológico que el paciente esté recibiendo. Uno de los efectos que se presenta con frecuencia entre quienes han recibido antidepresivos es la dificultad para perder peso una vez lo han ganado.

Es preciso resaltar que no todos los antidepresivos provocan aumento de peso, incluso hay algunos que pueden generar su pérdida. Aquellos que lo incrementan tienden a derivarse de los fármacos tricíclicos, mientras que los que lo reducen provienen de los medicamentos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2010).

También se ha encontrado que algunos antidepresivos noradrenérgicos y serotoninérgicos específicos, como la mirtazapina, tienden a generar ganancia de peso (Benedi y Romero, 2005).

Antidepresivos y aumento de peso

El aumento de peso por la toma de antidepresivos es un fenómeno enigmático para la comunidad médica y de la salud.

Este incremento puede tener diversas causas que hacen muy complicado relacionarlo con el medicamento de manera directa. Incluso se cree que es muy posible que la mejoría del estado de ánimo influya sobre el apetito.

Sin embargo, una investigación encontró que el uso de antidepresivos se asocia positivamente con el aumento de peso, que se vio influenciado por interacciones significativas entre el uso de ISRS, la edad y el estilo de vida poco saludable, incluido el patrón dietético occidental, la actividad sedentaria y el tabaquismo (Shi et al., 2017).

Los antidepresivos y estabilizadores del estado de ánimo parecen alterar los hábitos alimenticios al inhibir la regulación de la función del apetito basada en la serotonina. Esto provoca que se sienta una necesidad imperiosa de comer incluso después de que el estómago está lleno de alimentos (Wurtman, 2016).

El aumento de peso por el uso de antidepresivos puede ser causado por múltiples factores que agravan este efecto secundario. Por eso es importante tener una alimentación saludable, realizar ejercicio físico y consultar al médico o nutricionista para desarrollar un plan de alimentación que permita regular el peso.

Entre los antidepresivos que suelen provocar aumento de peso (Hall-Flavin, 2018) encontramos  los siguientes:
  • Ciertos antidepresivos tricíclicos, como amitriptilina, imipramina (Tofranil) y doxepina.
  • Ciertos inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), como fenelzina (Nardil).
  • Paroxetina (Paxil, Pexeva), un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS).
  • Mirtazapina (Remeron), que es un antidepresivo atípico, un medicamento que no encaja perfectamente en otra categoría de antidepresivos.
¿Por qué es difícil perder peso tras un tratamiento con antidepresivos?

Las personas que aumentan de peso como consecuencia de los antidepresivos se diferencian mucho de aquellas con sobrepeso u obesidad. Estas últimas suelen tener problemas con su peso debido a un estilo de vida poco saludable, problemas genéticos (o epigenéticos), alimentación hipercalórica y la falta de ejercicio físico, entre otras causas.

En cambio, las personas que han aumentado su peso por la medicación antidepresiva no presentaban necesariamente problemas para mantenerlo antes de iniciar el tratamiento. En estos casos, perder peso puede ser más difícil, ya que la causa no está en el estilo de vida de la persona, sino en su organismo, como consecuencia de la medicación.

Aunque hay personas que son capaces de recuperar su peso tras suspender el tratamiento con antidepresivos, otras no logran conseguirlo y se les hace difícil este proceso. No se tiene una explicación clara de por qué ocurren estos fenómenos.

¿Es posible perder peso después de tomar antidepresivos?

Aunque a muchas personas afectadas por esta problemática se les hace difícil perder peso, no es una meta imposible de alcanzar. En un nuevo estudio realizado por Wharton et al. (2019), se encontró que los pacientes que participaron en un programa de control de peso adelgazaron de forma significativa independientemente del uso de medicamentos psiquiátricos.

En este estudio la muestra de mujeres que tomaron psicofármacos perdieron una cantidad similar de peso que las mujeres que no lo hicieron. En cambio, los hombres que tomaban antidepresivos perdieron solo un poco menos de peso que aquellos que no tomaban.

Por un lado, los resultados de esta investigación son alentadores pues demuestran que es posible perder peso a través de un programa de control de peso. Por otro, son relevantes para todos los profesionales de la salud que quieren ayudar a sus pacientes a perder peso después de un tratamiento con antidepresivos.

viernes, 22 de abril de 2022

Como potenciar el compromiso de los equipos

El efecto Ikea nos dice que aquello que construyes tú mismo tiene más valor. Este principio puede aplicarse en los grupos de trabajo, en personas que lidian juntas por mil problemas y que crean cosas innovadoras en conjunto.

El efecto Ikea define la satisfacción que experimentamos cuando construimos algo por nosotros mismos o ensamblamos piezas separadas para dar forma a una estructura que nos es útil y práctica. También hermosa. Eso que hacemos con los muebles de esta famosa cadena sueca, puede usarse de metáfora para muchas dinámicas de nuestra vida personal y sobre todo laboral.

Esta famosa multinacional sabía muy bien que la dinámica del “hágalo usted mismo” tenía mucho éxito en distintos ámbitos del mercado. Aquello que uno hace con sus propias manos, tiempo y esfuerzo adquiere mayor valor, tiene un poder emocional y además se refuerza el sentido de autoeficacia de quien lo elabora.

En el ámbito del management también se aplica con frecuencia este efecto en muchas organizaciones. Puesto que todos valoramos mucho más un proyecto o meta si hemos participado en su creación y esta tiene éxito. Por tanto, resulta propicio introducir retos para que los grupos de trabajo los asuman por sí mismos. Si les damos además, unas instrucciones básicas y los dotamos de plena autonomía, los resultados llegan. Es un fenómeno interesante en el que vale la pena profundizar.

El efecto Ikea en el ámbito laboral: ¿cómo puede ayudarnos?

Aquello que construyes tú mismo te lleva a querer lo que eriges. A esta conclusión se llegó en un trabajo de investigación realizado por la Universidad de Harvard al ver cómo muchos consumidores de Ikea daban mayor significado a aquello que ensamblaban o construían ellos mismos. Esta evidencia atrajo pronto el interés en escenarios más allá del bricolage.

Al fin y al cabo, el efecto Ikea nos demuestra una vez más el poder que tienen las emociones en todas nuestras atribuciones. Aquello que nos suscite una emoción lo bastante intensa dejará una mayor impronta en nuestro cerebro. Y pocos aspectos son tan poderosos como lograr objetivos por nosotros mismos o en equipo. Ver que hemos sido capaces de “construir algo” refuerza la autoestima y la autoeficacia.

Así, no nos será difícil comprender por qué es común que en muchas empresas se propongan “desafíos” para que los equipos de trabajo los asuman. Los retos no solo nos motivan, sino que son experiencias que nos ponen a prueba y nos movilizan en todos los sentidos: conductual, cognitivo y emocionalmente.

Si además los llevamos a cabo con más personas pueden generar un gran sentimiento de unión y afinidad.

El efecto Ikea en el liderazgo

Hay algo que todo líder debe saber para lograr que su equipo y toda la organización crea en él y en su proyecto. Para que una persona se comprometa en la labor de una empresa debe sentir como propios los fines de dicha organización. No vale solo con marcarle un plan de ruta. No basta con darle un salario y decirle cuáles son sus obligaciones.

Hay que motivar, cautivar, lograr el compromiso del trabajador y consolidar en él un sentimiento auténtico de pertenencia. Podríamos decir que la empresa es el mueble y los empleados las manos que deben montarlo y darle forma. Durante ese proceso deben surgir esos sentimientos de utilidad y autoeficacia, con los que poder dar valor a lo que uno ayude a construir. Esa es la clave.

Por tanto, el líder puede servirse del efecto Ikea proponiendo desafíos a los equipos de trabajo. De ese modo, sentirán cualquier iniciativa como suya y la implicación será mejor.

Juntos logramos cosas mejores (y lo conseguido nos une mucho más)

Las personas experimentamos mayor cercanía con aquello que sentimos como nuestro, como parte de nosotros. Y para que esto ocurra nada mejor que emprender retos, experimentar y superar dificultades. El efecto Ikea nos dice que apreciamos mucho más el mueble que hemos montado por nosotros mismos. Sin embargo, hay algo no menos importante: si lo hacemos con ayuda, el resultado puede ser mejor.

En el ámbito de empresa afianzaremos una relación más significativa con aquellos grupos con los que hemos pasado desafíos juntos. Lidiar con dificultades en conjunto, ser capaces de generar ideas entre todos y conquistar altos objetivos resulta enriquecedor en todos los sentidos. No solo avanzamos más rápido, sino que el resultado puede ser extraordinario.

De este modo, otro propósito que debe lograr un buen líder es dar a entender que el grupo es más poderoso que el individuo.

El compromiso en una empresa se logra ofreciendo autonomía

Cuando estamos montando el clásico mueble de esta famosa cadena de tiendas suecas nos dan unas instrucciones explícitas y claras, es cierto. Sin embargo, a pesar de estar todo pautado, la persona sigue teniendo la curiosa y sesgada percepción de que “el mueble lo ha hecho él”. El efecto Ikea no deja de ser contradictorio y particular.

Sin embargo, en el escenario de una empresa u organización resulta útil y motivador aplicar este recurso. Al dar metas y desafíos a los grupos de trabajo la motivación de logro se eleva, se potencian la proactividad y la innovación. Ahora bien, es necesario que se les ofrezca a los empleados autonomía y se delegue responsabilidades en ellos.

Esto confiere a cada individuo y cada equipo una grata sensación de confianza. Saber que el líder confía en ellos eleva el bienestar y el rendimiento. Esto no quita que cuenten cómo no, con un plan de ruta, con unas instrucciones básicas. Sin embargo, el método para lograr esa meta concreta es libre, y es ahí donde cada cual puede demostrar su potencial único.

jueves, 21 de abril de 2022

5 películas sobre la felicidad

El cine, como espejo social, también se ha hecho eco de nuestra lucha por ser felices. En su historia, nos encontramos fantásticas narraciones en las que las ganas y el valor triunfan frente a las dificultades.

Las películas alegres y divertidas son las que nos dejan buenas sensaciones. Se convierten en un recurso ideal para obtener una buena dosis de autoestima. En la historia del cine, son muchas las producciones en las que se narran contenidos que nos hacen ver el lado positivo de las cosas. Por eso, hemos hecho una selección de las películas sobre la felicidad que más han triunfado en la gran pantalla.

Antes de comenzar el repaso, vamos a explicar cuál es el significado del concepto felicidad. Se define como un estado emocional vinculado al bienestar que sentimos cuando logramos una meta, conseguimos un propósito deseado o nos sentimos realizados. ¿De qué manera se puede presentar este concepto en una película? Veamos los ejemplos más destacados.

1. Love Actually

Una de las comedias románticas más carismáticas del cine. Su director, Richard Curtis, realiza una producción en la que conviven diferentes historias de amor de personas de edades muy distintas. Algunas historias acaban muy bien, mientras que también hay tiempo para el desamor, motivo por el cual se trata de obtener, a partir de ahí, un contraste de historias para que empaticemos con todos los personajes.

En el final de cada historia de amor se muestra el triunfo de la bondad, el esfuerzo y la dedicación por encontrar un único fin: la felicidad. Ese entusiasmo que se siente al estar enamorados es algo que se plasma en una película que, a su vez, se nutre de una banda sonora que todavía les da más potencia emocional a las escenas más intensas.

2. En búsqueda de la felicidad

El director Gabriele Muccino nos muestra la larga lucha de Chris Gardner por conseguir una estabilidad económica.

En algunos momentos de la vida nos podemos encontrar en una situación de auténtica vulnerabilidad. La película nos recuerda que la fortuna hay que salir a buscarla y que en muchas ocasiones las oportunidades hay que crearlas. Esta película nos recuerda que somos los constructores de nuestro bienestar, vengan como vengan los acontecimientos.

3. Intocable

Hay que señalar que la felicidad se puede percibir de diferentes maneras. En ocasiones, se puede buscar a pesar de las malas circunstancias en las que uno se encuentre y sentirla incluso si no nos encontramos como realmente nos gustaría, sobre todo, si hablamos de temas de salud. Así se muestra en la película Intocable, de los directores Olivier Nakache y Éric Toledano. Veamos algunos puntos a destacar:

  • Philippe es un rico y apuesto varón tetrapléjico. En su vida ordenada y correcta, va a aparecer Driss, un joven senegalés de barrio humilde y con unas ideas muy distintas. Las diferencias entre los dos son muchas, pero todavía es mucho mayor aquello que puede aportarle el uno a otro; de esta manera, casi sin querer, terminaran siendo amigos y reconciliándose con la vida.
  • Driss comenzará a pasar muchas horas con Philippe. De esta forma, los dos tendrán la oportunidad de conocer la perspectiva del otro.
  • ¿Cómo se presenta la felicidad en este caso? A pesar de las limitaciones de Philippe, tratan de que el momento en el que viven no se vea frustrado por el pasado o el futuro. Lo mejor es que el metraje consigue que el espectador haga lo mismo.
4. Ahora o nunca

El director Rob Reinier propone una de las películas sobre la felicidad más estimulantes. En el argumento se presentan dos personas, Carter y Edward. No se conocen entre sí, pero a los dos les han detectado un cáncer terminal. Ambos han trabajado mucho, relegando sus sueños a un futuro que ahora se les presenta incierto.

A lo largo de esta historia, hay momentos para el disfrute, la emoción y la melancolía, pero ante todo intentan que su amor vital siempre esté por encima del miedo que puedan asentir a partir de su diagnóstico.

5. Billy Elliot

Uno de los grandes clásicos del cine. Stephen Daldry nos presenta una historia de esperanza, una narración inspiradora para todos aquellos que no se atreven a dar el paso. Billy Elliot siente auténtico amor por el baile. Quiere dedicarse a ello, pero no se lo van a poner fácil.

Socialmente, el baile parece una actividad solo de mujeres; sin embargo, Billy quiere abrirse un hueco en un mundo que le llena de emoción y alegría. Luchará por ello, a pesar de las piedras que se pueda encontrar por el camino. Una de las películas sobre la felicidad más icónica por la rebeldía que motiva frete a determinados moldes sociales con poco o ningún sentido.


miércoles, 20 de abril de 2022

Por qué nos cuesta ser felices, según la ciencia

Aunque la felicidad es un estado que alcanzamos muy de vez en cuando, hay quien nunca experimenta dicha emoción y navega en un estado permanente de insatisfacción. La ciencia nos explica las variables responsables de estas fluctuaciones.

Si nos preguntamos por qué nos cuesta ser felices, la respuesta no es fácil. Hay infinidad de factores que pueden apagar, difuminar e incluso vetar por completo el poder sentir esta emoción tan enriquecedora e intensa. Sin embargo, hay otro hecho evidente, y no es otro que nuestra constante obsesión por alcanzar este estado, esta cumbre emocional y personal.

Vivimos en un momento que podríamos definir casi como de “tiranía de la felicidad“. Hay que serlo sí o sí, y quien no la experimente es un marginado social.

Lo recomendable es ir con cuidado con muchos de esos mensajes que pululan por nuestras redes sociales y en la industria de los libros de autoayuda. Porque lo opuesto a la felicidad no siempre es la tristeza. De un extremo a otro hay espacios intermedios en los que podemos habitar sintiéndonos en calma y bien con nosotros mismos.

No obstante, otro aspecto evidente es navegar siempre en la insatisfacción crónica, en el malestar que no se apaga y no poder disfrutar ni siquiera una vez de un breve instante de felicidad.

Teniendo en cuenta esto, la ciencia tiene una respuesta al por qué algunas personas no llegan nunca a sentir ese abrazo cálido de bienestar y de la alegría de vivir. Lo analizamos.

La razón de por qué nos cuesta ser felices

Una de las peculiaridades del ser humano son los desafíos que tiene que afrontar para cuidar de su bienestar emocional. No es algo nuevo.

Hay quien señala —a modo de ironía—, que todo empezó con Copérnico. Fue él quien nos reveló que no éramos el centro del universo y que la Tierra era un planeta más girando alrededor del Sol. Más tarde, Darwin desplazó a la humanidad de esa posición privilegiada y absolutista en el árbol de la vida.

Así, y por si no fuera bastante, más tarde llegó Sigmund Freud para indicar lo irracionales y vulnerables que podemos llegar a ser. En efecto, no somos más que una pequeña mota insignificante en el centro del cosmos, criaturas imperfectas, volubles y frágiles. Es más, si hay algo que nos define es ser muy propensos al sufrimiento en todas sus formas: el emocional, el social, el existencial…

¿Hay quizá algún “fallo” en nosotros que explique el por qué nos cuesta ser felices? En absoluto, no hay defecto alguno. En primer lugar, hay algo que debemos considerar. Disponemos de un cerebro para el cual la felicidad no es una prioridad: lo más importante es sobrevivir. Por otro lado, hay que considerar el hecho de que hay muchas personas que sí son felices, resilientes y definidas por un gran optimismo.

Ahora bien, si por algo ha mostrado interés la ciencia en los últimos años ha sido por comprender por qué hay tanta gente que no tiene esa facultad. Las tasas de ansiedad, depresión y suicidios aumentan cada año. ¿Cuál es la razón? Un estudio reciente nos lo explica.

Los genes frente a tus circunstancias y tu actitud

Uno de los trabajos más decisivos sobre el estudio de la felicidad fue publicado en el 2005 por la doctora Sonja Lyubomirsky y su equipo de la Universidad de California, en Estados Unidos. En él, se nos revelaba lo siguiente:

  • El 50 % de la felicidad de las personas está determinada por sus genes. Es decir, todos venimos al mundo con una predisposición determinada para procesar la realidad y reaccionar ante ella de un modo más optimista o pesimista.
  • El 10 % de nuestra felicidad depende también de nuestras circunstancias personales, de las experiencias vividas, esas que nadie puede controlar. Nacer en entornos conflictivos, sufrir abusos, experiencias traumáticas serían ejemplo de ello, y una de las razones de por qué nos cuesta ser felices.
  • El 40 % restante parte de nuestra capacidad para disfrutar de la felicidad parte de cómo actuemos ante lo que nos sucede. Es aquí donde entran factores como la actitud, las habilidades emocionales que desarrollemos, las estrategias de afrontamiento, etc.
Ahora bien, cabe señalar que este estudio fue muy criticado. La razón de por qué nos cuesta tanto ser felices no está tan determinada por la genética como señala este trabajo. Es más, a día de hoy se pone el foco en el tercer factor: en la capacidad de responder ante lo que nos pasa.

Aprender a vivir con lo que nos pasa, clave de bienestar

Son múltiples las razones que explican por qué nos cuesta ser felices. Está la genética, cierto, pero también los traumas de infancia, el estrés psicosocial, la personalidad, la baja autoestima, el estilo de pensamiento y también la falta de herramientas psicoemocionales para manejar lo que nos sucede.

Existe todo un compendio de elementos que pueden recortar esa capacidad para sentirnos bien con nosotros mismos. Ahora bien, ¿significa esto que estamos biológica y psicológicamente limitados para ser felices? Una vez más, la respuesta es no. Todos tenemos la capacidad para cambiar. Todos podemos trabajar en nuestro bienestar a pesar de las circunstancias que nos rodeen.

Decía el neurólogo y psiquiatra Boris Cyrulnik, que las personas nos pasamos la vida tejiéndonos a nosotros mismos con cabos de lana biológicos, sociales, afectivos, psicológicos y sociales. Tenemos la capacidad para transformarnos y encarar lo que nos ocurre con nuevas herramientas y estrategias. Solo así tejeremos telas mentales más fuertes y resistentes.

A final, felicidad es aprender a vivir de la mejor manera con aquello que nos sucede. Bien es cierto que hay circunstancias a nuestro alrededor que no podemos controlar  y que determinan nuestro bienestar y nuestro estado de ánimo. Sin embargo, tenemos la obligación de encararlas del mejor modo que podamos: con nuevos y valiosos recursos.

martes, 19 de abril de 2022

La escala de sabiduría de los 7 elementos (SD WISE-7)

La escala de sabiduría de los 7 elementos mide una de las fortalezas humanas más significativas: nuestra capacidad para aprender de la experiencia y aplicar ese conocimiento en el bienestar propio y el de los demás.

La escala de sabiduría de los 7 elementos no mide la inteligencia ni tiene en cuenta cuántos conocimientos acumula una persona. En realidad, este rasgo de la personalidad humana se nutre de aspectos afectivos, interpersonales y hasta espirituales. Tiene que ver con el juicio y también con eso que el psicólogo Robert J. Sternberg definió como “habilidad para comprender la vida”.

La sabiduría era una virtud intelectual para Aristóteles. Implicaba que alguien era conocedor de los principios y causas de las cosas, para situar ese conocimiento en beneficio propio y ajeno. Por tanto, la filosofía concebía esta dimensión como el conocimiento perfecto, ese que se obtiene no tanto de la teoría, sino de la práctica y la experiencia cotidiana.

De este modo, algo que nos enseña también la psicología es que este componente o fortaleza humana no llega con el simple paso del tiempo. No todas las personas adquieren sabiduría a medida que cumplen años. Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Porque sabiduría también es bondad, integridad moral y hasta humildad.

En ese intento por identificar este rasgo en la población, se desarrolló una escala en el 2017 que ha ido afinándose desde entonces. La analizamos.

La escala de sabiduría de los 7 elementos: ¿para qué sirve?

La escala de sabiduría de los 7 elementos se desarrolló y publicó por primera vez en el 2017. Es muy reciente, sobre todo, teniendo en cuenta que en el 2020 se actualizó por última vez. Sus creadores fueron Dilip Jeste de la Universidad de California y Michael Thomas de la Universidad Estatal de Colorado.

Ahora bien, ¿por qué y para qué desarrollar un instrumento con tal fin? ¿Qué interés tiene la psicología a la hora de saber quién posee esta característica? Lo que explicaron los autores en una investigación del 2019 al respecto de esta escala es algo muy simple. La sabiduría se relaciona de manera directa con el bienestar humano y el envejecimiento saludable.

La primera investigación que se realizó para determinar los componentes que la integran determinó que este rasgo se vincula con factores psicológicos y también neurobiológicos. Hay personas con una mayor disposición para aprender de la experiencia, para actuar con mayor juicio, perspectiva y bondad. Asimismo, también es interesante saber que estamos ante un constructo psicológico que podemos aprender y desarrollar.

Por tanto, el objetivo de la escala de la sabiduría de los 7 elementos tiene como finalidad mediar en el bienestar de las personas. Busca, por encima de todo, favorecer el desarrollo de esta competencia para reducir la soledad y mejorar la salud física y psicológica.

¿Qué componentes integran esta escala?

Como bien hemos señalado, la escala de sabiduría de los 7 elementos ha sido reformulada y actualizada varias veces. En su última revisión, se publicó un nuevo trabajo para especificar la necesidad de incluir el componente de la espiritualidad. Según sus autores, existía cierta controversia a la hora de añadirla o no.

Sin embargo, pudo verse que este factor también reforzaba la salud mental y se relacionaba, tradicionalmente, con este tipo de erudición emocional y psicológica tan beneficiosa. Veamos, por tanto, cuáles son los componentes de la escala de sabiduría de los 7 elementos (SD WISE-7).

1. Resolución, habilidad para tomar decisiones

Las personas resolutivas tienen la habilidad de mantener la calma en momentos complicados. Pocas cosas son más complejas, como bien sabemos, que pensar en soluciones cuando nos atenaza la angustia, las dificultades o la preocupación extrema.

Así, uno de los rasgos más destacables de los perfiles dotados de sabiduría es mirar los desafíos desde una perspectiva amplia, perspicaz e innovadora para razonar en múltiples soluciones ante un mismo problema.

2. Autorreflexión, el arte de la introspección

Uno de los componentes más importantes de la escala de sabiduría de los 7 elementos es la autorreflexión. Implica profundizar en las esencias de uno mismo, en la caracola de la introspección, en la cerradura del propio ser.

Es un ejercicio de valentía mediante el que ser capaces también de cuestionarnos, detectar actitudes o creencias inflexibles, pensamientos irracionales y aplicar enfoques más saludables.

3. Conducta prosocial, los demás son importantes

La conducta prosocial implica preocuparse por las necesidades de los demás y anticiparse a ellas para atenderlas. Significa también conectar con las personas que nos rodean y enriquecernos de sus ideas, sus perspectivas y conocimientos.

Ser capaces de desarrollar iniciativas altruistas, cooperativas y socialmente positivas constituye un eslabón esencial de la sabiduría.

4. Regulación emocional, mantener la calma bajo presión

La escala de sabiduría de los 7 elementos presta especial atención a la gestión de las emociones. Se trata de aquellas personas hábiles para entender y regular sus emociones de valencia negativa en instantes de estrés y presión.

Tomar conciencia de las propias emociones favorece un ajuste entre pensamientos y acciones para actuar siempre con aplomo, acierto y equilibrio.

5. Aceptación de perspectivas diferentes, la contradicción forma parte de la vida

En efecto, pocos aspectos revelan la auténtica sabiduría como ser capaces de entender que vivir es aceptar la contradicción. También que la realidad no siempre se ajustará a lo que uno desea y espera.

Aceptar que nuestro mundo está lleno de sonidos disonantes, que abundan las voces contradictorias y que el caos se combina con lo predecible es otro pilar de la escala de sabiduría de los 7 elementos.

6. Asesoramiento, habilidad para aconsejar

Las personas sabias más que aconsejar, orientan. Son figuras inspiradoras que han aprendido de su experiencia y saben transmitirla. Lo hacen sin presionar y sin imponer. Su carisma, su aplomo y buen hacer los convierte en personalidades enriquecedoras a todos los niveles.

7. Espiritualidad, mi fuerza interior

Lo hemos señalado anteriormente. Los autores de esta escala entendieron que la espiritualidad también favorece el desarrollo de la sabiduría.

Implica desarrollar un santuario interior en el que albergar la creencia de que hay algo superior a nosotros mismos, algo que nos trasciende. Son expresiones, prácticas y pensamientos que nos dan sentido y apoyo en diversos momentos de nuestra vida.

Para concluir, no deja de ser interesante saber que disponemos de un instrumento capaz de evaluar nuestra sabiduría. Más aún, gracias a ella podemos saber qué dimensiones deberíamos trabajar un poco más para mejorar nuestro bienestar.

lunes, 18 de abril de 2022

¿Cómo reaccionar ante una mentira?

La mentira daña la confianza, convirtiéndose en una fuente de emociones negativas. Te mostramos algunas pautas que puedes emplear para gestionar este tipo de situaciones.

Todos nuestros vínculos sociales se construyen sobre la base de la confianza. Es esta la que nos permite saber que un empleado cumplirá con su trabajo, que un amigo será leal o que nuestra pareja respetará la relación. Cuando nos mienten, este pilar fundamental se debilita, generando en nosotros diferentes emociones. Decidir cómo reaccionar ante una mentira no es sencillo, por eso queremos ofrecerte algunas pautas a considerar.

Cuando descubrimos que una persona cercana nos miente, no siempre tenemos el autodominio suficiente para pensar antes de actuar. Las reacciones viscerales y automáticas son muy comunes en estos casos, especialmente si consideramos que la transgresión ha sido grave o si nos sentimos profundamente ofendidos y traicionados.

Aun así, una vez que tomemos distancia y logremos apaciguar nuestros ánimos habremos de decidir qué hacer a continuación; y es aquí cuando las siguientes recomendaciones pueden ser de utilidad.

1. Analiza tu grado de relación con la otra persona

Este primer punto es fundamental a la hora de tomar una decisión, ya que no es igual que te mienta un familiar cercano a que lo haga alguien a quien acabas de conocer. En este segundo caso, probablemente la mentira sea una señal temprana de que no es conveniente continuar intimando con esa persona. Pero, de tratarse de un ser querido, la solución no es tan sencilla.

En este último supuesto será importante analizar si esta es la primera vez que esa persona nos engaña o si se trata de un patrón que se repite; y, del mismo modo, podríamos tener en cuenta más información (de la que a continuación hablamos) para decidir cómo proceder.

2. Evalúa la gravedad de la situación

Es cierto que el daño a la confianza se produce siempre, independientemente de la clase de mentira a la que nos estemos enfrentando. Sin embargo, que alguien finja puntualmente tener un compromiso porque no le apetece salir no es tan grave como que la pareja oculte una infidelidad.

Cada uno de nosotros decide dónde colocar sus líneas rojas; aquellas que, de traspasarse, suponen un punto de no retorno en la relación con el otro. Así, pregúntate si lo ocurrido va más allá de los límites de lo que para ti es aceptable.

3. Sopesa las posibles causas antes de reaccionar a una mentira

Es importante considerar que una mentira puede responder a diferentes motivos. En ocasiones la deshonestidad surge para evitar una consecuencia indeseada o para obtener algún tipo de beneficio. Por ejemplo, es frecuente mentir para preservar la propia imagen e historia personal de cara a los demás.

Este tipo de motivaciones más egoístas son diferentes a otras derivadas de carencias emocionales o del carácter. Por ejemplo, algunas personas engañan debido a una falta de autoestima o por una necesidad de obtener el reconocimiento, la admiración y la aprobación de los demás.

Así, pueden llegar a inventar sobre aspectos importantes de su vida esperando no ser descubiertas. Incluso, si la tendencia a mentir es recurrente, es posible que exista de fondo alguna patología que requiera intervención profesional.

En cualquiera de los casos, los motivos subyacentes no justifican el engaño ni te obligan a perdonar y continuar en contacto con quien te ha mentido. Sin embargo, sí pueden ayudarte a comprender la situación más en profundidad.

4. Permítete expresar tus emociones

Como hemos comentado, al reaccionar ante una mentira hay quienes lo hacen de forma abrupta y descontrolada. Pero también hay quienes no logran reaccionar o reprimen sus sentimientos por diversos motivos; quizá para evitar empeorar la situación o por el miedo a perder al otro. Si formas parte de este grupo, has de saber que es necesario y saludable permitirte sentir y expresar lo que sientes.

El enfado es una emoción natural y necesaria que nos protege y nos permite poner límites. Cuando alguien traiciona tu confianza es natural que sientas enojo y has de poder exteriorizarlo. Eso sí, procura hacerlo de una forma asertiva y controlada, que tenga como objetivo último obtener una explicación de la otra persona y buscar soluciones si fuera el caso.

5. Toma una decisión

El último paso a la hora de reaccionar ante una mentira es tomar una decisión. En este punto, es importante que recuerdes que con tus actos enseñas a los demás cómo tratarte, por lo que pasar por alto la situación y continuar como si nada probablemente solo traiga más mentiras en el futuro.

Así, dialoga con la otra persona, escúchala, expón tu punto de vista y decide si es necesario establecer cierto tipo de límites o si, directamente, deseas terminar con la relación entre ambos. Esto dependerá en gran medida de lo visto anteriormente.

En definitiva, cada situación presenta unas características particulares que han de ser analizadas antes de reaccionar. En cualquier caso, procura desarrollar el autocontrol para no actuar de un modo del que luego tengas que arrepentirte; pero, igualmente, recuerda que tienes derecho a sentir y a expresarte. Si te han mentido, la confianza habrá de ser restaurada, de lo contrario el vínculo no volverá a ser funcional.


domingo, 17 de abril de 2022

¿Qué es la disforia sensible al rechazo?

Nadie disfrutamos al sentirnos rechazados. Sin embargo, no todas las personas son capaces de encontrar una salida, quedándose atrapadas en él… La pregunta es, ¿qué podemos hacer?

La disforia sensible al rechazo es una reacción emocional extrema hacia la percepción real o imaginada de rechazo. La persona que la experimenta se siente abrumada cuando es juzgada, excluida o criticada.

Así, puede sentirse fracasada ante el juicio ajeno, sentir que todo el mundo está en su contra o un torbellino de emociones desproporcionadas. El sentimiento es tan intenso que la persona se queda anclada en el hecho y no es capaz de continuar con normalidad con el resto de las tareas. La rumia mental se apodera de ella y le resulta extremadamente difícil desprenderse de sus pensamientos negativos.

La disforia sensible al rechazo no es un desorden clasificado en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), pero no por ello es menos real. Actualmente, se considera un trastorno formado por un conjunto de síntomas que muchas veces están asociados a otras condiciones, tal y como veremos a continuación.

No sabemos muy bien por qué algunas personas se sienten tan abrumadas por el rechazo. En general se considera que no hay una sola razón, sino un conjunto de factores que propician esa reacción. Veamos con más detalle algunas de sus características.

¿Por qué nos desagrada tanto sentir rechazo?

Experimentar emociones incómodas, como la tristeza o la ira, cuando nos sentimos rechazados, es normal. Forma parte de la condición humana, y de hecho juega a favor de nuestra capacidad de adaptación.

Si viajamos miles de años atrás, cuando vivíamos en tribus nómadas y dependíamos de la caza y la recolección, las personas necesitábamos estar en grupo para sobrevivir. No hacerlo disminuía nuestras probabilidades de supervivencia por todos los peligros que nos acechaban.

Por esa razón, en aquella época desarrollamos una serie de estrategias para permanecer dentro del grupo. De estas aprendimos que nuestro comportamiento debía ajustarse a la tribu; de lo contrario, corríamos el riesgo de expulsados -o lo que es lo mismo, quedar mucho más desprotegidos frente a las amenazas del ambiente-.

Hoy en día es muy diferente, y nuestra supervivencia no depende de la pertinencia a una tribu. Sin embargo, continuamos siendo seres sociales y por ello podemos llegar a experimentar dolor emocional cuando realizamos un patrón conductual que no es aprobado por los demás.

¿Cómo se manifiesta la disforia sensible al rechazo?

Cada persona que siente rechazo tiene una manera diferente de experimentar la vivencia. No obstante, algunos de los síntomas más frecuentes son los siguientes:
  • Conducta que busca la aprobación.
  • Elevada autoexigencia.
  • Sentimiento de vergüenza extrema.
  • Baja autoestima.
  • Ira.
  • Irritabilidad.
  • Agresividad.
  • Ansiedad.
  • Miedo al rechazo.
  • Tristeza.
  • Desesperación.
  • Necesidad de controlar la situación temida.
  • Evitación de contacto social.
  • Manifestaciones somáticas como malestar digestivo o cefalea.
Estos síntomas pueden experimentarse en el mismo momento de la interacción o posteriormente, cuando esta ha finalizado. Además, no tienen por qué manifestarse todos a la vez, ya que ello dependerá de cada persona y de la situación en concreto.

¿Quién es más susceptible de padecerla?

Hay varios perfiles que son susceptibles de experimentar la disforia sensible al rechazo. Por ejemplo, las personas que han sido sometidas en edades tempranas a un fuerte rechazo, especialmente parental. Otro grupo sería el de las personas con ansiedad social, ya que acostumbran a sentirse mal cuando tienen la percepción de que las están evaluando.

Otro tipo de personas son las que experimentan hipersensibilidad. Esta hipersensibilidad no siempre tiene que ir ligada a las personas altamente sensibles. Una persona puede estar pasando por una época complicada, sentirse mucho más vulnerable emocionalmente y experimentar más dolor ante el rechazo. Esa hipersensibilidad puede terminar limitando mucho la vida de una persona, especialmente si no aprende a gestionar sus emociones de manera adecuada.

Un colectivo susceptible de experimentar la disforia sensible al rechazo es el formado por las personas que padecen un trastorno del espectro autista (TEA); es así porque su emocionalidad suele ser alta. Por ello, si perciben que son rechazadas o criticadas, pueden sentirse mucho más molestas que la mayoría.

Por último, otro colectivo que experimenta frecuentemente la disforia sensible al rechazo son las personas con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Esto es debido a la dificultad de manejar adecuadamente las habilidades ejecutivas como el autocontrol o la flexibilidad cognitiva. De alguna manera, a las personas con TDAH les resulta más difícil relativizar, tomar distancia y salirse de la línea de pensamiento que mantienen en la actualidad.

Tratamiento para la disforia sensible al rechazo

No existe un tratamiento preestablecido como tal para tratar la disforia sensible al rechazo. Sin embargo, se pueden aprender numerosas herramientas que les ayuden a experimentar menos intensamente sus emociones. Veamos algunas de ellas.

  • Aplicar la reestructuración cognitiva. Ser más conscientes de nuestros pensamientos, detectar los más irracionales y sustituirlos por otros menos perjudiciales es una excelente forma de empezar a combatir la disforia sensible al rechazo.
  • Aprender a relativizar. Poner en perspectiva todo aquello que nos sucede probablemente hará que vivamos el rechazo con una menor intensidad.
  • Aumentar la resiliencia. Construir un discurso de superación y fortaleza alrededor de las experiencias negativas es una estrategia excelente para dejar atrás la victimización.
  • Conocer historias de superación. Saber que otras personas han conseguido mejorar sus vidas pese a los obstáculos nos inspira a querer hacer lo mismo con la nuestra.
  • Mejorar las habilidades comunicativas. Conocer cómo podemos expresar nuestras emociones más adecuadamente reforzará nuestra seguridad y reducirá nuestro miedo a no saber cómo actuar.
  • Reforzar la autoestima. Ganar en autoconfianza es una muy buena manera de reducir la importancia de las opiniones ajenas.
  • Llevar un estilo de vida saludable. Dormir lo suficiente, comer alimentos reales y practicar ejercicio regularmente nos ayudará a sentirnos mejor y a gestionar más adecuadamente nuestras emociones.
  • Reducir el nivel de estrés. Un elevado nivel de estrés puede exacerbar aún más la disforia sensible al rechazo, por lo que incorporar actividades como la meditación o el mindfulness pueden resultar de gran ayuda.
Es importante tener presente que sentirse disgustado cuando alguien nos juzga o nos critica es normal, todos preferimos que nos alaguen a que nos rechacen. No obstante, lo habitual es que las emociones incómodas que nos genera el rechazo tiendan a desaparecer en poco tiempo.

Si en tu caso esas emociones tan molestas se alargan durante días o notas que te superan y condicionan tu día a día, quizá sea un buen momento para consultar con un terapeuta experto en gestión emocional. Aunque la disforia sensible al rechazo no tiene un tratamiento preestablecido, hay muchas estrategias que puedes aprender para minimizar su impacto negativo en tu vida.


sábado, 16 de abril de 2022

3 frases de Stephen King

Las frases de Stephen King son una buena forma de acercarnos al pensamiento del autor, uno de los grandes novelistas de nuestro tiempo.

Stephen Edwin King ha escrito y publicado más de 60 novelas, ha vendido más de 350 millones de copias y está considerado como uno de los creadores de literatura de terror, misterio, fantasía y ciencia ficción de más éxito en todo el planeta, de hoy y de siempre.

Nacido en Portland, Maine, este autor tiene especial predilección por ambientar sus novelas en esta zona tranquila y bonita de los Estados Unidos en la que nació. Allí, sin embargo, todo acaba por irse de madre.

Entre las obras más impactantes y famosas de Stephen King destaca El resplandor. No obstante, hay muchas de las que se han vendido miles de ejemplares, han sido llevadas al cine o a serie de televisión e incluso se han adaptado a otros medios como el cómic. Destacan It, La torre oscura, Carrie o Cementerio de animales, en su bibliografía literaria hay sesenta títulos distintos.

Las frases de Stephen King recogen parte de su pensamiento, de su visión del mundo. Una perspectiva que está muy asociada a su experiencia vital y que también ha marcado muchas de sus obras.

El aprendizaje

Vamos con la primera de las frases de Stephen King. En ella diferencia entre el aprendizaje y la enseñanza. Mientras que el primero se centra en el descubrimiento, el segundo se refiere, a tenor de sus propias palabras, a la memoria, al recordatorio, a recibir una clase de alguien que controla muy bien un tema para que la persona que aprende también lo maneje con soltura.

Después, King añade que, en cierto modo, todos somos maestros. Al fin y al cabo, cada uno contamos con varias habilidades que podemos trasmitir a otros. En este sentido, podemos dejar nuestra huella en forma de libro, canción o pintura, pero también podemos hacerlo enseñando a los demás.

Luchar sin rendirse

Vamos con la segunda de las frases de Stephen King. Una sentencia curiosa de Stephen King, quizás con algún tinte biográfico. La lucha, incluso cuando todo parece perdido, es una máxima de este escritor, que se aplica a la teoría de ir a por los sueños incluso cuando todo parece perdido.

Hay muchos ejemplos de personas que han triunfado, se han levantado y han apostado por sí mismas. Sin embargo, quizás haya más casos de gente que se ha rendido y ha renunciado.

Ahora bien, a tenor de lo que dice Stephen King, si realmente fuera imposible triunfar, ¿para qué luchar? Si no existen posibilidades objetivas, todos darían la espalda a sus sueños. Por fortuna, no siempre es así.

El yo infantil

Según la teoría transaccional, existen tres estados del yo, que son el yo padre (enseña y actúa según ha interiorizado la persona al ver a una figura relevante de su infancia), el yo adulto (que actúa según los conocimientos que ha ido adquiriendo con la experiencia) y el yo niño (actúa y piensa como hacía el individuo en determinadas épocas de su niñez, viviendo todo con alta intensidad emocional).

Esta sentencia, dentro de las de Stephen King, podría estar relacionada con esta teoría. Tal vez el escritor dispone de una fuerte presencia de su yo niño, al que no abandona nunca, y que deja salir de forma común, por encima de los otros “yos”.

Sabemos que Stephen King fue víctima de bullying en su infancia. Un hecho que se manifiesta en sus obras. En ellas, los niños, a menudo, han sido protagonistas y han sufrido experiencias traumáticas similares a las que él vivió décadas atrás.

Entonces, es lógico pensar que todo ello ha tenido una fuerte presencia y repercusión en su vida de adulto. De hecho, sabemos que el acoso escolar en la infancia suele tener secuelas que trascienden este periodo. Eso sí, parece que el autor encontró en la escritura una buena senda para procesar y construir un relato de su propia experiencia.

Estas frases de Stephen King resultan esperanzadoras. Por eso deseamos que las hayas disfrutado tanto como nosotros. Suele ser buena idea conocer a personas que han sido capaces de trascender de alguna manera la realidad temporal siendo capaces de generar obras que conocemos como clásicas.

viernes, 15 de abril de 2022

Amor vacío: cuando las relaciones solo se sustentan en el compromiso

El compromiso es necesario para que una relación perdure, pero rara vez es suficiente para que una relación permanezca en el tiempo y sea satisfactoria. Descubre qué elementos son importantes en este tipo de vínculos.

El concepto que cada persona tiene del amor es diferente y, por supuesto, las dinámicas de cada pareja pueden variar en gran medida. Hay quienes priorizan el tiempo compartido y quienes valoran la libertad, están aquellos para los que la sexualidad es un pilar clave y otros para quienes no es más que un complemento. En cualquier caso, cuando una relación se sustenta solo en el compromiso, estamos ante un amor vacío.

Paradójicamente, esta es una situación a la que se enfrentan muchas personas que llevan años juntas. El paso del tiempo aleja emocionalmente a los miembros de la pareja, la rutina desgasta el vínculo, consiguiendo que sean solamente el día a día y el compromiso -que un día se adquirió- los factores sobre los que se asienta la relación.

Es tan común que esto suceda que hemos llegado a normalizarlo. Nos resignamos a vivir un amor vacío, asumiendo que es inevitable y que no podemos aspirar a más. Sin embargo, ser pareja es mucho más que convivir y compartir obligaciones; no importa el tiempo que pase, está en nuestra mano cultivar un vínculo más completo y enriquecedor.

La teoría triangular del amor de Sternberg

El concepto de amor vacío surge de la afamada teoría triangular de Sternberg. Este psicólogo estadounidense realizó aportaciones relevantes a la comprensión de las relaciones interpersonales y afectivas, desarrollando una teoría que sigue siendo referencia.

Para Sternberg, el amor es como una pirámide con tres vértices; en cada uno de ellos se sitúa un elemento indispensable para conformar el amor:

Pasión

Alude a la atracción física, la excitación y el impulso o la necesidad de estar cerca de la otra persona. Incluye todo el ámbito de la sexualidad, pero no se limita al mismo, también abarca el deseo romántico de gran intensidad y la tendencia a buscar la unión física y emocional con el otro. Está muy presente al inicio de la relación y es común que disminuya con el paso del tiempo.

Intimidad

La intimidad es la conexión, la complicidad y la confianza que existe entre los miembros de la pareja. Designa a los sentimientos de amistad, afecto y cercanía mutua. La intimidad permite que los integrantes de la relación se conozcan, alimentando de esta manera la confianza que tienen en el otro.

Este elemento predomina en estados más avanzados de la relación, cuando la pasión se estabiliza y las personas se redescubren en el cambio.

Compromiso

Este último aspecto hace referencia a la decisión de continuar en la relación a largo plazo. Es la voluntad de permanecer en el vínculo a pesar de las dificultades, en pro de la historia compartida y el proyecto de vida en común.

El amor vacío: una consecuencia del descuido

En función de los tres elementos planteados por Sternberg pueden surgir diversas combinaciones que dan lugar a siete tipos de amor. Por ejemplo, el encaprichamiento surge cuando únicamente existe pasión; el amor sociable cuando se combinan la intimidad y el compromiso. En el caso del amor vacío, solo está presenta la voluntad de continuar, pero no existe complicidad ni deseo sexual o romántico.

Este tipo de amor es propio de relaciones interesadas o de conveniencia, pero también, como hemos apuntado, es frecuente que surja en parejas con una larga trayectoria. Se permanece en el vínculo por los hijos, por los amigos en común, por la casa que se comparte, pero los miembros de la relación son prácticamente dos extraños.

Es cierto que el propio paso del tiempo hace que las relaciones se transformen. Sustancias, como la dopamina, la serotonina, la oxitocina o las endorfinas, muy presentes al inicio, disminuyen tras los primeros años, haciendo que las sensaciones experimentadas reduzcan su intensidad. Sin embargo, el amor no está determinado por la biología, sino que depende de cuánto cultivemos y cuidemos el vínculo,

Distintas investigaciones han encontrado que hay parejas que, tras 20 años de relación, presentan la misma activación cerebral al ver a sus compañeros que las personas de parejas que acaban de empezar. Es decir, sienten la misma pasión, intimidad y deseo de cercanía que en los primeros años. Y esto se debe a los hábitos y comportamientos que han mantenido para cuidar el vínculo.

Del amor vacío al amor consumado

Para Sternberg, el amor consumado es la máxima aspiración de una relación afectiva, ya que este incluye a los tres componentes de la pirámide. Es innegable que el compromiso es fundamental para que una pareja perdure, pues sin esta decisión no hay amor que pueda ser lo suficientemente flexible e intenso como para sobrevivir a los cambios que impone la vida. Sin embargo, es posible trabajar para restaurar la pasión y la intimidad perdidas.

Para ello, hemos de abordar las áreas que suelen conducir al amor vacío:
  • Descuido de la imagen física que provoca una reducción en la atracción de la pareja.
  • Exceso de obligaciones, rutinas y compromisos que impiden a los compañeros pasar tiempo de calidad juntos.
  • Escasa autorrevelación, no compartir con la pareja las preocupaciones, tribulaciones, sueños y deseos.
  • Una rutina monótona y repetitiva que conduce a una pérdida de alicientes para ambos.
  • Estrés mal gestionado que nos lleva a estar irascibles y a iniciar dinámicas de interacción negativas con la pareja.
  • Descuidar la relación y darla por sentada, abandonando elementos esenciales como los detalles, la amabilidad, la gratitud y las muestras de afecto diarias.
En definitiva, está en nuestra mano potenciar los aspectos que fallan en este momento en la relación comprendiendo las causas y trabajando en equipo para revitalizar el vínculo. La terapia de pareja puede ser de gran utilidad en estos momentos, aportando herramientas de comunicación y pautas para volver a despertar ese amor dormido.

Recuerda que la pasión y la intimidad pueden fluctuar en diferentes momentos al vínculo y esto no significa que haya que conformarse con un amor vacío.