martes, 31 de mayo de 2022

¿Por qué no duran mis relaciones de pareja?

Muchas personas se preguntan por qué sus relaciones no son duraderas, pero no todas están dispuestas a ser honestas e indagar en ello. Los motivos pueden ser varios.

Una de las preguntas más angustiantes que podemos hacernos es la de ¿por qué no duran mis relaciones de pareja? Cuando llegamos a la madurez sin establecer vínculos estables y duraderos de pareja, nos podemos sumir en la tristeza y en una sensación de agotamiento.

Muchas personas renuncian a la idea de tener una pareja estable porque en el camino para encontrarla anticipan demasiado desgaste personal. Y es que con una pareja sentimental o un “intento” de ella, desvelamos intimidad, no solo de nuestra piel, sino de nuestros sueños y deseos.

Nuestra intimidad pasa a formar parte de una esfera sobre la que podemos llegar a sentir que no tenemos el control absoluto, y eso nos hace sentir vulnerables. El querer quedarnos y que la otra persona decida irse nos puede llegar a quebrar.

No existe un único motivo que explique por qué algunas personas encadenan relaciones no duraderas (queriendo en realidad una relación estable). Eso sí, existen muchos estudios que nos describen por qué las parejas duran y no tantos que expliquen por qué las parejas no duran.

Motivos por los que muchas relaciones terminan

Mucho de lo que estás a punto de leer no sigue el ideal romántico. Hecha la advertencia, lector curioso, vamos a ver qué dice la investigación sobre qué hace que las relaciones no duren.

1. Decir que no se quiere una relación de pareja, cuando en realidad sí

Los rumores corren como la pólvora. Di muchas veces que estás mejor soltero que con pareja, que no deseas nada estable y eso sintonizará en todas las radios de los solteros que sí quieren realmente una relación estable.

No se trata de que vayas diciendo lo desesperado que estás, sino de ser honesto con tus sentimientos. Esto atrae a las personas honestas, las más fieles también.

2. Porque se necesita a una pareja para cumplir, no a una persona a la que amar

No hay algo tan fácilmente detectable en estos días como una persona que usa a otra para el “postureo” más que para una relación significativa.

Si quieres ponerte “al nivel” de tus amigos, si te sientes como un fracasado por no tener relación estable y quieres arreglarlo a toda costa, como si se tratase de un trámite, vas por mal camino.

3. Por no estar en la misma “onda” emocional

Da igual que tengáis los mismos gustos, que ambos odiéis el reguetón y os deleitéis con la música de Queen o The Beatles. Que os guste votar al mismo partido, ir a los mismos “garitos” y compartáis el mismo grupo de amigos. Si no estáis en la misma “onda emocional”, va a ser muy difícil lograrlo.

John Gottman, de la Universidad de Washington, ha acumulado pruebas convincentes de que las metaemociones son la señal real en términos de predecir si un matrimonio durará o no.

¿Crees que deberías expresar tu enfado o crees que es mejor retenerlo y esperar a que se apague? ¿Crees que la felicidad debe compartirse, pero la ira debe guardarse bajo siete llaves? Compartir un estilo metaemocional configura una plantilla emocional común, un lenguaje común.

¿Por qué no duran las relaciones de pareja?

La investigación de Gottman muestra que tres años después del comienzo de la relación, un indicador muy favorable para la continuidad es la capacidad que tengan los dos para expresar desacuerdos.

Una relación parece tener futuro cuando cada miembro de la pareja es capaz de decirle al otro lo que no le gusta. Se trata de que aparezcan los conflictos y se resuelvan, no de que queden relegados y pasen a erosionar poco a poco el vínculo.

En muchos casos, el silencio solo es sinónimo de indiferencia. Si alguien no se manifiesta es porque el otro le da igual: lo que piense, sienta, opine o haga. En este contexto, es muy complicado que una pareja sobreviva a largo plazo.

Los ingredientes de un amor estable y duradero

Dorothy Tennov evidenció que la limerencia no funciona, es simplemente ficción química.

El amor es un sentimiento que no vive fuera de la realidad, por muy abstracto que sea. La forma más pura de distinguir entre limerencia y amor es que el amor dura y la limerencia no.

La determinación no solo es importante en el trabajo, también en el amor

¿Quieres devoción? ¿Lealtad? ¿Alguien que no se rinda contigo ni con la relación? Amigos para la foto y relaciones de una noche puedes tener muchos, eso no tiene nada de malo. Sin embargo, una pareja que permanece en el tiempo basa su complicidad, además de en la pasión, en otros pilares.

Ahora bien, conseguir las sensaciones de tranquilidad y de intimidad transformadora no siempre es fácil y mantenerlas implica alimentarlas día a día y problema a problema. Las parejas que quieren permanecer unidas tienen que enfrentarse a situaciones difíciles y a entornos circunstanciales que requieren confianza, intimidad y complicidad.

La percepción de las dificultades en la pareja

Después de evaluar a cincuenta y dos parejas basándose en sus entrevistas, los psicólogos Kim Buehlman, John Gottman y Lynn Katz de la Universidad de Washington descubrieron que la forma en la que los cónyuges describían su historia era un buen predictor de si se divorciarán en los próximos tres años. Es una estadística asombrosa: simplemente mirando cómo las parejas hablan sobre su pasado, los científicos podrían prever su futuro.

Entonces, ¿qué difiere entre las historias contadas por las parejas felices y las parejas no tan felices? No es el contenido. Una vez más, todo el mundo experimenta conflictos. Sin embargo, las parejas con futuro “glorifican la lucha” y hablan de cómo los unió, de cómo lo lograron y cómo son más fuertes debido a lo que sucedió.

lunes, 30 de mayo de 2022

El deseo mimético: cuando quieres cosas que en realidad no necesitas

El deseo mimético provoca, por ejemplo, que anhelemos tener aquello que vemos en redes sociales. Es una forma de homogeneizarnos, de que todos deseemos tener las mismas cosas solo porque están de moda.

Envidiar lo que tienen otros, desear lo que vemos a diario, obsesionarnos con aquello que nos muestra la publicidad… El deseo mimético define un tipo de deseo social que ha intensificado de manera exponencial nuestra sociedad consumista. Muchos lo definen casi como un “virus”, una epidemia que determinadas figuras de poder esparcen para que nos contagiemos de esa forma de anhelo persistente.

Nos referimos por ejemplo a las grandes empresas de publicidad e incluso a los influencers. Las redes sociales son una alquimia absoluta del deseo mimético al provocar que queramos tener eso que nos enseñan, eso que lleva el famoso o aquello otro que se ha hecho viral. Fue el filósofo René Girard quien acuñó este término en los años 70, y ahora toma mayor relevancia que nunca.

La teoría mimética además no solo vertebra el mundo de la publicidad y los mass media. También articula el deseo sexual, los negocios e infinitos aspectos de la vida cotidiana. Esta es un tipo de emoción que aparece ya en la infancia, cuando empezamos a envidiar lo que tienen nuestros hermanos, los compañeros del cole…

Las redes sociales alimentan nuestro deseo mimético: queremos lo que vemos a diario, pero que en realidad no nos hace falta. Esto provoca que todos acabemos imitándonos los unos a los otros convirtiéndonos en una sociedad homogénea… Y hasta infeliz. Estamos ante un rasgo inherente al ser humano. Lo analizamos.

¿Qué es el deseo mimético?

Hace unos años se pusieron de moda los spinners. Eran juguetes sensoriales que uno hacía rotar con el movimiento de los dedos; los había de mil y un colores y todos acabamos teniendo uno. No sabíamos muy bien para qué servían. Se decía que para aliviar el estrés o incluso para mejorar la atención de los niños. Sea como sea, nos bastó con verlo en internet y en manos de los demás para comprarlo.

Este es solo un pequeñísimo ejemplo de este constructo sociopsicológico tan determinante. Porque el deseo mimético articula las modas, explica nuestras motivaciones más básicas, define la rivalidad comercial y erige hasta nuestros trastornos psicológicos. Querer lo que tienen los demás nos conduce al sufrimiento inútil y hasta trágico.

Un ejemplo, René Girard es una de las figuras que más nos han enseñado sobre la conducta de imitación en el comportamiento humano y sus consecuencias. Uno de sus libros es La anorexia y el deseo mimético (2009). En este trabajo nos explica el por qué de la tiranía al cuerpo y a la belleza.

La obsesión por la delgadez es un tipo de deseo mimético que atrapa cada vez a más jóvenes abocándolos a esa dura enfermedad.

Nos mimetizamos para sobrevivir (y también para sufrir)

Hace muy poco se publicó otro libro que ha obtenido un gran éxito. En Wanting: The Power of Mimetic Desire in Everyday Life, de Luke Burgis, descubrimos que las personas nos imitamos las unas a las otras y esto favoreció nuestra supervivencia.

Si un grupo de nuestros ancestros desarrollaba una nueva técnica de caza o de cultivo, otros grupos la imitaban. De ese modo, fuimos avanzando como humanidad al aplicar estrategias que eran beneficiosas para todos. Sin embargo, en la actualidad, el deseo mimético nos sume en la rivalidad más que en el provecho.

Queremos tener los productos que nos publicitan. Las empresas rivalizan entre ellas para copiarse esos productos y mostrarlos más atractivos. Envidiamos los cuerpos, las vidas y las posesiones de los demás. Nos mimetizamos en el modo de vestir y hasta iniciamos retos virales sin sentido solo por hacer lo mismo que el resto.

Una sociedad en la que las personas se convierten en productos

En las sociedades regidas por el deseo mimético el ser humano se convierte en un producto. No nos damos cuenta de que estamos siendo homogeneizados y de que las redes sociales son ese mecanismo que nos mercantiliza. El filósofo René Girard señala que las nuevas tecnologías, aunque son un gran avance, tienden a convertirnos en seres iguales.

Lo único que acontece en esos escenarios virtuales es la imitación continuada. No importa que cada selfie muestre un rostro único, la conducta que hay detrás siempre es la misma: la exposición pública en busca de reconocimiento ajeno.

El deseo mimético es como la fuerza de Star Wars

Hay quien señala que el deseo mimético es como la fuerza de Star Wars: está presente en todas partes. No la vemos, pero la hacemos nuestra en una obsesión por imitar modelos de conducta de manera constante. Por tanto, es muy fácil caer en el “lado oscuro”, en esa ansia soterrada por tener el mismo cuerpo que nuestra influencer favorita, por poseer el último móvil de gama alta…

También por imitar comportamientos violentos que se ven en redes sociales solo porque lo hacen los demás. Es necesario poner luz, equilibrio y sabiduría a esa fuerza que todo lo hace mover para gestionar mejor aquello que deseamos. Al fin y al cabo, la felicidad está en lograr un equilibrio entre lo que ya se tiene y lo que se desea.

No todo lo que anhelamos lo necesitamos ni nos es beneficioso. Seamos juiciosos, pensemos por nosotros mismos y creemos sociedades más empáticas y humanas y menos miméticas.

domingo, 29 de mayo de 2022

Los cambios de humor en el embarazo

El embarazo es, para cualquier mujer, una de las etapas más emocionantes de la vida pero a la vez pueden suponer un meses estresantes, por muy deseado y buscado que sea el bebé y por muy ilusionada que esté la mamá. Siempre se van a experimentar multitud de cambios, tanto a nivel hormonal, como en la vida de la persona: cambios corporales y físicos, laborales, en la pareja, etc.

Por lo tanto, los altibajos anímicos que sufre una mujer embarazada son totalmente normales y tanto la pareja, como los que la rodean en este precioso momento de su vida, han de ponerse en su lugar y apoyarla incondicionalmente.

Embarazo y hormonas, ¿qué ocurre?

Los cambios hormonales durante el embarazo llevan consigo ciertas fluctuaciones emocionales que merece la pena considerar. Se deben al gran aumento de progesterona y estrógenos, lo que hace que la mujer se muestra más emocional que de costumbre, aunque no deje de ser racional.

Lo más importante es conocer que esto funciona así y no darle más relevancia de la que tiene ya que, aunque sea muy molesto estar un día con una sonrisa y otro llorando, las hormonas son necesarias para que el embarazo se desarrolle de forma apropiada. Su existencia mejora el sistema inmune de la mujer, previene una nueva ovulación y protege de un posible aborto.

Aparte de estos cambios a nivel de humor, el aumento de progesterona y de estrógenos favorecen el que nos encontremos más cansadas, lo que a su vez también puede alterarnos emocionalmente si somos personas muy activas.

Los estrógenos también son responsables de que desarrollemos hipersensibilidad a determinados olores o sensaciones y por otra parte, inhibe la producción de serotonina, neurotransmisor encargado de la estabilidad emocional, por lo que no has de extrañarte si te pones a llorar y a reírte al mismo tiempo.

No todo son hormonas

Es cierto que los cócteles emocionales que se producen en esta etapa son muy potentes e inundan nuestro cerebro, lo que hace difícil el autocontrol, pero también el propio embarazo, por lo que supone y supondrá puede producir muchas emociones desbordadas en la mujer. Es normal que sientas miedo y ansiedad, ya que te vas a enfrentar a algo nuevo que no conoces, te preguntas si todo saldrá bien, si habrá muchos gastos, cómo será el parto, etc.

Toda decisión lleva consigo consecuencias y es verdad que tu vida ya no volverá a ser la que conocías. Tendrás que privarte a veces de ciertas experiencias y adaptarte a otras nuevas, pero te beneficiarás de otras mucho más alucinantes.

El cansancio, el sueño, las náuseas y todos los cambios físicos que se experimentan también pueden provocar que te sientas más irritada e incluso enfadada y es lógico, a nadie le gusta encontrarse mal, pero aun así, piensa que es el malestar más hermoso que vas a sentir y que tiene fecha de caducidad con final feliz.

Algo puedes hacer

El primer paso es aceptarte incondicionalmente con tus altibajos. Quizá no los puedas controlar fácilmente pero sí que tienes poder en cómo te juzgas a ti misma por tenerlos. Si tu diálogo interno es del tipo “soy una histérica insoportable”, “seré una mala madre como siga así” 0 “mi marido me va a mandar a la porra”, has de reemplazar inmediatamente esos pensamientos por otros más racionales y moderados.

Recuerda que es normal experimentar estos cambios, no eres un bicho raro, casi todas las mujeres sufren altibajos y eso no significa que sean unas personas “histéricas” si no unas personas que a veces, en esta etapa de su vida, se encuentran de bajón y que tienen derecho a ello.

Para ello, has de dejar de ponerte siempre en el peor escenario: si tienes miedo de si las cosas saldrán bien o no, piensa en por qué tendrían que salir mal, en qué es más probable que ocurra con los medios que tenemos actualmente y en la cantidad de mujeres que tienen hijos y todo transcurre de forma normal.

Disfruta más de todo, y cuando digo de todo, es de todo, incluso de la parte mala. Para ello, has de pensar que todo forma parte de la maravilla que es traer una persona al mundo. Piensa en lo que estás haciendo: junto a tu pareja, has creado vida, un ser humano que tendrá su papel en el mundo y que lo va a conocer gracias a vosotros.

Por último, aprovecha esta etapa para reinventarte, es verdad que tendrás que estar mucho tiempo inactiva, pero puedes seguir haciendo cosas. Quizá puedas recuperar esa afición que abandonaste hace tiempo y tanto te gustaba. Se trata de con qué actitud encaras tu embarazo y ahí si que tienes poder de elección.

sábado, 28 de mayo de 2022

El dolor físico y el perdón

El perdón es un proceso complejo que te exige poner en juego muchos de tus recursos emocionales. Difícilmente se produce en forma espontánea, especialmente si la herida ha sido profunda. Por eso es frecuente que sea muy difícil perdonar. Lo malo es que ese rencor puede terminar afectando seriamente tu salud y tu bienestar.

A veces puede dar la sensación de que el dolor físico no tiene explicación. Pero no es así. No imaginas cuántos dolores en el cuerpo se ocasionan realmente en la mente y en las emociones.

Los consultorios médicos permanecen atestados de personas que buscan alivio para esas dolencias y, la mayoría de las veces solo encuentran una receta que enmascara los síntomas. El problema es que, cuando la causa de unos síntomas no es evidente y estos en principio no son preocupantes, no se suelen destinar demasiados recursos a encontrar su origen.

Todo aquello que está en la mente, repercute en el cuerpo. La razón es muy sencilla: prácticamente todo nuestro organismo está asociado con el sistema nervioso. Este, a su vez, es el encargado de percibir y procesar las emociones. Así, cuando las emociones y/o los pensamientos están alterados y no son procesados, se manifiestan de igual forma.

Muchas veces lo hacen en forma de molestias o de dolor físico en alguna parte del cuerpo. Un dolor para el que no se identifica ninguna causa visible en ningún tipo de prueba que busque una alteración fisiológica. Algo que puede desesperar al paciente, pero también puede hacerlo con el médico si este no está familiarizado con las enfermedades funcionales.

El cuerpo y el perdón

Los estudiosos del tema han podido establecer una clara relación entre el dolor físico y procesos emocionales, como el perdón. Hablamos del perdón porque se trata de uno de esos procesos emocionales complejos, que involucran emociones muy potentes y difíciles de digerir. Está relacionado con la ira, la tristeza, la paranoia y el rencor. Por eso puede causar graves daños emocionales, pero también manifestarse como dolor físico.

El cuerpo grita lo que la palabra calla. No perdonar es vivir en el pasado, atados a un sentimiento que no evoluciona. Un rencor enmascarado que se estanca y se alimenta a sí mismo de una forma muy negativa. Algunos dicen que es como tener un carbón ardiendo entre las manos, a la espera del momento oportuno para arrojárselo a esa persona por la que se siente rencor. Es más el daño que hace a quien lo sostiene, que al otro.

Existen determinados órganos del cuerpo que están especialmente relacionados con las huellas de un perdón que aún nos e ha producido. La garganta, el sistema respiratorio, el cuello, los tobillos, la espalda -entre otras- son zonas del cuerpo que, cuando duelen sin razón aparente, pueden indicar la existencia de un proceso de perdón que no se ha completado.

El mapa del perdón en el cuerpo

Es bueno que estés atento a esos dolores físicos que aparecen y desaparecen reiterativamente, sin que haya una razón específica para que así sea. Lo más probable es que se trate de emociones no resueltas, en particular, de un perdón que no se ha otorgado. Así habla tu cuerpo del perdón:
  • Dolor e irritación de la garganta. El dolor de garganta está relacionado con palabras que no se han dicho, o con una incapacidad para expresar el dolor que surgió después de sufrir una afrenta.
  • La gripe frecuente. Habla de lágrimas que no han sido lloradas, seguramente por orgullo, o porque hay tanta ira que impide reconocer el daño que nos han causado.
  • El dolor en el cuello. Esta zona del cuerpo refleja la flexibilidad o inflexibilidad de una persona. Si el rencor se ha instalado en la vida, probablemente la región del cuello se verá muy afectada. El rencor es una pasión que induce a una fuerte tensión que se debe sostener por mucho tiempo y por eso termina afectando la musculatura del cuello.
  • Los tobillos. Cuando no quieres abrir el camino hacia un proceso de perdón, es muy probable que tus tobillos lo reflejen. Es una articulación en la que se proyecta la capacidad de avance en la vida. Cuando sufren dolor, casi siempre es porque te has estancado en un sentimiento negativo.
  • El dolor de espalda. En este caso lo que ocurre es que la ausencia de perdón se experimenta como una carga que se rechaza inconscientemente. El rencor origina un peso emocional que se traduce en dolor de espalda, especialmente en la zona media. Si el rencor está relacionado con temas de dinero, es más frecuente que se proyecte en la zona baja.
  • Molestias en las rodillas. Frecuentemente están asociadas con la resistencia a doblegarse. Es el orgullo el que está dominando los actos. Se cree, consciente o inconscientemente, que perdonar es un acto de sometimiento.
  • Los dientes y las encías. Estas partes del cuerpo están estrechamente ligadas con todo tipo de sentimientos agresivos. Cuando hay dificultad para expresar el enojo, lo más probable es que los dientes se resquebrajen o las encías se inflamen. Si la ira es mayor, los dientes tienden a perder su posición.
El cuerpo es como un mapa en el que se puede seguir la ruta de esas emociones que están contenidas, que no han sido expresadas. No somos solo un organismo, o solo una mente. Mente y cuerpo están unidos, se complementan, se influyen mutuamente. Por eso, cuando hay dolor físico, siempre se debe reflexionar sobre el componente emocional que puede estar asociado.

viernes, 27 de mayo de 2022

¿Por qué no puedo decir lo que siento?

¿Por qué no puedo decir lo que siento? ¿Te ocurre esto y no entiendes por qué? ¡No te pierdas el siguiente artículo para averiguar sus posibles causas!

“¿Por qué no puedo decir lo que siento?”. ¿Alguna vez te has hecho esta pegunta? El terreno emocional no siempre es fácil de gestionar en uno mismo. Hay personas que tienen facilidad para expresar cómo se sienten y comparten sus emociones con los demás de forma espontánea, sin la práctica les suponga esfuerzo. Sin embargo, hay otras a las que les cuesta mucho más expresar sus emociones. ¿Por qué ocurre esto?

En este artículo intentaremos indagar en las posibles causas que nos dificultan la expresión de emociones, así como en las consecuencias que esto conlleva. ¡No te lo pierdas!

¿Por qué no puedo decir lo que siento?

¿Por qué hay personas que tienen tantas dificultades para expresar lo que sienten? Antes de responder a ello, vamos a tratar de definir el término emoción. Según Fernández, Zubieta y Páez (2001), “la emoción es un fenómeno complejo con dimensiones centrales y de vivencia subjetiva, con componentes expresivos, motores y de movilización fisiológica“.

Así, las emociones son procesos complejos que se manifiestan a través de nuestros pensamientos, deseos y actos y que no siempre resultan fáciles de gestionar o de entender. Resulta lógico pensar, pues, que no todas las personas sepan cómo verbalizar o expresar lo que sienten. La causa podría encontrarse entre las siguientes:

Represión emocional

Según Fernández, Zubieta y Páez (2001), la represión emocional implica un estilo de evitación o de no confrontación de hechos estresantes; se concibe también como una inhibición de la respuesta afectiva. De esta manera, la represión emocional respondería a ¿por qué no puedo decir lo que siento?

Cabe mencionar que, a su vez, la represión emocional puede encontrar asiento en diferentes desencadenantes; uno de ellos podría ser la incapacidad para afrontar lo que nos está ocurriendo (a nivel interno y externo).

Se trata, en cierta manera, de un estilo de afrontamiento, que puede ser temporal o permanente. Así, podríamos decir que la represión emocional sería “la gran causa” que se esconde tras la dificultad de expresar lo que sentimos. Pero, ¿qué puede haber detrás de ella? Ofrecemos algunas ideas.

Ausencia de asertividad

Otra variable que explicaría por qué nos cuesta decir lo que sentimos es la ausencia de asertividad. Pero, ¿qué es la asertividad? Según Matson y cols., 1980; Bornstein y cols., 1977 y Romano y Bellack, 1980, citados en Caballo (1983), es una habilidad social.

Otros autores, como Alberti y Emmons (1978), especifican un poco más y definen este concepto como “la conducta que permite a una persona actuar en base a sus intereses más importantes, defenderse sin ansiedad inapropiada, expresar cómodamente sentimientos honestos o ejercer los derechos personales sin negar los derechos de los otros“.

En este sentido, la ausencia de asertividad puede constituir un obstáculo para expresar lo que sentimos. La asertividad, como muchas otras habilidades en psicología, se puede trabajar y potenciar. Para ello, la psicoterapia es una buena opción, así como grupos terapéuticos cuyo objetivo sea potenciar las habilidades sociales.

Exceso de timidez

La timidez también tiene múltiples definiciones; en el ámbito de la psicología, autores como Pilkonis (1977) la han definido como “la tendencia a evitar interacciones sociales y a fracasar a la hora de participar apropiadamente en situaciones sociales“.

Sin embargo, sabemos que la timidez no solo influye a la hora de relacionarnos con los demás, sino también a la hora de expresar cómo nos sentimos.

Por lo tanto, un exceso de timidez también podría responder a la pregunta de “por qué no puedo decir lo que siento”. Igual que la asertividad, la timidez también se puede trabajar, lo que nos puede ayudar a expresar más (y mejor) lo que sentimos. Aun así, la timidez es un rasgo de la personalidad que, si aprendemos a manejar, no siempre tiene por qué ser perjudicial.

Consecuencias de no expresar las emociones

Según la psicóloga Ángela Corona, reprimir o esconder las emociones puede hacer que nos acabemos aislando de los demás. Corona añade que no expresar lo que sentimos impedirá que nuestros sentimientos fluyan con libertad, lo que puede acabar generándonos un bloqueo interior.

Efectos negativos para la salud

Por otro lado, un estudio llevado a cabo en 2019 por The Nort American Menopause Society, en el que participaron 304 mujeres, reveló que silenciar lo que sentimos puede conllevar efectos negativos para la salud física y mental. Además, en mujeres puede incrementar el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.

Lógicamente, cada caso es un mundo y no se puede generalizar; sin embargo, sí creemos importante mencionar aquí que lo más saludable para todos será encontrar la manera no solo de expresar, sino también de gestionar y canalizar nuestras emociones. Lo ideal es que cada persona pueda encontrar su forma, ya sea a través del arte, la literatura, la propia expresión verbal, el cuerpo, etc.

jueves, 26 de mayo de 2022

9 distorsiones cognitivas de la depresión que debes conocer

Si bien el origen de la depresión es multifactorial, las distorsiones cognitivas son uno de los ingredientes que más peso tienen en su origen. ¿Quieres saber cómo actúan?

Las distorsiones cognitivas de la depresión son como filtros mentales que nos invitan a ver, interpretar y sentir el mundo de manera negativa, cargado de pesadumbre y sin esperanza. Hay quien señala que no se sabe bien qué llega primero, si el propio trastorno depresivo o esos pensamientos adversos que refuerzan ese enfoque ceniciento y lesivo para el bienestar.

Aunque cada vez se hable más de los trastornos del estado de ánimo, seguimos sin saberlo todo de ellos. La depresión sigue siendo una desconocida capaz de llevarnos a una encrucijada personal muy delicada. Lo que pensamos y cómo lo pensamos pueden terminar siendo los arquitectos de nuestra prisión mental.

Esta condición psicológica es el resultado de todo un entramado multifactorial en el que se integra la influencia de distintas variables: desde nuestra predisposición genética hasta factores ambientales y sociales, esos que escapan a nuestro control.

Conocer el esqueleto de la depresión, entender alguna de sus parcelas psicológicas siempre es de gran ayuda. Profundicemos hoy en una de sus áreas: las distorsiones cognitivas.

Tipos de distorsiones cognitivas de la depresión

Tenemos que hablar más de la depresión, la ansiedad, la tristeza, de esa irritabilidad que no se va y, en resumen, de la salud mental. No es fácil determinar por qué aparecen. Sin embargo, es imprescindible saber detectar esos mecanismos que edifican la estructura de un trastorno depresivo.

Una investigación de la Universidad de Western Ontario (Canadá) señala que las distorsiones cognitivas, entendidas como sesgos negativos en el pensamiento, son un factor de vulnerabilidad para la depresión. Sin embargo, no debemos tomarlas como las variables únicas y exclusivas que propician el desarrollo de este trastorno.

En realidad, el estado de ánimo y nuestros sentimientos son el combustible que encienden los pensamientos negativos y desgastantes. Ese malestar corrosivo y esa irritabilidad que nos atrapa sin saber por qué son los que dan forma al “no valgo para nada”, “nadie confía en mí” o “para qué intentarlo si no vale la pena el esfuerzo”, etc.

Conocer esos filtros de pensamiento, como son las distorsiones cognitivas en la depresión, nos permite comprender mucho mejor esta condición.

1. El razonamiento emocional: ¡todo está mal!

El razonamiento emocional es un proceso psicológico por el que interpretamos todo lo que nos sucede según nos sentimos. Por ejemplo, si pasamos por una época con un estado de ánimo bajo, quedamos con alguien y se retrasa, es probable que lo interpretemos como: “se retrasa porque no quiere quedar conmigo”.

Al no poder o no saber gestionar las emociones, el cerebro teje trampas. Nos limitamos a procesar las cosas de manera emocional y poco objetiva.

2. El pensamiento todo o nada: “estás conmigo o estás contra mí”

Otra de las distorsiones cognitivas de la depresión es el pensamiento en dicotómico o de todo o nada. Esto hace que la realidad y todos sus eventos se filtren en los extremos: “o las cosas me salen bien o me salen mal. Y si lo hacen mal… Es el fin del mundo”. Ver las cosas de manera categórica y en absolutos define un pensamiento muy rígido tendente al sufrimiento.

3. La descalificación de lo positivo: la mente ciega a lo esperanzador

Cuando hablamos con una persona con depresión nos damos cuenta de algo muy concreto. Son incapaces de dar valor a lo positivo o esperanzador. No se ven capaces de tomar conciencia de sus virtudes, de sus competencias. Cualquier cosa agradable que les suceda lo infravaloran, cualquier avance lo minimizan. 

4. La anticipación de conclusiones fatalistas

La mente funciona de otra manera cuando está dominada por el desánimo, la angustia, el malestar… No solo interpreta cada hecho desde un punto de vista emocional y de valencia negativa. Además, carece de paciencia y anticipa conclusiones sin fundamento.

Si se está esperando una respuesta a un examen, entrevista de trabajo o diagnóstico médico, la conclusión para ellos siempre será fatalista. Ese filtro de negatividad no deja espacio a la duda ni todavía menos a la esperanza. El mañana siempre se ve cargado de nubes de tormenta.

5. La sobregeneralización: cuando todo es malo

A Juan lo han traicionado en su última relación de pareja. Ahora piensa que todo el mundo va a decepcionarlo del mismo modo. Elena ha perdido su trabajo hace un mes y se siente incapaz de ponerse a buscar otro empleo. Piensa que todo está perdido, que no vale ya para el mercado laboral.

La sobregeneralización es una de las distorsiones cognitivas de la depresión más comunes al extrapolar una vivencia negativa a toda circunstancia futura. En ese enfoque no cabe la esperanza.

6. Los “debería”, una forma inútil de sufrimiento

En 1976, el psicólogo cognitivo Aaron Beck armó toda una arquitectura teórica alrededor de las distorsiones cognitivas. Más tarde, ya en los años 80, David Burns las describió y las hizo más populares en distintas publicaciones, como el libro Sentirse bien: la nueva terapia para las depresiones.

Así, una de las distorsiones cognitivas de la depresión más comunes es esa en la que aparecen los clásicos “debería”. Pongamos ejemplos: “mi hermano aún no ha venido a visitarme, con todo lo que he hecho por él debería ser más agradecido”; “debería esforzarme en ser más eficiente porque seguro que están pensando mal de mí”.

Este tipo de enclaves cognitivos son creencias rígidas acerca de cómo deberían los demás o uno mismo y esto es una manera muy peligrosa de minar nuestra autoestima y bienestar.

7. La falacia de justicia: “¡el mundo debería ser como yo quiero!”

La falacia de justicia está integrada de manera recurrente en el enfoque depresivo. Describe esa necesidad soterrada de que las cosas sean como uno quiere y desea. Como esto no siempre sucede, la persona deriva en una decepción tras otra y, poco a poco, en los trastornos del estado de ánimo.

8. La personalización: “todo es culpa mía”

Si mi pareja ha tenido un mal día en el trabajo, la culpa es mía porque ayer le estuve hablando de mis problemas. Si mi hijo se ha caído jugando al fútbol la culpa es mía por no haber estado encima de él… Pocas cosas son más lesivas que cargar sobre hombros propios realidades que no nos pertenecen.

9. La obsesión por etiquetarme y devaluarme

Este es otro ejemplo de cómo los pensamientos pueden actuar como trampas en las que caer atrapados (y heridos) de manera continuada. Si me equivoco en algo y me digo aquello de “cada vez vales para menos cosas” estoy actuando como el peor de mis enemigos. Si me miro al espejo y desprecio lo que veo, devaluándome, me estaré convirtiendo en alguien muy peligroso para mi propio bienestar. No es lo adecuado.

Debemos tener presente que todas estas distorsiones cognitivas de la depresión lo que hacen es intensificar el sufrimiento. Casi sin darnos cuenta, acabamos atrapados en una cárcel psicológica en la que emociones, pensamientos y conductas confabulan en nuestra contra. Pidamos ayuda, actuemos cuanto antes.

miércoles, 25 de mayo de 2022

Objetivo de la ciencia: revertir el envejecimiento cerebral

El envejecimiento cerebral suele iniciarse a partir de los 25 años. Ahora bien, la ciencia tiene como propósito no solo detener ese proceso, sino revertirlo para que lleguemos a edades avanzadas con las facultades mentales intactas.

En los últimos años, oímos hablar cada vez más de la medicina regenerativa. Parece que la posibilidad de enlentecer y frenar el deterioro celular e incluso de reprogramar el ADN para aumentar nuestra longevidad lejos de ser una entelequia, será algo real en unas décadas. Es más, algo que nos promete la ciencia es revertir el envejecimiento cerebral. 

Esto último nos interesa quizá mucho más. Porque al fin y al cabo de nada nos sirve llegar hasta los 120 años con un cerebro deteriorado y con riesgo de sufrir demencias llegados los 70 u 80 años. De este modo, al igual que soñamos con conservar la lozanía durante mucho tiempo, no podemos olvidar la necesidad de preservar unas facultades neurológicas ágiles y en buen estado.

Esa aspiración está más cerca de materializarse. Es más, ya se están logrando grandes progresos en ese objetivo excepcional por vivir más años y con un cerebro “casi” intacto. Ampliamos la información.

Revertir el envejecimiento cerebral, una realidad inminente

Sabemos que el cerebro empieza un sutil y progresivo declive a partir de los 25 años. Una de las causas más comunes del proceso de envejecimiento natural se debe a la acumulación de radicales libres. De este modo, en ese proceso de envejecimiento cerebral suceden múltiples procesos, tan complejos como irreversibles. Pierde peso, se destruyen neuronas, baja la velocidad del impulso nervioso…

El simple hecho de cumplir años provoca además que la acumulación de elementos como la lipofuscina y proteínas como la β-amiloide, vinculada a enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de alzhéimer. Ahora bien, algo que ha sido durante todo este tiempo inevitable puede cambiar en las próximas décadas.

Seguiremos envejeciendo, sí, pero de manera más lenta. Es más, el objetivo de la medicina regenerativa es múltiple: no solo busca rejuvenecer el cerebro, sino también todos los órganos del ser humano. El corazón, el hígado y hasta la piel se están viendo beneficiados de los tratamientos basados en las células madre.

Veamos qué mecanismos está hallando la ciencia para revertir el envejecimiento cerebral.

Las células madre y los avances en lesiones traumáticas cerebrales

Hay avances en neurociencia que deberían convertirse en titulares y abrir telediarios. Sabemos que las lesiones cerebrales traumáticas son una de las principales causas de muerte e invalidez. Un trabajo de investigación de la Universidad de Zhejiang y el Instituto de Investigación Biomédica de Texas muestra algo decisivo.

Implantar células madre exógenas ayuda a desplazar el tejido cerebral dañado para después facilitar la reparación y regeneración de las áreas afectadas. La terapia con este tipo de células será el futuro, tanto para revertir el envejecimiento cerebral como para tratar lesiones.

Fármacos experimentales que bloquean el declive cognitivo

En un trabajo de investigación publicado en el 2020 por la Universidad de California se propuso el desarrollo de un nuevo fármaco. ¿Su objetivo? Detener el declive cognitivo y revertir el envejecimiento cerebral.

En este caso, no se recurre a las células madre, sino a la inhibición de una pequeña molécula que activa un mecanismo conocido como “respuesta integrada al estrés” (ISR).

Este elemento lo que hace es activarse en el cerebro llegada una edad para iniciar su lento y progresivo declive. Ahora, en experimentos de laboratorio con animales, ha podido verse que al inhibir la molécula ISR, ese deterioro cognitivo se enlentece de manera significativa.

El objetivo es desarrollar un fármaco para humanos que cumpla este mismo mecanismo para revertir el envejecimiento cerebral.

Inyección de nuevas células para revertir el envejecimiento cerebral

En la actualidad hay otro enfoque esperanzador sobre la regeneración cerebral. El doctor Saul Villeda de la Universidad de San Francisco lleva tiempo estudiando la neurogénesis. Se trata de un proceso por el que el cerebro es capaz de producir nuevas neuronas. Algo que sabemos es que hay partes que se regeneran (como el hipocampo) y otras áreas que no lo logran nunca.

Su investigación se centra en algo innovador y esperanzador a la vez. El doctor Villeda plantea la idea que podremos revertir el envejecimiento cerebral “engañándolo” para que inicie procesos de rejuvenecimiento por sí mismo. Es decir, al igual que es capaz de crear nuevas células en algunas áreas, la idea es conseguir que haga lo mismo en todo el cerebro.

¿De qué manera? Lo que está haciendo él y su equipo en el Centro de Medicina Regenerativa de la Clínica Mayo es inyectar células madre en el propio cerebro para que se desarrollen nuevos vasos sanguíneos y así nutran y vigoricen a las neuronas viejas hasta el punto de favorecer la creación de otras nuevas. Este proceso está ya dando buenos resultados.

Para concluir, se espera que en un futuro el ser humano pueda vivir hasta los 120 años. Libre de enfermedades neurodegenerativas y con un cerebro ágil, joven y sano capaz de seguir aprendiendo para disfrutar de esa cuota de tiempo de más en felicidad y bienestar.

martes, 24 de mayo de 2022

Circling: qué es y cómo puede ayudarte a encontrar el bienestar

Puedes tener más de 5000 amigos en Facebook y no encontrar a nadie que te escuche cuando tienes un problema. Si quieres experimentar la verdadera comprensión del otro, te explicamos una técnica que te ayudará a conseguirlo.

Vivimos en una época en la que estamos constantemente interconectados por medio de distintas webs, plataformas o redes sociales. Pero eso no significa que tengamos todo el apoyo del mundo cuando lo necesitamos. Por eso está apareciendo una tendencia más que interesante llamada circling.

Pero, ¿en qué consiste el circling? Se trata de una especie de terapia en la que un grupo de personas se reúne para hablar de temas comunes y mostrarse apoyo los uno a los otros. Porque puede darse el caso de que tengas más de 5000 amigos en Facebook y no tengas a nadie que te escuche cuando realmente hace falta.

¿En qué consiste el circling?

En ese caso, ¿qué proporciona este tipo de dinámicas que no haga un buen familiar o un amigo? Principalmente, la capacidad de ponerse en la piel del otro y ver el mundo a través de sus ojos. La cualidad más característica del circling es una escucha activa que solo se preocupa por comprender al otro.

Al fin y al cabo, cuando contamos a algún allegado nuestros problemas, lo más común es que la otra persona diga algo del tipo “y yo también”. Detrás de esas palabras se esconde la intención de empatizar con nuestro amigo, pero lo que realmente estamos haciendo es llevar la conversación a nuestro terreno.

En palabras de Gregg Levoy, uno de los impulsores del circling, este método busca el efecto inverso. “Tenemos que priorizar la conexión sobre la competencia”, asegura. Al fin y al cabo, sería algo “especialmente difícil para cualquiera que equipare el comportamiento del circling con tiburones y buitres”.

Piensa que el circling evita a toda costa que el interlocutor participe para poner encima de la mesa su visión de las cosas, sus prejuicios o experiencias. Este tipo de reuniones buscan que comprendamos a alguien “tan a fondo, que casi te fundes con él y él contigo”.

El observador se convierte en parte de lo observado

Este nuevo concepto relacional parte de las reflexiones del escritor Robert Heinlein, que introdujo en la comunidad internacional el concepto grok. Básicamente, viene a ser la situación en la que “el observador se convierte en parte de lo observado”.

Si alguna vez te has visto groked, es decir: conocido y entendido verdaderamente por otro, ya sabes de qué va el circling. El objetivo no es otro que enfocar la atención compasiva de un grupo en un individuo con el fin de conocer lo que siente esa persona. Una suerte de “yoga relacional” que nos permite ver el mundo a través de los ojos del otro.

En un mundo cada vez más mediatizado y tecnificado, la técnica del circling ofrece contacto genuino entre una persona y otra. En definitiva: la experiencia más profunda de lo que es sentirse comprendido.

Este método se concibe a partir de lo que se conoce como “el espacio del nosotros”, que no es otra cosa que el campo relacional que existe entre las personas. La idea es que los participantes puedan examinar los pensamientos detrás de sus pensamientos y la química particular que hace que un extraño pueda ser visto como un amigo.

¿Cómo funciona el circling?

El proceso empieza con la reunión de entre 4 y 10 personas en un mismo espacio. La persona encargada de compartir su visión seguramente comente alguna preocupación o una emoción que es difícil de gestionar. A partir de ahí, le toca al resto situar el foco totalmente en esa persona.

Como decimos, no se trata de llevar la conversación a nuestro terreno y expresar nuestra visión de las cosas. Más bien, todo lo contrario: se pretende una escucha que busque comprender la forma que tiene de ver el mundo el otro.

Está claro que la forma en la que mayoría de nosotros ha aprendido a comunicarse tiene poco que ver con esto del circling. Por eso es tan importante desaprender todas las técnicas comunicativas que hemos ido aprehendiendo durante nuestra vida.

Al principio, el lenguaje puede parecer antinatural y las dinámicas conversacionales un tanto erráticas. Pero si conseguimos no mantener la atención conversacional centrada en nosotros, seremos capaces de llegar realmente al interior de la otra persona. Al fin y al cabo, es de lo que tratan este tipo de técnicas de yoga relacional.

Ya no sirve esperar nuestro turno para hablar o hacer cola para expresar nuestras opiniones y prejuicios, el circling te obliga a realizar una escucha activa. Va más sobre animar a la otra persona para que hable más y exprese todo aquello que necesita expresar. De hacer alguna pregunta, siempre debe ir enfocada al interlocutor y con el ánimo de ampliar su visión.

El objetivo primordial del circling es alcanzar una descentralización del yo y extender nuestra conciencia más allá de nuestros propios pensamientos. Buscar aquellos espacios comunes que compartimos con los demás y en los demás mismos.

lunes, 23 de mayo de 2022

5 prácticas liberadoras para fin de año

Las prácticas liberadoras para fin de año son una forma de poner un poco de orden a los “antes” y los “después”. Te ayudarán a despejar presente y futuro, terminando con ciertas disonancias que son fuente de malestar.

Hablemos de prácticas liberadoras para fin de año. ¿De qué va esto? Sabemos que el tiempo corre de continuo, pero los seres humanos lo hemos demarcado para organizar mejor las sociedades y la vida. En realidad, nada acaba el 31 de diciembre, pero al menos mentalmente para la mayoría de nosotros supone un punto y aparte.

Desde el punto de vista psicológico, necesitamos cerrar ciclos, que exista cierto dinamismo entre lo que sale y entra en nuestras vidas. Esto nos permite sacar conclusiones, reciclarnos y tomar decisiones vertebradoras. Por ello se habla de prácticas liberadoras para fin de año.

Es cierto que algunas cosas no muestran un gran cambio entre el último día de un año y el primero del siguiente. De ser así, se trata de un buen pretexto para poner en orden las ideas, las emociones y trazar los siguientes pasos del recorrido. De eso tratan las prácticas liberadoras para fin de año. Las siguientes son cinco de ellas.

1. Realizar un balance emocional

El balance emocional es una de las más importantes prácticas liberadoras para fin de año. Tiene que ver con una evaluación concienzuda de los sentimientos que se han experimentado en los últimos 12 meses. ¿Cómo hacerlo? Estas preguntas pueden ayudarte.
  • ¿Cuál fue el momento más feliz que tuve a lo largo del año y qué aprendí de él?
  • ¿Cuál fue el momento más difícil y cómo lo sorteé?
  • De 1 a 5, ¿qué tan bien me sentí a lo largo del año?
  • ¿En qué mejoré? ¿Hubo algo en lo que empeoré?
  • ¿Cómo quiero sentirme el año entrante y qué debo hacer para conseguirlo?
2. Hacer un balance profesional

El balance profesional también es uno de los ítems fundamentales en esta época. Es bueno examinar qué logramos y qué no en materia profesional. Sin embargo, más enriquecedor todavía es preguntarte si lograste mejorar en algún aspecto que tenías abandonado. Un crecimiento que después has sabido explotar (por ejemplo, has conseguido expresarte mejor en un idioma y gracias a ello has conseguido ascender en un trabajo).

Así mismo, es muy importante que explores los sentimientos de satisfacción o insatisfacción frente al campo laboral. ¿Qué quieres mejorar y qué quisieras erradicar? ¿Hay alguna manera de mejorar o facilitar lo que haces? Responder a esas preguntas suele ser muy esclarecedor.

3. Definir un objetivo central para el próximo año

Esta es una de las prácticas liberadoras para fin de año que nunca falta. Casi todo el mundo se propone algo para el siguiente año y con mucha frecuencia, no lo cumple. Por eso, la idea es que te detengas lo suficiente en este punto como para identificar aquello que resulta relevante para ti, que puedes lograr y que te motiva lo suficiente como para comprometerte.

La trampa está en dejarte llevar más por el deseo que por la razón. No hay nada tan satisfactorio como proponerte una meta y alcanzarla. Así que no desaproveches esta época fijándote objetivos imposibles, que luego no harán más que provocarte la sensación de que no fuiste capaz. Traza un propósito medible, alcanzable y motivante.

4. Reconocer el mayor logro del año que se va

Así como le dedicas tiempo a evaluar tus errores y vacíos, también es fundamental que reserves un tiempo para celebrarte. Tu mayor logro no fue necesariamente tu éxito más grande. A veces, resistir en tiempos difíciles o perseverar, aunque no se obtengan resultados inmediatos, implican un gran mérito.

Tu mayor logro del año igual puede haber sido obtener un importante reconocimiento o no haber permitido que se agrietara tu relación de pareja. También es posible que ese logro no sea tan específico, sino que esté compuesto por muchos pequeños éxitos en mantener tu buen estado de ánimo, por ejemplo. Sea lo que sea, no dejes de reconocértelo.

5. Reordenar el espacio

Otra de las prácticas liberadoras para fin de año tiene que ver con la reorganización de tu espacio físico. Ninguna época del año es mejor para deshacerte de aquello que ya no usas, poner en orden tus objetos y, quizás, darles un cambio a los espacios habituales.

Es más liberador de lo que parece a primera vista. Implica algo así como poner en orden el equipaje para el viaje que emprendes con el comienzo de año. Ayuda a que dejes atrás lo que se debe quedar en el pasado y a que decidas con qué sigues.

Todas estas prácticas liberadoras para fin de año cumplen con el papel de ayudarte a cerrar ciclos y a poner en orden las ideas para comenzar uno nuevo. Puede ayudarnos mucho hacer este ejercicio de vez en cuando y final de año es una época especialmente propicia para ello.

domingo, 22 de mayo de 2022

La predicción afectiva, una gran habilidad psicológica

Una de las consecuencias más relevantes de conocer y comprender nuestra historia personal es que al hacerlo incrementamos nuestra habilidad para la predicción afectiva. Esta nos permite valorar de forma realista cómo vamos a sentirnos o a actuar frente a determinadas circunstancias.

Predecir es anticiparse a un hecho y/o augurar su desenvolvimiento, obviamente, antes de que este se produzca. La predicción afectiva tiene que ver con esto. Se trata de una habilidad que nos permite anticipar cómo vamos a sentirnos o a comportarnos en determinadas situaciones. Implica un gran conocimiento de uno mismo y su proyección adecuada supone una gran ventaja.

La predicción afectiva no tiene nada que ver con capacidades sobrenaturales y tampoco se trata de una habilidad con resultados exactos. Simplemente es una capacidad que nace del autoconocimiento y de la reflexión. Su principal función es elegir y decantar las experiencias a las que podemos exponernos con éxito.

Todos tenemos desarrollada en alguna medida la predicción afectiva. Sabemos, por ejemplo, que sentiremos cierto nivel de nerviosismo al hablar ante un público o que no toleraremos ciertas situaciones. En algunos, esta capacidad es más profunda y eso les hace más acertados en sus actuaciones.

Esta habilidad no abarca todos los aspectos de la vida, sino que aplica para unas áreas específicas. Estas son la valencia afectiva, ciertas emociones específicas, la intensidad emocional en circunstancias concretas y la duración de ciertas emociones. Veamos.

La valencia y la predicción afectiva

La valencia afectiva tiene que ver con el valor que le concedemos a un objeto, una persona o una situación. Ese valor dado puede ser positivo o negativo. Es positivo cuando consideramos que hace un aporte constructivo y negativo si pensamos que genera displacer o causa daño.

Todo indica que la mayoría de las personas tenemos un buen nivel de predicción afectiva en relación con la valencia. Es decir, somos bastante hábiles a la hora de prever la reacción de aceptación o de aversión que tendremos frente a una circunstancia o acontecimiento.

Nos basamos, consciente e inconscientemente, en las experiencias previas. Si algo nos generó sentimientos positivos en el pasado, asumimos que tenderemos a valorarlo de igual modo en el futuro. Lo mismo ocurre cuando lo que priman son sentimientos negativos. En suma, podemos predecir si algo nos gustará o disgustará antes de exponernos a ello.

La predicción frente a emociones específicas

La predicción afectiva frente a emociones específicas es un poco más compleja. Hay situaciones básicas en las que podemos adivinar cuál será el sentimiento o la emoción que va a embargarnos. Por ejemplo, podemos augurar que ante un animal furioso vamos a sentir miedo.

Sin embargo, otras emociones no son tan fáciles de predecir. Por ejemplo, ¿qué vamos a sentir cuando alguien que nos ha causado un gran daño nos pida perdón? ¿Qué sentiremos cuando nos demos cuenta de que estamos perdidos en medio de una ciudad que no conocemos?

La habilidad para predecir esas reacciones emocionales ante situaciones paradójicas o complejas no está presente al mismo nivel en todo el mundo. Muchos no tienen idea de lo que sucederá. Otros, en cambio, pueden adelantar, con notable precisión, el devenir de los acontecimientos.

Duración e intensidad de las emociones

Otro factor que entra en juego es el de la intensidad de las emociones y su duración. Es el aspecto en el que es más difícil hacer predicciones. La ciencia dice que tendemos a sobreestimar tanto la intensidad como la duración de las emociones que sentiremos en el futuro.

En particular, tendemos a creer que los hechos negativos tendrán un impacto mayor en nuestra vida del que realmente tienen en la práctica. Esto precisamente es lo que muchas veces lleva a una inhibición para actuar. A esto se le llama sesgo de impacto y es una distorsión cognitiva.

La predicción afectiva y la vida

En realidad, todos estamos, de uno u otro modo, planteándonos escenarios futuros frente a muchas situaciones. Con base en esas expectativas llegamos a tomar todo un conjunto de decisiones o nos abstenemos de hacerlo. Por eso la predicción afectiva es una capacidad tan importante.

A veces, ese ejercicio de prever lo que sucederá internamente nace del autoconocimiento. Hemos reflexionado sobre quiénes somos y cómo actuamos. Por eso podemos adelantarnos a lo que sucederá en nuestra mente y nuestro corazón en diversas circunstancias.

Otras veces, lo que prima es un conjunto de imaginarios sobre lo que creemos o no creemos ser o poder. El temor, la falta de confianza o el escaso autoconocimiento hacen que prime lo imaginario sobre lo racional. El miedo o la ira inciden mucho en ello. En esos casos, podemos terminar actuando o dejando de actuar, en función de una fantasía y no de una previsión realista.

sábado, 21 de mayo de 2022

Síndrome de pies ardientes: ¿qué es y a qué se debe?

¿Sientes un molesto hormigueo en los pies por las noches? Si además de esto experimentas ardor, tal vez padezcas el síndrome de Grierson-Gopalan. Lo analizamos

El síndrome de pies ardientes o de Grierson-Gopalan es una tortura nocturna. Pinchazos que llegan hasta los tobillos, hormigueo, ardor como si estuviéramos caminando por una superficie al rojo vivo… Esta alteración puede llegar a ser desesperante para quien la sufre día tras día.

Puede que esta condición nos recuerde un poco a otro trastorno que también tiene su aparición durante la noche y que, de algún modo, limita bastante la calidad de vida. Hablamos del síndrome de las piernas inquietas. Así, si bien es cierto que ambas enfermedades tendrían un origen neuropático, hay pequeños aspectos que las diferencian.

Sabemos, por ejemplo, que el síndrome de los pies ardientes es más común entre mujeres y que, en ocasiones, es un síntoma habitual entre los pacientes que sufren diabetes. Asimismo, también es una molestia que pueden experimentar los ciclistas.

Son pequeños matices que hacen de este síndrome una realidad muy particular. Conozcamos, no obstante, más datos sobre este tipo de alteración.

Síndrome de pies ardientes: síntomas, causas y tratamiento

El síndrome de pies ardientes puede aparecer de manera episódica. Es decir, habrá épocas en que esta molestia sea más intensa y otras en que, sencillamente, desaparezca. A pesar de ello, existe una gran variabilidad en la sintomatología porque aunque nos sorprenda, son muchas las causas que pueden originarlo.

Así, es importante señalar que esta condición rara vez aparece sola. Por lo general, cursa con otros problemas como alteraciones en la tiroides, dolores articulares, debilidad general… No obstante, es común acudir al médico por este problema dada su molestia y el impacto que genera en el descanso nocturno.

¿Cuáles son los síntomas?

El principal síntoma es el ardor, la sensación de quemazón que asciende desde la planta de los pies hasta las pantorrillas. Mucha gente se ve obligada incluso a sumergirlos en agua fría para encontrar descanso.

  • Aparece a su vez la clásica sensación de hormigueo. En ocasiones, la persona puede sentir pinchazos intensos y repentinos, algo que irrumpe de manera brusca e inesperada el sueño por las noches.
  • El síndrome de los pies ardientes cursa también con enrojecimiento de la piel, bien en la planta, en el talón o en toda la extremidad inferior.
  • La persona experimenta sensación de calor general.
¿Cuáles son las causas del síndrome de los pies ardientes?

Estudios como el realizado en el departamento de Neurología de la Universidad de Münster (Alemania) nos señalan ya algo interesante. Sabemos que el síndrome de los pies ardientes es un rasgo autosómico, es decir, se hereda. Si alguien en nuestra familia lo padece, también nosotros corremos el riesgo de sufrirlo.
  • En gran parte de los casos, el origen de este síndrome está en una neuropatía, es decir, se debe a una alteración de unas pequeñas fibras nerviosas. Como consecuencia, actúan enviando señales de dolor a los pies. Es una condición que viene y va y que afecta en mayor grado a las mujeres.
  • Otro factor desencadenante es un déficit en la vitamina B12. La carencia de este elemento deriva en problemas en el sistema nervioso. Los primeros síntomas son la sensación de hormigueo y ardor en los brazos y piernas.
  • La metatarsalgia o la compresión de los nervios metatarsianos de los pies es otra causa. En este caso, es una alteración común en los ciclistas.
  • Alteraciones en las tiroides. Por lo común, el síndrome de pies ardientes suele ser un síntoma habitual en personas con hipotiroidismo.
  • Deficiencia en la absorción nutricional. En el caso de que la persona sufra algún problema intestinal o que padezca alcoholismo hará que aparezca esta condición.
  • Diabetes mellitus. Tanto la diabetes tipo 1 y tipo 2 puede afectar a los nervios periféricos del cuerpo y en concreto a los de los pies y las piernas. El origen estaría en el nivel elevado de glucosa y en cómo esta altera tanto la transmisión de señales entre los nervios como la resistencia de los vasos sanguíneos.
¿Cómo se diagnostica?

Tal y como podemos ver, el síndrome de los pies ardientes puede tener varios desencadenantes. ¿De qué manera se procede al diagnóstico? ¿Cómo podemos saber cuál es el origen que media en esta condición? Por término medio, se proceden a realizar las siguientes pruebas diagnósticas.
  • Exploración física. El médico procederá a explorar el área afectada para averiguar si hay hinchazón, algún problema articular, algún tipo de reacción alérgica, etc.
  • Un análisis de sangre. Necesario para medir el nivel de glucosa, posibles déficits en la vitamina B12, problemas con la tiroides, etc.
  • Se pueden solicitar también pruebas de función nerviosa, como una electromiografía. Con ella se mide la actividad eléctrica de nuestros músculos.
¿Qué tratamientos existen?

La intervención asociada al síndrome de pies ardientes dependerá siempre del desencadenante que medie en esta condición médica. Ahora bien, existen unas pautas básicas que pueden ser de utilidad en buena parte de los casos.

Son las siguientes:
  • Enfoque farmacológico. La gabapentina es uno de los recursos más efectivos al actuar sobre el dolor neuropático. Asimismo, también pueden usarse antiinflamatorios.
  • Recibir suplementos vitamínicos es otra estrategia acertada en muchos casos. La vitamina B12 suele dar buenos resultados.
  • Baños de agua fría. Sumergir los pies en agua fría durante 10 o 15 minutos puede ser relajante antes de ir a la cama.
Para concluir, lo más acertado en todos los casos es contar siempre con un adecuado diagnóstico médico. Antes de recurrir a alguno de estos remedios, consultemos siempre al médico.

viernes, 20 de mayo de 2022

Cómo apoyar a alguien que padece dolor crónico

El dolor crónico es uno de los productos del mundo moderno. Antes eran muy raros estos casos, sin embargo ahora su incidencia está aumentando. Hay quienes lo padecen porque tienen una enfermedad, también crónica. Otros, en cambio, sufren dolores intensos y persistentes ante los que la ciencia no logra encontrar una causa directa. Lo peor es que en todos los casos, la vida se puede volver un auténtico infierno en el que el dolor no se va y la habitación tampoco se produce.

Hace apenas unas cuantas décadas las enfermedades graves conducían a un deterioro relativamente rápido. Y la gente moría sin remedio. Hoy en día, la ciencia tiene diversas maneras de prolongar la vida de un enfermo grave. También han aparecido o se han agudizado algunas enfermedades, muchas de ellas de origen nervioso. El resultado de esto es que muchas personas pueden vivir bastantes años enfermas y con un alto grado de sufrimiento.

El dolor físico es una de las manifestaciones más frecuentes en casi todas las enfermedades. Y algunos de esos dolores son muy incapacitantes. No logras abstraerte. No logras ignorarlo. Vives para sentir esos dolores o para paliarlos con sedantes tan fuertes que cortan muchos de los canales que utilizas para comunicarte con tu cuerpo y con el mundo exterior. Te dejan la sensación de estar, pero sin estar.

Se trata de una situación trágica. No solo para quien padece el dolor crónico, sino también para quienes le acompañan. Los dolores afectan severamente el estado de ánimo y con el tiempo generan grandes cambios en la personalidad. Alguien en estas condiciones a veces se vuelve intratable. Y quienes están a su lado, en muchas ocasiones, no saben cómo proceder para mejorar la situación de su ser querido. Por eso, hoy te queremos ayudar con algunas claves.

Toma conciencia de tus limitaciones frente al dolor crónico de otro

Si estás al lado de una persona que sufre un dolor crónico, lo usual es que comiences a desarrollar sentimientos de culpa. No te das cuenta de ello, pero es frecuente que ocurra. Ves sufrir a alguien y solo puedes ofrecerle cuidados paliativos que no siempre funcionan. Recibes la carga del dolor, pero no puedes hacer mucho al respecto.

Todo esto le genera una gran angustia. Se experimentan fuertes sentimientos de impotencia. También suele aparecer la fantasía de que “hay algo más que debes hacer”. Lo intentas con algo, luego con otra cosa, pero al final solo logras, en el mejor de los casos, ofrecer un alivio pasajero.

Lo primero que te digo es que intentes diminuir la sensación de impotencia, retirando tus fuerzas de aquellos frentes en los que llevas tiempo y no producen resultados. Es importante que te informes bien acerca de todo lo que puedes hacer y que tengas bien claro el límite. Lo tuyo es hacer, de la mejor forma, lo que esté a tu alcance. Más allá de ello, cualquier fuerza que emplees se volverá contra ti al igual que lo hace la pelota que lanzas contra una pared.

A veces, lo único que puedes hacer es estar ahí, en silencio. Con este acto le comunicas que estás a su lado y que estás dispuesto a acoger su sufrimiento. Lo que no puedes hacer es quitárselo. Quizás basta simplemente con que le preguntes en qué le puedes ayudar y si está en tus manos, hacerlo. En muchos casos, por ejemplo, el enfermo preferiría que pasaras más tiempo con él, en vez de buscando alternativas o trabajando para tratar de compensar su dolor con caros regalos.

Ayúdate primero a ti mismo

No podemos darle a otro lo que nosotros mismos no tenemos. De lo que se trata es de traer a un mayor bienestar a la persona que sufre un dolor crónico. No de lo contrario: entrar y sumergirte en el malestar del otro. Así que la primera responsabilidad que tienes es contigo mismo. Y esa responsabilidad consiste en estar bien, lo mejor que puedas.

Esto implica reconocer tus propias necesidades. Seguramente puedes darle mucho a esa persona, pero también hay infinidad de cosas que no puedes hacer por ella. Ni tú, ni nadie. Lo que sí puedes hacer es fortalecerte, estar firme y mejorar tu vida, para, a la vez, mejorar la vida del otro.

En particular, es importante que  aprendas a resguardar tus propios espacios. Se hace necesario que sepas decir “no” en determinadas circunstancias. Un enfermo con dolor crónico puede ser muy absorbente. También puede intentar depositar en ti sus propias frustraciones. Esa persona está enfrentándose a una situación muy difícil y a veces no tendrá más escape que culparte, o exigirte más de lo que puedes dar. Todo eso es comprensible. Sin embargo, eso no quiere decir que sus reproches sean ciertos o que tú seas tal y como te describe en sus momentos de rabia.

Te ayudará mucho aprender a reconocer cuándo es necesario que te apartes de la situación. Con amabilidad y cariño lograrás hacerle entender al enfermo que él también te puede ayudar, respetando esos espacios en los que no estás con él. De tu propio bienestar depende que seas capaz de brindar una ayuda sana y firme a quien padece dolor. Aunque esa persona reniegue o intente contagiarte su mal humor, sin duda tu presencia y tu buena disposición son un bálsamo para su vida. Recuérdalo.

jueves, 19 de mayo de 2022

¿Qué ganamos entrenando nuestra memoria?

¿Qué beneficios podemos obtener entrenando nuestra memoria? ¿Cómo funcionan los programas destinados a este fin? ¿Es necesaria la ayuda de un profesional?

Son tantos los estudios que respaldan la idea que quedan pocas dudas: existe un deterioro cognitivo asociado a la edad. Ahora bien, en este sentido, ¿qué conseguiríamos entrenando nuestra memoria? ¿Habría beneficios? ¿Serían a corto plazo o, por el contrario, se mantendrían en el tiempo?

La edad no afecta por igual a todas las personas ni a todos los tipos de memoria. Conservamos mejor la mejor la memoria procedimental o aquella que tiene que ver con recuerdos remotos y emocionalmente intensos. Por el contrario, la memoria de trabajo es quizás la que más se ve comprometida.

También se han identificado problemas de atención dividida, olvidos de hechos recientes, uso deficiente de estrategias de codificación, omisión o mal uso de pistas verbales o visuales para recuperar la información, junto a una percepción negativa de sus propios rendimientos y de su posibilidad de mejorar (Craik, 1977; Parkin, 1987; Montenegro 1998a). Así, hoy queremos preguntarnos, ¿qué ganamos entrenando nuestra memoria?

¿Es tan importante el entrenamiento de la memoria?

El término de entrenamiento de la memoria es un concepto moderno que durante siglos ha sido conocido como el arte de la memoria. Su primera aparición se data con Simónides de Ceos (Siglo Va. De C.) y el método Loci.

Después, otros autores utilizaban términos como memoria artificial y memoria natural, memoria con imágenes, la memoria se ligó a la magia y a contenidos filosóficos e ideológicos, etc.

Los entrenamientos de la memoria revelan efectos beneficiosos, tanto en ancianos sanos como en ancianos con deterioro cognitivo. Actualmente, se hacen multitud de intervenciones en memoria como rehabilitación, estimulación y entrenamiento.

En 1970, se comenzaron a desarrollar diversos programas y estudios enfocados al entrenamiento de la memoria para afrontar pérdidas derivadas de traumatismos, demencias en primeras fases, envejecimiento, etc.

En las intervenciones actuales se emplean distintos medios, como la estimulación, la terapia en grupo, la rehabilitación, el reaprendizaje o la rehabilitación por ordenador.

Utilizar unas herramientas u otras depende de las necesidades de la persona, pero también de los medios y el conocimiento con el que cuente el profesional.

Diferencias entre rehabilitación y entrenamiento

Los dos términos más comunes son la rehabilitación y el entrenamiento. El entrenamiento es enseñar de un modo sistemático en el conocimiento, la utilización y el control de los procesos, estrategias, técnicas y vivencias implicadas en el funcionamiento de la memoria y en la mejora de su rendimiento.

La rehabilitación es intervenir con el fin de recuperar un nivel óptimo de funcionamiento (personal, social y profesional) después de una determinada enfermedad que ha producido una lesión o un déficit funcional.

La rehabilitación se emplea, por lo tanto, con personas enfermas y el entrenamiento es un término que puede aplicarse a personas enfermas y sanas.

El entrenamiento también se utiliza con personas que presentan alteraciones que, sin ser enfermedad “pueden ser objeto de atención clínica”, tal como dice el DSM V  (2013):“pérdida de memoria por la edad, para el declive cognitivo relacionado con la edad, etcétera”.

¿Cómo entrenar nuestra memoria?

Los entrenamientos de la memoria se pueden clasificar según varios criterios (Montejo Carrasco, 2015):
  • Los contenidos que trabajen y los objetivos propuestos: unifactoriales o multifactoriales.
  • El número de personas con las que se trabaja: individual o grupal.
  • El tipo de estrategias utilizadas: estrategias internas (visualización, asociación…), estrategias externas (libretas, colores, colgadores, el orden…) y los que utilizan elementos de ambos tipos o mixtas (la mayoría de métodos).
  • El tipo de memoria utilizada: explícita/implícita.
Para las personas mayores, se suele optar por el entrenamiento en grupo. Con ello, además de la memoria, se refuerza el contexto social: un contexto en el que las personas mayores también tienen que afrontar pérdidas importantes: la de amigos y conocidos de su misma generación.

Por otra parte, la generalización a la vida diaria y la transferencia de resultados de las funciones entrenadas es mejor de esta forma. Es preferible esta metodología por los efectos que el grupo tiene. Además, a nivel de inversión, es más rentable: se puede trabajar con más personas en menos tiempo.

Entrenando nuestra memoria

Parece que determinadas áreas de nuestro cerebro son capaces, con el entrenamiento, de acumular cierta reserva cognitiva que nos proteja frente al deterioro asociado a la edad.

En su día, la neurocientífica Rita Levi-Montalcini dijo que: “la plasticidad cerebral, o neuroplasticidad, se mantiene constante a lo largo de toda la vida; pero siempre y cuando el cerebro se ejercite”.

Así, entrenando nuestra memoria estamos haciendo una inversión rentable frete al deterioro cognitivo asociado a la edad. Los datos más optimistas apuntan a que podría incidir de manera positiva en el 63% de los casos y actuar como factor protector hasta en un tercio de los casos de Alzheimer.

miércoles, 18 de mayo de 2022

3 frases de Orson Welles

¿Qué pudo haber hecho Orson Welles de haber tenido libertad creativa para dar rienda suelta a su genio? Ya nunca lo sabremos, pero siempre nos quedarán sus míticas frases, ecos de un alma torturada llena de talento.

Antes de realizar una de las mejores películas de la historia del cine, Welles ya había deslumbrado con un célebre programa de radio capaz de asustar a todos los habitantes de los Estados Unidos, que creyeron que su país estaba siendo invadido por los marcianos.

Con solo 25 años, Welles realizó Ciudadano Kane. Corría el año 1941 cuando se estrenó esta obra tan incomprendida en su día como venerada con el paso de los años. Un film que reflejaba todo el talento de un verdadero genio de la naturaleza para dirigir cine.

Sin embargo, como el propio Welles dijo en una ocasión, tuvo que destinar el 98 % de su vida a pelear con personas de negocios que tenían el dinero. Su verdadero talento, su pasión, que era dirigir cine, se vio eclipsada por cierta incomprensión en la época.

Pocos confiaron en él porque su obra no era entendida por el público mainstream, y, como tal, recibió poco éxito en la taquilla, lo que lo llevó a morir sin demasiado dinero en el bolsillo y muchas ideas que no pudo proyectar en la gran pantalla.

Welles fue una fuerza de la naturaleza. Una mente torturada e incomprendida que tal vez se adelantó a su tiempo, o quizás nunca existirá un tiempo para alguien como él.

Las mejores frases de Orson Welles

Las frases de Orson Welles reflejan su peculiar y poderosa personalidad. Fiel seguidor y lector de William Shakespeare, Welles no solo tenía talento, también era capaz de descubrirlo, adaptarlo y potenciarlo. De hecho, sus versiones de Macbeth (1947) y de Otelo (1952) fueron sorprendentes. Conozcámoslo un poco mejor.

La soledad

Un claro ejemplo de lo expuesto hasta ahora. Para Welles, la soledad es la realidad palpable de todo ser humano. La amistad y el amor nos sacan de esa soledad, pero son algo momentáneo.

Tal vez sea una visión muy negativa y oscura del mundo. Sin embargo, a tenor de lo que sabemos de la vida de Welles, la incomprensión que sufrió y los múltiples rechazos, parece lógico pensar que su mente llegase a una conclusión de este tipo.

Contradicciones humanas

Muchos en su día creyeron que la televisión acabaría con los cines. Con el paso de los años se ha descubierto que ambas opciones eran, no solo compatibles, también complementarias.

Aun así, muchas gentes de cine siguen sin ver bien del todo las películas en televisión. Consideran importante la experiencia de ir a la sala, la oscuridad, la gran pantalla… Así lo han manifestado directores como Martin Scorsese o David Lynch.

Welles muestra en esta frase su sentimiento de amor-odio hacia la televisión. Es un medio que no quiere, pues prefiere el cine, aunque por más que se resista, no tiene la capacidad para dejar de ver televisión. Una más de las muchas contradicciones que marcaron su vida.

El arte y la censura

El célebre director español, Luis García Berlanga, comentó en más de una vez cómo la censura de la dictadura en España le obligó a agudizar el ingenio para superar la evaluación de los inspectores. Se trataba de superar este obstáculo sin renunciar a realizar críticas al régimen establecido y sus consecuencias. En muchos casos, más que decir, se trataba de insinuar.

Welles tenía una forma de ver el arte similar a la de Berlanga. Ambos consideraban que las situaciones comprometidas agudizaban el ingenio. Así pues, mientras que el director español se veía obligado a buscar vías de expresión que permitiesen decir ciertas cosas sin que se notase a primera vista, el director estadounidense tuvo que hacer algo similar, pero en su caso, luchando contra productores, falta de financiación, medios limitados, etc.

Bien es cierto que, en sus orígenes, Welles contó con presupuestos altos para rodar. Sin embargo, sus constantes fracasos de taquilla le obligaron a buscar nuevos métodos narrativos para dar forma a sus mensajes sin contar con los medios deseados o requeridos. Así puede que fuera la forma en la que Orson Welles llegó a la conclusión de que el arte con limitaciones acaba por dar grandes obras. Creaciones que, sin esas limitaciones, tampoco contarían con ese ingenio, y en el fondo, con ese valor.

Leyendo estas frases de Orson Welles podemos comprender mejor a una mente genial, pero también torturada. Un hombre que se enfrentó a los poderosos, pero que no siempre salió bien parado. No obstante, dejó una maravillosa herencia que hoy podemos seguir disfrutando.

martes, 17 de mayo de 2022

La teoría del error de Mackie: ¿existe o no la moral objetiva?

John Leslie Mackie afirma que es ingenuo pensar que hay normas morales universales; además, critica lo alienantes que pueden llegar a ser y lo equivocados que podemos estar al pensar en una universalidad de las mismas.

La moral, que ha existido como referencia reguladora de la conducta desde hace tiempo, es uno de los pilares de las costumbres, parte de la cultura, las normas y las leyes, mientras es alimentada por una comunidad o sociedad para vivir en paz.

Gracias a ella, el instinto de conservación de la especie humana se adaptó a la colectividad social en, se supone, igualdad de condiciones. Sin embargo, la teoría del error de J. Mackie postula que la moral es una invención subjetiva, aceptada pasivamente por todos, creando así un realismo moral, falso e ilusorio.

A continuación, te presentamos precisamente la teoría del error de Mackie, identificando sus rasgos característicos.

La teoría del error: ¿en qué consiste?

La postura de J. L. Mackie tiene como fundamento el escepticismo o nihilismo moral, afirmando que los juicios morales son falsos. Mackie considera que la actitud moral tiene en parte un origen social, compuesta por patrones conductuales establecidos que unos internalizan para exigírselos a los demás, ejerciendo presión sobre subjetividades ajenas. Así, los preceptos normales se convierten en una necesidad “crucial” para convivir en sociedad.

Aparte de considerar que la moralidad regula las relaciones entre las personas de una sociedad (relaciones interpersonales), el autor afirma que también sirve de referencia para entender cómo se relacionan las sociedades entre sí.

Así, para lograr que las ilusiones de la moralidad universal tengan validez, no solo debe haber una presión en el individuo en este sentido -debe existir un premio por seguirlas o un castigo por no seguirlas-, también deben ser reconocidas como autoridad o referencia. 

El objetivismo moral

Mackie rechaza cualquier objetividad en cuanto a valores se refiere, entendidos estos como referencias válidas para ser practicadas en la “vida moral”. Su escepticismo moral es una doctrina negativa, como oposición afirma que no existen los juicios de verdad universal (juicios objetivos), porque serían solo principios “verdaderos” que reposan en la ilusión y en el error.

Continúa el autor en su defensa de la teoría del error cuando afirma que apelar e invocar a principios morales objetivos no demostraría su existencia objetiva; es decir, pensar que estos se justifican por sí mismos (a pesar de no tener ningún sustento ontológico), producto y soporte de la argumentación de los moralistas, no hace más que poner en evidencia un gran error en la argumentación; en otras palabras, otorgarle a nuestras acciones propiedades morales universales sería erróneo, además de ingenuo.

Argumento de la relatividad

La moral depende del contexto, la época y las formas de relación de cada sociedad en particular. Así, la complejidad a la hora de conciliar las diferencias tendría que ver con que por debajo hay costumbres distintas que dependen de la cultura.

Mackie explica que este fenómeno se debe a que los juicios morales exigen del sujeto alienación y participación en el estilo de vida social en el ecosistema en el que se formó -ese que utilizó como referencia para adoptar su propia escala de valores-.

En la comparación de dos sociedades, Mackie contrasta el hecho común de que una sea superior a la otra, por las normas morales de cada una. Por ejemplo, en una la ley permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, mientras que en la otra se prohíbe porque, según sus creencias religiosas, se estaría cometiendo pecado. En este caso, ¿qué sociedad sería la más moral si cada una llegó a practicar sus leyes particulares por estar condicionadas a sus costumbres y creencias?

Mackie quiere evidenciar que la moral es relativa, pues si en el ejemplo anterior las sociedades hubieren seguido un rumbo distinto con respecto a sus costumbres y creencias, probablemente sus normas morales también habrían sido diferentes.

Argumento de la rareza

El argumento de la rareza se basa en ideas de la metafísica y la epistemología. Mackie sostiene que si partimos de la idea metafísica de que existen valores objetivos, entonces deberían existir entidades en este mundo completamente diferentes y con cualidades extrañas, desconocidas; en cambio, la epistemología reclamaría que para tener noticias de estas entidades sería necesario poseer facultades perceptivas, únicas, morales e intuitivas, diferentes de las que poseemos (los sentidos).

Lo que propone Mackie es que si existen estos principios morales es porque hay “prescripciones objetivas”. Esto equivaldría a decir que el universo exige que las cumplamos, como si fueren inherentes a la naturaleza. Cumplir con estas prescripciones solo es posible si existe Dios, pues se necesita de un demandador para cumplirlas, pero Mackie se extraña de que fuera el universo mismo, impersonal, que nos exigiera cumplir con estas.

En conclusión, debemos elegir una sola posición: rechazar la moralidad o afirmar que Dios existe.

Realismo ingenuo

Gracias a Kant, la objetividad es el objeto de estudio de la epistemología; es decir, estudia cómo conocemos el mundo. La filosofía crítica expone los errores del realismo ingenuo al evidenciar que difícilmente podríamos tener un conocimiento objetivo del mundo exterior con las limitaciones que tenemos para recibir información de ese mundo exterior nouménico.

Mackie afirma que tendemos a pensar en nuestra experiencia como algo objetivo, cuando lo que sucede realmente es que se pone en acto la diversidad de la experiencia de lo subjetivo. El ser humano cree con firmeza que la realidad está sometida a reglas objetivas, como si los elementos del mundo tuvieran una íntima relación y constituyeran un todo, ordenado para nosotros.

Este es el realismo ingenuo que nos hace pensar que la moral es universal y que, por lo tanto, debemos cumplir sus normas o preceptos a cabalidad, por deber u obligación.

lunes, 16 de mayo de 2022

Personas desconectadas emocionalmente: ¿a qué se debe?

Las personas desconectadas emocionalmente pueden parecernos frías, e incluso hurañas. Sin embargo, esta actitud puede esconder varios motivos, como la depresión, los traumas, el estrés o la alexitimia.

Frías, distantes, complicadas y hasta malhumoradas. No es fácil convivir con personas desconectadas emocionalmente, con figuras que caminan por el mundo con una afectividad neutra. Podríamos llamarlas corazones de hielo y hasta robots; hombres y mujeres que ven la vida como el viajero que mira el paisaje desde la ventanilla de un tren. Con curiosidad, pero con distancia…

Cuando se les pregunta por qué actúan como lo hacen o si tienen algún problema, es común que alcen un sinfín de barricadas y mecanismos defensa. “Estoy bien, no me pasa nada” nos dicen o “tal vez a quien le pase algo sea a ti”. La desconexión emocional provoca que actúen a veces de manera agresiva y que la convivencia se vea afectada.

Sin embargo, antes de optar por poner distancia de esa persona procuremos realizar un pequeño esfuerzo. El de la cercanía y la comprensión. Porque detrás de quien cae en esta deriva emocional siempre hay una o varias causas. Al fin y al cabo, quien opta por no sentir, quien se desapega gradualmente de las emociones propias y ajenas, está huyendo de sí mismo. Conozcamos las causas.

¿Cómo actúan las personas desconectadas emocionalmente?

Las personas desconectadas emocionalmente no solo no sintonizan o no responden a las emociones ajenas. Tampoco son capaces de comprender lo que sucede en su interior. Es decir, no estamos ante alguien que camufla lo que siente, que se escuda y reprimen sus malestares, frustraciones o tormentos. Son personalidades que evidencian también una clara desconexión hacia sus estados internos.

Por lo general, esa neutralidad o desapego emocional es como un mal mecanismo de afrontamiento. Se trata de una forma de anestesia emocional que les facilita no tomar contacto con la raíz originaria del problema. Estamos ante un síntoma de afección mental que debemos clarificar, y que por lo general se manifiesta de la siguiente manera:

  • Falta de empatía y de correspondencia emocional hacia el entorno.
  • Evitación de actividades sociales.
  • Ambivalencia relacional. A veces se muestran cercanos con los demás y al poco, evidencian desinterés.
  • Cambios de humor.
  • Problemas para abrirse y confiar en los demás.
  • No mantienen las amistades y tienen serias dificultades en sus relaciones afectivas.
  • Preferencia por la soledad, aunque esta dimensión tampoco les satisface.
  • Épocas de irritabilidad y mal humor.
  • Pasividad en sus relaciones. Siempre esperan que sean los demás quienes den el primer paso, quienes resuelvan sus problemas o adivinen aquello que les sucede.
  • Pueden manifestar problemas psicosomáticos, como cefaleas, problemas digestivos, alteraciones del sueño, etc.
¿Qué hay detrás de las personas desconectadas emocionalmente?

Hablábamos al inicio de que si hay algo que evidencian las personas desconectadas emocionalmente es la neutralidad emocional o el afecto neutral. Es decir, si usáramos una metáfora médica diríamos que evidencian un “encefalograma plano” en materia de emociones. No reaccionan.

Hasta no hace mucho, la ciencia daba por sentado que es imposible “no sentir nada”, puesto que como personas y seres vivos siempre estamos sintiendo algo. Sin embargo, un estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania nos habla precisamente de la existencia de las emociones neutras. Y en efecto, hay diversas causas que explican esta situación. Las analizamos.

1. La depresión mayor

Hay situaciones en las que el cerebro acaba por instalarse en ese “grado cero” en la escala emocional. No siente nada, no reacciona y esa falta de expresividad y conexión esconde a menudo un trastorno depresivo. La depresión mayor es esa condición clínica que puede alcanzarse tras una época de ansiedad intensa y mal gestionada. También a raíz de un duelo.

2. Los traumas psicológicos

A menudo, los traumas más complejos conducen a la persona hasta la disociación. La mente se fragmenta tras un hecho doloroso y entonces la mente elige no sentir hasta el punto de derivar en conductas claramente disfuncionales. Pueden aparecer incluso comportamientos autodestructivos.

3. El estrés crónico y el agotamiento emocional

Hay personas desconectadas emocionalmente que no comprenden por qué se sienten de esa manera. Esa desconexión es lenta y gradual. Es decir, este cuadro clínico va apareciendo poco a poco, alterando la personalidad y la calidad de sus relaciones sociales.

Como bien hemos indicado, esta realidad siempre tiene una causa detrás y una muy recurrente es el estrés mantenido en el tiempo.

4. Los trastornos psicológicos

Ese desapego, frialdad o desconexión emocional puede ser un síntoma de una condición clínica en ocasiones. Los trastornos psicológicos más comunes en los que puede aparecer son los siguientes:
  • Trastorno bipolar.
  • Trastornos de la personalidad.
  • Trastorno de estrés postraumático.
5. Efecto secundario de algunos medicamentos

Este es un factor que no podemos descartar. En ocasiones, esa neutralidad emocional o incapacidad de reaccionar ante las emociones ajenas se debe al efecto de un fármaco. Hay antidepresivos que pueden tener este efecto.

6. La educación y los condicionamientos aprendidos

Los patrones de educación recibidos en la infancia pueden determinar la manera en que entendemos y manejamos las propias emociones en muchos casos. De este modo, podemos quedar condicionados por unos progenitores distantes con quienes apenas construimos ningún tipo de vínculo o apego emocional.

Esa falta de educación y sensibilidad en materia emocional puede convertirnos en claros incompetentes o “analfabetos” emocionales.

7. La alexitimia

Detrás de las personas desconectadas emocionalmente puede estar la alexitimia. Un trastorno, con orígenes neurológicos o educativos, que produce limitaciones a la hora de expresar, identificar y comprender las emociones, tanto propias como ajenas. Es una realidad no exenta de sufrimiento que condiciona la vida de quien la sufre.

Para concluir, si nos encontramos nosotros mismos en alguno de estos casos aquí descritos, no dudemos en solicitar ayuda especializada. Asimismo, si tenemos a alguien cercano que demuestra este comportamiento, intentemos ir más allá de lo aparente. Procuremos comprender qué hay detrás de esa frialdad emocional.