sábado, 31 de diciembre de 2022

¿Por qué ahora hay más hijos que cortan relaciones con sus padres?

Cada vez más hijos cortan relaciones con sus padres, ya que encuentran que de este modo logran vivir más tranquilos. Sin embargo, no siempre esta es la mejor opción para tramitar diferencias, conflictos o desacuerdos.

Parece que cada vez son más los hijos que cortan relaciones con sus padres. De momento, no hay datos específicos. Sin embargo, en foros, consultorios y artículos de prensa se ha hablado de este fenómeno en aumento.

Al parecer, este fenómeno está presente en particular en los países de Occidente. Es más notorio en las naciones de altos ingresos.

Uno de los pocos estudios al respecto es una investigación que realizó el profesor Karl A. Pillemer, encargado de la cátedra de Desarrollo humano en la Universidad de Cornell. En ese estudio se evidencia que en la actualidad son muchas las personas que cortan relaciones con sus padres y con otros miembros de la familia. No se trata del distanciamiento normal que llega con la vida adulta, sino de un corte con el vínculo, suscitado por muy diversos motivos.

Hijos que cortan relaciones con sus padres

El profesor Pillemer notó que existía un vacío en las investigaciones sobre los hijos que cortan relaciones con sus padres y, en general, el alejamiento familiar en la actualidad. Por eso, realizó una amplia encuesta en 2020 en los Estados Unidos.

Los resultados indicaron que uno de cada cuatro estadounidenses había cortado los lazos con algún familiar. Esto quedó consignado en el libro de Karl A. Pillemer titulado La línea divisoria: familias fracturadas y cómo repararlas.

El punto es que en el Reino Unido se hizo una encuesta similar, y los resultados fueron muy parecidos: uno de cada cinco encuestados había roto algún vínculo familiar.

Más adelante se hicieron encuestas similares en Canadá y Australia. Los datos obtenidos fueron muy similares. En ambos países llegó a hablarse de una “epidemia” de rupturas familiares.

Por otro lado, está claro que proliferan los grupos de ayuda online para las personas que han decidido tomar distancia con sus familias. En muchos de ellos hay hijos que cortan relaciones con sus padres y no tienen intención de restaurarlas. No hay estudios similares en países fuera del mundo anglosajón.

¿Por qué ocurre el fenómeno?

Otro de los investigadores que se ha aproximado a este tema es el doctor Joshua Coleman. Según su apreciación, uno de los factores decisivos para que los hijos corten la relación con sus padres son los actos de violencia.

Lo usual es que haya episodios violentos del pasado que a veces se reproduzcan en el presente, dando como resultado la ruptura de los lazos familiares. Tales situaciones se refieren a violencia física, verbal, emocional o sexual.

De este modo, los hijos adultos no están dispuestos a tolerar de nuevo situaciones de abuso que experimentaron de niños. A la vez, ellos también pueden convertirse en agresores y esto precipita la ruptura.

Otro factor que están en la génesis de estas situaciones es el divorcio de los padres, seguido de la conformación de una nueva familia. Son muchas las personas que no logran adaptarse a esa situación y por eso deciden cortar con uno o ambos progenitores.

Los valores: un tema crucial

Se ha encontrado que los valores son otro de los factores que inciden en el fenómeno de los hijos que cortan relaciones con sus padres. Joshua Coleman ha mencionado que una de cada tres madres que permanecen alejadas de sus hijos mencionan este aspecto como uno de los más relevantes.

Esto coincide con las conclusiones a las que ha llegado Karl A. Pillemer. Este último señala que hay tres dimensiones en las cuales puede surgir esa distancia radical entre padres e hijos. Tales dimensiones son la diversidad sexual, las creencias religiosas y los estilos de vida alternativos. También incide, aunque un poco menos, la polarización política.

Muchos de los hijos que cortan relaciones con sus padres piensan que es una buena decisión “para todos”. En efecto, esto reduce los conflictos. Sin embargo, también son muchos los que experimentan esto como una pérdida y lamentan no haber logrado un entendimiento con su familia.

Quizás no se trate tanto de diferencias entre unos y otros, sino más bien de una falta de habilidad para tramitar los conflictos. El diálogo y el afecto también son una opción para gestionar los desacuerdos y sanar heridas. La ruptura no siempre es la mejor opción, aunque a veces sea inevitable.

viernes, 30 de diciembre de 2022

Las 5 mejores películas para el día de la madre

Es muy larga la lista de películas que, de una u otra forma, han rendido homenaje a las madres. A aquellas mujeres que lo fueron antes de serlo, aquellas que lo siguieron siendo después de serlo y a aquellas que asumieron este papel, aún sin serlo.

Las madres suelen ser figuras trascendentales en nuestra vida. Por lo que nos dan, por lo que nos niegan, por lo que nos permiten, por lo que nos prohíben, pero sobre todo por lo que nos quieren. En ellas, o con ellas, solemos aprender el significado de amor incondicional.

Hemos estado unidas a ellas físicamente durante nueve meses, y aunque solo sea por ello, ya es una característica que va a señalarlas como personas diferentes. Y resulta que las madres tienen un día en el calendario.

El cine también les ha reservado un lugar de privilegio. Son las protagonistas de muchas películas. Así, hoy precisamente queremos hacer un repaso por la filmografía y rescatar algunos títulos que podrían encajar perfectamente en el día de la madre.

1. “Petite Maman” de Céline Sciamma

Céline Sciamma es una de las mejores directoras de esta generación. Una valía impredecible que se condensa en estos deliciosos resultados cinematográficos.

Sciamma explica de una manera muy particular el vínculo madre-hija con una premisa sorprendente: ¿qué encontraría una niña si conociera a su madre con su misma edad? La respuesta es una experiencia emocional difícilmente comparable.

Nelly nos da la perspectiva. Tan solo tiene ocho años y se enfrenta a la muerte de su querida abuela materna. En la cinta vemos como acompaña a su madre a la casa en la que pasó su infancia. Mientras Nelly explora la casa y los bosques cercanos, entabla relación con otra niña de su misma edad que está construyendo una casa en el árbol. Juntas descubrirán un fascinante secreto: el universo de su madre cuando era pequeña.

2. “Lamb” de Valdimar Jóhannsson

Esta película va dedicada a las madres. No solo a las que tienen una relación madre/hijo convencional, sino a todas aquellas mujeres que hacen un poco de madres de quienes no son sus hijos.

¿Qué es el sentimiento maternal? ¿Es innato? Lamb puede ayudarnos a contestar, más allá del shock que nos pueden causar las imágenes.

La película nos traslada a las lejanas tierras islandesas. Allí se desarrolla la vida de una pareja de granjeros, María (Noomi Rapace) e Ingvar (Hilmir Snær Guðnason). Algo ha sucedido en su vida, algo que se digiere en el silencio y la rutina del trabajo, algo que les hace sentir contenidos en su tristeza, pero no felices.

La pareja tiene un perro pastor que supervisa su ganado y otras tareas domésticas. El animal presiente que un acontecimiento extraño está pasando en una de las ovejas. En una escena, el perro finalmente les muestra a sus dueños el extraño acontecimiento.

María acogerá al nuevo y extraño miembro del establo como a un hijo, arrebatándolo de su madre animal. Esta asunción de maternidad será asumida por su pareja Ingvar. Lamb se convierte entonces en una interesante exploración de las ideas que tenemos de la maternidad y el coste metafórico de desafiar su desarrollo natural.

3. “Saint Frances” de Alex Thompson

Saint Frances es un drama suave construido alrededor de la vida de Bridget (Kelly O’Sullivan), una camarera de 34 años que aún no ha encontrado su propia referencia.

Bridget asume un trabajo de verano como niñera cuidando a Frances (Edith Williams), la hija mestiza de seis años de una pareja acomodada de lesbianas de mediana edad. Maya (Charin Álvarez) y Annie (Lily Mojekwu). La película cuenta su rutina de crianza y los particulares lazos de unión que se desarrollan.

En un mundo que se ha vuelto cada vez más ruidoso y en el que los matices se encuentran borrosos en la intrascendencia de determinados límites, nos encontramos con una película que demuestra que aún hay esperanza.

Saint Frances es una historia estadounidense contemporánea que explora temas como la menstruación poscoital, las relaciones lésbicas interraciales o la complejidad emocional del aborto. Todos estos temas son secundarios y centrales en la maternidad de una mujer. Son antecedentes o consecuentes del deseo e intento de ser madre o la negación de serlo. Y todo sucede en el cuerpo y la psique de las mujeres.

Se relatan las dificultades de la maternidad como la depresión posparto y el agotamiento emocional. Los temas no se sensacionalizan ni se sexualizan, tampoco se juzgan. Los problemas y temas se tratan por lo que son, con normalidad y complejidad al mismo tiempo.

4. “En buenas manos” de Jeanne Henry

El camino delicado y emocionalmente precario de un recién nacido dado en adopción es el tema del segundo largometraje de la escritora y directora Jeanne Herry. En buenas manos sigue a varios adultos y a Theo, un bebé de ojos brillantes desde su nacimiento hasta el momento en que finalmente es parte de una familia.

Saltando de un personaje a otro, con un bebé como protagonista de la narrativa, el guion de Herry profundiza en los detalles legales y psicológicos del sistema de adopción anónimo de Francia (llamado “l’accouchement sous X“), en el que las madres que desean dar en adopción a  sus recién nacidos pueden hacerlo sin identificarse.

Hay muchas escenas que bordean la no ficción mientras nos sentamos en las discusiones entre los cuidadores que intentan decidir qué es lo mejor para el “alumno/pupilo” -como el estado francés se refiere a esos niños-. En francés suena mejor y por eso es el título original: Pupille.

Lo más intrigante es la forma en que entra en juego la psicología del bebé, con varias secuencias que muestran lo vital que es explicarle la situación de Theo, incluso si no puede entenderlo. Aunque se esté desarrollando un proceso de adopción, todos los implicados deben involucrarse en el cuidado y bienestar del bebé.

En buenas manos forece una mirada al interior del sistema de adopción a través de la lente de múltiples partes interesadas, acercando a la humanidad a un proceso invisible como es el de la adopción.

5. “Sounder” de Martin Ritt

Los Morgan es una familia que lucha por sobrevivir en el sur de Estados Unidos, donde impera el racismo y el clasismo. Les ayuda para conseguirlo su perro Sounder.

Cuando el padre de la familia, Nathan (Paul Winfield), recurre al robo de comida; la policía lo captura y lo envía a prisión. Su esposa, Rebecca (Cicely Tyson), se queda sola a cargo de su hijo, David (Kevin Hooks). Aunque Sounder se ha escapado, David nunca pierde la esperanza de que su perro regrese, al igual que cree que algún día volverá a ver a su padre.

Como madre pobre hace todo lo posible para cuidar de la familia y de los cultivos. Ser madre es exhausto, pero también un estímulo para no dejarse vencer. La vemos también lidiando con la estructura de la supremacía blanca. Ella dirá lo que ellos quieren escuchar para conseguir lo que ella quiere.

Cicely Tyson fue nominada a un Óscar por su interpretación como Rebecca, una mujer que en condiciones de máxima necesidad continúa siendo esposa y madre.

jueves, 29 de diciembre de 2022

Sanación emocional: ¿qué es y cómo funciona?

En caso de no sanar tus emociones dolorosas, estas pueden convertirse en heridas abiertas capaces de afectar por completo a la calidad de vida. ¿Qué hacer en estos casos?

La sanación emocional es un proceso psicológico en el que reconocer, aceptar e integrar una serie de vivencias dolorosas o traumáticas.

Ira, tristeza, angustia, miedo, desesperación, culpabilidad… Las experiencias adversas son una sutil y complejísima combinación de emociones de valencia negativa; esas que cuesta comprender, y sobre todo manejar.

Lo cierto es que no estamos obligados a saber qué hacer en este tipo de situaciones. Sentirnos perdidos es del todo comprensible y respetable; nadie nos puede juzgar por ello. Cada cual tiene sus habilidades más o menos efectivas, pero lo más decisivo es pedir ayuda, buscar el apoyo de alguien cercano o de una figura especializada.

En el viaje de la vida nos encontraremos más de una vez en este tipo de encerronas del destino. Esas en las que apenas se encuentran las palabras para expresarnos, sintiéndonos casi como astronautas a la deriva en una vastedad negra. Sin embargo, todos podemos desarrollar adecuados recursos para pilotar mucho mejor esos momentos de sufrimiento y vulnerabilidad.

Sanación emocional: ¿qué es?

El sufrimiento y la angustia emocional son un eterno leitmotiv en nuestras existencias. Pérdidas, rupturas, decepciones… Nadie es inmune a esos giros del destino ni a esas muescas que deja la vida y nuestras relaciones con los demás. Asimismo, se da otro hecho, cada persona lidia de un modo particular ante la adversidad. Hay quien es más resiliente y están los que son más vulnerables.

Es muy común arrastrar desde la infancia hechos traumáticos que nunca llegan a superarse. Uno puede llegar a la edad adulta con el peso de la tristeza, la herida del desconsuelo y la cicatriz de la rabia. Toda emoción se entremezcla y origina un tipo de revestimiento que imanta a la soledad y a más de un trastorno psicológico, como la depresión.

La sanación emocional es el proceso terapéutico que nos permite aceptar, comprender y autorregular esos estados psicoemocionales que limitan el bienestar y condicionan por completo nuestra vida.

Lo opuesto a esta dimensión es la represión emocional. Se trata de un estado en que la persona reprime las emociones para intentar minimizar el dolor. Sin embargo, con esta estrategia lo que se logra es perpetuar el propio sufrimiento.

El complejo proceso hacia la curación emocional: fases y características

La sanación emocional es un viaje terapéutico lleno de retos y dificultades. No es un proceso rápido. Por lo general, los pensamientos negativos y distorsionados dificultan ese proceso de reconstrucción en el que poder crear un enfoque mental más saludable. Además, están esas barricadas y mecanismos de defensa que uno construye para protegerse a largo plazo, y que se instalan en la mente durante años.

Digamos que el proceso de curación emocional requiere tanto de un ejercicio de autoconciencia como de transformación. En esa travesía hay que tener en cuenta que no volveremos a ser la persona de antes. El crecimiento postraumático no nos devuelve a esa antigua versión de nosotros mismos que nunca conoció el dolor. Daremos paso a un yo más hábil a la hora de afrontar la vida.

Estas son las etapas que, por término medio, iremos surcando en ese ejercicio de trasformación.

La curación psicológica requiere apoyo, saber que no estás solo

La Universidad George Washington y la Universidad de Yale realizaron un estudio sobre la curación psicológica. Un aspecto indispensable para afrontar el sufrimiento es el apoyo social. Sentirnos comprendidos, contar con figuras que nos acompañan, que saben ser aliados y con quienes podemos hablar y desahogarnos es el mejor punto de partida.

Acepta todas tus emociones con autocompasión

El problema de muchas personas es que son capaces de ponerse en el lugar de los demás, de entender el papel que han jugado las circunstancias para que reaccionaran de una u otra forma en un determinado momento, pero no son capaces de hacer lo mismo con ellas mismas.

Con frecuencia, quien ha sido herido o ha perdido a alguien lleva consigo el peso de la negación, de la ira y el eterno “por qué a mí”. Es necesario dejar de juzgarnos, de culpabilizarnos o estar enfadados con todos y todo.

La sanación emocional necesita dejar espacio a toda sensación, sentimiento y pensamiento experimentado. Hay que dejar fuera lo que hay dentro y entonces, observarlo sin miedo y con una elevada compasión. Tratar de evitar lo que duele o de reprimir lo sucedido en el pasado, no funciona. Nombrar lo que duele, explorarlo, desahogarlo e integrarlo en nuestra historia pasada, nos permitirá cerrar etapas para focalizarnos en el presente.

Aprender a responder en lugar de reaccionar

Los traumas o los hechos dolorosos del ayer nos hacen reaccionar de muchas maneras. Es común derivar en explosiones de ira, en ataques de ansiedad, en conductas de evitación que nos abocan a perder relaciones, trabajos, etc.

La sanación emocional nos obliga a profundizar en nuestros estados internos para responder a ellos sin dejarnos llevar. Sin llegar a esos extremos. Racionalizar y entender lo que duele, evitará que derivemos en situaciones o reacciones problemáticas o patológicas.

El progreso de la sanación emocional no es lineal ni puede resolverse todo a la vez

Ningún proceso terapéutico es lineal. La sanación emocional es un itinerario en el que hay ascensos y caídas, logros y retrocesos. Habrá semanas en que tengamos la sensación de que estamos avanzando y, de pronto, cualquier vivencia puntual sin importancia nos hace tener un día aciago. No podemos juzgarnos por ello ni interpretar que somos un caso perdido.

Por otro lado, tampoco pensemos que todo puede resolverse a la vez. A menudo, detrás de una serie de emociones están las raíces profundas de un trauma. Hay realidades psicológicas muy singulares que requieren de más de un mecanismo de afrontamiento.

Cada persona lleva consigo una historia única, unas narrativas propias y una mochila emocional que debe analizarse y comprenderse. Sin prisas. Son sin duda situaciones de gran complejidad que requieren tiempo, adecuadas estrategias y grandes dosis de amor propio y autocompasión.

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Trastorno esquizofreniforme: síntomas, causas y tratamiento

El trastorno esquizofreniforme no es demasiado conocido entre la población general. Sin embargo, comparte sintomatología con la esquizofrenia. En este artículo te explicamos en qué se diferencian y sus principales características.

El trastorno esquizofreniforme está recogido dentro de los trastornos del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. Su sintomatología es idéntica a la esquizofrenia, aunque lo que marca el diagnóstico es su duración.

Así, cuando una persona es diagnosticada de trastorno esquizofreniforme es porque sus síntomas duran más de un mes -para diferenciarlo del trastorno psicótico breve- y menos de seis meses. Por lo tanto, el trastorno esquizofreniforme suele ser un diagnóstico provisional que cambia o se estabiliza en función de la evolución del paciente.

Cuando no hay una recuperación, la mayoría de pacientes que previamente son diagnosticados de trastorno esquizofreniforme pasan a ser diagnosticados de esquizofrenia o de trastorno esquizoafectivo. Esto sucede en aproximadamente dos tercios de los casos, mientras que un tercio sí que se recupera de manera parcial o total.

Síntomas del trastorno esquizofreniforme

Las personas diagnosticadas de trastorno esquizofreniforme presentan una serie de síntomas comunes. Para cumplir el criterio diagnóstico del DSM-V, deben presentar dos o más de los siguientes síntomas:
  • Delirios.
  • Alucinaciones.
  • Discurso desorganizado.
  • Comportamiento muy desorganizado o catatónico.
  • Expresión emotiva disminuida.
Otros síntomas habituales son dificultades de memoria y concentración, aislamiento social, comunicación alterada, experiencias perceptivas, ideas extrañas o reducción del interés en las actividades del día a día. Todo esto hace que, especialmente al principio, la calidad de vida de los pacientes se vea muy afectada.

La mayoría de sujetos con trastorno esquizofreniforme presentan disfunción en las diferentes áreas, como la laboral, relaciones interpersonales o en su propio autocuidado. Los que mejor evolución tienen son los pacientes que mantienen el diagnóstico de trastorno esquizofreniforme y no cumplen criterios de esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo (Pérez-Egea et al. 2006).

Causas principales del trastorno esquizofreniforme

Las causas del trastorno esquizofreniforme no son del todo conocidas. Sin embargo, todo apunta a que la conjunción de causas biológicas y psicosociales es lo que determina la aparición de los síntomas. Entre los factores conocidos que pueden influir en su desarrollo están:
  • Factores genéticos.
  • Neuropatologías.
  • Alteraciones bioquímicas.
  • Factores psicosociales como la pobreza o la migración.
  • Complicaciones durante el embarazo, el parto y el posparto.
  • Consumo de sustancias psicoactivas en la adolescencia y juventud.
  • Situaciones especialmente estresantes.
Tratamientos más efectivos

El abordaje del trastorno esquizofreniforme es similar al pautado en pacientes con esquizofrenia. Así, la medicación basada en antipsicóticos es imprescindible, pero no suficiente.

Las intervenciones farmacológicas son muy efectivas; sin embargo, es muy recomendable que se complementen con otras muchas medidas. Entre ellas, la psicoterapia. No podemos olvidar que en muchas ocasiones los pacientes tienen graves afectaciones en su día a día y aprender a vivir con ello no resulta sencillo.

La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser altamente eficaz para abordar, por ejemplo, conductas desadaptativas y distorsiones cognitivas. También es útil para proporcionar educación y apoyo a los familiares de los pacientes.

Otro aspecto muy importante en el que puede ayudar esta orientación psicológica es en el entrenamiento de habilidades sociales. Así, los pacientes aprenden nuevas habilidades interpersonales, como expresar sentimientos o iniciar una conversación.

Tomar otras medidas de soporte psicosocial como puede ser participar en grupos de apoyo o fomentar la búsqueda de empleo, ayudan a que el paciente mantenga una vida lo más funcional posible. Cada uno de estos recursos puede ser útil de manera independiente, pero aunarlos es lo que consigue acercar al paciente a una situación con una cierta calidad de vida.

Reflexiones finales sobre el trastorno esquizofreniforme

Un paciente diagnosticado con trastorno esquizofreniforme puede mantener una vida relativamente funcional si sigue un tratamiento farmacológico, va a terapia y su entorno le apoya. No obstante, esto no sucede en muchas ocasiones porque una parte significativa de los pacientes no es diagnosticada.

Cuando esto sucede, los sujetos acostumbran a pasarlo muy mal y la situación no hace más que complicarse. Hay un mayor abuso de sustancias, no pueden trabajar, muchos de ellos presentan depresión u otros trastornos afectivos y existe un riesgo significativo de suicidio.

A ello hay que añadirle que en este tipo de trastornos hay una baja conciencia de enfermedad, especialmente al inicio. Por esa razón, es clave que si alguien de nuestro entorno presenta síntomas compatibles con el trastorno esquizofreniforme, consultemos con un especialista para poder proporcionarle la mejor atención posible.

martes, 27 de diciembre de 2022

6 ejercicios para mejorar la concentracion y estudiar mejor

¿Te cuesta focalizar tu atención solo en el contenido? ¿En un minuto te distraes? Tranquilo, en este artículo vamos a darte algunas claves y ejercicios que te ayudarán a mejorar tu concentración.

La concentración es el acto de fijar nuestros recursos cognitivos en un objeto por un espacio determinado de tiempo. Esta orientación de nuestros procesos psicológicos puede ser consciente o inconsciente.

Dicho de otro modo, podemos tener que hacer un esfuerzo para omitir a los distractores o podemos no hacerlo -cuando el objeto nos interesa tanto que los distractores en sí no llegan a competir realmente por hacerse con nuestros recursos-.

En este artículo hablaremos sobre todo de los casos en los que queremos mantener la concentración de manera consciente, y en los que sí puede haber distractores significativos que supongan una amenaza para esta concentración.

A continuación exponemos algunas ideas que pueden ayudarte en este propósito.

Cómo mejorar tu concentración

Cuando una persona realiza ejercicios para la concentración y memoria, puede aprovechar mejor su tiempo. Estamos en un mundo en el que casi siempre estamos rodeados por potenciales distractores; si no, piensa, a cuántos sitios vas con el móvil.

Precisamente para fortalecer tu atención frente a estos distractores te presentamos los siguientes ejercicios:

1. Meditar

Cuando meditamos se reduce el estrés, mejora la memoria y aumenta la capacidad de concentración. Cabe aclarar que hay que llevarla a cabo de manera diaria para obtener los resultados que se desean, es decir, si no lo haces frecuentemente, no lograrás llevar a cabo el objetivo del ejercicio.

Cuando meditamos, lo más recomendable es acondicionar un espacio cómodo y silencioso, sentarse y relajarse respirando profundamente. Se puede poner música relajante o encender una vela. El objetivo es tratar de permanecer durante al menos unos 15 o 10 minutos completamente relajados y atentos solo en la respiración.

2. Romper con la rutina

Una buena rutina es fundamental para afrontar mejor la cotidianidad. Es decir, tener planeada tu jornada académica o laboral, por ejemplo: antes de dormir o mientras desayunas, puedes realizar una lista de las tareas de ese día.

En dicha organización, incluye los descansos y las horas libres para que la mente pueda recuperarse. Una clave significativa es saber administrar el tiempo, dado que permite tanto ganar en concentración como en ser más productivos.

3. Hacer ejercicio

Caminar es uno de los ejercicios más saludables para el organismo. Memorizar los lugares, dónde estás, a dónde vas o cómo vas a llegar ayuda a reforzar tu concentración y tu memoria.

También, a medida que caminas puedes realizar el siguiente ejercicio: mientras marchas, vas contando los pasos en diferentes secuencias: de cinco, de diez, de diez en diez, de cien en cien, entre otros números. Así lograrás estar más atento a tu caminata y harás que la concentración y la memoria trabajen al mismo tiempo.

4. La imagen mental

Fíjate detenidamente durante uno a dos minutos en un objeto, primero uno sencillo, luego uno más elaborado. Tras focalizar la atención en él, cierra los ojos y crea su imagen mental.

El objetivo del ejercicio es intentar visualizarlos con todas sus partes y detalles para así recrearlo mejor y comprobar cuál es tu capacidad de concentración y memoria y como también va mejorando.

5. Rompecabezas

Hacer rompecabezas o puzles ayuda a ejercitar la memoria y a mejorar la concentración. Nos hacen pensar, trabajar la lógica, reflexionar y potenciar el razonamiento y las habilidades manuales y mentales.

Podemos adquirir un rompecabezas físico, pero si no queremos gastarnos demasiado dinero o no tenemos mucho tiempo en casa, también podemos realizar algunos desafíos virtuales que tienen una naturaleza y unos efectos parecidos.

6. Pasatiempos (sopas de letras, crucigramas o sudokus)

Los juegos mentales son un entretenimiento con el que se potencia la memoria, la atención y se gana en concentración. De hecho, hay estudios que apuntan a su poder para amortiguar o enlentecer el deterioro cognitivo asociado a la edad.

Ideas para mejorar la concentración

Para terminar, aquí te dejamos una serie de consejos para que realices junto con los ejercicios de concentración:

  • No ejecutar muchas tareas al mismo tiempo, dado que el cerebro y la capacidad mental se saturan.
  • Tener una buena higiene del sueño y descanso por las noches.
  • Los tiempos de ocio, relajación y descanso en medio del trabajo, la universidad o las labores del día a día ayuda tanto al cerebro como al estado de ánimo.
  • Desconectarse durante un tiempo del teléfono móvil, las redes sociales, etc.
  • Varios nutricionistas recomiendan llevar una dieta sana con alimentos que mejoran la memoria y la concentración (semillas de cacao, dátiles, nueces, avena, semillas, lentejas, aguacate, plátano, arándanos, etc.).
  • Escribir con papel y bolígrafo es mejor que hacerlo en el ordenador, puesto que hacerlo a mano requiere mayor esfuerzo de concentración y memorización.
  • Los juegos de mesa son uno de los mejores ejercicios de concentración.
  • Aprender a jugar al ajedrez o dominó sería una excelente terapia. Se trata de los juegos que requiere de una mayor concentración.
Cuando entrenamos nuestra mente, por norma nos sentimos más relajados y además ganamos productividad; la concentración es algo necesario para la vida diaria, especialmente si tenemos que hacerlo en casa, con todas las distracciones que esto puede implicar. Por eso, es fundamental que pongas en práctica algunas de las ideas que te hemos dado si sientes que no puedes evitar los entretenimientos.

lunes, 26 de diciembre de 2022

Crisis psicógenas: qué son, cuáles son sus causas y su tratamiento

Las crisis psicógenas son movimientos paroxísticos no epilépticos que constituyen un desafío psicopatológico en la práctica clínica. Si quieres saber más sobre estas crisis, ¡sigue leyendo!

Las crisis epilépticas son alteraciones paroxísticas transitorias que suceden de manera inesperada y brusca causadas por una actividad neuronal anormal. Estas crisis pueden categorizarse como epilépticas y no epilépticas. Dentro de estas últimas es donde aparecen las crisis psicógenas, conocidas médicamente como crisis psicógenas no epilépticas (CPNE).

La prevalencia de estas crisis varía del 17 % al 60 %, y puede coexistir con las crisis epilépticas. De hecho, una investigación encontró que la prevalencia de las crisis psicógenas es de 3.6 % a 10,8 % en pacientes con epilepsia, y que las crisis epilépticas, a su vez, tienen una prevalencia del 12 % al 36 % en personas con crisis psicógenas.

Las crisis psicógenas

Son un conjunto de cambios bruscos e inmediatos en la conducta, la cognición y la sensopercepción que simulan las crisis epilépticas, pero sin la descarga neuronal anormal. Estas crisis están correlacionadas a un mecanismo psicológico y no a uno biológico, por eso son reconocidas como psicógenas.

El término psicógeno permite diferenciar este tipo de crisis de aquellas que son convulsivas no epilépticas generadas por un accidente isquémico transitorio, migrañas, síncopes, etc. En estos casos, la causa de la crisis tiene un fundamento neurológico que explica la aparición de la crisis convulsiva no epiléptica.

Los principales síntomas de las CPNE son los siguientes:
  • Movimientos de cabeza de lado a lado.
  • Aumento y disminución de la conciencia.
  • Movimientos asincrónicos de las extremidades.
  • Ojos cerrados.
  • Posturas distónicas.
  • Movimientos pélvicos hacia adelante.
Las crisis psicógenas se han asociado con una variedad de trastornos psiquiátricos, entre los que destacan (Giagante et al., 2007):

  • Problemas afectivos: en los pacientes CPNE se ha encontrado comorbilidades con la depresión y la distimia entre el 40 % y el 80 % de los pacientes estudiados.
  • Trastornos de ansiedad: el trastorno de estrés postraumático ha sido hallado con bastante frecuencia, entre el 35 % y el 49 %, en pacientes con crisis psicógena.
  • Trastornos disociativos: los síntomas disociativos son muy comunes en pacientes con CPNE (90 %).
  • Problemas somatomorfos: los síntomas de estos trastornos están asociados a los síntomas disociativos y conversivo de las crisis psicógenas no epilépticas.
  • Alteraciones en la personalidad: los trastornos más encontrados son el trastorno límite, el dependiente, el histriónico y el evitativo.
Causas y factores asociados

La etiología de estas crisis es muy diversa, pero se cree que surgen como un mecanismo de afrontamiento desadaptativo ante el estrés o la angustia. El conflicto psicológico que deviene de una situación existencial intolerable se traduce en síntomas físicos (convulsiones) que mantienen los factores estresantes fuera de la consciencia (Alsaadi y Marquez,2005).

Los factores que más se han asociado a las crisis psicógenas son el abuso sexual y físico, los traumas, las anomalías neurológicas, la disfunción familiar, los eventos vitales estresantes, las habilidades interpersonales deficientes, los trastornos de personalidad y el afrontamiento evitativo. El abuso y la negligencia se consideran factores predisponentes que pueden aumentar la vulnerabilidad al desarrollo de estas crisis.

Algunos factores precipitantes que se han relacionado con las CPNE son las violaciones, la muerte o la separación de un ser querido, la perdida del empleo, los accidentes, los procedimientos quirúrgicos y los desastres naturales, entre otros.

También se han identificado varios factores perpetuadores como la ira, la ansiedad, la depresión o el maltrato. Estos factores imposibilitan que el paciente pueda recuperar el control de la situación y agravan el problema de las crisis.

Tratamiento de las crisis psicógenas

El abordaje terapéutico y el tratamiento dependerá del caso, los factores precipitantes, desencadenantes y perpetuadores del paciente.

Para ello, hay una amplia variedad de intervenciones que pueden usarse como la terapia conductual, la hipnosis, la psicoeducación o la terapia familiar (Bodde et al., 2009).

La terapia cognitivo conductual es una excelente opción de tratamiento. En una investigación se encontró que es más efectiva que la atención médica estándar para reducir la frecuencia de las convulsiones de las personas con crisis psicógena no epiléptica.

Otras estrategias que se que se pueden implementar en el plan de intervención frente a la CPNE son los cambios en el estilo de vida, la terapia con medicamentos antidepresivos y la terapia psicodinámica interpersonal.

Con estas estrategias no solo se busca reducir las convulsiones propias de las crisis psicógenas, sino también mejorar las comorbilidades psiquiátricas con las que está asociada, recuperar la funcionalidad en la vida cotidiana y mejorar la calidad de vida del paciente.

Para concluir, las crisis psicógenas no epilépticas incluyen cambios paroxísticos en el comportamiento, la consciencia y los movimientos corporales que se parecen a los ataques epilépticos, pero que no tiene un sustento en los cambios electrofisiológico del cerebro.

Su diagnóstico y su tratamiento es todo un desafío, pues no se conoce con precisión su causa, además de que en ella pueden terminar convergiendo una amplia variedad de problemas psiquiátricos y psicológicos.

domingo, 25 de diciembre de 2022

Vivir con autismo en un mundo que no entiende la neurodiversidad

Cada vez es más frecuente el diagnóstico en la edad adulta; sobre todo en mujeres. La neurodiversidad forma parte de nuestra sociedad y es momento de visibilizarla.

Puede que tengas un compañero de trabajo al que le molesta muchísimo cualquier sonido. Es posible que esa misma persona no te mire a los ojos cuando le hables, y no coja las bromas e ironías tan rápido como la mayoría. Vivir con autismo no es fácil, pero más complicado es tener que manejarse en una sociedad normotípica que no comprende la neurodiversidad.

Si bien es cierto que este último concepto -neurodiversidad- se usa en los últimos años para dar presencia a esas personas con dislexia, dispraxia o déficit de atención con hiperactividad, el colectivo que más lo representa es el del trastorno de espectro autista (TEA). Asimismo, no nos equivocamos si señalamos que en los últimos años los diagnósticos de esta afección del neurodesarrollo han aumentado mucho más.

Una investigación de la Universidad de Nueva Gales del Sur destaca que ese aumento en el diagnóstico es muy destacable en la población adulta. Es más, no hay más que echar un vistazo a los foros y a las redes sociales para leer innumerables historias sobre esa identificación tardía del autismo, y lo que ello supone.

Muchos lo definen como dar con el resultado a un eterno acertijo. Implica comprender de pronto por qué uno es, siente las cosas y actúa, a veces, de un modo tan diferente a los demás. Esta realidad está ahí, sucede cada día en nuestra sociedad y no hablamos lo suficiente de ella. Es momento de reencuadrar la narrativa y ver también el mundo desde el autismo…

El desafío de vivir con autismo en un mundo neuronormativo

Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), el trastorno del espectro autista (TEA) es una afección del neurodesarrollo caracterizada por deficiencias en la comunicación e interacción social.  También por un repertorio restringido y repetitivos de comportamientos, intereses y actividades. Esta es la definición oficial.

Ahora bien, si por algo es conocido el autismo es por manifestarse de muchas maneras. Estamos ante una condición que entra dentro un espectro y, por tanto, la variabilidad en las características es muy amplia. Hay un autismo severo en el que a veces no se desarrollan competencias comunicativas. Existe también un autismo regresivo, en el que un niño que ya ha asentado las habilidades comunicativas, empieza dejar de interaccionar con su entorno.

Asimismo, también podemos hablar del autismo de alto funcionamiento, ese en el que a pesar de evidenciar cierta rigidez mental, las personas que lo tienen pueden ser plenamente funcionales. Aunque eso no evita que sientan limitaciones y tengan dificultades para adaptarse a los estándares neuronormativos.

El desafío de las familias con niños con trastorno de espectro autista (TEA)

Tener un hijo con autismo puede ser abrumador y es común que las familias pasen por diversas etapas. Casi sin darse cuenta, se convierten en expertos de este trastorno del neurodesarrollo; también en férreos defensores de sus derechos.

Porque ser mamá y papá de uno de estos pequeños implica investigar, hacer múltiples visitas a médicos, psicólogos, centros especializados, leer artículos, compartir experiencias con otras familias…

Asimismo, si hay algo que anhelan es que la sociedad les dé presencia, oportunidades, inclusión y que sean capaces de ver el mundo desde sus miradas. Porque el niño con autismo siente su realidad de otra manera, y esa realidad puede ser más valiosa de lo que pensamos.

Vivir con autismo en la edad adulta

Hablábamos de ello al inicio. Abundan las personas que reciben un diagnóstico tardío; hombres y mujeres que han pasado décadas sintiéndose diferentes. Los años pasan sin comprender por qué determinadas situaciones les agotaba mentalmente, por qué les costaba mantener ciertos trabajos o lograr una relación afectiva estable.

Tener un diagnóstico en la edad adulta ha permitido a muchos reescribir las narrativas de sus vidas; mirar hacia atrás y reprocesar, conceptualizar y sanar muchas experiencias. Ahora bien, saber por qué uno es como es no lo soluciona todo. Y no lo hace porque vivir con autismo en una sociedad neurotípoca no es fácil.

  • En vista del aumento de diagnósticos en los adultos, se necesita de un apoyo mucho más amplio y especializado capaz de promover la autoaceptación y el bienestar. Al fin y al cabo, cuando hablamos de autismo, pensamos casi al instante en los niños. Se nos olvida que los adultos conforman un amplio colectivo que también necesita recursos y asistencia.
  • Además del apoyo formal y especializado, vivir con autismo requiere también del apoyo informal, ese conformado por la familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.

Autismo y mundo laboral

Alguien con autismo tiene dificultades para interactuar con las personas. También, limitaciones para trabajar en entornos con gran estimulación de luces, sonidos, etc. Podríamos dar múltiples ejemplos de los problemas que se encuentran a diario a la hora de integrarse en un entorno laboral.

Esto hace que muchos hombres y mujeres estén desempleados durante años. No sentirse útiles y partícipes del mundo que les rodea, supone un gran impacto para su autoestima y proyecto vital. Vivir con autismo en un mundo neurotípico hace muchas veces que piensen que hay algo defectuoso en ellos. Pero no es así.

Los entornos laborales pueden adaptarse a las características de las personas con trastorno de espectro autista. Tanto es así, que empresas como Google o Microsoft buscan tener más empleados neurodivergentes en su plantilla. ¿La razón? Porque tienen habilidades excepcionales, porque son trabajadores muy válidos y porque es un mecanismo para favorecer la inclusión.

Recordemos, no hay ningún problema con el autismo; el problema está en nosotros. Una sociedad que aún no es capaz reconocer, aceptar y adaptarse a la neurodiversidad, es una sociedad que no ha avanzado.

sábado, 24 de diciembre de 2022

Qué hacer cuando nos volvemos “adictos” a una persona

Un adicto al amor no lo es por querer mucho, sino por querer mal. Es una forma de sufrimiento que carcome autoestimas, valías y toda oportunidad de ser felices. ¿Cómo salir de esas trampas afectivas?

Las adicciones sin sustancias existen, y una de ellas tiene que ver con el amor. Un ejemplo de ello es cuando nos volvemos adictos a una persona, instante en que todo nuestro mundo gira, respira y se nutre alrededor de una sola presencia. Podríamos definir esta situación como una perpetuación patológica del enamoramiento, de una dependencia que hostiga y que solo trae infelicidad.

Si un adicto a las drogas se inyecta una serie de sustancias químicas nocivas, el adicto al amor se alimenta de un sucedáneo de afecto tan tóxico como peligroso. Y a pesar de que le esté costando la salud física y mental, no lo ve porque no tiene conciencia del problema. Porque la adicción relacional también tiene algo de obsesivo, de ojos que no ven y de corazón que es igual de ciego.

Asimismo, es interesante saber que las personas con dependencia emocional no perciben el maltrato y al abuso, ni tampoco el coste de ese vínculo dañino, hasta que pasa mucho tiempo. Es entonces cuando se ven solos, sin amigos y alejados de su familia. ¿Qué puede hacerse en estas circunstancias? Lo analizamos.

¿Qué estrategias seguir cuando nos volvemos “adictos” a una persona?

No es fácil “desengancharse” de esa persona a la que nos hemos vuelto adictos. La causa está en el factor neuroquímico. Es importante recordar que esta situación sigue el mismo mecanismo neurológico que evidencian los adictos a las sustancias. El cerebro se inunda de dopamina, originando una señal de recompensa inusualmente fuerte que nos impulsa de nuevo a recurrir a esa “droga”.

Ahora bien, también es crucial saber si estamos de verdad en un vínculo de este calibre emocional. Muchas veces usamos esta terminología sin dilucidar si hay o no una auténtica adicción a una persona. En este caso, dichas relaciones se definen por una pérdida absoluta de libertades e individualidad, una extremada dependencia, la necesidad de control y, a la vez, temor a ser abandonado por el otro.

Esta ambivalencia afectiva da forma a una vinculación tan obsesiva como destructiva. Así, un estudio destaca que cuando nos volvemos adictos a una persona, experimentamos ciclos de éxtasis y desesperación, etapas de anhelos y épocas dominadas por pensamientos y conductas extremas.

¿Qué podemos hacer en esas situaciones? ¿Cómo actuar? Lo analizamos.

Diferencia comportamientos saludables de los codependientes

Cuando nos volvemos adictos a una persona, vivimos con múltiples puntos ciegos. No vemos determinadas dinámicas nocivas, interiorizamos narrativas equivocadas sobre el amor y nos diluimos en el otro como un azucarillo en el agua. Es prioritario que sepamos diferenciar lo que es saludable, de aquellos comportamientos claramente dependientes.
  • Tu autoestima fluctúa según te trata tu pareja.
  • No hay límites claros sobre dónde empiezas tú y acaba el otro. Te sientes responsable incluso de cómo se siente la otra persona.
  • La necesidad de control mutua es absoluta.
  • Tus prioridades y tus necesidades siempre quedan desplazadas.
  • La comunicación es disfuncional.
  • Hay conductas obsesivas.
  • Ambos teméis el abandono, el estar el uno sin el otro, pero a la vez, esa convivencia es dañina.
Identifica los patrones que rigen tu relación

Todo adicto sigue siempre unos mismos patrones conductuales que van desde el éxtasis hasta el abatimiento, del deseo a la depresión, de la alegría a la desesperación … Es un ciclo sin fin marcado por una lenta y progresiva autodestrucción. Con la adicción al amor sucede algo muy parecido.

Por ello, es importante que identifiquemos esas mismas dinámicas que aparecen muchas veces en la propia relación. Ejemplo de ello sería una discusión, gritos y enfado, unos días sin hablarse, necesidad de estar de nuevo con el otro, reencuentro, pasión y, de nuevo, los desencuentros y el malestar.

Valoremos qué coste tienen esos ciclos en nuestra salud mental.

Toma conciencia de tus pensamientos adictivos

«Lo necesito. No puedo vivir sin él/ella. No sé que haría si no estuviera conmigo. Lo único que me importa es que me siga queriendo; sé que me hace daño, pero no puedo alejarme».

Casi sin darnos cuenta, la mente opera en nuestra contra y alimenta esquemas de pensamiento que dinamitan la autoestima y la dignidad. Debemos ser conscientes de esas ideas que refuerzan la adicción relacional.

Cuando nos volvemos “adictos” a una persona no debemos quedar aislados

El amor codependiente, dañino y obsesivo nos deja aislados. Es muy común alejarnos progresivamente de las amistades, de la familia para centrarnos en exclusiva en ese amor ciego. Debemos tenerlo claro: cuando nos volvemos adictos a una persona es como quedar atrapados en un agujero negro. Todo lo consume y quedamos separados del mundo.

Evitémoslo, recuperemos el contacto con los amigos, con nuestros padres, hermanos… Necesitamos apoyo y que las otras personas nos hagan ver cuál es nuestra situación. 

Recupera tus aficiones y amplía tu círculo

Cuando nos volvemos adictos a una persona el tiempo y la vida la consume en exclusiva esa relación. Todo queda desplazado.

Si deseamos recuperar las riendas de nuestra vida, empecemos por recordar quiénes éramos. Para ello, nada mejor que volver a nuestras aficiones o iniciar prácticas nuevas. Lo decisivo es alejarnos de ese amor obsesivo para reencontrarnos a nosotros mismos.

Si además ampliamos nuestro círculo y conocemos a más gente, nuestra mente se focalizará en nuevas perspectivas, ideas, posibilidades… Algo esencial para ir apagando esa obsesión.

Valora la continuidad o no de esa relación

Hay dos pasos básicos que debe cumplir todo adicto: el primero tomar conciencia de su problema y el segundo querer resolverlo. Una vez nos comprometemos con esos dos fines, hay algo evidente. Nadie puede seguir consumiendo aquello que lo va matando poco a poco. Con el amor tóxico, con el afecto que duele, que vulnera y enferma, sucede lo mismo.

La mejor opción será siempre tomar distancia. Debemos alejarnos de lo que hace daño, aunque duela dejarlo. Porque lo peor es perdernos a nosotros mismos en brazos de quien no nos ama como merecemos.

viernes, 23 de diciembre de 2022

Percepción extrasensorial: ¿es posible leer mentes o sentir la presencia de espítirus?

¿Es posible leer mentes o sentir la presencia de espíritus? Las investigaciones sobre la percepción extrasensorial señalan una distancia significativa en este campo entre lo que parece que ocurre y lo que sucede en realidad.

Los casos de personas con supuestas habilidades psíquicas especiales, como la telepatía o la clarividencia, son frecuentes en la historia. A este tipo de capacidades se les suele catalogar como percepción extrasensorial. Hay quienes aseguran que desarrollar este tipo de “don” es posible, mientras que otros descartan esa idea.

A pesar de que parece ser un tema que se vincula a lo “mágico” o “místico”, se han hecho intentos serios de investigarlo de forma científica. Los hallazgos al respecto son interesantes, apuntando la idea de que existe una distancia considerable entre lo que parece que sucede y lo que sucede en realidad.

¿Qué es la percepción extrasensorial?

El término “percepción extrasensorial” (PE) hace referencia a un conjunto de supuestas capacidades psicológicas sobrehumanas. Se les llama “extrasensoriales” porque, según su descripción, no dependerían de los sentidos humanos “normales”, como la vista o el oído. Este tipo de percepción se asocia con otro tipo de habilidades sensoriales que no conocemos bien.

Desde una perspectiva histórica, la PE es un tema común dentro de las culturas humanas. Las sociedades antiguas solían confiar en el talento de chamanes o curanderos que poseían supuestas habilidades anormales. Por lo general, su poder se relacionaba con la presencia de alguna deidad, espíritu o demonio.

Sin embargo, hasta el siglo XX no se empezó a investigar este fenómeno en el ámbito de la ciencia. De esta manera, Joseph Banks Rhine, un botánico de los Estados Unidos, empezó a realizar experimentos sobre percepción extrasensorial. Por lo tanto, se considera una de las figuras principales en el auge de la parapsicología como un campo de investigación.

Tipos de fenómenos extrasensoriales

Continuando con lo anterior, Rhine desarrolló investigaciones con la finalidad de comprobar distintos fenómenos extrasensoriales. A raíz de esos estudios, se pudo profundizar en la comprensión de estos conceptos que conoceremos a continuación.

Telepatía

La telepatía es una supuesta habilidad psíquica que permite a quien la posee hacer diferentes cosas. En primer lugar, la persona podría leer los pensamientos y las emociones de otro sin necesidad de que las exprese. Asimismo, sería capaz de transmitir sus propias ideas a la mente de alguien más sin usar ningún tipo de lenguaje.

Uno de los experimentos de Rhine para aportar datos a favor de la telepatía se basó en las cartas Zene. Hablamos de una serie de naipes con figuras que el experimentador baraja para luego elegir una carta. La idea era que el participante intente adivinar el naipe usando su habilidad telepática.

Clarividencia

Otro fenómeno de percepción extrasensorial conocido es la clarividencia. Se trata de la supuesta capacidad de tener visiones acerca de las personas o los eventos. Por ejemplo, un clarividente podría adivinar la ubicación de alguien que ha desaparecido usando su habilidad.

Un experimento famoso de clarividencia lo desarrolló Upton Sinclair, un escritor estadounidense. Sinclair aseguraba que su esposa era capaz de reproducir con exactitud los dibujos que él hacía, sin verlos. Es decir, era como si ella pudiera visualizar las figuras desde la distancia a través de una especie de visión remota.

Médiums

Los médiums suelen ser personajes frecuentes en las películas de terror por la supuesta habilidad de contactar espíritus o demonios. Aquellos que se identifican como médiums afirman poder escuchar o sentir a seres de otros mundos. Por esa razón, es común que se involucren en la investigación de fenómenos paranormales como “casas encantadas”.

Una de las médiums más famosas es Lorraine Warren, una parapsicóloga estadounidense. Ella, en conjunto con su esposo, se encargaban de investigar distintos casos de actividad “sobrenatural”. De hecho, la popular película El Conjuro, se basa en uno de sus casos.

¿Es posible desarrollar algún tipo de percepción extrasensorial?

Quienes defienden la existencia de la percepción extrasensorial, suelen decir que es una capacidad humana innata. En otras palabras, nacemos con dichas habilidades, pero permanecen “dormidas” por la falta de estimulación o práctica. Siguiendo esta lógica, sería posible despertar nuestros dones psíquicos si nos ejercitamos para ello.

Algunas técnicas que tienden a recomendarse con este objetivo son la meditación o el yoga. También se incluyen ejercicios de visualización mental, uso de cristales con propiedades “místicas” y otro tipo de rituales. Ahora bien, ¿de verdad es posible? Veamos qué dice la evidencia científica.

Evidencia científica sobre la percepción extrasensorial

Para empezar, los experimentos que se realizaron en el pasado para evaluar ese tipo de percepción se criticaron en su momento. Por ejemplo, en el caso de las cartas de Zener, se habló de un factor estadístico en el que se consideraba la probabilidad de acierto por azar. En este mismo sentido, los experimentos de Sinclair también fueron cuestionados por su falta de rigurosidad científica.

Por otro lado, muchos de los conceptos sobre los que se basa la PE, tampoco se pueden comprobar con experimentos. La existencia de fenómenos como los chakras o la energía psíquica son incompatibles con lo que sabemos de la anatomía humana. Muchos de ellos se basan en textos religiosos antiguos con descripciones inexactas del cuerpo humano.

Además, la evidencia experimental es contraria a lo que plantean los teóricos que defienden la PE. Huang (2019) publicó un artículo en el que explica que lo más probable es que los fenómenos extrasensoriales se asocien a falsas percepciones. Según el autor, una falsa estimulación interna se confundiría con un estímulo objetivo que se detecta a través de los sentidos.

De modo similar, Liu (2021) realizó un metaanálisis sobre los estudios de telepatía. En sus conclusiones señala que, bajo condiciones experimentales, los efectos de la telepatía son casi “nulos”. Así, a pesar de que las hipótesis sobre la percepción extrasensorial sean interesantes, no hay suficiente evidencia científica que las apoye.

jueves, 22 de diciembre de 2022

El movimiento de la neurodiversidad: personas neurotípicas y neurodivergentes

El movimiento de la neurodiversidad defiende la idea de las personas tienen cerebros con algunas diferencias y de que estas deberían ser reconocidas como una manifestación más de la variabilidad entre las personas.

Las definiciones y las diferencias entre personas neurotípicas y personas neurodivergentes son temas de actualidad en la psicología. El movimiento de la neurodiversidad defiende la idea de que nuestros cerebros son diferentes. Pese a ello, deberían ser tratados por igual por las personas, el lugar de trabajo y los entornos externos.

La palabra “neurotípico” describe a una persona que piensa y procesa la información de manera típica dentro de su cultura y que aprende habilidades y alcanza hitos del desarrollo casi al mismo tiempo que sus compañeros.

Por el contrario, el término “neurodivergente” describe a quien procesa la información de una manera diferente. Las personas con autismo y con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y condiciones similares a veces se identifican como neurodivergentes.

El movimiento de la neurodiversidad

La neurodiversidad tiene mucho que ver con el espectro en el que se mueven nuestros pensamientos; en este contexto, las diferencias en la cognición son tomadas como variaciones. El concepto se hizo popular en la década de 1990, cuando la socióloga Judy Singer propuso que el autismo surge del cerebro que funciona de manera diferente a las personas no autistas.

Singer también resaltó que esto no es una falta, sino una diferencia. Desde entonces, la neurodiversidad se ha convertido en un movimiento, cambiando la forma en la que entendemos la variabilidad de formas de pensar y procesar la información.

Utilizar palabras como neurodivergente o neurodiversa puede ser una forma de desvirtuar la discusión sobre si el autismo o el TDAH son una enfermedad o un trastorno de salud mental. Estos términos tienen consecuencias sobre cómo se aborda la salud psicológica, ya que apuntan a que las personas simplemente tienen una manera diferente de entender e interactuar con el mundo, separándose de una escala peor-mejor.

Sin embargo, algunos argumentan que el término “persona neurodiversa” es aún mejor. Esta palabra se acoge o apuesta por admitir como iguales en valor de las distintas formas en que los individuos piensan y se comportan. En lugar de enmarcar una forma como típica y la otra como atípica, la “neurodiversidad” abarca un continuo de posibilidades.

Personas neurodivergentes o neurodiversas

El término “neurodivergente” describe a las personas que procesan la información de una manera muy particular y se comportan de una manera no esperada o poco común. En esta línea, es factible discutir diagnósticos, como el autismo, fuera del marco de la significación clínica.

Según la organización benéfica ADHD Aware del Reino Unido, entre el 30 % y el 40 % de la población es neurodivergente. Sin embargo, al igual que con el término “neurotípico”, este no tiene un significado fijo. La neurodivergencia se presenta de muchas formas.

Así, las personas que presentan las siguientes condiciones pueden considerarse neurodivergentes:

  • TDAH: con frecuencia tienen altos niveles de energía, lo que puede causar hiperactividad y dificultad para quedarse quieto en la escuela o el trabajo. Por lo tanto, mantenerse enfocado u organizado también puede ser difícil. Sin embargo, estos rasgos también pueden significar que las personas con TDAH son espontáneas y dinámicas en sus interacciones sociales. Lo que para unas personas es agotador, para otras es estimulante.
  • Dificultades de aprendizaje: afectan la forma en que alguien aprende o recibe información. Por ejemplo, la dislexia afecta la capacidad de lectura de una persona, mientras que la disgrafía a la escritura y la motricidad fina. Las personas con estos diagnósticos no carecen de inteligencia o son incapaces de aprender. Simplemente, se benefician del aprendizaje de diferentes maneras a las establecidas formalmente.
  • Autismo: el autismo afecta a cómo alguien procesa la información sensorial y esto influye en cómo piensa y se comunica. Por ejemplo, una persona autista puede ser muy sensible a ciertos sonidos y ruidos o tener problemas para leer las señales sociales. Otras pueden tener intereses muy específicos y profundos. Los efectos varían mucho de una persona a otra.
  • Síndrome de Tourette: las personas con síndrome de Tourette tienen una afección neurológica que provoca que tengan movimientos o sonidos involuntarios, conocidos como tics.
  • Sinestesia: las personas con sinestesia experimentan los sentidos de diferentes maneras. Por ejemplo, pueden ver colores o formas cuando escuchan música o saborear ciertos sabores cuando escuchan palabras.
  • Algunos consideran que algunas formas de superdotación son también son neurodivergencia. Un ejemplo serían las personas con hipertimesia, ya que tienen una memoria muy precisa de sus propias experiencias de vida.
Como curiosidad, en un estudio de 2018 se compararon datos de Estados Unidos, India y Japón sobre los criterios que usan los médicos para hacer diagnósticos o dictámenes diferenciales de los trastornos del espectro autista. Los investigadores encontraron que, si bien muchos rasgos eran consistentes entre los grupos, otros dependían de la cultura.

Personas neurotípicas

Por otro lado, el término neurotípico describe a alguien que piensa y procesa la información de una manera esperada para su cultura y entorno. Así, las principales características de las personas que tienen un desarrollo neurotípico son las siguientes:

  • Alcanzan hitos del desarrollo en un momento similar al de otros niños, como aprender a hablar.
  • Tienen habilidades sociales u organizativas que son similares a las de sus otros compañeros.
  • Son capaces de tolerar algunas molestias sensoriales, como ruidos fuertes sin mucha dificultad.
  • Poseen la capacidad de adaptarse a los cambios en las rutinas.
  • Pueden concentrarse en clase o en el trabajo durante períodos prolongados.
  • Tienen intereses variados o pasatiempos típicos para la edad de la persona.
Una persona neurotípica no necesariamente tiene todos estos rasgos o en todas las situaciones. Por ejemplo, algunas personas sin autismo pueden sentirse abrumadas por ciertas experiencias sensoriales, como estar en una multitud. Algunos niños también tienen retrasos en el aprendizaje del habla u otras habilidades que no son el resultado de ningún diagnóstico.

Por lo tanto, el significado “neurotípico” también es subjetivo hasta cierto punto. Lo que la gente considera típico puede variar según el contexto.

Celebrando las diferencias

La forma en que las personas perciben y entienden el mundo y a quienes les rodean es una negociación constante de límites. Términos como neurodiverso y neurotípico pueden ayudar con esto. No obstante, hay que tener en cuenta que el concepto de lo que es típico también varía drásticamente según la cultura y los contextos dentro de esa cultura.

Las variaciones en el desarrollo neurológico se entienden mejor cuando somos conscientes de que existen predisposiciones orgánicas y genéticas muy diversas, que según el contexto pueden sentir mayor adaptación curricular y laboral. Contemplar y abrazar esas diferencias nos hace mejores personas y profesionales.

miércoles, 21 de diciembre de 2022

Las 10 mejores películas de Keanu Reeves

Acción, drama, fantasía, terror... Son muchos los géneros en los que ha trabajado Keanu Reeves, un actor que deja huella. Hoy os traemos una selección de sus mejores películas.

En Hollywood han pasado a la historia numerosos actores por tener papeles protagonistas en importantes películas. Muchos de ellos se han hecho un hueco en el mundo de la fama y otros han preferido quedar en un segundo plano. Para tener una aproximación a los mejores filmes de uno de los actores más aclamados del cine, queremos hacer un repaso de las mejores películas de Keanu Reeves.

Aunque su lugar de nacimiento fue el Líbano, su nacionalidad es canadiense. Reeves ha obtenido elogios de distintos tipos, tanto en el mundo del cine como también a nivel personal, ya que destaca por llevar un estilo de vida sencillo y humilde. Veamos cuáles han sido las mejores producciones en las que ha participado como actor.

1. Las amistades peligrosas (1988)

Dirigida por Steven Frears, Las amistades peligrosas es una historia ambientada en la Francia barroca del siglo XVIII. Una marquesa llamada Merteuil quiere vengarse de su amante, siendo este el argumento principal que, según avanza la historia, se iva complicando la trama, precisamente en el momento en que se ven involucradas otras personas.

En este caso, Keanu aparece como un joven profesor de arpa, atractivo y simpático. Esta será una de las primeras apariciones de este actor en el mundo del cine.

2. Mi Idaho privado (1991)

Una de las películas de Keanu Reeves más interesantes y, probablemente, de las menos conocidas. En ella representa a un joven llamado Scott Favor que, junto con otro Mike Waters, van a ganarse la vida prostituyéndose en las calles de Portland. A partir de ahí, se desarrolla una trama entretenida y cargada de emoción.

La dirección viene a cargo de Gus Van Sant, quien quiso que la figura que representa Keanu sea la de un chico rebelde, hasta que el amor llame a su puerta.

3. Le llaman Bodhi (1991)

Bajo la dirección de Katryn Bigelow, se narra la historia de Johnny Utah (Keanu Reeves), agente del FBI infiltrado para acabar con una banda de atracadores, los cuales utilizan caretas de presidentes de Estados Unidos cuando realizan los robos.

Sin embargo, todo se tuerce cuando Utah conoce a Bodhi, el jefe de la banda, quien va a influir notoriamente en la vida del joven policía.

4. Drácula de Bram Stocker (1992)

De uno de los cineastas más reputados de la historia, Francisco Ford Coppola, nace Drácula de Bram Stocker. En ella, se muestra la historia de un joven abogado llamado Jonathan Harker, que viaja hasta Transilvania para conocer al Conde Drácula.

Se revitaliza, así, la imagen de Drácula, todo bajo una interesante ambientación gótica en la que convergen los sentidos de los personajes junto con las emociones del espectador.

5. Pequeño Buda (1993)

Un filme dirigido por Bernardo Bertolucci en el que Jesse Konrad, un niño residente en Sattle, recibe a una congregación de monjes budistas que, sin mayor dilación, estiman que es la reencarnación del Lama.

En Pequeño Buda se trabaja una idea un tanto fantasiosa y épica, por lo que puede que en algunos momentos parece que existe cierta evasión de la realidad. En este caso, el propio Keanu aparece como Buda.

6. Speed: Máxima potencia (1994)

Una historia llena de acción y aventura en la que un policía de Los Ángeles llamado Jack Traven (interpretado por Keanu), consigue sortear el peligro en más de una ocasión. Sin embargo, se verá envuelto en un problema mucho mayor: un autobús con una bomba programada que explotará si se reduce la velocidad a menos de 80 km/h.

Esta película, dirigida por Jan de Bont, consigue dos Óscars a efectos de sonido y no es para menos, ya que la historia consigue que el espectador desprenda adrenalina e impresiona el tipo de rodaje que se realiza.

7. Pactar con el diablo (1997)

Un thriller psicológico dirigido por Taylo Hackford en el que Keanu Reeves interpreta a Kavin Lomax, un joven abogado con una carrera talentosa que pierde un caso importante. Tras el fracaso, recibirá una gran oferta de un bufete importante dirigido por John Milton, interpretado por Al Pacino.

La película ofrece una trama en la que se complican algunas acciones a través del oscuro John Multon que, básicamente, se va a interponer en la vida de Taylor.

8. Matrix (1999)

En este filme, Lilly Wachowski y Lana Wachowski son las directoras. Ha sido categorizada como una obra maestra de la ciencia ficción, en la que la reflexión llega hasta el espectador y se trata, en todo momento, de entender el porqué del mundo de Matrix.

Thomas Anderse es un programador que tiene una vida paralela como hacker en la que se llama Neo. El argumento muestra una historia cargada de incógnitas; no obstante, se irán resolviendo. El propósito es que el espectador trate de participar en la comprensión de una de las mejores películas de Keanu Reeves.

9. Constantine (2005)

Dirigida por Francis Lawrence, Constantine es una película en la que se trabaja la ficción, la fantasía y el drama. John Constantine (Keanu Reeves) tiene un don inesperado: puede reconocer a los ángeles y a los demonios. Este se suicida ante el tormento que suponen las visiones que tiene, pero regresará de nuevo a la Tierra como un ser mortal.

Keanu Reeves interpreta un papel en el que el personaje engloba el heroísmo y la desilusión por la vida, del mismo modo que está enfrentado con el más allá.

10. Matrix Resurrections (2021)

Las hermanas Wachowski vuelven a realizar uno de los argumentos más controvertidos de la historia del cine. De nuevo, la ciencia ficción toma protagonismo para mostrarnos la vida de Neo, quien vuelve a entrar en el mundo de Matrix tras tomar la pastilla roja receta por Morfeo.

En definitiva, una de las mejores películas de Keanu Reeves con la que, sin lugar a dudas, va a pasar a la historia como uno de los grandes actores de Hollywood.

martes, 20 de diciembre de 2022

Efecto Woozle: mentiras que parecen verdad

El efecto Woozle es un fenómeno que se produce como consecuencia de diferentes sesgos cognitivos. Este consigue que tergiversemos la realidad sin cuestionarnos la veracidad de determinadas afirmaciones.

¿Alguna vez has escuchado a alguien decir que una mentira que se dice 1000 veces se convierte en verdad? Las personas solemos pensar que nuestra capacidad para distinguir entre lo real y lo falso es muy aguda. Sin embargo, fenómenos como el efecto Woozle evidencian lo común que es creer en hechos no comprobados.

Siguiendo esta línea, este fenómeno tiene distintas implicaciones en ámbitos como la ciencia, el periodismo y la cultura. En algunos casos, incluso puede ser peligroso porque podría causar pánico en la población. En este artículo, verás ejemplos comunes para comprenderlo mejor.

¿Qué es el efecto Woozle?

En el libro infantil Winnie The Pooh existe una historia donde Winnie the pooh y su amigo Piglet consiguen un rastro de huellas. Los amigos llegan a la conclusión de que se trata de un “Woozle”, un animal muy raro. En buena medida, motivados por este hecho, deciden seguir el rastro de la criatura. Sin embargo, caminan y caminan, sin encontrar rastro de la criatura.

Más adelante, los dos protagonistas descubren que estuvieron caminando en círculos y siguiendo sus propias huellas. De este modo, se dan cuenta de que el Woozle nunca existió, aunque ellos habían creído que sí por el rastro.

El efecto Woozle es un fenómeno que ocurre cuando se citan estudios científicos poco confiables. Así, las personas pueden llegar a creer que dicha información es verdadera, solo porque se replica o se cita en muchas ocasiones.

Beverly Houghton popularizó el término cuando habló de un caso en los Estados Unidos. Un investigador publicó un estudio sobre violencia doméstica en el que participaron 80 familias. La mitad de los grupos familiares tenían historial de violencia doméstica. Por ende, el autor concluye que el 55 % de su muestra presentaba violencia doméstica.

Más tarde, otro científico redacta un libro y cita el estudio de violencia doméstica, pero sin dar detalles de la muestra. Por lo tanto, el autor sugería que en el 55 % de todas las familias estadounidenses había violencia doméstica. Después, otras personas citaron el libro y comenzó a difundirse la creencia de que la mitad de las familias experimentaban violencia doméstica.

No obstante, un estudio con una muestra de 80 familias no es lo bastante grande para afirmar tal cosa. Pero, debido a que se citó de forma muy frecuente, se llegó a creer que era un hecho científico.

¿Por qué ocurre este fenómeno?

Existen diferentes factores que pueden contribuir a que ocurra el efecto Woozle cuando se busca información científica. Uno de estos sería el sesgo cognitivo de confirmación que hace valorar más los datos que apoyan nuestro punto de vista. Por ejemplo, si alguien considera la violencia doméstica como un problema común, podría ver el estudio anterior como evidencia de ello.

Otro ejemplo podría ser la creencia de que los hombres tienden a ser más infieles que las mujeres. En este caso, la persona podría encontrarse con un estudio sobre 50 parejas en el que hubo infidelidad y más de la mitad fueron hombres. Como resultado, podría ver ese dato como una confirmación de su creencia y citarlo para defender su argumento.

Luego, otras personas que piensan de forma similar, podrían ver la cita y considerarlo un hecho científico. Entonces, también citarían el estudio y comenzaría a difundirse una información falsa como evidencia científica confiable.

Otra variable que favorece el efecto Woozle es el pensamiento tribal o de grupo. A menudo, nos guiamos por lo que piensa la mayoría sobre algo. Por lo tanto, si vemos que muchas personas apoyan una idea particular, es muy probable que terminemos por creer en dicha información.

Implicaciones de este fenómeno

El fenómeno del Woozle tiene varias consecuencias en el campo de la ciencia y la comunicación. Para ilustrarlo mejor, podemos mencionar un caso reciente que ocurrió en el contexto de la pandemia por COVID-19. Un grupo de científicos publicaron un estudio sobre los efectos de la Ivermectina en células infectadas con el virus.

En esta misma línea, los investigadores aplicaron altas dosis de Ivermectina a placas con células infectadas y pudieron eliminarlo. Algunas personas vieron este estudio como una prueba de que dicho medicamento era un tratamiento eficaz para el virus. Sin embargo, había dos problemas con esa afirmación:
  • Los efectos de los fármacos en placas de células no son iguales a cuando se administran vía oral, intravenosa o intramuscular.
  • La dosis de Ivermectina que se debía aplicar para matar el virus era muy alta y en humanos podía resultar tóxica.
A pesar de ello, muchas personas creyeron que usando Ivermectina podían curar el virus y citaron el estudio para comprobarlo. De este modo, vemos como el efecto Woozle puede ser peligroso en el ámbito científico y comunicativo. Lo que en la superficie puede parecer evidencia sólida, es en realidad información tergiversada.

Ejemplos del efecto Woozle

Uno de los casos más famosos del Woozle involucra al famoso físico Albert Einstein. Con frecuencia, aparece en internet una supuesta frase dicha por él: “solo existen dos cosas infinitas, el universo y la estupidez y humana”. Pero, la verdad es que, Albert Einstein nunca dijo tal cosa.

De manera más reciente, Kelly (2019) desarrolló una investigación sobre el litio en el tratamiento de la depresión bipolar y el Woozle. El autor menciona que algunas guías colocan el litio como la mejor alternativa para dicha afección. Mientras tanto, otros libros desaconsejan el uso de ese fármaco. Al realizar una revisión, concluyó que las guías que promueven el uso de litio sufren el fenómeno del Woozle.

En conclusión, es importante que los investigadores sean prudentes a la hora de citar otros estudios en sus investigaciones. Citar un estudio sin contextualizar lo suficiente o dar los detalles correctos puede generar un efecto Woozle involuntario.



lunes, 19 de diciembre de 2022

El deseo sexual en los hombres

Uno de los mitos más extendidos es que los hombres mantienen su deseo sexual constante con independencia de las circunstancias. Ahora bien, ¿es así? Lo analizamos.

Desear es querer algo con vehemencia y anhelo. El deseo es siempre la aspiración hacia algo que no se tiene en el momento. Es una tendencia humana que impulsa hacia la búsqueda de aquello que está ausente y sin la cual no se puede alcanzar la plenitud. Con el deseo sexual pasa lo mismo.

Este deseo anima al ser humano a buscar un encuentro sexual por diferentes motivos: reproductivos, sociales, personales, etc. Surgen ante esa falta percibida a nivel relacional y desencadena una serie de comportamientos que pretenden acercar a la persona a ese fin tan anhelado, el sexo.

¿Qué es el deseo sexual en los hombres?

Es un estado psicológico que busca iniciar y mantener la conducta sexual humana, desencadenado por estímulos internos o externos. Básicamente, es el impulso que mueve a las personas, en este caso a los hombres, hacia un encuentro íntimo con otra persona, para compartir intimidad, mantener una relación, para disfrutar y sentir placer, etc.

El deseo sexual en los hombres aparece en la pubertad, algunas veces asociado con eyaculaciones involuntarias durante el sueño. Este deseo puede mantenerse hasta alrededor de los 50 años, para posteriormente comenzar su declive, acompañado en algunos casos, de un descenso también de la libido.

El deseo sexual en los hombres y algunos factores asociados

Los factores asociados a este tipo de deseos son de tipo biológicos, psicológicos, sexuales, relacionales y culturales (Nimbi et al., 2020):

Factores biológicos

Los andrógenos, como la testosterona, son fundamentales para la conducta sexual en hombres. De hecho, las investigaciones realizadas sobre el tema han demostrado que se requiere un nivel mínimo de andrógenos para experimentar deseo sexual.

Se sabe también que la testosterona aumenta el deseo de tener sexo sin compromiso y, por consiguiente, de un mayor número de parejas sexuales. La satisfacción de estos deseos suele reducir los niveles de testosterona en la sangre después del coito, pero no el nivel de deseo percibido (Puts et al., 2015).

Las hormonas sexuales son liberadas en el torrente sanguíneo por las glándulas y viajan al cerebro, donde sensibilizan determinadas regiones de la corteza, haciéndolas más receptivas a los estímulos y pensamientos sexuales.

Factores psicológicos

Si bien es cierto que los estados de ánimo pueden promover o inhibir el deseo sexual, los estudios sobre el tema nos ofrecen resultados contradictorios. Hay investigaciones que señalan que los niveles bajos de deseo sexual se asocian a la falta de afectos positivos relacionados con la sexualidad que con la presencia de emociones más negativas (Nimbi et al., 2018; Nimbi et al., 2019).

También se ha encontrado que la depresión y la ansiedad están asociadas a bajos niveles de deseo sexual. En una investigación realizada con 919 hombres, Bancroft et al. (2003) encontraron que el 9 % de aquellos que tenían niveles elevados de depresión informaron un aumento en el interés sexual y el 42 % informaron una disminución.

Asimismo, se encontró que entre los hombres con ansiedad significativa, el 21 % reportó un aumento en el deseo sexual y el 28 % reportó una disminución.

Factores sexuales

Las experiencias sexuales pasadas positivas y negativas tienen efectos directos en el interés y el comportamiento sexual. Los problemas sexuales pueden tener un efecto negativo sobre el interés y la función sexual en general.

Por ejemplo, se ha informado que la disfunción eréctil y la eyaculación precoz son las comorbilidades más prevalentes entre los hombres con bajos niveles de deseo sexual (Carvalheira, 2014).

En cuanto a la respuesta sexual, el nivel de deseo suele aumentar durante cualquier experiencia sexual (masturbación, coito) hasta el orgasmo, y parece predecir la calidad y satisfacción de la fase orgásmica (Paterson et al., 2014).

Factores relacionales

En una investigación, realizada por Murray et al. (2017), sobre la experiencia masculina en relaciones a largo plazo, se encontró que, independientemente de la edad o la duración de la relación, factores como “sentirse deseado”, “encuentros sexuales emocionantes e inesperados” y “comunicación íntima” eran factores provocaban el deseo sexual.

Mientras que el “rechazo”, “dolencias físicas y negativas”, “las características de salud” y la “falta de conexión emocional con la pareja” fueron los principales factores inhibidores.

Factores culturales

La presión social y las expectativas de los roles de género masculinos se han identificado como factores de riesgo para los niveles de estos deseos. De igual forma, se ha encontrado que la estigmatización de la reducción de la libido masculina puede influir negativamente en la satisfacción sexual (McCarthy, 2009).

Muchos de los estereotipos o mitos culturales sobre el deseo sexual masculino pueden afectar estos deseos. El estereotipo de que el hombre piensa todo el día en el sexo puede hacer que los hombres se sientan presionado a manifestar tal conducta, con tal de no ser subvalorados por no cumplir con tal estándar.

Para concluir, el deseo sexual en los hombres está influenciado por diferentes variables. Estos deseos motivan hombre a la búsqueda de intimidad sexual, pero no necesariamente de intimidad emocional. Es más, para muchos de ellos, el deseo sexual y su satisfacción es una manera de crear dicha intimidad y no una consecuencia de esta.

domingo, 18 de diciembre de 2022

Si las cosas van mal, no te dejes llevar

¿Vemos el mundo como es o como lo sentimos? Esta pregunta es muy importante, pero al mismo tiempo responderla se nos hace muy difícil. Porque cuando estamos bien, todo parece ir viento en popa; en cambio si un día estamos tristes, el mundo parece estar en nuestra contra. En el último caso, la realidad nos reta a que realicemos un esfuerzo. Si las cosas van mal, no te dejes llevar.

Sabemos que todo termina pasando, que hasta la circunstancia más complicada llega a su fin, que hasta la peor de las tormentas esconde al sol detrás de sus nubes. Sin embargo, cuando estamos sumergidos en esa situación negativa, parece que todo se nos cae encima.

Sin desearlo, nos volvemos personas muy negativas, pensando que no hay salida y que se termina todo. No somos capaces de ver más allá, y en consecuencia nos dejamos llevar por nuestros sentimientos, abandonándonos y dejando que el viento en contra nos haga perder mucho más de lo que habríamos perdido en caso de hacer oposición.

No te dejes llevar cuando tus emociones negativas aparezcan

Es inevitable sentir emociones negativas igual que es inevitable tener que afrontar acontecimientos y circunstancias que se opongan a nuestros deseos. Dichas emociones cumplen una función, centrarnos en lo que nos está sucediendo, detenernos a reflexionar sobre las circunstancias y ponerles una solución. No obstante, su función adaptativa puede quedar enterrada cuando la emoción toma el control de nuestras acciones y de nuestros pensamientos.

Es entonces cuando nuestros pensamientos se llenan de derrotismo, bajando los brazos y abandonando esas conductas que intentan equilibrar la racha negativa por la que atravesamos: minimizar la pérdida. En estos casos, en vez de quedarnos con la información que la emoción nos pretende trasmitir, dejamos que esta se convierta en una caja de resonancia que se reproduce de manera insidiosa, mermando nuestro ánimo… y con él nuestras fuerzas.

Así que si te encuentras en una situación así, no te dejes llevar por tus emociones negativas. Tampoco intentes luchar contra ellas: nunca serán tus enemigas si les das el trato adecuado. Simplemente, extrae de ellas su información y su energía. Acepta que ahora forman parte de ti, pero no permitas que se conviertan en víricas, contaminando todo pensamiento y conducta que generas.

Sí, en ese momento te sientes fatal. Tu pareja te ha dejado y crees que ya no encontrarás a nadie más. Te han despedido del trabajo y consideras que es la gota que ha rebosado el vaso. Has sufrido una decepción y crees que tienes que empezar a desconfiar de todo el mundo. Todo esto no te ayuda, te limita y prolonga un sufrimiento y un dolor a los que les has dado la mano.

La importancia de asumir una distancia emocional

Aunque nos encontremos agobiados y sintamos que no hay esperanza posible debido a los nubarrones que hay en nuestras mentes, es necesario hacer un esfuerzo para distanciarnos emocionalmente de la situación vivida. No estamos viendo nada claro, de manera que, ¿por qué no alejarnos un poco?

Hacerlo nos ayudará a ver lo que ocurre con una mayor claridad. Adquiriremos una nueva perspectiva que nos dará información útil para salir del punto en el que nos encontramos atrapados.

Ahora bien, ¿cómo podemos tomar una distancia emocional? Podemos empezar por pensar en una situación del pasado que hayamos experimentado y en la que experimentamos unas sensaciones parecidas. ¿Verdad que la pudimos superar? Además, con el tiempo, relativizamos la importancia que le dimos a todas esas adversidades por las que hemos transitado.

Esto permitirá que nos demos cuenta de que esta situación es igual. Tan solo ha cambiado el contenido, pero en realidad vamos a salir de ella. También puede ayudarnos hablar con otras personas y prestar atención a cómo viven ellas aquello por lo que estamos pasando. Ponernos en su lugar nos ayudará a ver nuestra situación desde una nueva perspectiva.

Piensa que aunque creas que no tienes el poder de cambiar nada de lo que te está sucediendo, esto no significa que tengas que dejarte arrastrar. Nadar contracorriente, a veces, es necesario. Sobre todo en esos momentos en los que las emociones empañan tanto tu visión que puedes terminar padeciendo depresiones severas. Así que no te dejes llevar por lo que sabes que en un futuro podrás ver desde una perspectiva mucho menos dramática.

sábado, 17 de diciembre de 2022

Villa 21, un exitoso experimento de antipsiquiatría

Villa 21 fue un interesante experimento de antipsiquiatría que se centraba en darle mayor autonomía a los pacientes mentales para que llegaran a la sanación mediante un entorno favorable que los validara como sujetos.

David Cooper realizó un experimento que podemos enmarcar dentro de la antipsiquiatría en un lugar llamado Villa 21. Los resultados fueron muy alentadores, pero, por alguna extraña razón, son pocos los psiquiatras que los reivindican. Lo que puede haber detrás de esta ignorancia intencional son intereses económicos. Obviamente genera más beneficios dopar a un enfermo mental que proponer otro tipo de intervenciones. Para lo uno basta un médico y unas pastillas. Para lo segundo se requiere más personal, tiempo y análisis.

Desafortunadamente persisten y se alimentan una serie de prejuicios frente a la enfermedad mental. Se promueve la idea de que una persona afectada por esquizofrenia o trastorno bipolar es peligrosa para quienes le rodean. Las estadísticas de la propia Organización Mundial de la Salud indican que solo el 5% de los diagnosticados incurren en conductas violentas. Entre las personas llamadas “normales” el porcentaje es del 10%.

Durante mucho tiempo, el tratamiento para las patologías mentales ha estado centrado en generar mecanismos que repriman las emociones y conductas. Básicamente se utilizan los fármacos que reducen la intensidad de las emociones y el internamiento en hospitales mentales. David Cooper se opuso a ese esquema. De su visión, en la que predomina un enfoque más humano, surgió el experimento de antipsiquiatría llamado Villa 21.

La visión de Cooper

David Cooper desarrolló una visión de la “locura” con un enfoque fenomenológico y existencial. Estaba muy influenciado por las ideas de Herbert Marcuse. Se apartó de la idea de que las enfermedades mentales tenían un origen físico y más bien puso un especial énfasis en los factores sociales como detonantes de esos estados de ruptura con la realidad. A partir de ese enfoque realizó su experimento de antipsiquiatría.

Para Cooper había tres tipos de locura:

  • La demencia. Es la que nace por el impacto que ha tenido el sistema sobre los individuos. Las guerras, la pobreza, los daños ecológicos, etc. Esa realidad desorganiza el mundo interior de los sujetos.
  • El “viaje interior”. Son rupturas con la realidad, en las que el individuo pretende recuperar lo más auténtico de sí mismo, romper con la alienación y construir un proyecto de vida propio.
  • La “demencia social”. La causada directamente por entornos enfermos, que terminan enfermando al individuo. Tales entornos pueden ser la familia, la escuela, el trabajo, etc. La única salida que le queda a la persona es enloquecer para huir de esos contextos.
Cooper siempre tuvo la convicción de que era posible curar todas esas patologías. Al contrario de la psiquiatría tradicional, no pensaba que fueran enfermedades crónicas, sino que se podían superar con el acompañamiento adecuado. Eso fue lo que intentó hacer con su experimento de antipsiquiatría.

Villa 21 y el experimento de antipsiquiatría

En un gran hospital mental de Londres, Cooper logró que le fuera asignada una sección para realizar su experimento antipsiquiátrico. A dicha sección se le dio el nombre de “Villa 21”. Básicamente partió de la idea de que los jóvenes y adolescentes no debían estar mezclados con los enfermos que ya llevaban varios años de “encierro” en el hospital.

Logró entonces que le permitan abrir una sección especial para jóvenes y adolescentes. Así organizó una comunidad terapéutica que funcionaba de manera independiente y autónoma, frente a las demás dependencias del hospital, que en total tenía 2.000 camas. Villa 21 solo tenía 19 camas. Todos los integrantes de esa sección eran personas que habían recibido el diagnóstico de esquizofrenia por primera vez.

La selección del personal de atención se basaba en un criterio similar. Se elegían médicos y asistentes de salud que fueran jóvenes y que hubieran tenido poca experiencia con los hospitales mentales. Se buscaba que fueran fácilmente permeables a un nuevo enfoque y que no cargaran con prejuicios del pasado.

Unos resultados interesantes

En Villa 21 se promovió la autonomía. Los pacientes gozaban de un amplio margen de libertad para tomar las decisiones que consideraran pertinentes. Se evitó poner normas en cualquier terreno en el que fuera posible la flexibilidad. Eran los pacientes quienes decidían y acordaban las actividades diarias a realizar dentro de la unidad.

Se buscó darle especial importancia a la dinámica grupal. Como acompañante de estos procesos siempre había un profesional de la salud cuyo papel era simplemente facilitar y sugerir. Pero finalmente eran los pacientes quienes decidían las actividades y el modo como serían desarrolladas. De este modo se formaron varios sub-grupos de trabajo que tenían un funcionamiento horizontal.

En un principio hubo una etapa de caos con este nuevo método. Sin embargo, con el tiempo los pacientes lograron establecer una organización estable y funcional que redundaba directamente en su bienestar. El experimento estuvo vigente entre 1962 y 1966. Durante esa etapa pasaron por allí 42 pacientes. Todos ellos fueron dados de alta antes de un año. Solo un 17% tuvieron que volver a ser ingresados. Aún así, el experimento de antipsiquiatría fue cancelado, aunque ha servido de modelo para nuevos ensayos.