martes, 14 de septiembre de 2021

¿Qué significa soñar que no te puedes mover?

¿Sueñas a menudo que no te puedes mover? Más allá de la parálisis del sueño hay factores emocionales que pueden explicar esta experiencia tan angustiante en el universo onírico.

Caída de dientes, salir desnudo a la calle, que nos persigan de manera amenazante… El mundo onírico es tortuoso y traslada a menudo muchas de nuestras preocupaciones a ese escenario simbólico casi siempre angustiante. Ahora bien, entre las pesadillas más comunes destaca una en particular: soñar que no te puedes mover. 

No nos equivocamos si decimos que es una de las experiencias más recurrentes, de esas que nos llevan casi al instante a buscar en Internet su significado. Ahora bien, expertos en trastornos del sueño nos señalan algo muy simple que vale la pena considerar. Buena parte de nuestros sueños tienen que ver con nuestras experiencias conscientes.

Esto implica que el primer paso que deberíamos promover es la introspección. Antes de buscar una explicación fuera indaguemos en nuestro interior. Hacer balance y analizar qué está sucediendo actualmente en nuestra vida puede sernos de gran ayuda.

El cerebro actúa sobre el tejido onírico como si fuera una válvula de escape, vuelca sobre él de manera confusa y desordenada cada preocupación, cada miedo, cada anhelo y sufrimiento. Lo analizamos.

Explicaciones de soñar que no te puedes mover

La explicación y el simbolismo asociado al mundo de los sueños roza la pseudociencia. No obstante, ello no quiere decir ni mucho menos que el tema onírico haya pasado por alto para el mundo de la psicología. Por ejemplo, sabemos que tanto Sigmund Freud como Carl Jung dotaron a este ámbito de una gran relevancia.

Ahora bien, más allá del psicoanálisis y la psicología analítica de Jung hay algo evidente. Estas experiencias son relevantes desde un punto de vista clínico. Trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos), señalan que dimensiones como la depresión y el trastorno de estrés postraumático correlacionan con los malos sueños y, por tanto, también deben considerarse.

Hay problemas que te superan y que no sabes cómo manejar

Esta es una de las causas más comunes. Son muchas las veces en el viaje de la vida en las que nos sentimos bloqueados por los desafíos que nos rodean.

La falta de empleo, los problemas con la pareja, las desavenencias familiares, las deudas, etc., son disparadores suficientes para tener malos sueños por la noche.

Un elevado nivel de ansiedad y soñar que no te puedes mover

La ansiedad que no se maneja y que se acumula día tras día tiene también su efecto en el descanso nocturno. Soñar que no te puedes mover puede ser efecto de los trastornos de ansiedad y del estrés. Toda esa tensión psicofísica acumulada llega a nuestro tejido onírico y a esa fase REM en la que aparecen los sueños.

Es más, los ataques de pánico son experiencias que también pueden darse en estos momentos de la noche.

La frustración y el sufrimiento por todo lo que te estás callando
Nos callamos lo que nos molesta por no hacer daño a los demás. Guardamos silencio sobre cosas que preferimos no sacar a la luz para no decepcionar o turbar a quienes nos rodean. Engullimos palabras y necesidades por miedo, por indecisión y todo ello nos pasa factura también en el universo onírico.

Estás en una situación de la que no sabes cómo escapar o dejar atrás

Soñar que no te puedes mover puede ser el claro efecto de una relación de pareja infeliz. Una parte de ti sabe que sería momento de romper ese vínculo, pero a su vez te sientes atado, sin saber cómo actuar. Por otro lado, estar en un trabajo opresivo y dañino, pero que necesitamos mantener por necesidades económicas, puede explicar también esta situación.

Cualquier situación en la que te sientas “atado” y sufriendo los efectos de la infelicidad y el estrés son desencadenantes de dicha pesadilla.

Soñar que no te puedes mover y los traumas psicológicos

La Universidad de Heidelberg realizó una investigación sobre los sueños y las pesadillas en adultos y los niños para comprender si había asociada algún tipo de psicopatología. Bien, algo que quedó en evidencia es que estas experiencias adversas de la fase REM se relacionan muchas veces con nuestros traumas.

Soñar que nos persiguen o que no podemos movernos puede ser el resultado de hechos traumáticos no superados.

Cuando la vida se estanca y falta la motivación

A veces, tocamos fondo. La rutina nos arrastra, la motivación está ausente y la vida pierde su brillo cotidiano. Así, una causa más de soñar que no te puedes mover puede venir orquestada por ese vacío, por la sensación de que te fallan las ilusiones.

En ocasiones, esta realidad psicológica puede ser preludio de una depresión y el cerebro ya nos avisa a través de los sueños.

La parálisis del sueño y soñar que no te puedes mover

Muchos podrán pensar que la parálisis del sueño está directamente relacionada con soñar que no te puedes mover. En cierto modo una cosa es diferente de la otra. Para empezar, la parálisis del sueño es una parasomnia, un trastorno primario del sueño que aparece entre el sueño y la vigilia. Es esa sutil transición entre el mundo onírico y el despertar en el cual, la persona se siente incapaz de moverse y hablar.

Lo aterrador es que en ese instante pueden aparecer alucinaciones hipnagógicas. Es decir, las pesadillas se vuelven de pronto vividas y más aterradoras. Por su parte, soñar que no nos podemos mover es un fenómeno que aparece durante el sueño profundo y no en ese umbral en el que casi estamos a punto de despertar.

Lo complejo y desafiante es que ambas experiencias se viven de manera angustiosa. Por tanto, en caso de que estas realidades sean algo frecuente en nuestra vida es adecuado solicitar ayuda experta.

La terapia MR (meditación y relajación) es un enfoque diseñado para este tipo de condiciones. Se basan en comprender la arquitectura del sueño, manejar las emociones y pensamientos, en la relajación muscular y el entrenamiento del control atencional.

Asimismo, tampoco podemos dejar de lado algo evidente: hay que resolver y manejar todo aquello que nos preocupa de nuestra vida consciente, real e inmediata.

lunes, 13 de septiembre de 2021

¿Por qué nos da miedo crecer?

¿Por qué nos da miedo crecer? ¿Tiene algo que ver con la muerte? ¿Y con nuestra infancia? Analizamos 5 posibles causas de este miedo a crecer que casi todos hemos experimentado alguna vez.

¿Alguna vez te has preguntado por qué nos da miedo crecer? ¿Tú mismo has experimentado este temor? ¿De dónde crees que procede este miedo? ¿Con qué lo relacionas?

En este artículo hablamos de 5 posibles lastres para nuestro crecimiento. Estos tendrán mucho que ver con cómo nos sentimos frente al cambio, por cómo nos posicionamos frente a la incertidumbre, con nuestra historia vital y con nuestra forma de gestionar los momentos en los que la realidad le da la espalda a las expectativas.

¿Por qué nos da miedo crecer?

¿Por qué nos da miedo crecer? Quizás la respuesta tenga que ver con aquello que supone hacerlo: asumir responsabilidades, aceptar ciertas pérdidas, volar del nido… Analizamos 5 causas pueden ayudar a entender el por qué este miedo a hacernos mayores.

Separación simbólica de los padres

Una de las principales razones por las que nos da miedo crecer es la separación simbólica de los padres y otras personas que nos han ofrecido, desde la infancia, cierta sensación de seguridad. A medida que maduramos, vamos formando nuestra propia identidad y elegimos nuestro propio camino.

Sin embargo, si no logramos “desvincularnos” (en el buen sentido) de los padres, esa identidad y ese camino pueden verse truncados. Y ese miedo surge cuando crecemos: por un lado, tenemos ganas de ser independientes y por el otro, nos pesa aún cierta dependencia de esas figuras que fueron capaces de protegernos de la mayoría de peligros.

Esto lo vemos muy marcado en los adolescentes, que conjugan su deseo de autonomía con la inseguridad de caminar hacia un nuevo equilibrio en el que van a estar más desprotegidos.

Miedo a las responsabilidades

A medida que nos hacemos adultos, nuestras responsabilidades crecen. Y ese miedo a la responsabilidad también podría explicar por qué nos da miedo crecer. Debemos asumir nuevos retos, tareas, proyectos… y todo esto conlleva cierto grado de responsabilidad.

Además, implica soltar lazos y vínculos con un “yo” pasado, con un “yo” de la infancia, para empezar a tomar las riendas de nuestra propia vida sin necesidad de depender de los demás. Y esto implica madurez y autodeterminación, valores que no todas las personas han desarrollado a según qué edad.

Miedo a la soledad

“Volar del nido”, crecer, independizarnos… implica afrontar también la soledad. Sí, podemos tener parejas, amigos… pero al fin y al cabo, todos estamos solos (ya lo dicen, que nacemos y morimos solos). Además, esta soledad se vuelve más tangible a medida que crecemos, cuando debemos afrontar que nos separamos de nuestros padres (físicamente), y cuando decidimos empezar a “volar”.

Así, reconocernos como adultos independientes nos hace adquirir mayor consciencia de los problemas existenciales; uno de ellos, la soledad.

Por otro lado, también debemos afrontar el reto (o el miedo) a ser diferentes, o incluso, a destacar entre la multitud. Esto se relaciona con la amenaza primitiva basada en la evolución de ser separado de las tribus, lo que se equivale a un miedo a morir.

Miedo a morir

Otra de las causas que permiten entender por qué nos da miedo crecer tiene relación con el último punto mencionado; el miedo a la muerte. Cuando crecemos, la vida y el tiempo avanzan, y con ello, nos aproximamos cada vez más a la muerte. Y aunque sea ley de vida, no todos tenemos tan interiorizada la idea de muerte.

A medida que percibimos el inexorable paso del tiempo, nos enfrentamos también a frustraciones y decepciones que nos da la vida, a enfermedades, a eventos negativos y así, a los constantes recordatorios que nos dicen que la vida puede acabar en cualquier momento.

De forma paradójica, encontramos que, hay personas que a medida que le damos un valor especial a nuestras vidas, tienden a sufrir más por la muerte. Quizás la razón radique en el hecho de que, cuanto más amamos la vida, más tememos irnos de ella con la muerte.

Mecanismos de defensa: la fantasía

Muchas personas utilizan la fantasía como mecanismo de defensa cuando deben afrontar el reto de crecer (u otro tipo de mecanismos).

La fantasía en la infancia se reproduce a través de una conexión que nos imaginamos con los padres, y que nos ofrece cierto grado de seguridad. De esta forma, en los primeros años de vida formamos esta ilusión para compensar traumas personales o para reducir los sentimientos de frustración que surgen por el rechazo, la separación o la pérdida. Cuando nos hacemos mayores, estas conexiones de fantasía las transferimos a nuevas relaciones.

Así, ciertos sucesos de la infancia, cuando son dolorosos y traumáticos, pueden conducirnos a la disociación, a la represión o a la supresión (otros mecanismos de defensa), muy relacionados con procesos de fantasía. Estos patrones adquiridos durante la infancia pueden perdurar en la edad adulta, cuando uno debe afrontar la realidad que implica hacerse mayor.

Como hemos visto, el miedo a crecer se relaciona también con otros tipos de miedo: el miedo a la muerte, a perder el vínculo con las figuras de apego, a responsabilizarse de la propia vida, a otros tipos de pérdidas…

Sin embargo, aceptar estas incertidumbres y ambigüedades nos ofrece la posibilidad de abrirnos a la vida y al paso del tiempo, todo ello necesario no solo para crecer, sino también para madurar. Recuerda: crecer no está reñido con dejar de asombrarse por la vida… ¡toca seguir viviendo! Aunque a veces dé miedo.

domingo, 12 de septiembre de 2021

Señales de que creciste en una familia disfuncional En este artículo

La familia disfuncional es caótica e imprevisible. La violencia aparece sin razón, la frialdad emocional es una constante, así como el abuso y la manipulación psicológica.

¿Creciste en una familia disfuncional? Puede que sea así. Todos sabemos que nadie puede elegir el lugar y las personas que serán sus progenitores, pero lo que sí tenemos claro es que aquello que hagan o dejen de hacer esas figuras dejará marca permanente en nosotros. Para bien o para mal. Porque esas primeras experiencias vitales son improntas de gran trascendencia.

No obstante, son muchos los que señalan aquello de “mi familia es un desastre” o “en mi casa todo eran gritos y desavenencias”. No todas las dinámicas y experiencias vividas son resultado de la disfuncionalidad. A veces, aún dentro del caos hay amor y se procuró nuestro bienestar. Es posible que los gritos provinieran de unos padres que no se amaban y que finalmente se separaron, pero que no se descuidara nuestra atención en ningún momento.

Familias hay muchas y de diversos tipos. Sin embargo, los entornos familiares definidos por lo disfuncional trazan una tela de araña en la que hay conflictos, negligencia, abuso, violencia, autoritarismo y, en muchos casos, hasta trastornos mentales.

El rasgo que todo lo integra como una pátina sutil de sufrimiento es la imprevisibilidad. El niño o adolescente no sabe qué va a suceder en cada momento. Las sensaciones de angustia y de falta de control en las que no poder ajustar su conducta para evitar castigos o abusos, les sume en un estado constante de estrés permanente. Nadie sale del todo indemne de una infancia infeliz.

8 señales de que creciste en una familia disfuncional

En lo que se refiere a la familia disfuncional, se tiene la creencia de que responde a un perfil muy concreto. Pareja de clase social baja al borde de la separación. Aunque no siempre responde a este patrón, de hecho, si hay algo que define a este núcleo familiar es la estabilidad a la hora de proyectar dinámicas negativas y dañinas. Con lo que muchas veces tenemos a progenitores que se complementan en esa dinámica abusiva.

Los matices y singularidades que perfilan estos hogares son inmensos. Trabajos de investigación como los realizados en la Universidad Federal de Kazán (Rusia) señalan que esa disfuncionalidad se traduce en traumas psicológicos infantiles. El impacto de dichas vivencias mantenidas en el tiempo resulta devastador para el desarrollo del niño.

Por otro lado, desde el diccionario de la medicina moderna del McGraw-Hill definen estas situaciones como experiencias familiares de una elevada conflictividad. Esas dinámicas estresantes e impredecibles marcadas por distintas formas de violencia vulneran toda necesidad básica del ser humano. De este modo, si creciste en una familia disfuncional es probable que estas áreas te sean conocidas.

1. Violencia física y amenazas como principal medio de control

Las amenazas son una constante, una medida coercitiva que se usa con frecuencia supuestamente para educar a los hijos. El lenguaje siempre es violento, falto de afecto y regido por los gritos. En muchos casos, se puede llegar incluso a la violencia física, al golpe, a coger con fuerza del brazo, a empujar…

2. Si creciste en una familia disfuncional el abuso estaba presente en cualquiera de sus formas

Entendemos el abuso como toda conducta destinada a hacer daño a alguien más vulnerable o que por su situación, edad o circunstancia, está en desventaja. De este modo, si creciste en una familia disfuncional puede que sufrieras el peso de la educación autoritaria, la descalificación, el maltrato, el abuso sexual etc.

3. Fuiste testigo de la conflictividad familiar

Las familias disfuncionales discuten, se insultan, se desafían, se pelean… El hogar se llena de gritos, hay desavenencias continuas, bien entre los propios padres o con otras figuras. Todas esas dinámicas con componentes violentos dejan marca y no se olvidan.

4. Invalidación emocional, lo que querías o necesitabas no era importante

Algo que se queda en la mente de quien ha sufrido el impacto de vivir en una familia disfuncional es la sensación de no ser importante. Lo que uno necesita no cuenta. Lo que uno siente no es importante, lo mejor es callarlo y reprimirlo. Miedos, tristezas, lágrimas… Son muchas las emociones silenciadas y engullidas.

5. Nula comunicación, te preferían callado y sumiso

Si creciste en una familia disfuncional recordarás que no solo tus necesidades no eran importantes, tampoco lo eran tus palabras. Te preferían callado, porque el silencio era para tus progenitores signo de buena educación, sumisión y obediencia. Así, en el caso de que en algún momento te atrevieras a dar tu opinión o a contradecir a tus progenitores eras castigado.

6. Trato desigual, discriminaciones

En estos microcosmos familiares discurren a menudo los prejuicios, los sesgos de género y todo tipo de discriminaciones. A veces, se aprecia más al hermano mayor que a los pequeños, a los niños frente a las niñas o es el padre quien manda y ordena mientras la mamá queda en un segundo plano.

7. Si creciste en una familia disfuncional estuviste aislado mucho tiempo

Este dato es llamativo. Según un estudio realizado en la Universidad de Barcelona en la familia disfuncional se practica un tipo de terrorismo parental. Es ese en el que se aísla a los hijos del entorno social.

Los niños y la propia pareja apenas tienen contacto con la familia extensa (tíos, abuelos, primos…). También se les limita las oportunidades para hacer amigos, para disfrutar de sus iguales más allá del colegio.

8. Adicciones o trastornos mentales, un rasgo común en los progenitores

Si creciste en una familia disfuncional es muy probable que alguno de tus progenitores padeciera algún tipo de adicción o trastorno psicológico. El alcoholismo, las drogas, la adicción al juego o el trastorno límite de personalidad, por ejemplo, pueden estar detrás de esas conductas abusivas.

Son situaciones de elevado impacto personal que desgastan a todos los miembros de ese pequeño núcleo social. Estas realidades  trazan ese caos y esa imprevisibilidad de la que hablábamos al inicio. No se puede prever cómo van a reaccionar esa o esas personas en cada momento, todo es incierto y violento a la vez.

Para concluir, formar parte de estos microcosmos en la infancia y la adolescencia mina buena parte de nuestras valías, tendones psicológicos y universos emocionales. Algo que no podemos descuidar en estos casos al llegar a la edad adulta es sanarnos, reconstruirnos para dejar atrás todo lo vivido y mirar al futuro con esperanza.

sábado, 11 de septiembre de 2021

¿Timidez o mutismo selectivo? Claves para diferenciarlos

Si una persona es incapaz de hablar en determinados contextos sociales puede que padezca mutismo selectivo. Descubre en qué consiste este trastorno y cómo diferenciarlo de la timidez.

Al igual que los adultos, los niños también tienen su propia personalidad. Por lo mismo, las conductas que son propias de unos menores no son esperables en otros, y esto no tiene por qué suponer un problema. Hay niños más abiertos y extrovertidos y otros más reservados, entrando ambos dentro de la normalidad. Sin embargo, cuando las dificultades para comunicarse o relacionarse son grandes, podemos estar ante un trastorno. Es por esto que conviene distinguir entre timidez o mutismo selectivo.

Son muchos los niños que se muestran retraídos en situaciones desconocidas, ante personas adultas o en entornos poco familiares. Algunos de ellos pueden incluso optar por esconderse tras sus padres y permanecer callados pese a ser completamente capaces de comunicarse.

Este signo, que puede indicar simplemente timidez, es también el principal síntoma del mutismo selectivo, una condición que necesita ser abordada. Entonces, ¿cómo podemos saber si nos encontramos ante un trastorno?

La timidez no es una enfermedad

Antes de identificar las pautas que nos permiten diferenciar entre timidez y mutismo selectivo es importante definir ambos conceptos, y dejar claro que la timidez no es una enfermedad. Se trata de un rasgo de carácter que se manifiesta por una tendencia a permanecer retraído en situaciones sociales con personas de poca confianza.

La persona tímida puede rehuir la interacción con extraños y delegar la iniciativa en las conversaciones. Además, suele permanecer callada y tampoco es muy expresiva en su mímica.

Sin embargo, cuando se encuentra en un entorno que le resulta familiar, con personas con quienes ya mantiene un vínculo cercano, puede expresarse sin dificultades. Por lo mismo, con frecuencia la timidez es propia de las primeras interacciones y tiende a desaparecer a medida que la persona toma confianza.

Esta tendencia de carácter ya puede identificarse en los bebés, puesto que mientras unos se muestran abiertos a explorar el entorno, otros exhiben una mayor inhibición ante lo desconocido. Sin embargo, las experiencias tempranas pueden moldear esta disposición acrecentándola o reduciéndola.

En cualquier caso, pese a que la timidez puede generar dificultades en varias áreas al impedir a la persona se relaciones con normalidad, impidiendo que desarrolle todo su potencial, no se considera un trastorno psicológico.

El mutismo selectivo como trastorno de ansiedad

Por su lado, el mutismo selectivo es considerado un trastorno de ansiedad. Este suele aparecer durante la infancia o la adolescencia, y con mucha menos frecuencia, en la edad adulta. No se trata de una condición muy prevalente, ya que se estima que únicamente entre el 0,9 % y el 2,2 % de los menores lo padecen; sin embargo, causa serias limitaciones en su día a día.

La manifestación principal del mutismo selectivo es el fracaso al hablar en determinadas situaciones sociales en las que se espera que se establezca interacción. De este modo, la persona permanece callada, generalmente inexpresiva y con la mirada baja, ante determinados individuos o situaciones sociales. Por el contrario, en el resto de contextos puede desenvolverse con total normalidad. Así, puede que el niño no hable en la escuela pero sí en el hogar, o que quede mudo ante adultos desconocidos.

Generalmente, las situaciones en las que se produce el mutismo selectivo son aquellas que se perciben como amenazantes; aquellas en los que el niño siente que puede ser juzgado, evaluado o criticado. Así, se experimenta un grado tan elevado de ansiedad y malestar que el habla se inhibe.

¿Cómo diferenciar entre timidez o mutismo selectivo?

Tanto en la timidez como en el mutismo selectivo están presentes la inseguridad en uno mismo y el miedo a las situaciones sociales. Sin embargo, existen importantes diferencias a tener en cuenta:

  • La persona tímida puede optar por permanecer callada en reuniones sociales, pero es capaz de hablar en caso necesario. En el mutismo selectivo el habla se inhibe y la persona no logra expresarse.
  • La timidez es propia de las primeras interacciones con personas desconocidas y tiende a diluirse cuando la persona entra en confianza. Cuando se padece mutismo selectivo, el malestar y la ansiedad no se reducen con el tiempo y la incapacidad de hablar en esos determinados contextos no desaparece.
  • El nivel de ansiedad experimentado con el mutismo selectivo es mucho mayor que en el caso de la ansiedad, del mismo modo que las consecuencias son mucho más severas. En este último caso el desempeño escolar, laboral, social y personal puede verse seriamente afectado por la incapacidad de interactuar.

La importancia de un abordaje temprano

La timidez es un rasgo de carácter que tiende a permanecer estable, y aunque en determinadas circunstancias puede encajar con lo que demanda el entorno -por lo tanto, resulte reforzado-, es posible que la madurez y las experiencias ayuden a que la persona adquiera una mayor autoconfianza y logre sentirse más cómoda en interacciones sociales.

Sin embargo, el mutismo selectivo requiere un abordaje más completo y profundo. Es poco probable que un niño supere el mutismo selectivo de forma espontánea, y en caso de lograrlo pueden pasar años de un gran sufrimiento emocional y una enorme limitación en su día a día.

Por ello, es importante no menospreciar el impacto de este trastorno, no restarle importancia ni confundirlo con la timidez común. Consultar con un profesional y establecer un tratamiento individualizado es el mejor modo de evitar que esta afección se cronifique.

viernes, 10 de septiembre de 2021

Actividades de team building: una forma de potenciar el rendimiento grupal

El team building es una herramienta que posibilita un mayor rendimiento gracias a actividades llevadas a cabo por equipos en diferentes entornos.

El team building o construcción de equipos es una estrategia que se utiliza para potenciar el rendimiento. El objetivo es un aumento en el rendimiento del grupo. Esta estrategia es muy utilizada en entornos grupales cuyas tareas requieran aunar los esfuerzos individuales para alcanzar un mayor rendimiento total.

Los equipos sirven para alcanzar metas en común y para fortalecer los resultados individuales. Un equipo funciona cuando es un medio dinámico que permite obtener determinados fines, actuando bajo la responsabilidad individual y mutua con el objetivo de aprovechar las sinergias que se crean en el conjunto.

¿Qué es el team building?

El team building engloba una serie de procesos dinámicos dirigidos a equipos deportivos, escuelas, grupos religiosos u organizaciones no gubernamentales que tiene como fin último la mejora del rendimiento del equipo. Incluye un amplio abanico de prácticas que pueden ir desde ejercicios simples para crear lazos emocionales entre los miembros del equipo hasta situaciones complejas diseñadas para perfeccionar el equipo.

El team building puede aplicarse de manera directa o indirecta. En la aproximación directa, la persona encargada de llevar la intervención trabaja directamente con los participantes. Así, por ejemplo, en el ámbito deportivo es el entrenador quien trabaja directamente en el desarrollo de un equipo con un mejor rendimiento. Sin embargo, en la aproximación indirecta, la persona responsable de llevar a cabo la intervención es un consultor externo ajeno al grupo.

En el ámbito deportivo, se recomienda que sea el entrenador quien lleve la intervención dado que puede lograr más implicación por parte de los deportistas. Además hay estrategias, que fomentan la cohesión del team building.

5 estrategias del team building

Para aumentar la cohesión grupal, Carron et. al (2006) proponen las siguientes estrategias:

  • Elaborar un perfil del rendimiento del equipo.
  • Fijar las metas de equipo.
  • Promover el respeto mutuo.
  • Desarrollar la claridad y aceptación de roles.
  • Mantener una comunicación efectiva.
Una vez conocidas las estrategias, veamos las actividades de team building.

Actividades de team building

Existen múltiples actividades de team building, tanto para desarrollarse en entornos deportivos, como en empresas, etc. Veamos algunas de ellas.

1. Actividades para conocerse

Son actividades que permiten romper el hielo entre los miembros del equipo. Por ejemplo, escribir 3 adjetivos que definan a uno mismo o 3 hobbies en una tarjeta, para posteriormente adivinar a quien le corresponde cada tarjeta.

Otra actividad para conocerse es jugar al amigo invisible. De esta manera, se pretende averiguar los gustos o preferencias por el otro, así como adivinar quien realizó el regalo. Esto permite que los miembros del grupo se conozcan más y exista una mayor cohesión grupal.

2. La superación de un reto

Este tipo de actividad supone enfrentarse a un reto, desarrollando la capacidad de innovación y creatividad, así como mejorando la capacidad de respuesta y agilidad de los trabajadores. Algunos de ellos serían los siguientes:

  • Scape rooms. Esta actividad permite involucrar a todos los miembros de la empresa o grupo, a la vez que resulta una actividad divertida para todos los miembros de los equipos. Quien salga antes de la habitación, será el que gane.
  • Desafíos. Se realizan pequeños grupos y cada uno deberá elaborar un listado de retos para desafiar a los demás equipos. Es una prueba que para ganar, debe emplearse la habilidad creativa.
  • Juegos de confianza. Se forman parejas, y mientras a uno se le vendan los ojos, la otra persona da las indicaciones. Es una prueba en la que la confianza es clave para superarla.

3. Actividades deportivas

El contacto físico que implican las pruebas deportivas lleva en muchas ocasiones a generar vínculos emocionales. Además se pone en práctica la toma de decisiones, la superación personal, etc.

Ejemplos de estas actividades deportivas son el paintball, la yincana, partidos de baloncesto o fútbol, entre otros.

4. Los concursos

Los concursos pueden ser de bailar, cocinar, cantar, etc. También los juegos tradicionales, y adaptarlos al mundo laboral, con el fin de que se conozcan más los miembros del equipo. Por ejemplo, el trivial se puede adaptar con preguntas de la empresa o sobre los miembros del equipo.

5. Una escapada

La escapada no tiene por qué ser un viaje de larga estancia o lejanía, sino a veces simples escapadas como actividades o excursiones permiten desconectar de la oficina y crear un ambiente relajado para los miembros que permita fomentar el compañerismo.

6. Voluntariados

Si bien muchas empresas realizan voluntariados de forma general, son muy pocas las que implican a los trabajadores. Así, lo esencial del voluntariado es que sea cooperativo e implique a los miembros de un grupo empresarial, deportivo, religioso, etc., y que los implique en la estrategia de responsabilidad social corporativa y se identifique con los valores de la compañía.

7. Dinámicas de team building dentro del entorno

Las actividades de team building no deben interpretarse como algo ocasional o externo a la compañía o grupo; de hecho, pueden -y deberían- aplicarse en el día a día de la oficina.

Por ejemplo, una vez al mes se pueden reunir todos los miembros de un equipo para exponer los proyectos y crear un espacio donde se resuelvan dudas y se generen ideas. También aprovechar las fiestas especiales, como los cumpleaños de cada miembro del equipo, y realizar un convite. De esta forma se permite estrechar los lazos entre ellos.

Beneficios del team building

Algunos de los beneficios del team building son los siguientes:

  • Crea vínculos entre compañeros. Permite crear o fortalecer los vínculos ya existentes, no solamente entre compañeros, sino también con los jefes. El team building es una herramienta esencial para la comunicación interna, lo que provoca que se refuercen los lazos afectivos
  • Incrementa el sentido de permanencia de la empresa o del grupo. Al consistir en actividades de equipo, por las que se trabaja por una meta en común, se fomenta la sensación de identidad y pertenencia al grupo.
  • Impulsa la creatividad. Las actividades se realizan en un ambiente distendido y suelen ser muy dinámicas, por lo que estimula el ingenio y contribuye a la generación de nuevas ideas.
  • Contribuye a definir roles y responsabilidades. Resulta interesante ver cómo en el transcurso de las actividades de team building, se realiza la organización interna.
  • Acelera la capacidad de reacción ante un conflicto. Al establecerse roles en concretos y mejorar los vínculos entre los trabajadores, resulta más sencillo resolver los conflictos.
  • Ayuda a reducir el estrés. Permite romper con la rutina y al realizarse las actividades de team building en un ambiente distendido, permiten disminuir la carga laboral.
  • Incrementa la productividad. Las actividades de team building están diseñadas para aumentar el rendimiento. Esto es posible gracias a la cohesión y motivación grupal que se alcanzan en estas actividades.
En definitiva, realizar actividades de team building de forma ocasional o en el día a día del entorno laboral, deportivo, religioso etc., permite además de un mayor rendimiento, una mayor cohesión grupal y un acercamiento de los lazos afectivos entre los miembros.

Aplicarlas en entornos grupales supone una serie de beneficios que se traducen a nivel colectivo, pero también a nivel individual.

jueves, 9 de septiembre de 2021

9 películas sobre el trabajo que no te dejarán indiferente

Te proponemos para ver 9 películas sobre el trabajo que lo último que van a hacer es aburrirte. Las siguientes películas sobre el trabajo abordan algunas de las encrucijadas más difíciles del ámbito. Es fácil perderse en la vida laboral cuando nos trasformamos en seres que responden a las demandas y que no emprenden. Por otro lado, el camino para obtener un buen trabajo y una vida exitosa en la era actual tiene muchas distracciones y desafíos. En este sentido, un poco de motivación puede ser una gran ayuda para recargar energía.

En la temática de películas sobre el trabajo que veremos también están presentes factores externos a la propia actividad laboral, pero que terminan condicionándola. Pensemos que, por mucho que intentemos hacer estancos las diferentes facetas de nuestra vida, al final siempre hay un hilo que las conecta; precisamente, tú.

9 películas sobre el trabajo

Esta lista recoge varios aspectos relacionados con el trabajo. Por ejemplo, cómo una comunidad entera puede verse golpeada por el desempleo debido al cierre de fábricas, la idiosincrasia monótona de la oficina y los pormenores de personajes cuya vida entera es el trabajo y, de repente, lo pierden.

1. La red social, de David Fincher

Esta apasionante película muestra cómo nació Facebook. En 2003, Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), genio de la informática y estudiante de Harvard, comienza a trabajar en un nuevo concepto que eventualmente se convierte en la red social global conocida como Facebook.

Seis años después es uno de los multimillonarios más jóvenes de la historia, pero Zuckerberg descubre que su éxito sin precedentes conduce a complicaciones tanto personales como legales cuando termina siendo demandado por su antiguo amigo (Andrew Garfield).

El dinero y la codicia se interpusieron en el camino de su amistad, lo que propició una serie de mentiras y la ruptura de su relación. La lección aquí es no permitir que el poder y el éxito cambien nuestra moral y nuestra personalidad.

2. 8 millas, de Curtis Hanson

La película biográfica de Eminem describe su viaje desde vivir en un entorno hostil hasta convertirse en unos de los mejores raperos de la era moderna. Jimmy Smith, alias “Rabbit”, vive en un barrio pobre de Detroit donde predomina la población negra.

Él es un chico blanco apasionado por el hip-hop que quiere triunfar en un mundo dominado por los raperos negros. Es la historia perfecta que te motivará a superar todo lo negativo que te rodea y concentrarte en tu sueño, si es que tienes uno actualmente. La película nos enseña a insistir y a no dar las cosas por sentado.

3. Million Dollar Baby, de Clint Eastwood

Esta película es una oda a la dedicación y la fuerza de voluntad, pero también a la incertidumbre y la mala suerte. Cuando Maggie Fitzgerald, personaje interpretado por Hilary Swank decide aprender boxeo y hacerlo con el mejor entrenador. Para lograrlo, se presenta en su gimnasio, y al recibir una negativa, le demuestra que está dispuesta a trabajar muy duro para conseguir su sueño.

Recoge a la perfección las dificultades que encontramos al comenzar un nuevo trabajo. Un desconocimiento del entorno, de lo que esperan de nosotros y un desajusta de nuestras expectativas con las de quienes nos rodean.

También es una película que nos recuerda nuestra fragilidad. Basta un instante para perderlo todo, y más cuando nos movemos en un mundo en el que hay personas que están dispuestas a jugar muy sucio, ignorando en muchos casos el daño que pueden llegar a causar con sus malas prácticas.

4. Rocky, de Sylvester Stallone

Esta película funciona en dos niveles. El guión no solo es el epítome de una historia de vida inspiradora, sino que también lo es la realidad detrás de la cámara. Sylvester Stallone estaba teniendo dificultades para conseguir un hueco en Hollywood.

Sin apenas poder llegar a fin de mes, escribió el guión de Rocky que lo lanzó como estrella en el mundo del cine y lo convirtió en lo que es hoy. Stallone lo vendió con la condición de que interpretaría el papel principal. Y lo que siguió fue un debut de ensueño.

5. Rush, de Ron Howard

Rush trata sobre la rivalidad de dos de los mejores corredores durante los años 70: Nicki Lauda y James Hunt. También es un ejemplo clásico de comparación entre dos personalidades significativamente diferentes.

Nicki Lauda es el competidor meticuloso, resuelto y excéntrico. Mientras, James Hunt es el despreocupado, distraído, pero talentoso. Ambos se enfrentan en múltiples ocasiones para descubrir quién es el mejor. Finalmente es Niki Lauda quien resulta ganador al final a pesar de carecer del carisma y el talento que tenía Hunt.

6. Los Lunes al sol, de Fernando León de Aranoa

Esta película transcurre en Vigo, ciudad portuaria de España que atraviesa tiempos difíciles. La industria de la construcción naval, que era una de las principales fuentes de empleo, ha despedido a muchos trabajadores. Crisis similares se vivieron en los altos hornos de Vizcaya.

Varios de estos antiguos constructores navales empiezan a pasar su tiempo libre en un bar local propiedad de su amigo Rico (Joaquín Climent). El grupo está encabezado por Santa (Javier Bardem), un pragmático hombre que intenta mantener alto el ánimo de sus compañeros. Sin embargo, en contra tendrá el desgaste que produce en el ser humano la falta de ocupación…

7. Hoy empieza todo, de Bertrand Tavernier

Daniel Lefebvre es el director de la escuela infantil de un barrio marginal de un pueblo minero del norte de Francia en el que el 30 % de la población está en paro a causa de la crisis de la minería. Un día, la madre de una alumna llega borracha a la escuela, sufre un colapso y deja allí a su bebé y a su hija de cinco años.

El director solicita entonces la ayuda de los vecinos, pero lo único que conseguirá es que su labor docente sea cuestionada. Hoy empieza todo es la crítica de la indiferencia y burocratización del sistema de asistencia social.

La película es un homenaje a los profesores de escuela que intentan hacer mejor la vida de las personas que hay a su alrededor, aunque esto suponga enfrentarse a las críticas y la desconfianza de quienes prefieren lo malo conocido.

8. Dos días y una noche, de Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne

Dos días y una noche es una parábola convincente y bien interpretada sobre la crueldad del capitalismo, las decisiones que impone a la gente común y el interés propio que engendra. La película sorprende por la actuación de Marion Cotillard, quien fue una de las sorpresas entre las nominadas a Mejor Actriz en los Oscar.

Un fin de semana. Es el tiempo que dispone Sandra, con la ayuda de su marido, para ver a sus compañeros de trabajo y convencerles de que renuncien a sus primas. Si lo hacen, ella podrá mantener su puesto. ¿Lo conseguirá? Para saberlo, tendrás que ver la película.

9. La Clase Obrera va al Paraíso, de Elio Petri

Esta película constituye uno de los grandes films de cine social y político italiano. Destaca además en la película la intensa interpretación de Gian Maria Volonté y la brillante banda sonora a cargo de Ennio Morricone.

Ludovico Massa (Gian Maria Volonté), más conocido por sus “compañeros” de fábrica como Lul, es un operario metalúrgico milanés. Padre de dos familias y atormentado por una úlcera, Lul impone un frenético ritmo productivo en la fábrica trabajando en turnos a destajo; con esta actitud se gana el desprecio de sus compañeros, ya que no tienen otro remedio que intentar igualar su ritmo.

Un mal día Lul pierde un dedo en un accidente laboral. Es entonces cuando decide sindicalizarse y todo empieza a cambiar.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

Las 6 etapas de las relaciones de pareja

Las relaciones de pareja crecen, evolucionan y cambian, en función de unas etapas bien diferenciadas y definidas. Esto explica por qué no sentimos lo mismo cuando han pasado unos años de relación que cuando nos conocimos. Conocer estas etapas de las relaciones de pareja nos aporta seguridad y tranquilidad en la forma de enfocar las diferencias, así como para resolver los conflictos o sentimientos encontrados.

Así como las personas cambiamos, aprendemos, crecemos y maduramos, también ocurre con las relaciones de pareja, e identificarlo nos ayudará a disfrutar plenamente de la relación con la persona elegida para compartir nuestra vida. Las diferentes etapas de las relaciones de pareja son las siguientes.

1. Enamoramiento

El enamoramiento es una de las etapas de las relaciones de pareja llena de emociones intensas, “mariposas en el estómago” y fuertes deseos de permanecer junto a la persona enamorada. El deseo y la pasión, con o sin actividad sexual, se convierten en los ingredientes principales de esta etapa, que hacen aflorar una intensa fantasía y creatividad, con la que sorprender a la otra persona.

En el enamoramiento toda la atención está puesta en los aspectos comunes que comparten los enamorados. Por tanto, el entendimiento y la comprensión están presentes en sus encuentros, sin percibir apenas los aspectos que los diferencian como personas distintas.

Debido a la magia del momento, y de los encuentros deseados, se tienden a evitar las discusiones y los conflictos. Por lo tanto, el comienzo en las relaciones de pareja, es con una etapa especial y apasionante, de descubrimiento del otro, lo cual querríamos que no se acabase nunca.

2. Conocimiento

En esta segunda de las etapas de las relaciones de pareja, el enamoramiento da paso al conocimiento más profundo e íntimo de la otra persona. Y necesariamente, al descubrimiento de las diferencias y peculiaridades de ambos…

Cada persona, única y singular, empieza a mostrarse como es realmente, en su totalidad y autonomía. Cada persona empieza a compartir sus experiencias y vivencias personales. Ya no hay tanta idealización, sino que el encuentro comienza a ser más real.

3. Convivencia

La pareja se establece como tal, tras un periodo de conocimiento de ambos, donde la atención principalmente ha estado en la proyección de una vida en común y en proyectos. Se decide a compartir una vida, desde la convivencia y el hogar elegido por ambos.

La actividad  sexual desciende, debido a la rutina, las responsabilidades y las cargas. El amor de la pareja se expresa de forma más afectiva, respetuosa y en forma de apoyo y entendimiento por una vida en común. Pueden surgir diferencias en la forma de resolver los conflictos y será necesaria la búsqueda de acuerdos y negociaciones.

4. Autoafirmación

Tras un tiempo de convivencia, de desear compartir todo, surgen las necesidades individuales, y la defensa de las mismas.  Es el momento de plantearse hacer actividades por separado, respetando el vínculo y compromiso establecido en la pareja. En esta etapa pueden surgir conflictos debido a crisis personales no resueltas.

Es como un reencuentro con uno mismo tras haber estado una temporada centrados en el otro y en la relación de pareja. Al surgir de nuevo las necesidades individuales, cada uno de los miembros de la pareja, decide centrarse en sí mismo, al menos durante algunos momentos.

5. Crecimiento

Llegados hasta aquí, la pareja decide profundizar en su relación, que se torna más madura y estable. Es el momento de tomar decisiones como la de llevar a cabo proyectos en común como tener familia.

Es una etapa donde aparece de nuevo la ilusión, la emoción y el entusiasmo por compartir lo que ambos han decidido crear. Por seguir construyendo entre los dos su futuro y proyecto de vida juntos.

6. Adaptación

La vida sigue, y se dan los cambios, si la pareja se adapta a éstos, se consolida y madura. Es un momento para la pareja de consolidación o ruptura, ya que se cuestionan la escala de valores personales y la compartida. Surgen nuevos intereses debido a los cambios, como la independencia de los hijos, la jubilación, enfermedades, etc..

Puede ser una de las etapas de relaciones de pareja de re-encuentro, ya que las exigencias, responsabilidades y cargas de la vida son menores, y podemos volver a centrarnos en la pareja, para compartir nuevos proyectos, como fue en el principio de la relación. ¿Has pasado por todas estas etapas de las relaciones de pareja?