Cuando te han roto el corazón tantas veces optas por cerrar sus puertas con cerrojo. No sentir para no sufrir. El miedo a enamorarse tras un fracaso es bastante común. ¿Qué deberíamos hacer en estas circunstancias?
“Tengo miedo a enamorarme otra vez, a pasar por el mismo sufrimiento, a caer en esa trampa en la que darlo todo para al final quedarse sin nada… ¿Es que el amor siempre tiene que doler o soy yo que tengo mala suerte?”. Son muchos los que se hacen estas mismas preguntas y temen, a su vez, establecer una nueva relación de pareja tras experimentar más de un fracaso, más de una dolorosa decepción.
Hay quien lleva tatuado en el corazón una o varias historias tristes de amor mal resueltas, de las que dejan huella y emociones contrapuestas. Las malas vivencias que no se procesan adecuadamente frenan el presente y nos hacen ver el futuro con temor. Esto se da con frecuencia en el campo de las relaciones afectivas. Las rupturas traumáticas nos encapsulan, nos revisten de una capa de dolor silencioso que oxida el ánimo, la confianza…
Aquello de no sentir para no sufrir es una fórmula que muchos intentan aplicarse. Siempre será mejor poner un cerrojo en el corazón que dejarlo abierto para que cualquiera entre y lo deje todo revuelto, destrozado. ¿Qué podemos hacer en estas circunstancias? ¿Cómo manejar ese miedo en concreto? Lo analizamos.
Tengo miedo a enamorarme otra vez: estrategias de actuación y reflexión
No hay mayor anhelo que amar y ser amados. El ser humano esta orientado genéticamente a la vinculación, a esa conexión emocional con la que construir relaciones, ya sean de amistad o afectivas. Podríamos decir que quien lo evita, quien se dice aquello de “tengo miedo a enamorarme otra vez” es poco más que una rara avis.
Sin embargo, los filofóbicos, es decir, los que temen al amor, abundan cada vez más. No son una extraña excepción a la norma. Son personas con una desconcertante necesidad de retirarse, de apartarse cuando se les acerca una posible pareja, alguien a quien podrían amar. Alzan muros y lo esquivan porque temen sentirse vulnerables, porque les aterra que se abran nuevamente las heridas que otros les dejaron.
¿Es esto un problema? ¿Sufro quizá algún tipo de trastorno si es esta mi realidad ahora mismo? La filofobia o la simple reticencia a no involucrarnos en una nueva relación tras haber tenido una o varias fallidas entra dentro de lo normal. No obstante, hay que tomar conciencia de algo: tal vez, estemos vetando la oportunidad de ser felices de nuevo.
Puede incluso, que estemos distorsionando algunos aspectos sobre lo que es realmente el amor. Reflexionemos por tanto sobre algunos aspectos.
El miedo al amor está hecho en realidad de muchos otros temores: nómbralos
“Tengo miedo a enamorarme otra vez”. Cuando nos decimos esto, no siempre somos conscientes de que sentimos muchos más miedos sumados al propio hecho de iniciar una nueva relación. Nombrar e identificar cada pensamiento, inquietud, temor y sensación nos ayudará a sentirnos mejor.
Este sería un ejemplo. “Temo que engañen nuevamente. Me da miedo que vuelvan a jugar con mi autoestima. Me aterra sentirme vulnerable, preocuparme por si me estarán mintiendo, por sí me querrán verdaderamente…”.
Todos esos miedos son aspectos que debemos revistar y trabajar. Si tiene algo positivo el haber pasado por varias relaciones es el aprendizaje, el poder dar forma a una versión de nosotros mismos más segura, madura y consciente tras haber pasado por varias experiencias.
Si temes que otros abran heridas del pasado, es que aún no se han cerrado como deberían
No hay comentarios.:
Publicar un comentario